BARRIO JARDÍN LA FRATERNIDAD


La Historia de uno de los barrios más bellos de la ciudad, El Ferroviario. Aquí el testimonio de sus miembros fundadores y el video con la palabra de vecinos y vecinas.




LA QUINTA DE LOS BIANCHI

Luis Bianchi y su esposa María Garat

Los comienzos de nuestra ciudad tiene en su acervo histórico diferentes denominaciones para identificar a cada una de sus zonas. Es que así lo empezaron nuestros primeros pobladores y tras el paso de generaciones se mantuvo hasta hace muy poco tiempo atrás.

Por ejemplo el Pueblito Las Flores es el sector oeste de Cañada de Gómez, donde en algún tiempo fue la sede de la cancha de fútbol de Newell´s Old Boys y sus manzanas circundantes. Un testigo de esos años es el artista Adolfo Wytrykusz que en su biografía la describe como «un lugar que jamás olvidaré, era un barrio romántico, con tapiales de ladrillos, tapado con hiedras y madreselvas. En verano, y por las tardecitas, como si fuera el canto de las chicharras, se escuchaban guitarrearas con mucho vino, asados y a veces algunas que otras peleas. Recuerdo a Joselín, Viborita, los Bazán, don Pedro Aparicio y el boliche de los Albónico…»[1] Otro ejemplo es el Pueblo Nícoli, situado en la manzana Nº 81 del barrio sur circundada por las calles Urquiza, Bolívar, Iriondo y Atlántico.

La quinta, el tanque del agua y la cancha de Everton
Pero es quizás, la zona que aún está más latente en nuestra memoria colectiva es La Quinta de los Bianchi y para eso fuimos a buscar a uno de sus descendientes, el Ing. Carlos de Altube, quién nos recordó como era aquella zona en la que de niño supo ir a pasar sus tiempos libres…

«Yo lo viví porque en mi infancia, jugaba en esa quinta, me llevaba mi abuelo Luis Bianchi, que era el propietario de la misma, que inicialmente ocupaba desde Ayacucho hasta Oroño aproximadamente. Porque cuando yo nací y entre mis primeros años de edad se loteó una franja entre Mitre y Oroño, y el sector donde se pavimentó la Ruta Nacional 9 en la década del ’30. Esa quinta la heredó mi abuelo de sus padres Luis Antonio Bianchi y María Garat. En la década del ’60, después del fallecimiento de mi abuelo, fue vendido a los ferroviarios para hacer un barrio y les fue entregado la parte de adelante con la condición de que sea un parque, y así fue.

»Era una quinta que producía frutas, verduras y leche, algo similar a la de los Frey o la de los Frechou, nada más que la de mis abuelos estaba pegadito a Cañada. Recuerdo que todo eso era campo, íbamos por Belgrano directo por tierra, no me acuerdo donde se terminaba el pavimento, y en esa calle estaba la entrada. Había producción de huevos también, porque había ponedoras, en cantidades muy pequeñas, hay que pensar que Cañada era una ciudad muy chica, un pueblito. Con el asunto del transporte a Rosario, económicamente no fue más viable producir ahí, era mucho más económico ir a comprar al mercado que producir en la quinta por eso que se fue abandonando por la falta de rentabilidad, y a partir de los años cincuenta se trató de buscar comprador.

»Donde actualmente se encuentra la escuela Belgrano, esos terrenos fueron expropiados por el gobierno de Perón, para construir el edificio, dejando unos pequeños metros que no tenían utilidad, que mis padres lo donaron, sin poner condición alguna a esa expropiación siempre la tomaron como una necesidad para la comunidad»[2]. 






VIDEO DE SU HISTORIA 




LOS INICIOS DEL BARRIO JARDÍN LA FRATERNIDAD

Para conocer y recordar cómo fue la epopeya de aquellos ferroviarios que soñaron la concreción de un barrio, muchos de ellos también forjadores de la Asociación Mutual Ferroviaria, vamos a compartir un trabajo realizado por Jorge Zadra uno de aquellos dirigentes pioneros de las luchas sindicales del tren. La misma fue publicada en la Revista Sur en el año 1987.

