"Es hora de actuar con prudencia y sin posturas altisonantes que
lastimen a la gran víctima: el pueblo paraguayo" consignó La Nación en
su editorial de hoy. Aquí un análisis de sus intenciones.
"La destitución de Fernando Lugo" es
el titulo de una de las editoriales que La Nación presentó hoy para
analizar la situación política de la hermana patria paraguaya. Aquí van
algunos de los párrafos resaltados que la componen para sacar
conclusiones:
"Primero se escuchó la reprobación de los autoritarios
bolivarianos. De aquellos que han desnaturalizado la democracia en sus
respectivos países hasta hacerla irreconocible, sin que eso haya
conmovido a los organismos regionales. Esa demolición de las estructuras
democráticas se hizo con un mismo esquema: concentrar el poder en manos
del Ejecutivo; transformar sus Parlamentos en meros sellos de goma, y
manipular los sistemas judiciales de manera de someterlos".
Pero ¿Quién entra en esta bolsa?
"Para la Argentina, y también para todos esos países, los
equilibrios y contrapesos que están en la esencia misma de la
democracia son simplemente irrelevantes. Lo importante para ellos es
concentrar el poder en manos de sus líderes, con los disfraces retóricos
con los que colorean su accionar, tiñéndolo de democrático. Los
mensajes de Hugo Chávez, Rafael Correa, Daniel Ortega y Evo Morales que
cuestionan la legitimidad de lo actuado en Paraguay padecen de esa grave
deficiencia".
"Cristina Fernández de Kirchner, por su parte,
manifestó que "no convalidará" lo que calificó de "golpe de Estado". La
situación de la democracia en nuestro país está, por lo demás, lejos de
merecer aplausos. Hay varios jueces federales penales sospechados de
favorecer a la administración nacional eternizando las investigaciones
de corrupción de modo de frustrarlas y un Congreso que, arguyendo la
existencia de "una (larguísima) emergencia", ha traicionado abiertamente
el espíritu de la Constitución delegando todas sus facultades en el
Poder Ejecutivo. Más aún, ¿puede un gobierno que ni siquiera cumple con
los fallos de su propia Corte Suprema de Justicia pronunciarse
alegremente del "debido proceso legal"? ¿Con qué autoridad moral?A ello
cabe agregar un antidemocrático cercenamiento de la libertad de prensa y
una persecución a los medios independientes".
"Así las cosas, todo indica que el único cambio
efectivo provendrá con seguridad del grado de hartazgo que se manifieste
con esta situación en la opinión pública".
"Es hora de actuar con prudencia y equilibrio. Sin
posturas altisonantes que lastimen a la gran víctima de lo sucedido en
Paraguay, que es su pueblo. En procura de dejar atrás el fracaso
político de la gestión de Fernando Lugo, rechazando al propio tiempo un
proceso de destitución que ciertamente no respetó el derecho de defensa
de quien fue el acusado".
Veamos el lado positivo: La Nación, desde su editorial, es decir,
la voz oficial del diario, se preocupa por el "pueblo" paraguayo y dice
que a Lugo no se le respetó el derecho de defensa. También se muestra
preocupado por "la democracia". Digamos que para un diario que avaló,
justificó y apoyó la genocida dictadura que sufrimos en los 70 -aval,
justificación y apoyo del cual nunca se retractó- este es un avance
importantísmo que debemos resaltar.
Y ahora veamos lo que nos dio miedo al leerlo: sembrar al menos
un atisbo de duda acerca del actual proceso político en tanto su
carácter democrático, ponerlo entre comillas, relativizar la plena
vigencia de los derechos ciudadanos y democráticos en la Argentina de
2012, es, por l menos, una desmesura. Y muestran la hilacha: como no
pueden imponer por la vía de los votos su ideología, desconocen la plena
vigencia de esas reglas de juego.
Como los chicos ricos dueños de la pelota: si voy perdiendo me la
llevo. Estos tipos son capaces de cualquier cosa si se da vuelta la
taba. Como dice un amigo: van a venir a fumigarnos.
Adenda: en una charla del día de ayer, con la participación de
Martín Becerra, María O'Donnell y Wainfeld, Mario decía: "los
periodistas no son los medios". Y O'Donnell veía en esa definición el
"denominador común" que permitía debatir en conjunto la actualidad del
país y de la profesión. Yo comparto esto de que las personas no son los
medios. Por eso estaría muy bueno que los periodistas de La Nación, los
demócratas en serio y no los que escriben sus editoriales, se
pronunciaran tajantemente sobre este amenazador editorial. Porque así
como no se puede estar un poco embarazada, tampoco se puede ser un poco
democrático. Se es o no.
Fuente: Blog de Mendieta
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