Petersen, Bartoli y Santana, El Triunvirato de 1962-1963 |
Para
llegar a ese momento debemos retomar lo ocurrido en el país, cuando el golpe de
estado militar del 29 de marzo de 1962 tuvo elementos tragicómicos que
determinaron que no fuera un militar, sino un civil, José María Guido, quien
accediera al gobierno luego de derrocar al Presidente Arturo Frondizi. Producido
el levantamiento militar el 29 de marzo de 1962, Frondizi fue detenido en la Isla Martín García
cuando se negó a renunciar («no me suicidaré, no renunciaré y no me iré del
país». En la mañana del 30 de marzo, el
General Raúl Poggi, líder de la insurrección victoriosa, se dirigió a la Casa Rosada para
hacerse cargo del gobierno, y se sorprendió con el hecho de que los periodistas
le comentaban que un civil, José María Guido, había jurado como presidente en
el palacio de la Corte
Suprema de Justicia.
En
nuestra ciudad pasó algo parecido, el Intendente Municipal Gerardo Cabezudo se
mantuvo en el cargo por unos días más hasta que el Interventor de la provincia
el Gral. Ernesto Córdes nombrara a su reemplazante. Ante la falta de repuesta
del gobierno provincial y el nombramiento del Gral. Jorge Noceti Campos como
nuevo Interventor de la provincia, decide Cabezudo entregar las llaves del
municipio, el 24 de julio de 1962, ante escribano público a un triunvirato de
empleados municipales integrado por Antonio Bártoli, Juan Petersen y Juan
Santana.
Noceti
Campos designó como Comisionado Municipal de nuestra ciudad a Enrique
Columbres, quién no llegó a asumir nunca por renunciar a ese nombramiento.
Inclusive se había hecho una campaña en su contra en la ciudad, a raíz de
tratarse de un dirigente que no vivía en la misma. De esta manera se produjo
una especia de acefalía ya que la administración municipal quedó en manos del
triunvirato integrado por Bártoli, Petersen y Santana hasta la vuelta de la
democracia ocurrida en 1963.
La gestión del Triunvirato fue muy breve, como empleados municipales
tuvieron una digna actuación en preservar la administración local siempre con
el férreo control de las autoridades provinciales. En sus catorce meses de
mandato podemos destacar que se inauguró el busto en homenaje al presidente
Domingo Sarmiento en la esquina de Ballesteros e Yrigoyen; se puso en vigencia
un nuevo Código de Construcción; se continuó con la canalización y limpieza del
arroyo iniciada en tiempos de Cabezudo; en la parte económica mantuvieron las cuentas
saneadas con algo más de tres millones de pesos en caja; construyeron nichos en
el Cementerio; compras de bienes de uso en el Matadero Municipal y se pintó la
sede comunal de Ocampo 920.
Cabe
agregar que el Triunvirato al carecer de una figura política de peso fue muy
criticado por los hombres del poder cañadense, prácticamente no se les
perdonaba nada y eran crucificado en los medios y lugares públicos. Las quejas
más comunes fueron el abandono del conducto de calle Moreno; la falta de limpieza
en la ciudad; la continuación del Plan Regulador iniciado por la anterior
gestión; la falta de alumbrado público; por el supuesto aumento desconsiderado en
la Ordenenanza
Impositivia a los comercios fueron atacados por el Centro
Económico de entonces; se generó una gran polémica por el Monumento a la Madre que se emplazó
enfrente de la Parroquia San
Pedro por la desnudez del bebé y hasta se los culpó por la negligencia en el llenado de tanques de agua
para los bomberos en el incendio de la Panadería de los Serrano.
Para
finalizar esta parte de nuestra historia local, es preciso citar lo que el
Triunvirato publicó al cumplirse un año de su sorpresiva designación como
Encargados Municipales, donde expresan “esta es la obra de tres concientes
empleados, que pese a las dificultades de la época, han llevado brillantemente
la marcha de las necesidades comunales, demostrando que donde hay
administración honrada y capaz, siempre pueden desenvolverse con eficacia los
vecindarios, las provincias y las naciones”.
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