BARRIO JARDÍN LA FRATERNIDAD
UNA OBRA PRODUCTO DEL ESFUERZO Y DEL TRABAJO DEL GREMIO

Corría el año 1960, presidía la Sección Cañada de Gómez de La Fraternidad el compañero don Francisco Retegui a raíz de que en la Sección Rosario se estaba por concretar la construcción de un barrio ferroviario se establecieron relaciones con el señor H. Bozzini, gestor de dicho emprendimiento antes las entidades oficiales que en esa época otorgaban préstamos hipotecarios y se realizó la primera reunión de futuros adquirentes que no poseyeran vivienda (requisito que se cuidó muy especialmente).
Dicha reunión fue presidida en su carácter de Secretario de la Sección por don Jorge R. Zadra quien estableció las reglas de la futura Comisión, siempre bajo la supervisión de la Comisión Ejecutiva y entregó la marcha de la futura obra a  una Comisión Provisoria, que luego se convirtió en ligeras variantes en definitiva contando con la participación, entre otros de los compañeros Juan Carlos Sasso, Eugenio Tournier, Eldo Lemos, Hugo Vidable, A. Giacosa, Osvaldo Fernández, Ángel Dinardo, Dante Guglielmi y algunos más que escapan de la memoria.

Comenzaron las gestiones y luego de varios meses de trámites ante la Dirección General de Préstamos Personales con Garantía Real (hoy Banco Hipotecario Nacional) nace la Operación Colectiva Nº 537 para la construcción de 150 viviendas, es de destacar que en principio la idea original consistía en la construcción de 190 viviendas y una torre de 15 pisos.

Muchos fueron los inconvenientes que se presentaron a lo largo de la gestión pero el tesón y la férrea voluntad de los fraternales que encararon esta obra los fueron salvando.

El principal escollo fue la Dirección de Prestamos más arriba indicada que estaba compuesta por los distintos directores de todas las Cajas de Jubilaciones se oponía a que los adjudicatarios de las viviendas fuesen solamente ferroviarios.

Por último y en aras de la concreción de la obra se llego a un acuerdo en los siguientes porcentajes: 75% ferroviarios, 25% de las otras Cajas de Jubilaciones.

Se tomaron como terrenos ideales para esa cantidad de viviendas, en la zona noreste de la ciudad las Quintas de la sucesión Bianchi y en el año 1963 se tomo posesión de las tierras iniciándose la construcción un año después. Al estar en vigencia en nuestra ciudad el Plan Regulador que dependía de la Municipalidad, se diseñó el Barrio con una oblicuidad de 15º de norte a sur por imposición de los operadores de dicho Plan quienes también impusieron que todo el frente existente sobre Boulevard Centenario debería ser destinado exclusivamente a parquizado, ya que la idea original era construir el Barrio sobre Boulevard Centenario.

El día 30 de octubre de 1968 se entregan las primeras 45 viviendas, sucediéndose las restantes a través de los doce meses siguientes.

Toda la infraestructura del Barrio fue encarada por la Comisión de Viviendas, que tras muchos esfuerzos consiguió dotar a este complejo habitacional de todos los servicios esenciales, agua corriente, cloacas, teléfono, gas natural, pavimento, veredas perimetrales y amplia forestación, y ahí está como una demostración del esfuerzo solidario una obra que es orgullo de Cañada de Gómez y que se concretó por la férrea voluntad de un grupo de fraternales que por largos años no cejó en sus aspiraciones y muchas veces antepuso su optimismo y su trabajo al escepticismo de algunos, triunfando en definitiva para bien de un grupo numeroso de familias de trabajo.




LOS TESTIMONIOS DE SUS PROCURSORES Y COLABORADORES

El motivo de este trabajo, que va acompañado de otro en formato audiovisual, es transmitir a la sociedad aquellos recuerdos de los inicios de esta Barrio Jardín La Fraternidad, su comisión vecinal y los vecinos y vecinas que participaron en innumerables actividades como es el Festival Folclórico y el Torneo de Fútbol Nocturno.

                                                        OSVALDO CAULIN

«Vine a este Barrio porque yo estaba en la Unión Ferroviaria ya que era Guarda en el Ferrocarril, y desde la Fraternidad aceptaron que ingresáramos y en lo particular los prefería por su seriedad. Antes de que los muchachos empezaran los trámites en Buenos Aires, empecé a cobrarles $1.50 a los treinta de la manzana mía, para que pudieran realizar esos viajes. Desde aquella fecha es que estoy siempre con el Barrio. Conocíamos el terreno nada más, porque esta era la famosa Quinta del Ñato Bianchi, los muchachos estaban en trámites para que lo pudiéramos hacer. Hubo un sorteo, les dieron planos y elegían, había como cinco o seis planos. Yo elegí y me tocó en calle Regis y le dije a los muchachos que hicieran el sorteo junto a mi hermano así que quedé al lado de él. No fui de los primeros en venir a vivir porque cuando me llamaron yo estaba en Cosquín. Al final arribé a este barrio en 1969.

