Las patronales del campo vuelven a intentar desestabilizar un
gobierno democrático. En esta ocasión, los dueños de la tierra en
Argentina, se oponen a la reforma impositiva que aprobó la Legislatura
de la Provincia de Buenos Aires y al mismo tiempo buscan generar,
mediante presiones, una devaluación para aumentar en forma vertiginosa
sus ganancias.
En ese contexto, Eduardo Buzzi, de la Federación Agraria, amenazó
con nacionalizar el paro cuando el reclamo sólo se circunscribe a la
Provincia de Buenos Aires: "No sería raro que a partir del martes al mediodía estemos en una protesta de carácter nacional".
"El martes al mediodía va a haber noticias de orden
nacional; estamos viendo los múltiples conflictos que hay en materia
agropecuaria y no sería raro que estemos en una protesta de carácter
nacional", disparó Buzzi.
Sin embargo, el representante de las patronales, consideró que modificarán los métodos de protesta: "Cortes de ruta nunca, porque eso es divorciarnos de la sociedad, y nosotros somos parte de la sociedad", aclaró.
Al mismo tiempo, desestimó que sus conversaciones con el líder de
la CGT quien hoy está en la vereda de enfrente del Gobierno, sean para
sumarlo a la protesta: "Hay conversaciones que tienen sus
tiempos; la prioridad de Moyano es la CGT hasta el 12 de julio, y hay
que respetar sus procesos, y después del 12 de julio, me parece
que hay que encontrar un acuerdo prográmatico para salir de la crisis
adonde nos va llevando la política actual".
Con respecto a la reforma impositiva, Buzzi consideró:
"Si uno tenía que arreglar el molino y ve que tiene que pagar este
impuesto, lo primero que hace es no arreglar el molino. Se paraliza la
economía de los pueblos, y eso se siente en forma inmediata".
Este argumento es el mismo que se utilizó durante el conflicto de
la 125; la paralización de los pueblos. Esto no sucedió y en las
elecciones presidenciales de 2011, las principales regiones
agropecuarias del país apoyaron la gestión del kirchnerismo.
En el mismo sentido, aquellos pronósticos del 2008 en los que se
aseguraba que Argentina debería importar carne, trigo y leche, jamás se
cumplieron.
Las patronales agropecuarias impulsan una fuerte
devaluación para incrementar sus ganancias al mismo tiempo que retienen
la comercialización de granos para generar fluctuaciones en el precio de
dolar, siempre a su favor.
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