Armando Amiratti |
El Cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco junto a Armando Amiratti |
Al leer su material pude vislumbrar que se
trataba de una Congregación llamada Hijas de María, organización que hoy no
existe integradas por mujeres solteras y vírgenes que se dedicaban a la ayuda
espiritual, colaborar con las tareas dentro de la parroquia, cadenas de
oraciones, etc.
Se mantenía con una pequeña cuota societaria y
se conformaba anualmente las comisiones renovadas año tras año, siempre con la dirección espiritual de los
curas párrocos. En las mismas podemos ver las firmas de Mateo Llodrá, Manuel
Aizpuru, Guillermo Martín y Armando Amiratti.
No se sabe cuando se fundó ya que la primera de
las actas que se encuentran es la número 11, tampoco hay registro
bibliográficos de la
Congregación ya que ningún historiador la cita en sus
trabajos, sobretodo el de Elías Bértola escrito en 1923 cuando este grupo de
mujeres ya llevaban más de tres años en funciones.
El contenido de las actas es muy pobre,
conformaciones de mesas directivas, balances de cuotas societarias, jornada de
extensas misas y oraciones, el abono a los sacerdotes por sus ayudas
espirituales, compra de flores y decorados para las celebraciones. Recordemos
que hasta la llegada de Armando Amiratti, nuestra Iglesia local no era muy
inclusiva que digamos, vale recordar las misas fúnebres que se realizaban
durante el tiempo de luto. Había una para la gente de la alta sociedad, con un
ataúd que simulaba estar el “finado” adentro, otra para la clase media que sólo
incluía el decorado y para los más humildes ni flores ni ataúd, sólo
consuelo...
Pero volvamos a las actas y a la primera
reunión de Amiratti con las mujeres que integraban la comisión de la Congregación. El
22 de noviembre de 1962 fue el primer encuentro entre ellos y Amiratti les
reclamó a las mujeres “exhortar a los asociados a colaborar con la acción catequística
de la Iglesia
dentro y fuera para ganar así nuevas almas que amen a Cristo...”, un verdadero
llamado a caminar las calles cañadenses con el Evangelio en las manos. Posteriormente
en 1964, deseaba que se realizaran más reuniones de la Congregación, ya que
era muy pocas al año y reorganizar sus filas.
Lo más interesante está en las últimas de las
actas, desconozco si después de esta la Congregación siguió su curso, pero Amiratti fue
un poco más duro en su mensaje donde les expresó a las mujeres:
“En primer término tratar de ubicar inteligentemente
el papel que debe desempeñar esta Congregación. No es como podría serlo la Acción Católica, una asociación
de apostolado, ni requiere el despliegue de muchas actividades. Pero si es una
Institución Religiosa de carácter piadoso que tiende a ayudar a vivir la fe
cristiana mediante la devoción a la Santísima Virgen.
El mes de María,
continúa Amiratti, constituye el mejor exponente de amor con el cual rendimos
culto a la Madre
de Dios y Madre nuestra, mas no se debe atener a la labor de las Hijas de María
a esta única demostración piadosa, sino que es muy amplio el campo de acción
que pueden abarcar, como ser elaborar con las múltiples actividades de la Parroquia. Es necesario prestar
ayuda a la Catequesis
de tanta importancia para la formación espiritual y religiosa del niño. Por eso
insto a marchar al ritmo de los tiempos modernos y sin desmedros, acrecentadas
por la fe en Dios y la confianza en el Sumo Pontífice, las Hijas de María deben
albergar espíritu de apertura, no oponerse a las reformas necesarias que se
realicen, antes bien por amor a Dios y para su mayor gloria no quedarse
adheridas a las costumbres de la niñez. Comprender el paso trascendental de la Iglesia que, inspirada por
el Espíritu Santo, trata el retorno a sus primeros días para que aprendamos a
vivir como verdaderos cristianos y para que quienes nos observen puedan
exclamar: ¡mirá como se aman!.”
No termina aquí las palabras del padre Amiratti
ante la Congregación Hijas
de María compuesta por una quincena de mujeres cañadenses. El Santos de los
Llanos, como lo recuerdan en Olta a nuestro querido Amiratti prosiguió en su
predica, “toda Hija de María debe, dentro de las medidas posibles y a su
alcance, colaborar en por de quiénes soliciten ayuda, máxime si esa ayuda se
destina a los pobres (...) alejarnos de tanto materialismo para elevar nuestros
corazones a un nivel espiritual más profundo.”
Finalmente Amiratti recomienda “la necesidad de
modificar las oraciones con que se acostumbra despedir a las socias que
contraen enlace, ya que dichas oraciones un tanto anticuadas resultan bajo
cierto aspecto severas.”
Ahora, para una generación que no conocimos
personalmente al padre Amiratti y que lamentablemente no tenemos registros
grabados de su voz y su pensamiento, es
muy emotivo leer sus palabras ante un grupo de mujeres que durante 60 años no
recibieron, salvo alguna bendición, ningún pedido evangelizador de los
anteriores curas párrocos.
Para concluir, estas palabras de Amiratti las
podemos comparar con las dichas por el Papa Francisco en Brasil ante los jóvenes
argentinos “Hagan lío, quiero que salgan afuera, que salgan a la calle, que nos
defendamos de todo lo que es clericalismo, de lo que es comodidad. Si no, las
instituciones se convierten en ONGs y la Iglesia no es una ONG”.
Como testimonio personal, en las Pascuas del
2013 tuve el honor de ir a la parroquia de Olta, provincia de La Rioja donde fui, junto a mi
familia, muy bien recibido por el Padre Manuel Romero y el Padre Roberto
Queirolo, grandes amigos y compañeros de Amiratti. Ese mediodía, en nombre de
todos los cañadenses doné una bandera de la ciudad para que acompañe al Padre
Amiratti en su morada y hubo dos escenas de profunda emoción, primero leer los
agradecimientos y pedidos que el pueblo le ofrecía al Padre Amiratti en su
tumba y la segunda una gran foto de Bergoglio y Amiratti en el altar de la Parroquia de Olta... Pasaron
más de medio siglo entre lo que dijo Amiratti y lo que dijo Francisco, ojalá
los cristianos aprendamos a amar al prójimo y llevar la palabra de Cristo a
todos los rincones del mundo.
Escrito por Pablo Di Tomaso, el 13 de enero de
2014
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