"Todo fue un choreo de los milicos", le cuenta
Mario Rizzi a Líbero
Un 2 de diciembre de 1979 se jugó el último partido en
avenida La Plata, un empate sin goles entre el local y Boca. El recuerdo del
capitán de aquel Ciclón y, además, autor del último gol en la cancha de Boedo.
Por Cristian Dellocchio
Hasta hace no tanto, en avenida La Plata hubo tiempos de
pueblo, de cultura, de bailes, de ir a buscar la pelota a la calle, de abrazos
de gol entre padres que ya no están e hijos que ya son padres. Tiempos de
fútbol, de tablones de madera... De Gasómetro. Tiempos que llegaron a su fin
hace exactamente 40 años, cuando San Lorenzo hizo de local por última vez en su
viejo estadio. Ese 2 de diciembre de 1979, el Ciclón dirigido por un cuarentón
Carlos Salvador Bilardo recibió al súper Boca de Juan Carlos "Toto"
Lorenzo, que se había consagrado bicampeón de la Copa Libertadores un año
antes.
"No sabíamos que iba a ser el último partido, nadie lo
sabía. Se decía que tenían que abrir unas calles, que no se sabía qué iba a
pasar. Pero todo era un choreo de los milicos", le cuenta a Líbero Mario
Alberto Rizzi, capitán durante ese encuentro y autor, una fecha antes, del
último gol de San Lorenzo en el Gasómetro.
En aquel 1979, con el club envuelto en deudas y presionado
por el intendente de facto de la Ciudad, el Brigadier Osvaldo Cacciatore, San
Lorenzo terminó perdiendo el estadio, que fue recién demolido dos años después.
"Nosotros seguimos entrenando durante un año más o dos ahí. El Gasómetro
estaba intacto. La dirigencia tampoco ayudó demasiado. El presidente (Moisés
Annan) me preguntó un día de qué jugaba el 4, que 'qué hacía'. El 4 era el
Sapito Villlar (dueño del récord de presencias en el club). Yo le dije 'no le
preguntés esto a nadie porque te van a matar'. Imaginate, cómo no íbamos a
perder la cancha así", sentencia Rizzi, quien se convirtió en ídolo de San
Lorenzo entre 1975 y 1981.
"Era un estadio distinto. A mí me gusta decir que era
como un teatro, como el Colón. Era increíble, era familia. Nosotros nos criamos
ahí, abajo de los tablones. Los padres y los hijos iban a hacer miles de
actividades. Los bailes más importantes se hacían ahí, iban Sandro, Palito
Ortega... Antes no había boliches; entonces, muchos de los hinchas, muchos de
los padres, se conocieron ahí, en los bailes de San Lorenzo. Arranca ahí la
historia", explica el ex goleador, que ocupa actualmente un puesto en la
secretaría técnica del club, buscando talentos en el ascenso, y no pierde
contacto con el hincha. "El otro día viene uno y me dice 'yo lo que quiero
es tomar el 126 allá en Mataderos, aunque ya no vivo ahí, bajarme en avenida La
Plata e ir caminando con mi hijo esas ocho o diez cuadras como me llevaba mi
papá'. Esto tiene que ver mucho con las historias personales, por eso es tan
emotivo el Gasómetro", relata el juninense.
Aquel duelo frente a Boca fue por la última fecha de grupos
del Torneo Nacional. Con el empate final sin goles, ambos quedaron afuera de la
segunda ronda (el campeón fue el River de Fillol, Merlo y Alonso en una final
frente a Unión de Santa Fe que se definió por gol de visitante; además, el
goleador del torneo fue de Argentinos Juniors: Maradona). "Ese día me
hacen un penal. Yo los pateaba, pero no sé por qué lo pateó Coscia (se lo atajó
Gatti). El Bilardo de esa época era un fenómeno. El Bilardo que yo conocí, nada
que ver con los preconceptos: yo salía con la número 10 y era 9. Jugamos con
cuatro delanteros, un equipo de ataque, de buen juego", recuerda Rizzi,
quien mantiene su cariño para con el Doctor.
