El Ministerio de Educación indicó que se trata de integrar las aulas que tienen menos de 15 alumnos. Los sindicatos denuncian un achicamiento encubierto de la escuela pública. Legisladores critican la decisión por “prematura”.
Docentes porteños protestaron frente al Ministerio de Educación de la Ciudad por su decisión de cerrar 143 grados de nivel primario, 53 cursos de nivel medio y 25 cursos de escuelas técnicas porque busca integrar las aulas que tienen menos de 15 alumnos. Desde el ministerio aseguran que el objetivo es “mejorar la calidad educativa”, mientras que para los sindicatos se trata de “un achicamiento encubierto de la escuela pública”.
La disposición de la cartera educativa tiene fecha del miércoles 29 de febrero y está firmada por el director general de Educación de Gestión Estatal, Maximiliano Gullmanelli. Uno de los argumentos de la decisión es que “la integración propiciada contempla una nueva reasignación del espacio físico, que posibilitará la apertura de 52 salas de educación inicial, que beneficiarán a aproximadamente 1500 niños”. El ministro porteño Esteban Bullrich dijo luego que “hay un crecimiento significativo de matrícula”, y aseguró que “se necesitan más docentes en la zona sur”.
El titular del gremio UTE, Eduardo López, no coincide con este punto y señala que “eso es incompatible” y explica su postura: “Si un docente tiene dos turnos en zona norte y se queda sin uno de ellos porque su curso lo integran con otro, no puede atravesar la ciudad en 20 minutos”. López asegura que “en Soldati, lo que faltan son escuelas. Sobran nenes y se desbordan las aulas. Hay 35 chicos en aulas donde no entran más de 25.”
Bullrich anunció que algunas aulas liberadas serán ocupadas para salas maternales “porque hay muchas alumnas madres que dejan de ir a las escuela secundaria porque no tienen dónde dejar a sus hijos”. En la cartera educativa sostienen que la decisión “mejorará la oferta de matrícula a nivel inicial” y que “el docente podrá elegir ser relocalizado en el sur o estar hasta dos años en la escuela en la que estaba, haciendo la tarea que defina su director, con prioridad para presentarse luego a cualquier cargo”.
Para López, “faltan docentes en toda la Capital, no sólo en zona sur”, y da un ejemplo: “En Caballito, el año pasado, había emergencia a 15 días de empezar las clases. Es un problema general porque hoy nadie quiere estudiar para ser maestro.”
Mariano Denegris, del área de comunicación de UTE, consideró ayer que “el Estado no tomó medidas para que los chicos no se vayan a las escuelas privadas. Si consiguen becas, a los padres les conviene porque trabajan y necesitan que sus hijos hagan jornada completa. En los estatales no se habla de la opción de extender la jornada. Sacan grados de escuela pública para seguir subsidiando los sueldos de los docentes de las escuelas privadas, es decir, de empresas para las cuales pagar ese monto no sería significativo.”
La disposición de Gullmanelli se basa en “las pautas establecidas en la materia por el Decreto 1990/97”, firmado por el entonces intendente Fernando de la Rúa, que indica que se pueden fusionar aquellos cursos con menos de 20 alumnos. La legisladora porteña Virginia González Gass (Proyecto Sur) pedirá la derogación de ese decreto “en cuanto comience a trabajar la Comisión de Educación de la Legislatura, lo cual podría ocurrir el martes que viene”, indicaron sus voceros.
A través de un comunicado de ese bloque, los legisladores rechazaron “la decisión del macrismo de cerrar más de un centenar de grados y cursos” por considerar que fue una decisión “arbitraria, prematura y a ciegas”. Señalaron que “no hay sistematización de datos” y que, de los cursos que cerrarán en escuelas técnicas, algunos “corresponden a los turnos vespertino y noche, elegidos particularmente por alumnos que trabajan”.
La disposición de la cartera educativa tiene fecha del miércoles 29 de febrero y está firmada por el director general de Educación de Gestión Estatal, Maximiliano Gullmanelli. Uno de los argumentos de la decisión es que “la integración propiciada contempla una nueva reasignación del espacio físico, que posibilitará la apertura de 52 salas de educación inicial, que beneficiarán a aproximadamente 1500 niños”. El ministro porteño Esteban Bullrich dijo luego que “hay un crecimiento significativo de matrícula”, y aseguró que “se necesitan más docentes en la zona sur”.
El titular del gremio UTE, Eduardo López, no coincide con este punto y señala que “eso es incompatible” y explica su postura: “Si un docente tiene dos turnos en zona norte y se queda sin uno de ellos porque su curso lo integran con otro, no puede atravesar la ciudad en 20 minutos”. López asegura que “en Soldati, lo que faltan son escuelas. Sobran nenes y se desbordan las aulas. Hay 35 chicos en aulas donde no entran más de 25.”
Bullrich anunció que algunas aulas liberadas serán ocupadas para salas maternales “porque hay muchas alumnas madres que dejan de ir a las escuela secundaria porque no tienen dónde dejar a sus hijos”. En la cartera educativa sostienen que la decisión “mejorará la oferta de matrícula a nivel inicial” y que “el docente podrá elegir ser relocalizado en el sur o estar hasta dos años en la escuela en la que estaba, haciendo la tarea que defina su director, con prioridad para presentarse luego a cualquier cargo”.
Para López, “faltan docentes en toda la Capital, no sólo en zona sur”, y da un ejemplo: “En Caballito, el año pasado, había emergencia a 15 días de empezar las clases. Es un problema general porque hoy nadie quiere estudiar para ser maestro.”
Mariano Denegris, del área de comunicación de UTE, consideró ayer que “el Estado no tomó medidas para que los chicos no se vayan a las escuelas privadas. Si consiguen becas, a los padres les conviene porque trabajan y necesitan que sus hijos hagan jornada completa. En los estatales no se habla de la opción de extender la jornada. Sacan grados de escuela pública para seguir subsidiando los sueldos de los docentes de las escuelas privadas, es decir, de empresas para las cuales pagar ese monto no sería significativo.”
La disposición de Gullmanelli se basa en “las pautas establecidas en la materia por el Decreto 1990/97”, firmado por el entonces intendente Fernando de la Rúa, que indica que se pueden fusionar aquellos cursos con menos de 20 alumnos. La legisladora porteña Virginia González Gass (Proyecto Sur) pedirá la derogación de ese decreto “en cuanto comience a trabajar la Comisión de Educación de la Legislatura, lo cual podría ocurrir el martes que viene”, indicaron sus voceros.
A través de un comunicado de ese bloque, los legisladores rechazaron “la decisión del macrismo de cerrar más de un centenar de grados y cursos” por considerar que fue una decisión “arbitraria, prematura y a ciegas”. Señalaron que “no hay sistematización de datos” y que, de los cursos que cerrarán en escuelas técnicas, algunos “corresponden a los turnos vespertino y noche, elegidos particularmente por alumnos que trabajan”.
Florencia Halfon-Laksman para Tiempo Argentino
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