LOS INTENDENTES DE CAÑADA: EL SEGUNDO MANDATO DE DON RICARDO

Don Ricardo C. Romegialli, Intendente 1963-1967
Después de un poco más de un año de dictadura cívico-militar, se realizan elecciones en nuestro país en donde el peronismo seguía prohibido y el domingo 7 de julio de 1963 triunfa la UCRP con el 31,90% con la fórmula Arturo Illia-Carlos Perette, en el segundo lugar los votos en blancos con el 21,20% y en tercer lugar la UCRI con Oscar Allende-Celestino Gelsi. En la provincia de Santa Fe también triunfa la UCRP con Aldo Tessio y Eugenio Malaponte como gobernador y vice respectivamente, siendo la última vez en la historia que el radicalismo ganará y administrará los destinos santafesinos. En nuestra ciudad en las elecciones a concejales triunfa el Partido Demócrata Progresista seguido de las dos fracciones radicales. Los ediles que asumieron en setiembre del ´63 fueron Ricardo Cónsul Romegialli, Francisco Trujillo e Italo Modanesi por el PDP, Higinio Vasconi por la UCRP y Carlos Garma por la UCRI. En esa sesión preparatoria sucede un hecho histórico y único en la historia local, ya que entre los concejales elegidos debería salir el futuro intendente municipal recayendo el cargo en Ricardo C. Romegialli con el voto unánime del cuerpo legislativo, su lugar en el mismo fue ocupado por Alonso Piovano quién a su vez fue el presidente del concejo cañadense. El 12 de octubre en la sesión inaugural asumieron las nuevas autoridades siendo nuevamente Hildo Storni Secretario de Gobierno y Hacienda y Víctor Bisson Secretario del Concejo Deliberante. También fueron concejales en este breve período democrático Horacio Garino, Juan Masa y Rubén Mocchi.

Unas de las primeras decisiones de Romegialli fue derogar las ordenanzas del Plan Regulador iniciado por Cabezudo generando una gran polémica; nombró como Jefe de Tránsito a Mario Maero, a Juan Carlos Santana como Secretario Administrativo y a Máximo Álvarez como Controlador de Maestranza; se intensificó la campaña de eliminación de los perros vagabundos; se aumentó las tasas a los terrenos abandonados; se adquirieron camiones volcadores, motonetas y un Jeep; se creó la Comisión Municipal de Cultura integrada por distintas instituciones de la ciudad y entre sus funciones era controlar los espectáculos y funciones públicas, sus contenidos, etc.; y se realizaron importantes obras de pavimentos en arterias de la ciudad llegando a cubrir casi la totalidad del radio céntrico de la misma; se le pidió autorización al Ferrocarril Mitre para construir una plaza en la calle Sargento Cabral cosa que nunca pudo ser llevada a cabo.
1964 fue un año muy duro para la gestión Romegialli y para él personalmente; primero en nuestra ciudad ocurrió uno de los mayores tornados de nuestra vida lugareña destruyendo casas, plazas y hasta el edificio de la Escuela San Martín que alquilaba en la esquina de Sarmiento y Balcarce, se realizaron campañas solidarias a lo largo del año para cubrir los gastos de tamaña tragedia. Y quizás el hecho más trágico del intendente fue la muerte de su hijo Ricardo Mario en un accidente de tránsito, enlutando a toda una sociedad que respetaba y admiraba la figura del joven empresario cañadense.
Es importante destacar que el municipio donó los terrenos para que se construya la Escuela Alberdi en la esquina de Necochea y Belgrano; La Helvética donó el edificio de la Escuela San Martín; se comenzó a pensar en la edificación de la Escuela Almafuerte que finalmente fue también donada en parte por Romegialli e inaugurada en 1969.  Cuando en junio de 1966 es derrocado el gobierno de Arturo Illia, el dictador Juan Carlos Onganía designa como Interventor de la provincia al Contraalmirante Eladio Vázquez quién ratifica en el cargo de intendente a Ricardo C. Romegialli.
Finalmente podemos seguir escribiendo mucho de este benefactor de la ciudad que fue el hijo del fundador de La Helvética y continuador de su obra,  además de participar en los directorios de la Fábrica de Cartones, Cañadenzo, la ILPU y La Lactonal , Fábrica de botones Nacar, Estructuras Evidente, Cerraduras Mario, entre otras importantes empresas locales; pero Don Ricardo como todos lo llamaban ha quedado en la memoria colectiva local en sus obras y en su hombría de bien y como dijimos en su primer mandato tuvo aciertos y errores, fue amado y criticado por sus decisiones de participar en gobiernos de facto pero no podemos negar que ha dejado una marca que es imposible de borrar.

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