La vicegobernadora Alejandra Rodenas, el gobernador Omar Perotti y el presidente Alberto Fernández |
El justicialismo retorna a la Casa Gris tras doce años de
gobiernos socialistas. El peronista Omar Perotti, asumió como gobernador de
Santa Fe en un acto que contó con la participación del presidente Alberto
Fernández.
Junto a Perotti, asumió en la Asamblea Legislativa su
compañera de fórmula la Dra. Alejandra Rodenas.
En el acto estuvieron presentes además los ex gobernadores José María
Vernet, Víctor Félix Reviglio y Antonio Bonfatti. Los miembros de la Corte
Suprema de Justicia Nacional Dres. Ricardo Lorenzetti y Horacio Rossatti,
rafaelino y santafesino respectivamente. Como sí también los miembros de la Corte
Provincial.
Vernet, Reviglio, Bonfatti y el presidente de la Corte Provincial Dr. Gutierrez |
Posteriormente Perotti tomó juramento a su gabinete en la
Casa de Gobierno, en un acto realizado en las afueras del mismo ante una
multitud que espero cuatro horas, donde el calor fue duro de soportar.
Perotti denunció la
herencia de Lifschitz
El gobernador fustigó a la gestión del Frente Progresista
por el déficit y el presupuesto de prepo. Los acusó de pactar con el delito
Por Juan Carlos Tizziani
Omar Perotti asumió ayer como gobernador de Santa Fe con el
espaldarazo político del presidente Alberto Fernández. Y en el primer mensaje a
la Asamblea Legislativa, reveló que Miguel Lifschitz le deja una provincia con
una “profunda crisis económica”. Los problemas que deberá afrontar son “reales,
graves y muchos”, dijo. Describió tres “emergencias”: la “alimentaria” con
“niveles de pobreza que avergüenzan al país y a Santa Fe”. La “fiscal” con un
déficit de $9.129 millones a octubre y el deterioro del resultado financiero
–entre gastos y recursos- del 316 por ciento. Y la de “seguridad”, al punto de
atribuir “el aumento del delito” al “desgobierno político” y “la autonomía” de
la Policía de la provincia. “El negocio del narcotráfico se expandió al amparo
de la desidia y la ignominia estatal. Vimos casos notorios” de “vista gorda
policial”, “judicial” y “política”, cuando no asentada en un pacto de
gobernabilidad directo o indirecto” con el crimen –sorprendió Perotti. “¡Esto
se acabó! “Debe haber una clara línea infranqueable, que divida “a la legalidad
y “al mundo delictivo”. “¡Hay que cortar los vínculos con el delito!”
El informe de Perotti aumentó la tensión en el recinto.
Desde el estrado lo escuchó Lifschitz. En la primera fila de invitados
especiales, el ex gobernador Antonio Bonfatti y en el centro del hemiciclo, el
diputado de la UCR y ex ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro.
Ya el ingreso de Perotti a la Legislatura estuvo rodeado de
gestos. En la explanada, lo esperaron cuatro senadores. El último que lo saludó
fue el ex jefe del bloque del PJ Armando Traferri. Adentro, en la antesala de
la Presidencia de la Cámara de Diputados, cruzó un saludo frío con Lifschitz. Y
otro más frío, con Pullaro
El mensaje del gobernador cambió el clima político, sobre
todo cuando consideró la sanción del presupuesto 2020 que le armó Lifschitz
como un “daño institucional” a su gobierno. Desde que salió la ley en Santa Fe,
Alberto anunció que prorrogaría el presupuesto nacional de 2019 porque el
proyecto de Mauricio Macri era un dibujo. Y lo mismo informó ayer el gobernador
de Buenos Aires, Axel Kicillof “Debemos reparar un daño institucional que se
generó con un hecho inédito en Santa Fe, que no sucedió en ninguna provincia
del país. Que un gobierno saliente le defina el presupuesto” al gobierno nuevo
que la gente eligió. Sin respetar, las prioridades que los ciudadanos
legitimaron con su voto”, dijo Perotti. Y prometió que al finalizar su mandato
en 2023 pedirá “todas las prórrogas necesarias para que el gobernador” que lo
suceda en la Casa Gris “pueda realizar su presupuesto de 2024”. Un mensaje
directo a Lifschitrz que mandó el proyecto y a los seis senadores del PJ
liderados por Traferri que lo aprobaron al día siguiente.
