El pasado 19 de marzo sucedió una noticia que pasó desapercibido en nuestra región. Ángel Pezzetta, oriundo de Villa Eloísa y familiar de dos reconocidos sacerdotes, uno de ellos supo estar de vicario en Cañada de Gómez fue condenado a prisión perpetua por el crimen de los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, conocidos como los “Mártires de Chamical”, durante la última dictadura.
El Tribunal Oral Federal de La Rioja condenó ayer a prisión perpetua al ex alférez Angel Ricardo Pezzetta por los secuestros, las torturas y los asesinatos de los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, conocidos como los “Mártires de Chamical”, durante la última dictadura. El oficial retirado de la Fuerza Aérea, destinado en 1976 en la Base Aérea de Chamical, es el cuarto condenado por ambos crímenes: en 2013 habían recibido la misma pena el vicecomodoro retirado Luis Fernando Estrella, el general retirado Luciano Benjamín Menéndez y el ex policía Domingo Benito Vera. “Tengo las manos limpias”, aseguró Pezzetta por la mañana, en sus últimas palabras antes de la sentencia.
El párroco francés Longueville y su vicario Murias fueron secuestrados en la noche del 18 de julio de la parroquia El Salvador, de Chamical. Sus cuerpos aparecieron en un descampado al sur de la ciudad. El fiscal Darío Illanes, al elevar la causa a juicio, relató que los religiosos estuvieron secuestrados en la base, donde “fueron sometidos a un severo interrogatorio por su militancia, vinculación con (monseñor Enrique) Angelelli, además de ser sometidos a malos tratos y torturas tanto físicas como psicológicas”. Murias y Longueville “fueron llevados con los ojos vendados y maniatados hasta la ladera opuesta del terraplén a la vera de la Ruta Nacional 38, en donde fueron sometidos a disparos con armas de fuego largas y cortas de distintos calibres por varias personas”, precisó. Agregó que “los ejecutores actuaron dentro del marco del accionar de las fuerzas armadas durante la pasada dictadura militar y se infiere de tal suerte que la cadena de mando superior a sus ejecutores materiales encomendó la labor de Inteligencia para llevar a cabo la maniobra al personal de las fuerzas de seguridad que existían en ese momento”.
La causa por la Masacre de Chamical se reabrió en 2007. Un año después, el juez federal Daniel Herrera Piedrabuena dictó los primeros procesamientos. En 2013 fueron condenados a prisión perpetua el segundo jefe de la base, vicecomodoro Estrella; el comandante del Tercer Cuerpo de Ejército, Menéndez, y el ex policía Vera, que estaba a cargo de la seccional de policía de Chamical. A ellos se sumó ayer Pezzetta, condenado por los votos de los jueces Juan Carlos Reynaga y Mario Eugenio Garzón, en tanto José Fabián Asís se pronunció por su absolución. Unico imputado de un proceso que comenzó el 20 de noviembre último, Pezzetta fue condenado como “autor mediato penalmente responsable de los delitos de privación ilegítima de la libertad calificada por simulación de autoridad pública, dos hechos en concurso real, homicidio doblemente calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas en perjuicio de Gabriel Rogelio Longueville” y de “homicidio triplemente calificado por alevosía, por el concurso premeditado de dos o más personas y ensañamiento en perjuicio de Carlos de Dios Murias”. El tribunal dispuso que el condenado cumpla su sentencia en el Complejo Penitenciario de Marcos Paz. Los fundamentos se conocerán el 21 de abril.
Por la mañana, al pronunciar sus últimas palabras ante los jueces, Pezzetta negó su responsabilidad en los asesinatos. “Tengo las manos limpias”, dijo. Aseguró tener “la conciencia muy tranquila porque sé que mis manos no están manchadas con la sangre de Carlos (Murias) y de Gabriel (Longueville), por lo cual, pase lo que pase en esta audiencia, sigo creyendo en la justicia verdadera”. “Soy de una familia católica de un pueblo del interior del país y donde siempre me enseñaron religión, por lo cual siempre sentí la necesidad de concurrir a la iglesia por convicción y no por obligación”, expresó el imputado.
Pezzetta se refirió a su paso por la ciudad de Chamical, distante a unos 140 kilómetros al sur de la capital provincial, diciendo que “siempre caminé libremente, ya sea de uniforme o de civil, y jamás tuve algún conflicto en los lugares donde trabajé ni mucho menos en la ciudad de Chamical y jamás nadie me recriminó que yo lo maltraté ni nada que se le parezca”. Con respecto a la relación con los sacerdotes, el ex alférez precisó que “a Gabriel lo conozco desde cuando iba a la base a dar las misas y cuando terminaba yo personalmente lo acompañaba hasta la salida, y además teníamos una muy buena relación”. En cuanto a Murias. dijo que “tuve poco trato, pero siempre de cordialidad y respeto”. “Nunca torturé ni le levanté la mano a algún ciudadano o a los sacerdotes ni tampoco tuve órdenes de perseguir a alguien y si la hubiera tenido, jamás la hubiera cumplido”, concluyó.
Fuente Página 12
EL TESTIMONIO LA HERMANA DE MURIAS
María Cristina Murias, hermana de uno de los curitas asesinados en Chamical en pleno proceso militar, declaró ayer en el Tribunal Oral Federal de La Rioja en el marco de un nuevo juicio contra el ex oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea, Ángel Ricardo Pezzetta. “La muerte de mi hermano fue irreparable, injusta e inesperada porque no tenía nada que ver con la subversión”, expresó la mujer.En la mañana de ayer continuó el juicio de Lesa Humanidad, contra el ex alférez Pezzetta imputado por el asesinato de los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville.
