Denuncia que perdió un bebé por estar expuesta al glifosato


La familia Fontanellaz esperaba con alegría su segundo embarazo. Edgar y María Luisa serían padres de gemelos y agrandarían la familia. María Luisa estaba embarazada de 33 semanas cuando la alegría mutó en ira y desazón al enterarse de que uno de sus bebés estaba muerto. 


Su médico obstetra fue contundente: las fumigaciones sobre los terrenos en donde se encuentra su casa, fueron el detonante. “La paciente, quien cursa gestación gemelar con el antecedente del  primer gemelar muerto y retenido intraútero y el segundo gemelar vital cursando las 33 semanas de gestación no debe exponerse a los agrotóxicos  del aire ambiental que presenta en su domicilio para evitar riesgos potenciales de complicaciones en lo que respecta a la salud de la señora y de su feto vital actualmente intraútero. Indico  a la paciente el cambio de residencia, para evitar la exposición a los agrotóxicos ambientales”, puede leerse claramente en la recomendación médica firmada por el obstetra Darío García, matrícula N° 11.725 .
 Los Fontanellaz padecieron la última fumigación el 9 de septiembre. Duró tres horas en la localidad de Firmat en Santa Fe. El campo pertenece a la Asociación Zanini que dispuso la fumigación con glifosato del barbecho para sembrar. Edgar Fontanellaz llamó a tres escribanos para realizar un acta y todos se negaron por estar supuestamente comprometidos con otros clientes. Los escribanos son  Marisa Samboni, Gustavo Bellon y Nora Dodorico. A su vez se comunicó  a la Comisaría de Firmat N°15 donde fue atendido por el agente Alejandro Armán que dijo no disponer del patrullero para ir a intervenir.
Ante la situación llamó a la Municipalidad al secretario de la Producción Miguel Garrofé, quien tampoco hizo lugar al reclamo desesperado del padre. Fontanellaz paga mensualmente un impuesto de $ 202 por ser su domicilio “Categoría A Zona Urbana” y aun así es fumigado en su propia casa. “La gravedad del hecho es que la esposa de Fontanellaz está embarazada próxima a dar a luz,  un embarazo que era de gemelos y perdió  uno de los bebés por tantos inconvenientes, fumigaciones y situaciones de angustia durante todo su embarazo y hoy sólo espera a uno de sus hijos”, remarca la doctora Graciela Cristina Gómez a Tiempo Argentino, abogada ambientalista quien en su momento patrocinó a la familia de Julieta Sandoval, la niña que también murió víctima de las fumigaciones, tal como dio a conocer en su momento este diario.
  La letrada además aportó otro dato que agudiza el calvario de la familia: su otra hija, llamada Samanta Wanda, de 7 años, ha sido trasplantada recientemente  por un problema auditivo teniendo una prótesis en los oídos y con la salud delicada. El planteo finalmente recayó en la Unidad Fiscal de Delitos Ambientales UFIMA. Nuevamente, el certificado médico da todas las pautas: “La paciente  que presenta hipoacusia bilateral congénita neurosensorial profunda y está equipada con implante coclear bilateral, presenta frecuentes episodios inflamatorios y catarrales de vías aéreas superiores, por tal motivo esto afecta sus vías respiratorias y audición. Considerando los antecedentes mencionados y teniendo en cuenta que se encuentra expuesta a agroquímicos, y que es perjudicial para su salud, se indica que la paciente no este expuesta a esta variable. Indico cambio de domicilio.”
Gómez presentó un recurso de amparo con medida cautelar el 21 de septiembre. El  expediente N°865/2011 cayó en el Juzgado a cargo de la doctora Sylvia Pozzi. Además se abrió una causa penal  en la Unidad Fiscal de Investigaciones en Materia Ambiental (UFIMA). “El 14 de septiembre se abrió una demanda por la mudanza impuesta en clara violación al derecho de propiedad y cuando realizamos  un pedido de fotocopia de los anexos de la ordenanza  y mapa que delimita la línea cero en el Concejo Deliberante, nos respondieron que se había perdido”, detalla la abogada que subraya que el Presidente del Consejo Municipal Sergio Stampone contestó que no se niega la entrega del mapa sino que  el expediente que contiene el plano se extravió. Algo que a la letrada le resulta sospechoso.
 “Las células de la placenta humana son muy sensibles al RoundUp (nombre comercial del glifosato) a niveles inferiores a aquellos rutinariamente usados en la agricultura, quizás explicando las causas de nacimientos y abortos prematuros en áreas rurales de Argentina.  Incluso, los efectos del Roundup sobre la síntesis de hormonas sexuales fueron detectados por debajo del nivel de toxicidad, hecho que amerita la clasificación de este herbicida como un potencial disruptor endócrino”, concluye el doctor reconocido mundialmente por sus investigaciones en torno al producto, Giles Seralini.
Tiempo Argentino

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