Nuestra generación esta
viviendo lo que otras anteriormente vivieron en tiempos de cambios políticos en
el país. La única diferencia, es que la que se está viviendo, fue por decisión
del voto popular, en un voto más anti que pro.
¿Que cosas en común tienen
Aramburu, Videla y Macri? Muchas. Entre las primeras su ideología. Su forma de
mirar al pueblo. Su manera de aniquilar a sus opositores. ¿Ustedes me dirán,
que Macri no secuestró ni asesinó? Macri tiene secuestrada, a través de su
ladero Gerardo Morales a Milagros Salas, y asesinó a millones de argentinos,
que hasta 11 meses tenían proyectos, a vivir en las miserias, como pasó en los
noventa.
Siempre se culpó al peronismo
de las peores tragedias, de construir las grietas y de dividir a los
argentinos. Nobleza obliga, dentro de mi familia, el grupo estaba dividido
entre peronistas y anti peronistas. Y mi propio abuelo materno, un radical
rabioso desde la médula, debió exiliarse en los campos cañadenses, venido desde
la cercana San Jorge, perseguido por el peronismo. Pero, las grietas en el país
nacieron en 1810 entre realistas y nacionalistas, siguieron entre unitarios y
federales, provincianos y porteños, radicales y conservadores, radicales
yrigoyenistas y anti yrigoyenistas, entre la Concordancia y el
Radicalismo proscripto y hasta ahí Perón no existía en la vida política de
Argentina. Después sí, llegó el
peronismo y anti peronismo, los radicales nuevamente se dividen entre intransigentes
y del pueblo, comienza la resistencia peronistas, entre los milicos existen los
azules y los colorados, vienen los tiempos de la derecha enfrentada a los
zurdos, hasta llegar a la última grieta, ¿será la última?, entre el
kirchnerismo y el anti kirchnerismo, aunque seguramente estamos rumbo a otra
grieta aún más profunda, entre un minúsculo grupo de ricos frente a la gran
multitud de trabajadores, obreros, profesionales y estudiantes, que dejarán
perder sus derechos.
Pero cuál es la gran
coincidencia entre estos dos nefastos personajes de la historia argentina. Fue
la de perseguir a sus rivales aniquilando a sus líderes, a sus seguidores, de
la forma que sea. En 1955 las famosas comisiones investigadoras, en 1976
secuestrando y asesinando una generación entera de militantes y ahora, la
destrucción mediática, de una sociedad que intelectualmente viene decayendo. Aquellos
leían libros, ahora miran la TV.
En 1955, la mayoría de las
Fuerzas Armadas apoyaron el movimiento golpista, al igual que miembros de la
burguesía agraria e industrial, gran parte de los sectores medios, los partidos
políticos opositores y la
Iglesia Católica. Todos coincidían en calificar a la gestión
peronista como una “dictadura totalitaria”, motivo por el cual supieron
identificarse bajo el nombre de “revolución libertadora”. Paradójicamente,
quienes quebraban y violaban el sistema democrático, se presentaron ante la
sociedad como los verdaderos representantes y defensores de la democracia y la
libertad. Para ellos, las causas de la crisis económica del país eran los
profundos desequilibrios que había provocado la intervención del peronismo en
los procesos de acumulación y distribución de la riqueza.[1]
Aunque el primer dictador a cargo fue el Gral. Lonardi, a los pocos meses debió
renunciar por su pasividad ante el peronismo. Asume, el Gral. Pedro Aramburu. Entre
sus primeras medidas podemos citar que disolvió al Partido Peronista, se
intervino a la CGT ,
se suspendieron las convenciones colectivas de trabajo, lo que privó a los
trabajadores de negociar mejoras salariales en un período en el que –por el
desborde inflacionario- el poder adquisitivo había bajado considerablemente, fue
decretada la inhabilitación de todos los dirigentes políticos y gremiales que
habían participado de la gestión de Perón. Dirigentes, delegados y militantes
fueron encarcelados, la administración pública y las universidades fueron
depuradas de peronistas, controlándose férreamente los medios de comunicación,
que en su mayoría estaban en manos del Estado, se prohibió la propaganda
favorable al peronismo, así como la mera mención del nombre de quien, desde
entonces, empezó a ser designado como el “tirano prófugo” o el “dictador
depuesto” y finalmente se derogó la Constitución de 1949.[2]
También se crearon
comisiones, donde elegían a dirigentes políticos de la oposición y a militares
anti peronistas para investigar los supuestos actos de corrupción que tuvo el
peronismo. Cabe recordar, que a Juan Domingo Perón, le retiraron el grado
militar, en un tribunal presidido por el nativo cañadense Carlos Von Der
Becker.
Entre las barbaridades, que
las comisiones inventaron podemos decir que el resultado de la actividad de
investigación, al que la prensa dió amplia cobertura constituyó una parte
esencial del proyecto pedagógico de la desperonización. Este tenía por
finalidad, además del castigo a los culpables, convencer a los peronistas que
habían sido víctimas de un “engaño”, por eso se manifestó en los primeros
momentos a través de la exhibición de los excesos de lujo del gobierno anterior:
los veintisiete automóviles del ex-presidente15, varios televisores y
motocicletas, las joyas y el vestuario de Eva Perón16, de la apertura al
público de un supuesto “refugio subterráneo”, similar al bunker de Hitler,
construído en el edificio de la empresa editorial ALEA. Poco más adelante se completó
con la publicación de las cartas de Perón a una adolescente, aportados como
prueba para el juicio del Tribunal Militar de Honor que lo degradó. Esta
exhibición pública de los “vicios y pecados”, realizada desde el Estado y
difundida por la prensa, tuvo un carácter ritual en el antiperonismo18. La
misma estuvo orientada a construir una imagen que desmitificara al peronismo desde
todo punto de vista, ya que no trepidaba en hacer público lo que era
estrictamente privado y se completaba, sugestivamente, con la denuncia de los
“desvíos sexuales” del ex-presidente, lo cual cerraba el círculo de
satanización, el peronismo y su líder, como paradigma de la inmoralidad y la corrupción.