»Sobre el barrio se hablaba mucho, pero después todos querían venir a vivir acá y la prueba la tenes a la vista, en todos los particulares que han venido acá, hasta los mismos ferroviarios que dejaron sus casas. En mi cuadra ya no queda nadie de los ferroviarios son todos particulares. Participé en la vecinal desde antes que existiera, cuando  se estaba organizando junto a Tournier y Sasso,  quiénes eran algunos de los encargados del movimiento. Cuando nos pavimentaron las calles hicimos una chopeada y vino el intendente de entonces, don Hildo Storni, la misma fue toda una tradición, durante el 2019 la retomamos y nos visitó la actual intendenta municipal Dra. Clérici».


MARÍA BALZARETTI DE SOSA



«Mi llegada al barrio fue a raíz de que mis hermanos eran todos ferroviarios, algunos de ellos estaban inscriptos. En cambio a mi me salió la oportunidad porque era empleada de comercio. Uno de los primeros gremios a los que se les ofreció comprar viviendas fue al municipal, cuando era intendente  Gerardo Cabezudo, recuerdo que le dieron 15 casas y nadie quiso. Entonces Cabezudo, les ofertó a los empleados de Casa Vázquez, de los cuales nos anotamos cuatro, pero como demoró ocho años desde que me inscribí hasta que nos dieron la casa, algunos desistieron. Quedamos el Sr. Bustos y yo, nos tocaba en la primera cuadra, la calle Arévalo. En ese momento para mí era ir al medio del monte, no había nada acá, las casas estaban divididas por  alambrados, nos veíamos desde la primera a la última. Empecé a ir a las reuniones donde nos informaban como iba la obra, pagábamos creo que 20 pesos al mes de cuota. Hicieron los sorteos pero a un hermano mío lo trasladaron en el ferrocarril, entonces yo pedí que por favor me cambiaran de casa más al centro y me dieron la casa de mi hermano que es donde vivo ahora en la calle Storni.

»Era una odisea salir a trabajar desde este lugar. Se trabajaba cuatro y cuatro, cuando llovía, directamente no volvía al mediodía a mi casa, me quedaba de mi mamá que estaba en el centro porque era barro de acá hasta la calle Centenario y Mitre. Teníamos botas que la dejábamos en un lugar para la vuelta, era terrible.

»La luz llegaba hasta la esquina nada mas, era todo descampado. Después pedimos el pavimento, a pesar de que había gente reacia a que se hiciera porque no tenían auto, fue una lucha hasta que se logró y lo pagamos. También fuimos el primer barrio en tener gas.
»Desde que se empezó a formar el barrio se armo una comisión vecinal. En ese entonces mi marido integro la comisión, te estoy hablando de cuarenta años atrás, estaba Pampa Muñóz, González y quién estuvo muchos años como presidente de la vecinal fue Raúl Colombo. Otras personas que presidieron la misma fueron Adelina Gómez, Pedro Fúnez y Eugenio Federici»

Sobre las primeras actividades, Niní rememora los comienzos del torneo de fútbol y el festival...

«Todos los años íbamos renovando y haciendo tareas para juntar fondos para el barrio, empezamos con torneos de penales, después con torneos de fútbol, cada vez se nos hacía más difícil porque esto se agrandaba y no teníamos donde guardar las cosas. Al frente, la Sra. de Gartich nos prestaba el garaje, así que era terminar el torneo entrar las cosas, sacar las cosas. 

»Para el buffet habíamos hecho como un ring, pero dijimos algo hay que hacer acá para guardar las cosas. Propusimos comprar un vagón del ferrocarril, después no, mejor vamos a hacer una piecita y de eso salió el salón vecinal. Empezamos con el Arquitecto Marcelo Melis quien nos hizo los planos y así con los torneos de fútbol, cenas del día de la madre y del padre, el festival folclórico que ya tiene 25 años… con todo eso fuimos sacando fondos y llegamos a lo que tenemos hoy»

Con los fondos obtenidos en cada una de las actividades y alquileres del salón vecinal, la comisión la vuelca en obras para el vecindario, siempre con la activa colaboración del municipio local, así lo manifiesta la entrevistada...