"Era un personaje, eso sí. Tenía tanta entrega, tanta
dedicación, que te la contagiaba. Ese día, atrás del arco de Gatti, puso a unos
muchachos con guardapolvo blanco que simulaban ser alcanzapelotas. Eran de la
hinchada: lo volvieron loco con puteadas, je. Gatti no entendía nada. Cosas del
Narigón", admite quien supiera moverse por todo el frente de ataque.
Aunque quedó en la historia por marcar el último gol de San
Lorenzo en el Gasómetro durante un 4-0 sobre Cipolletti de Río Negro, el
festejo que más añora Rizzi en esa cancha es uno frente a River, por el
Metropolitano 1976: "Hice más de 100 goles, pero hay uno que tiene que ver
con mi historia porque estaba mi viejo ahí, que ahora uno no lo tiene... River
iba primero y en la primera rueda nos había ganado 5-0 con cinco de Luque. En
la vuelta, jugamos casi todos los pibes y arrancamos 0-1 con otro de Luque.
Cancha llena, veníamos segundos y empata el Gringo Scotta tras centro que le
tiro yo y le arranca el arco. En esa época te marcaban Passarella, Perfumo...
Jugadorazos de Selección. En el segundo gol, una salida medio rápida me la da
el Gringo y se la toco despacito por arriba al arquero (Luis "La
Foca" Landaburu), como en el barrio. No sé, me salió, no pensé que había
50 mil personas. Miré a mi viejo en la tribuna, que era un tipo muy maduro. No
hizo un gesto, se hizo el boludo y miró para otro lado. Pero fue muy
representativo ese gol. En El Gráfico después sale una foto que estoy
levantando los brazos, como que no me enteraba de lo que estaba pasando y el
título decía 'Sí, Rizzi, es verdad', fue así".
A cuatro décadas de aquel fin, la vuelta de San Lorenzo a
Boedo nunca estuvo tan cerca. Pero la lucha continúa. Tras tomar posesión de
los terrenos a mediados de este año y ver cómo se fue yendo el supermercado
Carrefour, el próximo paso es avanzar con la rezonificación, contemplada en la
Ley de Restitución Histórica, para empezar a encarar la construcción del nuevo
estadio. "Yo lo que quiero, ya les dije a los dirigentes, es que cuando se
inaugure, quiero arrancar del medio y volver a hacer el gol. Y que el arco
tiene que estar en avenida La Plata, no puede cruzarse la cancha", reclama
Rizzi, quien tiene bien claro lo que significa San Lorenzo.
"Más allá de eso, lo que me queda para toda la vida es
la pasión, el orgullo. Porque antes no ganábamos un mango, ganábamos un sueldo
que llegábamos a fin de año y a lo sumo cambiábamos el auto. El mejor orgullo
es cada gol, cada sensación que te queda para toda la vida, el reconocimiento.
Voy a cualquier lugar del país y cuando te preguntan cómo te llamás, uno de 50
años, por supuesto, y digo Mario Rizzi me dicen: 'Igual que el de San Lorenzo'.
Ahí hago de cuenta que cobré diez millones de dólares. No tenemos campos, no
tenemos pesos, algunos alquilamos, pero tenemos esto, este orgullo, esta
pasión", sentencia Rizzi, el último gran héroe del Gasómetro.
0 SAN LORENZO: Corbo; Pena, Schamberger; Ruíz, O. Rinaldi,
Gette; Coscia, Collavini, Marchetti, Insúa, Rizzi. DT: Bilardo.
0 BOCA JUNIORS: Gatti; Sá, Bordón; Pernía, Alves, Mouzo;
Mastrángelo, Rocha, Salguero, Randazzo, Carrazana. DT: Lorenzo.
Estadio: Gasómetro. Arbitro: Teodoro Nitti. Cambios:
Mancinelli por Rinaldi (SL), Rodas por Insúa (SL), Robles por Carranza (BJ).
Incidencias: 14m Gatti (BJ) le detuvo un penal a Coscia (SL); 47m expulsado
Collavini (SL).
Fuente: Página 12
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