Lisandro nació en Rosario el 6 de diciembre de 1868, hijo de Lisandro y Virginia Paganini. Su padre consolidó como estanciero la fortuna que supo conseguir en su vida como comerciante.
Su verdadero nombre fue Nicolás Lisandro ya que el sacerdote que lo bautizó se negaba a ungirlo únicamente con el segundo de sus nombres por no figurar en el santoral.
Desde muy joven militó en las listas opositoras a Miguel Juárez Celman y en 1890 participó de la Revolución del Parque que originó a la Unión Cívica Radical. En la revuelta de 1893 fue jefe de operaciones en la provincia de Santa Fe donde en Cañada de Gómez hubo una víctima fatal, Eugenio Bianchi.
Al suicidarse Alem, el radicalismo queda acéfalo y De la Torre propone una alianza con Mitre para derrotar a Roca pero choca con la fuerte oposición de Hipólito Yrigoyen, apartándose así de la UCR. Su pelea con el “Peludo” lo lleva a retarse a duelo y el mismo se concretó el 6 de setiembre de 1897, a raíz de las heridas que De la Torre sufrió en su cara comenzó a usar la recordada barba.
En 1908 abre un nuevo espacio llamado la Liga del Sur que ideológicamente estaría a la derecha del socialismo y a la izquierda de los conservadores. En 1912 fue electo diputado nacional y al acercarse las elecciones presidenciales de 1916 funda el Partido Demócrata Progresista, un partido de centro derecha.
Su actitud frente al golpe del ´30 y su candidatura a presidente
Un testimonio de José María Rosa en el libro Conversaciones con José M. Rosa (Colección Diálogos Polémicos, Editorial Colihue/Hachette, 1978) de Pablo J. Hernández describe como pensaba De la Torre sobre el golpe al gobierno radical y popular de Hipólito Yrigoyen:
“Me enteré (de la revolución del 6 de setiembre de 1930) porque mi padre era revolucionario y el general (José Félix) Uriburu amigo de mi casa. También era amigo de Lisandro de la Torre. Uriburu (…) No quería saber nada con los políticos, palabra que pronunciaba con gesto despectivo en la boca, a su juicio causantes del mal del país, fueran radicales, conservadores o socialistas independientes. A los únicos que salvaba era a los demócratas progresistas, gente decente, y sobre todo a Lisandro de la Torre, un político tan decente que nunca ha podido ganar una elección. Poco antes del 6 de setiembre se puso en contacto con de la Torre. Le habló de la revolución que preparaba y le ofreció un ministerio, que de la Torre no aceptó. No por estar en desacuerdo, como dicen algunos, sino porque a de la Torre no le gustaba ser segundo de nadie. Pero cuando Uriburu le dijo que esta revolución va para usted, ofreciéndole la próxima presidencia, de la Torre no se negó, se limitó a callar y esperar. Que de la Torre seria el próximo presidente constitucional, gustara o no gustara a los políticos, lo sabía todo el mundo. Uriburu lo decía, y repetía. Si no pudo hacerlo, es otra cosa.(…)”
Fue así que junto a un grupo de socialistas conforman la Alianza Demócrata Socialista y deciden presentarse con Nicolás Repetto como candidatos a presidente y vice respectivamente en las elecciones del año ´31. El 8 de noviembre de dicho año la oligarquía retomó viejas prácticas y mediante el fraude electoral logran imponer a la fórmula oficialista Agustín Justo-Julio Roca (h) en la primera magistratura nacional.
Derrotado, cansado y molesto por la situación política reinante acepta por presión de sus amigos la senaduría nacional representando a Santa Fe.
Desde su banca denunció el pacto Roca-Runciman donde Inglaterra se comprometía a seguir comprando carnes argentinas a un precio menor y nuestro país liberaba los impuestos a los productos ingleses y no permitía la instalación de frigoríficos nacionales.
De la Torre acusó por fraude a miembros del gobierno de Justo, entre ellos al ministro Pinedo (abuelo del actual diputado machista Federico Pinedo). Las denuncias de corrupción al gobierno nacional fueron subiendo de tono en el Senado Nacional hasta que un asesino, pagado por los conservadores del gobierno, atentó contra su vida y mató a su amigo y compañero de bancada Enzo Bordabehere. A su vez se intervino a la gobernación de Santa Fe, derrocando a Luciano Molinas otro amigo de De la Torre.
Abatido en lo anímico decide renunciar a su banca, se retira y pasa sus días en su casa particular.
Un 5 de enero de 1939 pone fin a su vida suicidándose. Junto a su cadáver dejaba estas letras:
“Les ruego que se hagan cargo de la cremación de mi cadáver. Deseo que no haya acompañamiento público ni ceremonia laica ni religiosa alguna. Mucha gente buena me respeta y me quiere y sentirá mi muerte. Eso me basta como recompensa. No debe darse una importancia excesiva al desenlace final de una vida. Si ustedes no lo desaprueban, desearía que mis cenizas fueran arrojadas al viento. Me parece una forma excelente de volver a la nada, confundiéndose con todo lo que muere en el Universo. Me autorizo a darles este encargo el afecto invariable que nos ha unido. Adiós”
Lisandro De la Torre es recibido por una multitud en la estación de ferrocarril de Cañada de Gómez - Archivo fotográfico del Museo Histórico Municipal de Cañada de Gómez |
En la Argentina de estos años vale la pena recordar a este gran hombre de la historia, muy contradictorio por un lado un ferviente demócrata y por otro hizo silencio ante el nefasto golpe de estado ocurrido en 1930 pero sin lugar a dudas fue uno de los máximos referentes en la lucha contra la corrupción, los negociados de turno y los arreglos de políticos con los grupos económicos. Lamentablemente muchos de sus correligionarios fueron cómplices civiles en las dictaduras que usurparon el poder en nuestro país, recordemos a Alberto Natale como intendente de Rosario. Lisandro de la Torre será “Un símbolo que quedó en el imposible y el olvido" diría Eduardo Leirado, uno de sus biógrafos.
Su carta a Ferrucio Ardigó
Lisandro de la Torre tenía amistades en Cañada de Gómez entre ellos al Ing. Ferruccio Ardigó y en el Museo Histórico Municipal se encuentra una carta que le dirigió el entonces candidato a presidente de la nación al cañadense.
Rosario, 21 de agosto de 1916
Señor
Ferruccio Ardigó
Estimado amigo:
A Vd. que ha sido en todos los momentos un soldado leal y consciente de la Liga del Sur y del Partido Demócrata Progresista, me tomo la libertad de pedirle su cooperación, ahora que, por primera vez, el Partido irá a la lucha, sin mas actos de propaganda que la proclamación de sus candidatos.
Me ha tocado ser uno de ellos, contra mis deseos, y necesito de la acción de todos los correligionarios desinteresados, a fin de que el Partido salga airoso de la difícil jornada.
Mi pedido se limita dada la absoluta falta de fondos en el Comité Central, a lo que buenamente se pueda obtener de los ciudadanos que quieran votar con espontaneidad y convicción los candidatos demócratas progresistas.
Muy agradecido a lo que haga lo saluda su afmo amigo
Lisandro de la Torre
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