Corría el 18 de junio de 1939. River debía enfrentarse a Estudiantes de La Plata y en medio de una huelga de los futbolistas profesionales, por una sanción al Charro Moreno, salió a la cancha un tal Ángel Labruna.
Aquel encuentro fue derrota para el Millonario por 1 a 0, pero ese día comenzó a surgir uno de los dos máximos artilleros de la historia del fútbol argentino, con 293 goles. El primero de los gritos de Angelito debió esperar hasta octubre de ese año: fue frente a Atlanta, en un partido que terminó 4 a 2 a favor de los de Núñez. Allí empezó a ganarse un puesto.
Labruna fue integrante de la delantera de la histórica Máquina de River, donde era acompañado por Muñoz, Moreno, Pedernera, y Loustau. En el club de Núñez dejó su huella gracias a sus títulos 9 títulos locales obtenidos como jugador y sus 7 como técnico. Como entrenador, también sacó campeón a Rosario Central.
Falleció el 20 de septiembre de 1983, con 64 años, como consecuencia de un paro cardíaco.
Aquel encuentro fue derrota para el Millonario por 1 a 0, pero ese día comenzó a surgir uno de los dos máximos artilleros de la historia del fútbol argentino, con 293 goles. El primero de los gritos de Angelito debió esperar hasta octubre de ese año: fue frente a Atlanta, en un partido que terminó 4 a 2 a favor de los de Núñez. Allí empezó a ganarse un puesto.
Labruna fue integrante de la delantera de la histórica Máquina de River, donde era acompañado por Muñoz, Moreno, Pedernera, y Loustau. En el club de Núñez dejó su huella gracias a sus títulos 9 títulos locales obtenidos como jugador y sus 7 como técnico. Como entrenador, también sacó campeón a Rosario Central.
Falleció el 20 de septiembre de 1983, con 64 años, como consecuencia de un paro cardíaco.
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