Acerca del presupuesto y su promesa de no hacer lo mismo que
el socialista, Perotti planteó que esperaba “contar con el acompañamiento” de
la Cámara de Diputados que gobernará Lifschitz y el Senado (donde el grupo
Traferri acordó con el oficialismo) para sacar “las leyes necesarias” que
expresen “la voluntad de los santafesinos” en las urnas y corregir el
presupuesto” que se aprobó hace dos semanas.
Perotti dijo que no se escudará en la excusa de la “pesada
herencia”. “A las crisis no se las llora, se las enfrenta y se las derrota.
Pero el pueblo santafesino sí va a saber desde donde arrancamos. Sí va a saber
cómo quedaron las cosas en la provincia”, anunció.
La primera “emergencia” que mencionó fue la alimentaria.
“Tenemos niveles de pobreza que avergüenza en el país y la provincia” y “se
manifiestan en el alto desempleo, donde en algunas regiones hay indicadores que
nunca pensamos que volveríamos a ver y por ende, en una alta demanda
alimentaria”. A esto se suma la “emergencia fiscal” y la de “seguridad”. “Hay
que ordenar a Santa Fe en todo sentido”, sintetizó.
El cuadro fiscal que planteó fue el “resultado financiero”
de octubre, con un déficit de 9.129 millones de pesos. Los gastos crecen en lo
que va del año a un 9 por ciento más que los recursos. Es una fuerte reversión
del mismo resultado de 2018. Entre enero y octubre 2018 y el mismo período de
2019, la situación fiscal de la provincia se deterioró un 316 por ciento”, que
es la mayor del país. “Aún faltan computar los meses de noviembre y diciembre y
el pago de aguinaldo. El déficit continuará creciendo de manera significativa.
El manejo de las cuentas públicas “se torna más complejo”
por “el elevado nivel de deuda flotante. En criollo: gastos realizados y no
pagados: certificados de obras, deudas a proveedores, contratos de servicios y
gastos de funcionamientos” en el aire. “Vamos a cuidar los recursos y gastar
con prudencia. Haremos nuestra tarea a la luz del día”.
La tercera emergencia es la de seguridad, en la que
sorprendió la crudeza de Perotti. “Sin orden no se puede vivir en libertad y en
paz”. Eso requiere una Policía adecuada a la legalidad democrática y eficiente
en la protección ciudadana. No hay posibilidades de afrontar los desafíos que
se presentan, sin el compromiso” de los poderes del Estado y la sociedad”,
dijo.
“El aumento y la expansión del delito han puesto en tela de
juicio el sistema de seguridad pública de la provincia”, reveló el gobernador.
“Primero: hubo una suerte de desgobierno político” que “derivó en una marcada
autonomía policial”. “Segundo: la Policía adolece de severas deficiencias
institucionales”, en sus tareas de prevención e investigación. “La policía se ha
divorciado de la sociedad y ésta le ha perdido confianza. Las principales
víctimas de los delitos son los pobres, los trabajadores, los que tienen menos
protección del Estado” y “menos capacidad de protegerse a sí mismos frente al
crimen”.
El gobernador denunció “la criminalidad articulada en torno
del narcotráfico. Este negocio se ha expandido al amparo de la desidia y la
ignominia estatal”. Como vimos este año en casos de notoriedad pública, el
desdeño estatal se manifestó en la vista gorda policial, pero también en
algunos casos en la judicial y política, cuando no asentada en un pacto de
gobernabilidad directo o indirecto. ¡Esto se acabó! Debe haber una clara línea
infranqueable, que divida a las instituciones estatales y a la legalidad de un
lado y el mundo delictivo del otro. ¡Hay que cortar los vínculos con el delito!
Es prioridad para vivir más seguro, que el Estado vuelva con
toda la fuerza desde donde nunca debió retirarse: la educación, la salud y los
oficios, en los barrios”.
“La magnitud de la crisis nos obliga a estar codo a codo”.
“Creo en el valor del esfuerzo, en el valor de hacer las
cosas bien. Nos marcaron a fuego lo que está bien y lo que está mal. No todo
puede dar lo mismo”. “Los desafíos pueden ser nuevos y los herramientas y los
programas para enfrentarlos pueden ser nuevos. Pero los valores para hacer las
cosas bien, no son nuevos: el respeto, la solidaridad, el esfuerzo, la
transparencia tienen plena vigencia. Lo que no entienden los excepticos,
ciertos sectores políticos y sociales es que el terreno cambió. Las picardías y
las trampas de la vieja política ya no sirven, sus modos y formas son parte de
un paradigma gastado. Dirigentes alejados de su gente que no dan cuenta de las
políticas de diversidad, de género, del cambio climático, de los jóvenes, del
futuro y el impacto de las nuevas tecnologías", concluyó.
Fuente: Página 12
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