De chiquitos nos enseñaron que
ese 25 de mayo de 1810, con la formación de la Primera Junta era el nacimiento
de nuestra Nación. Siempre respetando los lineamientos de los fríos libros
“mitristas” donde el “relato” parecía más un guión cinematográfico que una
revolución. Pero nada decía de las internas, de las discusiones y del camino
ideológico que pretendía tomar aquella gesta. Nada dice que el primer
presidente de esa Junta, don Cornelio Saavedra representaba a los sectores conservadores
favorables al mantenimiento de la situación social anterior y que a los “progresistas” que si pretendían
conformar una nueva Nación fueron prácticamente expulsados como Moreno
“asesinado” en alta mar; o Belgrano que era abogado, se le encomendó la
expedición a Paraguay, creando la bandera en Rosario en febrero del 1812. Desde
esa fecha en adelante nuestro país sufrió innumerables cambios en su rumbo,
guerras civiles, traiciones, dictadores, vendepatrias, fondos buitres, etc.,
etc.
Ahora como era aquel país que
celebró el Centenario patrio???... La conmemoración del centenario de la
revolución de mayo coincidió con una creciente conflictividad social. El año
1910 registró el número más elevado de huelgas y disturbios. Era nuestro
presidente José Figueroa Alcorta, un vicepresidente que le tocó asumir las riendas del país a raíz del
fallecimiento del entonces presidente Manuel Quintana en 1906. Figueroa Alcorta
tiene la característica de ser el primer y único argentino que fue Presidente
de los tres poderes constitucionales (legislativo, judicial y ejecutivo). Fue
quién en disconformidad con el Congreso Nacional ordenó su clausura y como
Presidente de la Corte
Suprema avaló el primer golpe de estado que destituyó a Hipólito
Yrigoyen en 1930. El dirigente anarquista Abad de Santillán en esos años
manifestó que “el gobierno triunfó; pero
la historia recordará que para celebrar la fecha de la Independencia fue
necesario convertir a Buenos Aires en un campamento militar, con estado de
sitio y con cárceles repletas". Cuando en ese sistema agroexportador, que
beneficiaba a unos pocos que se quedaba con mucho, aquella fiesta “popular”
sólo fue disfrutada por la sociedad alta porteña que recibió con recepciones de
gala, funciones teatrales extraordinarias, marchas civiles y desfiles militares
e inauguración de monumentos, algunos de ellos obsequiados por otros países a la infanta Isabel de Borbón, hermana del rey
de España Alfonso XIII y el arribo de
destacados estadistas, como el francés Georges Clemenceau, y de escritores y
periodistas como Ramón del Valle Inclán y Vicente Blasco Ibáñez, era la señal
inequívoca del interés que en ese momento despertaba la Argentina.
205 años después, el pasado 25,
se vio reflejado en cada rincón del país que el pueblo vive de otra manera,
piensa de otra manera y siente a la patria de otra manera. Ya no necesitamos
que venga ningún rey a decirnos lo que debemos hacer, hoy somos nosotros lo que
decidimos que país queremos. Hoy vamos camino a otros festejos del
Bicentenario, por ejemplo los santafesinos debemos sentirnos orgullosos que el
próximo 29 de junio se celebran 200 años de la primera vez que se declara la
independencia de la
Corona Española en los territorios que integraban el Virreynato
del Río de la Plata ,
cuando se realizó el Congreso de Oriente, Congreso de los Pueblos Libres o
Congreso del Arroyo de la China
(denominación de entonces a lo que es hoy Concepción del Uruguay), que fuera
convocado por José Gervasio Artigas, el Protector de los Pueblos Libres y que
junto a Santa Fe estuvieran la Banda Oriental del Uruguay, Entre Ríos, Córdoba,
Misiones y Corrientes. Un hecho histórico que la “historia oficial” ninguneó
durante décadas y que hoy gracias al revisionismo y a los institutos
historiográficos que no quieren borrar la verdad, podemos estar recordándolo.
Si me preguntan que país prefiero,
si el de 1910 o el de ahora, no dudo en responder que prefiero este cien veces
más que el de hace un siglo. Porque a pesar de todo, hoy el hijo del obrero
puede ser profesional y estudiar junto al hijo de un empresario. Porque a pesar
de todo, somos libres y no necesitamos las recetas de los 90 para condenarnos
al hambre, la desocupación y la desesperanza. Porque a pesar de todo, prefiero
que nos gobierne una “yegua” y no un “burro”. Porque a pesar de todo, vamos
camino a una sociedad cada vez más igualitaria y equitativa. Porque a pesar de
todo, cada cuatro somos nosotros los que decidimos que país queremos...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario