La
primitiva iglesia de Cañada de Gómez tuvo sus inicios allá por el año 1876
cuando fue colocada su piedra fundamental. Ese día, 26 de octubre, en un acta
firmada por las autoridades eclésiaticas y civiles presentes se dejó asentado
que el futuro templo estaría bajo la protección de San Pedro apóstol.
Vale
aclarar que para ese año nuestra ciudad era apenas una colonia que pertenecía
al Departamento San Jerónimo con cabecera en Coronda y se dependía de la Diócesis de Paraná con
relación directa del Convento de San Carlos, fue por eso que nuestro primer
párroco fuera Nicolás Pudignani un franciscano proveniente del citado centro religioso
ubicado en San Lorenzo y que estuviera desde el primer día del año 1885, cuando
se abrió las puertas del templo hasta 1887.
A
partir de entonces se celebró en la comunidad el día 29 de junio como fiesta
patronal.
Y esa
fiesta patronal, tuvo un marcado respeto en la sociedad. Aún hoy, son
recordadas las procesiones por el pueblo con la imagen de San Pedro al frente
de la misma.
En la Iglesia católica se cree en la intercesión de los
santos o el santo patrón. Los términos patrón y patrono son sinónimos de
defensor y protector. Los santos patronos son considerados por muchos creyentes
como intercesores y abogados ante Dios, sea de una nación, un pueblo, un lugar,
una artesanía o actividad, una clase, una congregación, un clan o una familia.
El pasado viernes 29 se realizó la misa
en celebración de San Pedro, posteriormente la procesión, chocolateada para los
presentes y la fogata tradicional.
Todas las dependencias oficiales
estuvieron cerradas, lamentablemente algunos comercios no cumplieron con el
rito sagrado de la festividad pueblerina.
Es que al no tener una fecha de
nacimiento, el único día que nos queda a los cañadenses de festejar el día de
nuestra patria chica, es el día del Santo Patrono y quizás muchos deberían
tomar esa jornada para ser un examen de conciencia y repensar que hacen por
nuestra ciudad, y que pueden hacer para que nuestra comunidad pueda volver a
ser la de antes un poco más solidaria y un poco más respetuosa de nuestro
orígenes.
Para finalizar, quiero también recordales
que también un 29 de junio, se produjo la poblara en defensa del Padre
Amiratti, quién había renunciado un par de días antes por la presiones de la
curia rosarina encabezada por Monseñor Bolatti.
El otro día un amigo me describió en
pocas palabras la labor de Amiratti, y en ellas describió “rompió con todos los
moldes de curas que habíamos visto; los ricos de Cañada estaba acostumbrados a
darle buena vida a los párrocos de la ciudad donándoles comidas, ropas y hasta
dinero. Pero Amiratti todo lo que recibía se lo daba a los pobres, hasta durmió
en la parrilla de su cama por darle el único colchón que tenía a un necesitado.
Y esa clase alta cañadense comentaba «cómo puede darle a esos negros»… No
entendían nada, no entendía ni siquiera la palabra de Dios y la misión de
Cristo en la tierra y Amiratti supo llevar la palabra de Dios hasta el rincón
más humilde de la ciudad con su paz y su sonrisa…”
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