Frente al tribunal estuvieron presentes por la Fiscalía general subrogante, Darío Illanes; por la defensa, Juan Carlos Pagotto; por la querella María Elisa y Viviana Reinoso, Adriana Mercado Luna, y por la Secretaría de Derechos Humanos, Bernardo Lobo Bugeau. Asimismo, estuvo presente el secretario de Derechos Humanos Délfor Brizuela, la asociación de ex presos políticos, entre otros.
En primera instancia declaró la hermana del párroco Carlos de Dios Murias, María Cristina Murias, quien se extendió en su declaración alrededor de dos horas, en las cuales respondió todas las preguntas de las partes inclusive las que le hizo el mismo imputado, Angel Ricardo Pezzetta, quien actúa como co- defensor en este proceso.
“Mi hermano estuvo en Chamical desde mayo del 76 pero antes siempre visitaba a Angelelli porque lo conocía desde los 12 años. Siempre me comentó que en La Rioja la pastoral de Angelelli siempre fue rechazada por grupos poderosos terratenientes, empresarios que calumniaban a monseñor Angelelli reiteradamente en el diario El Sol.
En la diócesis recibían constantemente amenazas de la triple A, después del 24 de marzo del 76´ fue diferente, ya no era solamente difamaciones sino que los paraban cuando transitaban, se sentían presionados y vigilados, les grababan las homilías, entre otras cosas”.
A lo largo de sus respuestas explicó que en junio del 76 murió su padre, “en esa oportunidad estuve con mi hermano mucho tiempo y nos dijo que tenía mucha preocupación y tenían miedo de viajar de noche, por eso la hermana Lili y Gabriel viajaron de día. Me contó que tuvieron problemas en una misa de Angelelli y que el jefe de la base le dijo que estaba haciendo política, a partir de ahí creo que suspendieron las misas de la base”.
María Cristina Murias, comentó que luego de enterarse del asesinato de su hermano, una señora “Cata” que ayudaba a su hermano con el cine parroquial, previo a que Murias y Longuevill viajaran con las personas que los buscaron la noche del asesinato, Murias le dijo que “si mañana no venimos avísenle al obispo y búsquenos”.
Además añadió que “luego de la muerte de Carlos una de las hermanas me dijo que ella había escuchado que quien grababa las homilías era Pezzeta”. Entre los nombres que surgieron en sus respuestas, Lázaro Antonio Aguirre, Domingo Benito Vera, comodoro Vario Angel Ricardo Pezzeta, entre otros.
“Lo que mi hermano me contó es de que los curas de la diócesis de Angelelli eran muy pocos los riojanos, por eso estos cruzados de la fe que los perseguían y que nadie los investigó, porque fueron los instigadores de esto, y la persecución viene desde el año 72” declaró Murias.
Por último expresó que “la muerte de mi hermano fue irreparable, injusta e inesperada porque no tenía nada que ver con la subversión, ni con la guerrilla, su único pecado era denunciar la corrupción que había”.
Por su parte, el padre Pradella dijo que “en situación de derecho la Iglesia riojana actuaba con libertad, sin interferencias y sin dificultades, con el gobierno de facto comenzamos a sufrir graves persecuciones en la persona del obispo de muchos sacerdotes y de laico.
Los medios de comunicación como el diario El Sol permanentemente nos acusaba de subversivos que era una manera de desfigurar la Iglesia frente a la sociedad. Otro tipo de presiones eran los allanamientos que sufríamos los sacerdotes en nuestra parroquias que yo he sufrido”.
Asimismo, el padre Pradella comentó y detalló que en el invierno del año 1978 allanaron la parroquia de San Blas de los Sauces “yo no me fijé mucho en los rostros porque estaba atento de los movimientos porque no quería que me implantaran pruebas para culparme de algo, porque normalmente ese era el mecanismo que utilizaban.
La última parte del allanamiento fue en el archivo parroquial donde yo reiteré el pedido de que no lo hicieran porque estaba protegido y quien comandaba el allanamiento me dijo `yo conozco muy bien el derecho canónico porque he sido seminarista´ , eso fue lo que yo relaté en el obispado y luego hice la denuncia por la violación del archivo. Yo a Pezzeta nunca lo conocí, pero cuando puse la denuncia a mí me dijeron que podía ser un tal Pezzetta” explicó Pradella.
Por último, el padre aseguró que los hostigamientos y persecución en San Blas de los Sauces “fue hasta la Guerra de las Malvinas y yo estuve en ese lugar hasta el 85”. La audiencia continuó por la tarde a partir de las 17 con el testimonio de Luis Alberto “Chacho” Corzo.
Fuente: El Independiente del 5 de diciembre de 2014
LA SENTENCIA
Hacer click en el siguiente link:
http://es.slideshare.net/EduardoNelsonGerman/sentencia-dictada-por-el-tribunal-oral-federal-de-la-capital-provincial-con-respecto-a-ngel-pezzetta-acusado-por-el-secuestro-torturas-y-homicidio-de-los-sacerdotes-carlos-de-dios-murias-y-gabriel-longueville
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