«Un día dijimos acá hay poca luz en las cuadras, compramos dos luces mas para adicionar a las tres existentes por cuadra. Todo eso con lo recaudado en el festival y en el torneo de fútbol. Todo lo que se invierte para el barrio, por suerte la gente colabora. Hoy hay muchos cambios estructurales, el barrio hoy es diferente, la gente se fue yendo y ha venido gente nueva que nada tiene que ver con lo ferroviario.

»Somos una Comisión que empuja, siempre cuando llamamos a la Municipalidad tenemos algo para ofrecer de parte nuestra, nunca pedimos que nos den, por eso llegamos a acuerdos, cuando quisimos cambiar las luces, las compramos pero las instaló el municipio. También desde el Ejecutivo Municipal han puesto carteleras, macetones que además de embellecer el parque sirven para que se respete las normas de tránsito y no circulen por el mismo con las motos y bicicletas.

»El barrio para mi representa una parte muy importante de mi vida, vine acá con una hija de dos años y medio, al año y medio tuve mi hijo acá, que este año cumple 49 años, para mí esto es la mayor parte de mi vida. Yo vivía en el callejón Carcarañá al 300 y venirme acá era venirme al campo, cuando yo vine acá al principio me llovía adentro de la casa y yo lloraba y le decía a mi marido que nos fuéramos, yo me quería ir, y ahora ni aunque me dieran todo para irme más al centro ni loca me iría, de acá me sacan para los pinos»

WALTER CANDOTTI

«Previo al inicio del Barrio, nosotros, desde la Fraternidad, nos enteramos que en Pergamino y en Rosario estaban haciendo barrios con préstamo desde el Instituto. Había un promotor, de apellido Bozzini, que a través de créditos que daba el Instituto de Previsión para ferroviarios, se estaban haciendo los barrios. Él se acerco una vez a la Fraternidad y allí comenzó el programa para ver como se podía hacer en Cañada. En primera instancia se iba a hacer para ferroviarios nada más, y se iba a hacer en la franja de Centenario. Después se enteraron que había un cupo del Instituto que le había dado la Provincia de Santa Fe de 300 millones, en ese tiempo.

»Luego vinieron de un Plan Regulador que se trazo acá, y optaron porque en vez de ser sólo de ferroviarios, se integraran un mayor cupo, es decir integrar también a aquellos que aportaban para la jubilación a las cajas nacionales. Y así fue que del sitio donde estaba emplazado fue corrido a otro, pero había una diferencia de precio, por lo cual nosotros los adquirentes pagábamos un sobreprecio que era para pagar la parte de terreno, que quedaba como terreno público. Y así fue la iniciación del barrio.

»Cuando vinieron a construir, la empresa que trabajaba, oriunda de Buenos Aires, hizo su campamento cerca del salón vecinal, tenían los galponcitos donde preparaban los materiales, la portland, etc. No recuerdo el nombre de la Empresa pero es la misma que hizo el edificio de la Mutual Ferroviaria y el Barrio Mercantil.

»Mi llegada al barrio fue el 14 de diciembre de 1968. Las ciento cincuenta casas no estaban terminadas, sino que a medida que iban terminando manzanas, las entregaban. La primera que se entrego fue la de Gartich. Después empezamos a llegar, cada uno llegaba por necesidad de vivienda, porque se le terminaba el alquiler. Estábamos todos medios apurados, porque el barrio tuvo el problema del atraso por la huelga del ’61, cuando al durar cuarenta y dos días se atrasaron todos los tramites prácticamente.

»La huelga de 1961 ocurrió cuando ya venían aplicando el Plan Larkin y nosotros no queríamos. El plan Larkin consistió en la liquidación de los ferrocarriles y nosotros no lo queríamos, entonces se hizo una huelga que no se calculó que duraría tanto, se pensó que en cuatro o cinco días podría resolverse. Pero en ese tiempo estaba Frondizi como Presidente. Él estaba en Asia, me acuerdo que se lo criticó porque mientras paseaba en elefante, nosotros acá estábamos en huelga.

»La tendencia era que los militares nos podrían venir a buscar, sacarnos de apuro para correr algún tren, entonces se optó como estrategia secreta desaparecer, escondernos. Yo terminé en Gálvez, haciendo la cosecha de trigo en un campo que arrendaban mis primos. Estábamos todos desparramados, pero había comunicación, estaban los estafetas a pie, que llevaban los mensajes y los traían, pero todo secreto.

