La cancelación del Boden 2012 pondrá fin a una época trágica


La liquidación del título concluye con la herencia financiera de la bancarrota de 2001 y afianza la independencia económica necesaria para afrontar la crisis internacional. Los rostros del corralito.

Corría el 22 de enero de 2002 y el clima en los rincones del ardiente verano era de tensa calma. Los días más furiosos de la rebelión popular ya habían transcurrido y cinco presidentes habían desfilado por la Casa Rosada en menos de un mes. Ya el gobierno de De la Rúa y Cavallo había dispuesto el corralito financiero y el gobierno interino de Eduardo Duhalde (derrotado en las urnas apenas dos años antes por el anterior) había hecho lo propio con las leyes que constituirían el denominado "corralón".
La tranquila ciudad de Tandil, asociada en el imaginario popular con las "escapadas" de fin de semana y las "mini vacaciones", como semillero de glorias actuales (y no tanto) del tenis nacional y con el Via Crucis de Semana Santa, esa mañana ganó las tapas de los diarios por una noticia dramática e inusual que, incluso, ha inspirado años después una película cuyo protagonista principal será Federico Luppi y que fue catalogada en el género de "comedia dramática" (ver recuadro pág. 4). 
Norberto Roglich, un jubilado que entonces tenía 62 años y sufría de diabetes ingresó a la filial local del Banco Bansud y, desesperado, lanzó un gritó que heló la sangre de los allí presentes, empleados y clientes del banco. "O me dan mi plata o volamos todos." En su mano tenía una granada vacía que, sin embargo, logró engañar a las autoridades del banco. Ese día, Norberto regresó a su casa con su dinero, 22 mil dólares que, seguramente, representaban los magros ahorros de una vida y que, más allá de su delicada situación de salud, él soñaría con destinar a algún gusto para él mismo o su familia. "Si ellos pueden robarme la plata así, yo puedo hacer cualquier cosa para recuperarla", habrá razonado Norberto en un país que, a esa altura, era muy parecido al reino del "vale todo". Pero el sentido común de Roglich, chocó drásticamente con la realidad de un gobierno, un Estado y todo un régimen político abocado al rescate de los bancos y el sistema financiero. Norberto sería condenado a una pena de dos años en suspenso por "extorsión y tenencia de arma de guerra" y finalmente cumplió 3 meses de prisión domiciliaria. El dinero, que Norberto llegó a esconder antes de su muerte, todavía no fue hallado por la policía.
Los 22 mil dólares del jubilado tandilense y su historia personal eran apenas una gota en un oceáno de historias que, juntas, consolidaron una edificio de alrededor de 45 mil millones de dólares en plazos fijos afectados por el "corralón". Este viernes una parte sustancial incluída en el Boden 2012, más allá de la circulación que hayan tenido en más de una década, volverá a manos de sus dueños. 
"El que depositó dólares retirará dólares", había dicho Eduardo Duhalde en su discurso de asunción el 3 de enero de aquel fatídico 2002. Paradójicamente, el viernes 3 de agosto, luego de siete años de cuotas y a pesar de las versiones intrigantes de sectores interesados en enrarecer el clima financiero, otro gobierno será quien devuelva aquellos dólares. Muchos tenedores iniciales, seguramente, habrán mal vendido sus papeles. Otros tantos, como Norberto, ya han fallecido. 
En 2006 la Fundación Favaloro publicó en un informe que unas 20 mil personas fallecieron por enfermedades del corazón provocadas por el stress generado por el "corralito y el corralón".
Hubo decenas de casos similares al de Norberto, mujeres prendiéndose fuego en una sucursal del Banco Río, encadenamientos en el HSBC y hasta la muerte por stress de un reconocido periodista deportivo como Horacio García Blanco. Muchos de los afectados optaron por la organización colectiva del reclamo fundando organizaciones y movimientos de lucha.
Otro caso resonante fue el de María Silvia Dickinson, cuyos ahorros de una vida (más de 100 mil dólares) también fueron retenidos, mientras ella transitaba una experiencia personal traumática vinculada con una grave enfermedad (cáncer) diagnosticada apenas dos años antes y un reciente divorcio de un matrimonio de dos décadas. El banco donde Silvia había depositado sus ahorros fue absorbido por otra entidad que, a su turno, corrió la misma suerte. El banco que hoy debiera responder por esos fondos no reconoce a Silvia en su cartera de clientes. El derrotero de leyes y resoluciones la dejó afuera del Boden 2012 y sigue esperando una resolución a su angustiante situación. "Me hacía mucha mala sangre para ir a protestar, porque estaba muy afectada psicológicamente. Pasaba por el banco y me ponía a llorar." Relató meses atrás Silvia a un diario nacional al cumplirse diez años de aquella experiencia.