Hubo una oficialización de los prejuicios del antiperonismo, y lo que antes
había sido el rumor y la maledicencia de los opositores, se convirtió en
información oficial de contenido educativo para la ciudadanía.[3]
En Cañada de Gómez pasó algo
similar, el hijo del intendente depuesto Tomás Celso Torres, nos manifestó en
una carta a quién esto escribe que su padre fue un hombre humilde y generoso que
acompañó con su lucha aquellos años que modelaron para siempre el destino de
nuestro país. Su vida fue signada por aquel peronismo que supo forjar una
realidad de prosperidad, igualdad y justicia social, y que finalizó con la
masacre de Plaza de Mayo, y posterior triunfo de la revolución fusiladora. Es
significativo que en aquellos violentos y criminales hechos que significaron el
fin de la inocencia de nuestro país aparezcan nombres y partidos políticos que
hoy reconocemos en el ADN de ese hacinamiento canalla que llaman oposición. Recuerdo,
con mucho orgullo, que a la mañana siguiente a la noche en que la caravana de
vecinos "probos y cristianos”, remedo de los "comandos civiles"
de Zavala Ortiz y Ghioldi, arrastraron
un modesto busto de bronce por las calles del pueblo hasta detenerse
amenazantes frente a mi casa. Mi padre, ese día, le pidió a mi mamá su mameluco y cuando sonó
la sirena se fue a la esquina de la Helvética a reunirse con los obreros, sus
compañeros, y retomar su trabajo de soldador. Fue entonces que se ganó mi
respeto para siempre y recibí una lección política que aún mantengo: o se está
con la patronal o se está con los obreros.[4]
Nuestra ciudad, después del
derrocamiento del general Juan Domingo Perón, el 16 de setiembre de 1955, restituyó
el nombre de Cañada de Gómez en lugar del recordado “Ciudad Evita”, se conformó
la “Comisión Auxiliar Investigadora del Departamento Iriondo”, presidía el
escribano Omar A. Lassaga, acompañado entre otros de Félix Pagani, Luis Izaguirre, Alberto
Gabriel, Francisco Morán, Vicente Leoni y Rogelio Fiant. A raíz, de todas estas
persecuciones, el Dr. Santiago D´Onofrio, que era el director de la Escuela Normal , es expulsado y
al año muere de tristeza, aunque el historiador liberal de la ciudad, nunca se
haya animado a escribirlo, para no quedar mal con sus amigos. En una carta
escrita por D´Onofrio a Fiant, el mismo expresa “Usted no ha completado su
educación para la vida (...) Yo he hecho toda una vida que merece respeto (...)
La necesidad no me pudo peronizar y ahora, que ridículo es todo... Se me
investigan fallas... a mí que todo lo di a la escuela. Creo que los jueces,
para ser tales, deben estar por encima del enjuiciado. Pienso que los radicales
están haciendo el más grave mal al radicalismo. Yo escucho la voz de la calle.
Lleve en mi juventud el retrato de Yrigoyen, en su homenaje; lo acompañé en su
espíritu democrático y popular sin claudicar; sentí la más honda pena por su
muerte. Mi neutralidad total hasta el día de hoy en cuanto a compromiso con
cualquier partido, me la impuso mi condición de Director (...) Mi carta no pide
nada; que en la vida no es una amargura y desilusión que he debido sufrir, sino
múltiples y por ella ha sido más humana. Quería el bien de la comunidad en homenaje
a quienes dieron su sangre, no para dividir a la familia argentina, sino en
procura de una aurora de paz, confraternidad, tolerancia, comprensión y mejor
convivir. Pero son muchos los que espinan el corazón. Dios los ilumine. Este es
mi único pensamiento inalterable. No acuso. Llamo a la reflexión”.[5]
Toda esa persecución, en
nuestra ciudad, tuvo fin, gracias a la intervención de Ricardo C. Romegialli, quién ya ocupaba el
cargo de Intendente en la ciudad, y gracias a su consejo, se terminó con la
persecución al peronismo. Otros también comentan, que gracias a Romegialli,
aquellos probos e intelectuales de la ciudad no llevaron a cabo el objetivo de
incendiar la vivienda del intendente Torres. Aunque, gracias al odio de una parte de la sociedad, de los
tres bustos de Evita que tenía la ciudad, sólo uno sobrevivió, y aún hoy tiene
en su rostro, las marcas de la maldad.
[1] http://www.siemprehistoria.com.ar/2011/07/gobierno-de-la-revolucion-libertadora-argentina-19551958/
[2] http://www.siemprehistoria.com.ar/2011/07/gobierno-de-la-revolucion-libertadora-argentina-19551958/
[3] http://historiapolitica.com/datos/biblioteca/Spinelli1.pdf
[4] Carlos Torres, hijo de Tomas Celso, carta dirigida
a Pablo Di Tomaso, 24 de enero de 2015.
[5] Carta del Dr. Santiago D´Onofrio al Profesor
Fiant, integrante de la Comisión
Investigadora.
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