»Una vez que se terminó el barrio, el logro más importante fue el pavimento, nosotros lo deseábamos mucho, porque la gente era toda joven con hijos pequeños en edad escolar y era todo calle de tierra y para salir era un trastorno, te embarrabas siempre. Ahí tuvimos un problema también con Storni de Intendente, nos rehusamos a pagarle una gran franja porque nos exigía pagar pavimento que no nos correspondía. Cuando se fue Storni y entró Albertengo nos arreglamos y se regularizó la situación.

»Cuando llegué al Barrio ya tenía mis hijos. Vivir con mi familia acá fue lindo, de la casa que veníamos alquilando a esto, era un chalet vivir acá, eran casas lindas. De esto barrio me llevo un montón de recuerdos, todos hermosos»

OSVALDO LÓPEZ

«El comienzo salió de unos muchachos que estábamos en el local de La Fraternidad y vino creo que el Pájaro Sasso, Lechucita Tournier, Romerito, Laspina, el Negro Nievas… Y alguien saco la conversación de hacer un barrio porque nosotros no teníamos casa. Y de ahí nació, lo agarró la directiva fueron a Buenos Aires hablaron, pero así mismo nos miraban de allá arriba. ¿Quiénes son? Y, son de Cañada vienen para hacer un barrio…  No nos daban bolilla hasta que lo tomó la Directiva de Buenos Aires y ahí sí, ahí empezó y nos costó diez años de lucha para iniciarlo.

«Había tres clases de vivienda  la F (sin garaje), B (con garaje) y no recuerdo la tercera. Yo elegí la F y en la esquina. Tuve mucha suerte, una de las cosas más lindas que tuve en mi vida, la casa y el lugar; y los muchachos porque cuando vinimos de entrada cerrábamos la calle, nos juntábamos a comer, era otra cosa, nos divertíamos éramos como una familia. Por eso estoy contento de haber venido acá. El barrio es mi vida, para colmo estoy en un lugar que para mí es privilegiado, me siento y acá y ustedes lo ven, creo que lo mejor que me toco en la vida la casa y la familia que me acompaña, sino no haría nada»

Haydeé Salcedo de Funez

«El Barrio tardó unos cuantos años en ejecutarse porque tuvimos el problema de que fue una década con muchos cambios políticos, así que construirlas llevó entre ocho o nueve años. Mas o menos en el año 1969 llegué al barrio, apenas me entregaron la llave, al otro día ya estaba adentro. Llegué con una familia con tres hijas así que éramos cinco. Cuando llegamos en un primer momento lo vimos lindo porque uno quería la casa, pero el problema llegó cuando empezó a llover, estábamos en una isla, porque era todo tierra, Ayacucho, Centenario, 9 de Julio, Guido Spano… las únicas veredas que teníamos eran las de las calles, queríamos cruzar y era todo barro. Así que lo primero que decidieron fue formar una comisión para pavimentar el barrio, que no fue fácil.

»Había treinta propietarios más o menos que no querían el pavimento, mi marido que es quien asistía a las reuniones, le dijo que a ellos que no le gustaba el progreso, porque tener pavimento significaba progresar así que creo que tuvieron que poner hasta abogados para lograrlo. Se consiguió sacando dinero de la Caja de Ahorro Postal y la garantía  fue la Municipalidad de Cañada de Gómez. A comienzos de los ´70 empezaron a hacer el pavimento en las primeras cuadras. Pero el día que el pavimento llegó a calle Regis, organizamos una fiesta en esta cuadra, era el mes de agosto un frío terrible, pedimos permiso a la Municipalidad para cerrar la calle, vino el Doctor Regis y autoridades a la fiesta, éramos más o menos cien personas, una gran parrillada, se hicieron juegos para niños, los hombres con sus cartas, y las mujeres hicimos carreras de embolsados. Fue tan grande la alegría que teníamos, que tirábamos bombas avisando que teníamos el pavimento en la cuadra.

»Anécdotas hay muchas, la calle Juan B. Regis es una cuadra muy unida. Había cuarenta y cinco chicos cuando llegamos, todos en edad escolar primaria muy pocos en la secundaria, éramos muy jóvenes los matrimonios, así que empezamos a unirnos y a trabajar a partir de que hicimos ese festejo del pavimento y nos preguntamos por qué no hacer una chopeada en el verano, y así surgieron las chopeadas de la calle Regis. Un año en el mes de febrero, pleno carnaval, cada uno invitaba  a parientes o amigos, empezaron con un sifón de soda y siguieron con harina,  terminamos prestando ropas.