NUEVA ERA. El viernes el destino saldará cuentas con muchas de esas anónimas experiencias. Al menos parcialmente. También lo hará, según la visión del ahora reconvertido en mediático ministro de Economía Hernán Lorenzino, con las herencias financieras del modelo de la Convertibilidad. "El desendeudamiento le permite a la Argentina regirse por sus propias recetas", aseguró  hace pocos días orgulloso de su cronómetro en cuenta regresiva que exhibe en el Palacio de Hacienda bajo el eslogan: "Sin deuda somos más libres." El joven economista, quien es considerado en el backstage del Palacio como el autor intelectual del Plan Canje 2005 y de la arquitectura del plan de desendeudamiento, aseguró que "sin ello el país no hubiera podido recuperar YPF y los fondos de pensión". 
De hecho, los vencimientos de las cuotas del Boden 2012 han sido, año tras año, la carga financiera más importante que han soportado las cuentas nacionales. 
Consultado por Tiempo Argentino sobre la composicióin de la actual deuda pública, Ramiro Castiñeira explicó que "De los 82.694 millones de dólares, 24.904 millones se adeudan a organismos internacionales, incluyendo el Club de París, a un costo que no supera el 3% anual. El resto de la deuda pública es con privados y alcanza los 57.790 millones de dólares, equivalente a 13,5% del Producto Bruto Interno a fin del año pasado. De la deuda pública con privados, 9,6% del PBI está nominada en moneda extranjera (U$s 41.088 millones) y sólo 3,9% del PBI en moneda local (U$S 16.702 millones)." Un balance de impacto sobre los resultados de la política de desendeudamiento. Sin embargo, según estimaciones periodísticas, el 70% de los Boden 2012 hoy se encuentran en manos de tenedores que residen en el exterior lo que implicaría, de hecho, un flujo de divisas al exterior. 

UN CAMINO SIN RETORNO. Las irrefutables muestras de cumplimiento que ha dado el gobierno han alimentado la idea de un regreso al mercado internacional de deuda para el economista de Econométrica "con este nivel de riesgo país es absurdo. Falta todavía el Club de París para bajar esos niveles, además, ni los organismos quieren prestarle a la Argentina, ni ésta pretende buscar financiamiento de esas características. Por el contrario, continuará con el recurso de la deuda intraestatal que, contra lo que se piensa, es un mecanismo muy utilizado en todo el mundo."  
Ricardo López Murphy, ministro por días del gobierno de la Alianza por su parte, aseguró que "endeudarse tiene sentido cuando existe una situación financiera circunstancial muy negativa o si se registra un enorme pico de inversión. No veo ninguno de los dos escenarios. Argentina tiene una situación externa muy positiva."
El incremento en el precio de la soja y el pago de los Boden 2012, según los analistas, ha despejado el camino para un 2013 sin mayores problemas. 
De hecho, se cree que el otro bono heredado de la bancarrota del 2001 no gatillará el "premio" estipulado en caso de que ese índice crezca por encima del 3,27%. Así se obtendría un ahorro de unos 5000 millones de dólares para el ejercicio 2013 que servirán como recurso para promover el estímulo necesario para afrontar la crisis.   «

Quién ganó y quién perdió

Los más de 45 mil millones de dólares en plazos fijos que fueron retenidos en el denominado "corralón" y que dieron lugar, junto a otros títulos, al Boden 2012 (US$ 17.100) se distribuyeron entre miles de tenedores. Muchos de ellos cobrarán este viernes, en dólares, la última cuota del capital nominal. El Boden 2012 ha sido un bono que se caracterizó por tener gran liquidez y, por lo tanto, circulación. Roberto Feletti, diputado nacional del FPV y ex vice ministro de Economía, en diálogo con Tiempo, asegura que "en realidad era parte de la gran falacia que fue la Convertibilidad, la bimonetización estaba a pleno y la gente tenía papeles nominados en dólares que jamás había visto. El nivel de riesgo, se sabía, era muy alto. Los Boden 2012 siempre cotizaron bien porque, de entrada, pagaron intereses y en dólares hasta que a partir de 2005 empezaron a saldar capital. Nunca estuvieron muy por debajo del valor nominal, en el peor momento un 65 por ciento. No hubo lugar para fondos buitre." Sobre el destino de esos dólares, dijo, "se orientarán al mercado inmobiliario y al sistema bancario local. También podrán alimentar el mercado del dólar blue ayudando a equilibrar su valor." 
Sobre la localización  real de los tenedores actuales, fuentes de la Oficina Nacional de Crédito Público aseguraron: "tenemos un relevamiento y mantenemos diálogo con actores del mercado de donde surge una estimación." "Pero las estimaciones que llegan al 70% son trascendidos periodísticos", remataron.

Una tragedia de película

El drama de los argentinos atrapados en el corralito marcó a fuego la conciencia popular. No fue la primera vez que, el sistema financiero, amenazado por una  corrida recurre al bloqueo de los ahorros de la clase media, los trabajadores y hasta jubilaciones para ofrecer un repago compulsivo en bonos. Pero lo ocurrido en 2001 tuvo otro ingrediente. Se dio en un contexto del derrumbe de un gobierno y de emergencia de la movilización popular. Muchos ahorristas construyeron movimientos y organizaciones para actuar jurídica y políticamente en forma colectiva. Pero además, como ilustra la nota central hubo decenas de casos en los que la respuesta fue individual y, quizás por eso, con un sesgo de mayor desesperación. Es el caso de Norberto que relata la nota y que, diez años después, llegó al cine bajo el género de "comedia dramática". En el film Acorralados dirigido por Julio Bove, Federico Luppi interpreta el papel del jubilado que reclamó sus ahorros con una granada en un banco de Tandil. Actúan también Gustavo Garzón, Gabriel Corrado, Ana Fernández y Esther Goris.
Tiempo Argentino

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