Los cañadenses piden la cabeza del Jefe Político
Cuando finalizaba el s. XIX el pequeño pueblo que era por entonces Cañada de Gómez vivió una serie de protestas y revoluciones. En 1892 un grupo de 800 cañadenses exigían a la provincia la separación del Jefe Político del Departamento Iriondo don Mariano Acosta, cargo más importante que el de presidente comunal según la constitución provincial de entonces. Se quejaban de la falta de cintura política del Jefe y por las persecuciones que el mismo realizaba a los ciudadanos.
La Revolución radical de 1893 en Cañada de Gómez
Las Revoluciónes de 1893 en Argentina fueron en realidad dos insurrecciones cívico-militares dirigida por la Unión Cívica Radical. La primera dirigida por Hipólito Yrigoyen y Aristóbulo del Valle, que comenzó el 28 de julio y fue derrotada el 25 de agosto. La segunda, dirigida por Leandro Alem, quien llegó a ser proclamado presidente de la Nación, comenzó el 7 de septiembre y fue derrotada el 1 de octubre. Estas frustradas revoluciones trajeron innumerables problemas en el seno del radicalismo. Ya que salieron a la luz pública las importantes discrepancias entre el fundador y conductor indiscutido, Leandro Alem y su sobrino, Hipólito Yrigoyen.
Alem veía en su sobrino a un hombre propenso pactar con quién sea para lograr sus objetivos. En cambio Yrigoyen decía que su tío ejercía “una conducción demasiado principista, intransigente y personalista que no dejaba lugar a ningún tipo de negociación, ni siquiera con las figuras más "progresistas" del régimen conservador, como Roque Sáenz Peña o José Figueroa Alcorta” .
Decía Alem en una carta a un amigo en 1895:
"Los radicales conservadores se irán con Don Bernardo de Irigoyen; otros radicales se harán socialistas o anarquistas; la canalla de Buenos Aires, dirigida por el pérfido traidor de mi sobrino Hipólito Yrigoyen, se irá con Roque Sáenz Peña y los radicales intransigentes nos iremos a la mismísima mierda."(Felipe Pigna, “Las revoluciones radicales”, El Historiador)
En 1893 gobernaba la provincia Juan Manuel Cafferata quién había asumido el 7 de abril de 1890 y durante su administración se fundaron 17 colonias y se inauguraron muchas escuelas primarias, se creó el Colegio de Artes y Oficios (1890) en Rosario, hoy Colegio San José, a cargo de la orden salesiana. Además fue quien inauguró oficialmente la Universidad Provincial de Santa Fe, hoy Universidad Nacional del Litoral, proyectada durante el gobierno de Gálvez. (Felipe Pigna, “Las revoluciones radicales”, El Historiador)
¿Pero que pasó en nuestra ciudad?
Nuestro presidente comunal era Melitón Gómez, hombre pachorriento y de noble sonrisa. Su gestión estuvo orientada en la higiene del pueblo, mejoramientos de los caminos, arreglos de los puentes del Arroyo y un fuerte combate a las “Casas de tolerancia”. En la madrugada del 29 de julio estalló la revolución con éxito y poca originalidad. Bertóla en sus Apuntes dice lo siguiente de lo ocurrido ese día: “…una fuerza radical encabezada por Don Rudesindo E. Freyre y los Sres. Correa se presentaron en Cañada de Gómez y tomaron la Jefatura Política que quedó abandonada desde don Alfredo Acosta (hermano del Jefe) intentó hacer frente desde la azotea de la casa, armado de una escopeta con algunos cartuchos para perdices…” El presidente comunal Gómez mantuvo una reunión con Freyre con el fin de evitar que se derrame sangre en el pueblo, esto fue denunciado por el Jefe Político Acosta como conspirador al Gobierno siendo destituido y reemplazado por Mariano Rodríguez.
Ese mismo año ocurrió la segunda intentona revolucionaria del radicalismo en la zona muchos cañadenses se atrincheraron y otros viajaron a Rosario a dar lucha pero este movimiento fue frenado por el General Levalle quién dejó como Jefe Político al Sr. Rómulo Acuña. Este dejo dejó una víctima fatal a la ciudad y fue el joven Eugenio Bianchi que fue asesinado con un disparo en su espalda, en el cementerio local podemos vislumbrar sobre su tumba una columna trunca con el siguiente epitafio: “Eugenio Bianchi, fallecido el 15 de octubre de 1893 y nació el 4 de agosto de 1874. El brazo de la tiranía tronchó su existencia, sus amigos y correligionarios le dedican esa lápida a su memoria que clama justicia.”
Pablo Di Tomaso
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