Una ciudad con 89 años de idas y vueltas



Un día como hoy, pero 89 años atrás, era declarada ciudad Cañada de Gómez. La decisión fue muy discutida por los grandes señores del condado. Es que los seguidores del Partido Demócrata Progresista perdían el poder real en manos de los radicales que comandaban la provincia... Un historia de idas y vueltas...

Faltaban 5 días para que Hipólito Yrigoyen entregara el mando a Marcelo T. De Alvear, justamente el 7 de octubre de 1922 Cañada de Gómez  era declarada ciudad y un hombre que nunca vivió en el pueblo es designado Intendente Municipal. Sí, aunque usted no lo crea Ricardo Andino era de Correa y ni siquiera tenía domicilio en Cañada pero por ese entonces los mandatarios locales eran elegidos directamente por el Gobernador de la provincia según la Constitución provincial de entonces; Andino no era el preferido de la población y los cañadenses de entonces preferían entre otros a José Razetto, un ex presidente comunal de brillante actuación pero el Ejecutivo de Santa Fe desoyó a la población. Luis Dalledone en 1934 fue el primer Intendente Municipal elegido por las urnas  ganó la elecciones y 29 años después fue Ricardo Cónsul Romegialli el otro elegido por el pueblo cuando ya la cartamagna santafesina había sido modificada.
Entre las perlas que podemos citar sobre las Intendencias podemos decir que Cañada de Gómez tuvo más de 30 mandatarios, que la familia Romegialli fue la que más años gobernó fueron 22 en total, seguido por los Albertengo con 9; nos dimos el lujo de tener un Intendente familiar directo de Juan José Paso; y para recordar a ese prócer la mejor manera de homenajearlo fue tener un Triunvirato al frente del Municipio; para no desentonar un hermano de Alfonsina Storni también administró las calles de acá y dos Tenientes Coroneles intervinieron en la ciudad, el primero de ellos en 1955 José Jaime Gómez y el segundo fue Morresi en 1976.
Las mayorías de las industrias locales pertenecían a una sola familia algo así como una sociedad feudal, desarmamos y armamos casi un centenar de veces el arroyo y sin embargo las aguas se llevaron vidas y sueños cañadenses, tuvimos las revoluciones radicales a punta de armas de fuego y el peronismo logró que esta ciudad se llamara “Ciudad Evita”, cuando fue derrocado Perón un grupo de “Contreras” arrastró el busto de la recordada mujer siendo quizás la humillación más perversa que haya tenido un partido político en nuestra historia local; un solo hombre al que todos llamaban “Don Ricardo” hizo más escuelas que los últimos gobernadores así y todo, al recordarlo aún hoy muchos dicen que las hizo para no pagar impuestos… Que cosa loca no? Acaso la historia se vuelve a repetir con otro apellido?
Vale recordar, que a pesar que fue en 1921 nuestras calles tuvo a unas aguerridas docentes que enfrentaron al poder de turno con una fuerte huelga, la misma lucha que 40 años más tarde los ferroviarios la llevaron a cabo poniendo en riesgo sus vidas.
En estos 89 años mi ciudad fue la “Capital del Mueble” pero el mayor ingreso económico lo genera el campo y muchos de sus campesinos por el hecho de tener el “oro verde” en sus patios nos quieren condicionar la vida a quiénes pertenecemos a la clase media trabajadora,  y tampoco entiendo porque los poderosos son aquellos que ganan el dinero de mala forma y aún hoy seguimos creyendo que somos la “Capital del Mueble” y no la de la “Evasión”.
Tu ciudad se dio el placer de tener muchos asesinatos y la mayoría de ellos aún hoy siguen impunes o algún “perejil” pagó sus culpas ante “Jesucristo”, maestra violada, empresario muerto a golpe, el “Tito” Rescia, y otros más quedaron en el archivo más oscuro de la historia policial.
Y que hablar de la dictadura, – ¿alguna vez mi ciudad lavará sus conciencias por los muertos de la dictadura?–, Cañada tuvo desaparecidos, asesinados, perseguidos y golpeados por la dictadura cívico-militar entre 1976 y 1983. Tampoco me quiero olvidar de las balas que le tiraron a un pueblo que reclamaba por su pastor, es que Amiratti era un pastor que molestaba a la derecha cañadense.
En fin, somos un pueblo que no valoramos nuestra historia y a muchos poco le importa su pasado, preferimos que las calles principales sigan llamándose Ocampo y Lavalle; y no cambiarlas por Hugo Sconochini (único campeón olímpico de la ciudad) o Nicasio Santucho (gloria del atletismo nacional), por citar a alguien. Y quién se acuerda de aquellos músicos como Oscar Serrano, Alfredo Montoya, Aníbal Berraute, Guillermo Schwarzhans, “Varvellito”, “Pitota” que seguramente me estoy olvidando de algunos, acaso no merecen que sus nombres estén grabados en la memoria de la ciudad. Tampoco nos acordamos de Beresiartu, Migoni, Padula grandes médicos de la ciudad; y qué decir que tuvo que pasar más de 50 años para recordar a un personaje tan importante para la educación como fue Santiago D´Onofrio.
Hoy vivimos en una sociedad distinta, debemos mirar el vaso medio lleno, ya que contamos que cambios estructurales que eran imposibles imaginarlo hace unos años atrás. Tenemos el Parque Industrial de mayor desarrollo en la región, vemos a diarios como lo público y lo privado invierte en obras que cambian la fachada gris a la que estábamos acostumbrados. Debo reconocer que cuando en 2003 Stella Clerici asumía la intendencia no imaginaba los cambios que vendrían, quizás muchos dudábamos de aquel slogan “100 cuadras de pavimento” y la verdad que ese número fue mentiroso ya que entre mejorado y pavimento las cuadras son mucho más que 100.
Cómo dice el título somos una ciudad de idas y vueltas, tenemos un buen gobierno y nos quejamos, tuvimos una ciudad desordenada y éramos pocos los que hablábamos. Nunca es tarde para volver la hoja, ojala estos 89 años nos sirvan para algo aunque sea para cambiar como sociedad.

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