Quién es Dilma Rousseff, la primer presidenta brasilera

Ya nos hemos acostumbrados los sudamericanos a tener presidentes mujeres elegidas por el voto popular, Bachellet en Chile, CFK en Argentina y ahora Dilma Rousseff en Brasil. Pero quién esa nueva mujer mandataria que llevara las riendas del país mas grande de Sudamérica.


Dilma Vana Rousseff tiene 62 años y es economista. Hija del inmigrante búlgaro Pedro Rousseff y de la maestra Dilma Jane da Silva, nació en Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais. Divorciada, madre de una hija, Dilma ha construido su biografía pautada por la determinación, la competencia y la  sensibilidad social.Su trabajo fue consagrado durante el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Fue ministra de Minas y Energía y ministra-jefe de la Casa Civil, donde tuvo bajo su mando las principales acciones del Ramo Ejecutivo: “Programa de Aceleración del Crecimiento” (PAC), “Luz para Todos”, “Mi Casa, Mi Vida”, así como la definición de reglas para la explotación de pozos de petróleo del pre-sal.

Lucha por la democracia

Durante el régimen militar que suspendió los derechos constitucionales de los  brasileños (1964 – 1985), Dilma participó en los movimientos de resistencia a la dictadura. Fue presa política en São Paulo y, en 1973, comenzó a vivir en Porto Alegre. En dicha ciudad, capital del estado de Rio Grande del Sul, Dilma concluyó el curso de Economía en la Universidad Federal de Rio Grande del Sul.
A fines del decenio de 70, Dilma luchó por la amnistía para aquellos ciudadanos que habían perdido sus derechos civiles, y fueron  perseguidos y expulsados del país por el gobierno militar. En ese entonces, conjuntamente con su marido, Carlos Araújo, ayudó a fundar el Partido Democrático Laboral (PDT) de Rio Grande del Sul. Fue militante activa en el partido y, al lado de figuras históricas de la política brasileña, como Leonel Brizola, actuó de forma decisiva en el movimiento llamado Diretas Já  - la mayor movilización civil de la historia reciente brasileña que culminó con el regreso de la democracia.
En 86, Dilma ocupó el primer cargo público. Fue nombrada por Alceu Collares, electo alcalde de Puerto Alegre por el PDT, para ocupar la Secretaria de la Hacienda del municipio. A principio de los años 90, Dilma presidió la Fundación de Economía y Estadística, órgano del gobierno del estado dedicado a la elaboración de encuestas y relevamientos socio-económicos. En 93, en el gobierno de Alceu Collares, asumió la Secretaria de Minas, Energía y Comunicación de Rio Grande del Sul, cargo que ocuparía también durante el gobierno de Olívio Dutra, en 1998, iniciando un trabajo que más tarde sería reconocido a lo largo y ancho del Brasil.
En el gobierno de Rio Grande del Sul, Dilma creó un programa de obras de emergencia, que incluyó la implantación de 984 km de líneas de transmisión, construcción de plantas hidroeléctricas y termoeléctricas e implantó la energía eólica. Además, movilizó a los sectores público y privado por medio de un amplio esfuerzo en pro de la reducción del consumo, sin perjudicar la producción ni el bien estar de la población.  En 2001, Dilma  se afilió al PT. Un año después, Luis Inácio Lula da Silva fue electo presidente de la República. El se impresionó con el conocimiento y la experiencia de Dilma en el sector energético y por ello la nombró ministra de Minas e Energía. 

Lula y Dilma: la alianza que cambió el Brasil 

Entre 2003 y 2005, Dilma comandó una reformulación profunda en el sector eléctrico brasileño. Las medidas adoptadas por ella fueron fundamentales para  impedir el racionamiento o interrupciones en el suministro de energía que podrían haber perjudicado el desarrollo del Brasil. Se atrajeron las inversiones privadas  para la construcción de plantas hidroeléctricas, termoeléctricas y eólicas. La investigación y la producción del biodiesel recibieron fuerte estímulo. Se amplió la capacidad de generación y de transmisión de energía. Se creó el programa Luz para Todos, que ya ha brindado energía eléctrica a más de 11 millones de brasileños en las zonas rurales y en las zonas periféricas de las grandes ciudades.
En el área ambiental ha habido una multitud de avances. En los últimos seis años,  el  área deforestada en la amazonia ha disminuido  74%; hubo un aumento de las fuentes renovables y limpias en la matriz energética.
En 2005, la eficiencia de Dilma ya era ampliamente reconocida tanto dentro y fuera del gobierno. El presidente la elige para ocupar la jefatura de la Casa Civil y, por consiguiente, la coordinación del trabajo de todos los ministerios. Se consolida por lo tanto la alianza entre Lula y Dilma, que estableció nuevos parámetros para el crecimiento del País.
Liderando la Casa Civil, Dilma tuvo una actuación decisiva al transformar el Brasil en un país que crece y que, al mismo tiempo, distribuye los ingresos y lucha contra las desigualdades sociales. Siguiendo ese camino, más de 14 millones de brasileños han conquistado un empleo con registro laboral, 24 millones han salido de la pobreza absoluta y 31 millones han pasado a la clase media.
El trabajo de Dilma fue reconocido nacionalmente por la coordinación del PAC, un conjunto de políticas económicas que ha priorizado las inversiones en infraestructura, como saneamiento, viviendas, transporte, energía y recursos hídricos. Se han renovado las cadenas de producción de la industria mecánica, metalúrgica, siderúrgica, química y de ingeniería de precisión. La industria naval ha renacido. Las obras previstas para la Copa del Mundo de 2014 y para las Olimpíadas de 2016, en puertos y aeropuertos también se han incluido en el PAC.
Dilma lanzó programas estratégicos como “Mi Casa, Mi Vida”, el mayor programa de viviendas lanzado en la historia del País, con previsión de un millón de nuevos domicilios. La educación brasileña ha atestiguado un crecimiento impresionante. Se han abierto 14 universidades federales y 117 campi. Adicionalmente, 136 grandes escuelas técnicas fueron creadas y la previsión es de llegar a 214 nuevos establecimientos de enseñanza, con casi medio millón de nuevas vacantes hasta fines de este año.
Durante la gestión de Dilma en la presidencia del Consejo de Administración de  Petrobras, el País alcanzó la auto-suficiencia en la producción del petróleo. Investigaciones llevadas a cabo por la empresa consagraron la pericia del Brasil en la explotación del petróleo en aguas profundas. Se han descubierto tres grandes campos de petróleo en la capa pre-sal, a un promedio de cinco mil metros de profundidad. Se espera que de éstos se extraigan hasta 100 mil millones de barriles de petróleo.
La  deuda histórica del Brasil con el FMI se pagó y gracias a la pujanza del mercado interno, el Brasil fue uno de los últimos países que ingresó en la crisis y uno de los primeros que salió de la crisis económica que asoló a los mercados financieros en 2008. Estudios recientes indican que ahora el Brasil va rumbo a la erradicación de la pobreza extrema y que se convertirá en la quinta mayor economía del planeta esta década.

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