El Chuchumeco, Foto de Ariel Salvetti |
Esta nota fue publicada en Estrella de la Mañana el pasado sábado, y fue construida con muchas anécdotas que los seguidores de la página Cañada de Gómez, sus historias y sus secretos publicaron debajo de su foto. Gracias a todos y todas.
Durante muchos años era común ver por las
calles de Cañada a muchos personajes que quedaron grabados en la memoria
colectiva. La mayoría de ellos con una marca en sus vidas que los condenaron a
vivir ahogados en el alcohol, algunos fueron agresivos, otros divertidos pero
siempre iban acompañados de historias ocultas, dolorosas y hasta novelescas. Mario Raúl Ávila fue uno de ellos, quizás uno
de los últimos de una zaga importantes de héroes callejeros que coloreaban
aquellas imágenes de una Cañada joven. Todo el mundo lo conocía como “El
Chuchumeco”, pero su familia lo recuerda como “El tío Pocho”. Fue boxeador y
tenía tantas fuerzas en sus brazos como en su corazón. No era malo, sólo que a
veces el alcohol lo hacía “desbocar” como el caballo que pierde sus riendas.
Era muy común verlo sentado enfrente del bar del Toto Pedelini, enfrente de la
vieja Escuela Almafuerte sobre las calles Iriondo y Bolívar junto a su gran
amigo, un pequeño perro llamado “Radical”. También allí solía encontrarse con otro
personaje contemporáneo como él, el “Correntino Loco” que de buen amigo pasaba
a ser su enemigo, quizás en el olvido de alguna copa rota.
A las chicas le decía “Adiós Pinina...”, a sus
enemigos “Chau Guanaco...” y a la policía “Los patas negras...”. Justamente
era muy común que en las arduas noches el Chuchu fuera llevado detenido por su
ebriedad, sólo un efectivo podía detenerlo y era el recordado Rastaldo que para
poder tranquilizarlo solía sacarle el brazo de lugar para llevarlo al “Cuartito
Azul”. Unas de las clásicas historias que suelen adueñarle al Chuchu,
es cuando fue detenido y le preguntan si es cierto que cuando un hombre entra a
la cárcel, el resto de los presos lo violan. A lo que él les respondía que “Si a
todos...” y al preguntarle que le había pasado a él, acotaba “He
dicho a todos!!!”.
Historia como éstas tiene muchas, quizás no nos
alcance el espacio de hoy, pero podemos recordar las más graciosas y
destacadas. Una vez, al querido Chuchu, se le escapó un pedo en la sala de un
cine local. Al escuchar semejante ruido y sumarse las carcajadas del público,
quién cuidaba la sala salió a la caza del culpable con una linterna. Fue ahí,
que Chuchu que estaba ubicado en el gallinero, le gritó “Che botón, el pedo se busca con
la nariz no con la linterna!!!!”. Otra de las famosas frases de este
personajes era que iba a juntar “las sojas...”, y al preguntarle si
iba a la cosecha, con una sonrisa solía responder “las hojas de los árboles...”.
Por último otra de las ocurrencias de Ávila era ir a la carnicería y
preguntarle si el carnicero se tenía “corazón”, quién le respondía
afirmativamente pensando que Chuchu pretendía comprar corazón para comerlo; su
contra respuesta era “Si tenés corazón, ¿me fías dos kilos de
asado?...”
Hoy quise recordarlo, porque extrañamos a estos
cálidos e inocentes personajes que hacían divertidas las calles de la ciudad.
No se porque a muchos de nosotros cuando éramos niños solían asustarnos con el
Chuchumeco o el Correntino. Recuerdo verlos juntos una mañana fría de las
vacaciones de invierno, allá por el ´85. Hacía poco que Alfonsín había cambiado
la moneda y aparecía en nuestras vidas el Austral. Estaban los dos frescos,
creo que el Correntino no tomaba más, y los encontré en la verdulería del
Chiche Silvano que estaba ubicada enfrente de mi casa de entonces, en Yrigoyen
al 700. No entendían nada, ellos tenían 500.000 pesos de los viejos y no les
alcanza a pagar la compra que era algo así como 10 australes. Se fueron
enojados con el dueño, porque en verdad no entendían porque 10 era más caro que
500.000... Cosas que tampoco entendía mucho la sociedad... Con el tiempo me
enteré que Chuchu había tenido una muerte complicada y el Correntino se ahorcó
en el Parque, quizás un final triste y anunciado a la vez, de dos personas que
para ellos el mundo les dio la espalda y en ese cruel partido que tuvieron para
ganarle ni siquiera pudieron empatarle.
Dicen que la música es un elemento que solemos
utilizar para recordar momentos vividos. Un poeta maravilloso, Horacio Ferrer,
que hace poco se fue allá arriba a seguir componiendo con Piazzolla, su gran
amigo, hicieron juntos una canción llamada “La Bicicleta Blanca ”
que entre otras cosas dice que ese loco “Usa las botamangas del pantalón
bien metidas en las medias y una boina calzada hasta las orejas, ¿te fijaste?
Nadie sabe, no, de dónde cuernos viene, jamás se le conoce a dónde diablos va.
De todos modos, si lo vieras pasar, míralo con mucho Amor...”
Y sí, por esa calle mágica del
paraíso andarán juntos el Chuchumeco, el Correntino, Marcolini, Mirandita, Toti
Massatti, Pirineo, el tío Picco y muchos más esperando que los “cuerdos” como
nosotros algún día lleguemos allá...
5 comentarios:
La pucha que lo recuerdo, e se sentaba en el cordón dela vereda ,frente a los Novara en Libertad y Bolívar, de allí manguendo para el vino blanco Fletero que el tomaba ,nos mandaba de otro personaje del barrio El Neno Rogani que tenía un boliche frente del gallinero del barrio Cuqui Martínez .El vivía muy cerca de esa esquina y nombraba siempre a El Padrino ( supuesto padre de el un alto directivo de aquel entonces la afamada Helvetica) era típico de el llamarte ( si le dabas unos pesos ) hermano y si se lo negabas Guanaco...personaje inolvidable que producía miedos a los pequeños , siempre portaba un bolsa grande ( la de papas ) donde llevaba comidas que en su recorrida diaria mangaba y la infaltable botella de vino Fletero , Creo murió en el neuropsiquiátrico de Olivero ..siempre para mí fue confusa su muerte ..la cuestión que un día dejamos de verlo en su derrotero por la ciudad ......Me gustaría leer algo sobre El peluquero loco Marcolini ,lo trate muy poco por los años 76 mirada muy profunda de ojos celestes e inventor de un artilugio para su bicicleta ...hasta pronto y gracias por rememorar mi juventud
Amigo Freddy, aquí tiene la historia de Marcolini
https://ditocdg.blogspot.com/2019/06/marcelo-marcolini-el-hombre-de-la.html
Que hermosa historia Pablo, yo lo conocía a chuchumeco en persona porque pasaba todas las noches de mi abuela que vivía al lado de Pedelini por Bolívar pedirle para ir al bar, y ella cuando me portaba mal me decía"ahora le digo a chuchumeco que te lleve", que lindos momentos, otra vida, gracias por tu historia nuevamente.
Muchas gracias, Pabl, por tu blog! Tengo 47 años y me fui de Cañada a los 11, pero soy cañadense. Cuando vi la foto del Chuchu lo reconocí de inmediato y ahí uní nombre con cara, porque ha formado parte de mi infancia, pero no lo tenía unificado. Voy a seguir leyendo tu blog. Saludos desde Huerta Grande, Córdoba.
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