»Para mi es uno de los regalos más grandes que me hizo Dios venir a vivir a este barrio, yo la verdad que esperaba muchísimo la casa, estoy sola en estos momentos, mis hijas se han casado, tengo nietos y más de una vez me han dicho que vaya a vivir con ellos, pero a mi del barrio no me sacan, me quedo en el barrio hasta el final».




PRESIDENTES DE LA COMISIÓN VECINAL DESDE 1973

Según se puede ver en las actas con las que cuenta la Comisión Vecinal, presidieron la misma desde 1973 hasta la fecha, Jorge González (1973), Pedro Fúnez (1981), Juan Carlos Sasso (1982), Rubén Colombo (1984), Héctor Godoy (1989), Rubén Poletti (1990), María Balzaretti de Sosa (1996), Adelina de Gómez (2001), Eugenio Federici (2003), María Balzaretti de Sosa (2005), Eugenio Tournier (2010), María Balzaretti de Sosa (2012), Alicia Ayosa (2014), Mariano Navarro (2016) y Oscar Burrieza (2017).



SUS CALLES, PARQUES Y PASEOS

El Barrio Jardín La Fraternidad, popularmente conocido como el Ferroviario, es uno de los lugares más bellos de nuestra ciudad. Rodeado de dos extensas plazas denominadas España e Italia, en esta última se encuentra el Monumento al Inmigrante, obra del artista Ernesto Pacenza y que fue inaugurada en el mes de junio de 1983. El Parque ubicado entre las calles Centenario y Guido Spano lleva como nombre, desde el 12 de diciembre de 1974, Brigadier General Juan Manuel de Rosas. Las arterias internas, según ordenanza Nº 760, se denominan Aurelio Arévalo, Juan Bautista Regis y Atilio Carradori en homenaje estos dirigentes ferroviarios cañadenses; Dr. Gonzalo Beresiartu, ex diputado provincial, ex dirigente social y conocido como el Médico de los Pobres en la historia local; 20 de Junio en homenaje a la fecha de la fundación del Sindicato La Fraternidad en el año 1887 y Alfonsina Storni, recordando a la poetisa argentina fallecida en 1938 y hermana del entonces intendente municipal Hildo Storni. En 1990 se iluminó la cancha de fútbol, donde año tras año se desarrolla un importante torneo de fútbol nocturno en los primeros días del verano.

El 26 de abril de 1995, según la Ordenanza Nº 3087, autoriza a la Comisión Vecinal Barrio Jardín La Fraternidad a firmar un comodato con el municipio para la cesión de una fracción de terreno comprendido en su vértice Noroeste a los 7,46 m. hacia el sur de calle Guido Spano y a los 88,70 m. hacia el este de calle Mitre y mide 12 metros de frente al norte y sur, por 12 metros de frente al este y oeste, formando una superficie de 144 metros cuadrados. Lo construido sobre ese terreno cedido en comodato, será destinado exclusivamente por la entidad comodataria para el cumplimiento de los fines comunitarios propios de la Institución. Dos años después se habilitó el salón vecinal.


Durante la actual gestión municipal de la Dra. Stella Maris Clérici, se realizaron importantes obras de mantenimiento en el Parque Juan Manuel de Rosas, se instalaron aparatos deportivos habilitando un circuito saludable en el predio, se reconstruyeron las veredas que rodean al parque, se colaboró en la colocación y reposición de luminarias como así también en cámaras de seguridad, se habilitó el Pasaje de Polinizadores, espacio que se comparte con el Barrio Juan XXIII y con motivo del cincuentenario del Ferroviario, el 19 de mayo de 2019 en el Teatro Verdi se realizó un concierto en homenaje con la participación de la Orquesta Sinfónica Juvenil de la Municipalidad de Hurlingham dirigida por el cañadense Roberto Flores. Finalmente, hacia finales de año 2019, se habilitó en la Plaza Italia una escultura de un tren, obra del artista local Emiliano González.


[1] Pablo Di Tomaso, biografía de Adolfo Wytrykusz. 11 de mayo de 2015
[2] Testimonio de Carlos de Altube. Archivo del historiador Pablo Di Tomaso

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