Aquel 10 de diciembre de 1983 en que Raúl Ricardo Alfonsín, asumía la Presidencia de la Nación, fue un día histórico para muchos argentinos. Habíamos vuelto a la libertad, a la paz, a los sueños, a la vida. La terrible noche, triste y asesina, en que nos mantuvo la dictadura cívico-militar llegaba a su fin.
Los recuerdos son imborrables, Alfonsín desde el balcón del Cabildo porteño daba un mensaje esperanzador a todos los argentinos.
Después pasó todo lo que siempre recordamos, cárcel a los asesinos del genocidio, la obediencia debida y punto final, el plan Austral, la caja PAN, las traiciones adentro de su propio gobierno, las 14 huelgas que la CGT le tiró encima al Gobierno para luego callar en todo el Menemato, la bienvenida Ley de Divorcio (tan criticada por la Curia al igual que el Matrimonio Igualitario. Mi pregunta: Yo soy hijo de una mujer divorciada: ¿Me iré al infierno?), la idea de trasladar la Capital Federal a Viedma, etc., etc.
Con aciertos o errores Alfonsín, pudo sostener y mantener a una democracia que quería crecer, madurar y sobrevivir a los ataques, que al igual que hoy, la derecha aristocratica argentina pretendían con la vuelta de las "botas".
Pasaron 27 años, pasó Menem y De la Rúa, fue en diciembre también que los argentinos dijimos basta al neoliberalismo estafador y cruel que azotaba al país con hambre y desocupación. Llegó el 2003, y un 25 de mayo, asumió Néstor Kirchner con un modelo de inclusión y desarrollo económico, llegaron las obras públicas, llegó el trabajo a muchos hogares del país, el sector agropecuario creció en forma abismal, se arreglo parte de la deuda externa heredada por anteriores gobiernos y un 10 de diciembre de 2007 llegó Cristina quién a poco de asumir, enfrentó su primera dificultad, cuando tres meses después de recibir la investidura, el Ministerio de Economía lanzó la Resolución 125 que incrementaba en seis puntos los derechos de exportación de la soja. La reacción de las cámaras patronales agropecuarias llegó al punto de proponer la destitución de la presidenta. El conflicto, que duró 129 días y concentró la agenda política, finalizó el 18 de julio de 2008, cuando se firmó el decreto que derogó la resolución firmada por el ex ministro de Economía Martín Lousteau. La disputa por los derechos de exportación se cargó al propio Loustou y al entonces jefe de Gabinete Alberto Fernández. Pero además, provocó una situación sin retorno con el vicepresidente Julio Cobos cuando traicionó a su propio gobierno votando en contra a la 125.
Después vino la reestatización del sistema jubilatorio y de Aerolíneas Argentinas, la Asignación Universal por Hijo, la Ley de Medios y el matrimonio igualitario marcaron el rumbo de una administración con consenso.
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