TRÍO MODERNO RECIBIENDO SU GARDEL DE ORO |
Corría
el año 1952 y en nuestra ciudad culminaba su segundo mandato como Intendente
Municipal Abel Romegialli, siendo reemplazado provisoriamente por Roberto
Ramacciotti hasta la designación final de Tomas Celso Torres, el primer y único
jefe de un movimiento obrero que haya ocupado la jefatura municipal. Con tan
sólo 14 años, en su vivienda ocupada por calle Lavalle enfrente de la Estación de Servicios
aledaña a la Parroquia ,
Alfredo Montoya comenzó su carrera como docente de piano. Pero en esos años de
la mano de Antonio Tormo, Atahualpa Yupanqui, Los Chalchaleros, Los Cantores de
Quilla Huasi, Los Fronterizos y un joven Jorge Cafrune estalla el folklore
argentino poniéndose de moda en los jóvenes y niños que querían aprender
música. Entonces ese adolescente que comenzaba a dar sus primeros pasos en la
docencia no le quedó otra que empezar a estudiar guitarra para enseñarles a sus
alumnos. «Tuve que comprarme un método de guitarra y aprendí junto a los
chicos. Y ni hablar cuando se puso de moda el rock, todos quería aprender
batería, entonces me la ingenie fabricando una batería casera y así empezaron a
aprender muchos chicos», recuerda Alfredo de esos años. En 1958 los Hermanos Corazonistas
fundan el Instituto José Razetto y contrataron a Montoya como profesor de
música, siendo esa la primera de las escuelas donde ejerció la docencia.
Dejando
por un instante la vida del docente, Alfredo Montoya empieza a relatar sus
primeros años con la música, comenzando una linda, emotiva y hasta divertida
historia donde la noche, el baile, el tango, la misa y la fe van de la mano... «De
aquellos años el primer personaje que se me viene a la memoria es Tarzanito
(Juan Carlos Pitota Fernández), supo tocar la batería conmigo en el cabaret.
Una vez venía desfilando la
Banda , adelante venía el Loco Machi con el bombo y detrás
Tarzanito con el estandarte. Resulta que algún vivo le dijo a él que cuando
llegue a la esquina de Aizpuru y Schnack doble para Lavalle, pero en realidad
era al revés. La orden que tenían los de la banda era seguir al estandarte. Al
llegar a la esquina, el Loco Machi dobló para Balcarce y Tarzanito hacia
Lavalle... La gente cuando lo veía al Loco caminar sólo con el bombo se empezó
a reír y mucho!!!! Entonces alguien de la organización se fue corriendo a
avisarle a Tarzanito que volviera porque se había equivocado... » No sólo
termina acá el recuerdo de nuestro gran Pitota, un músico querido en el
ambiente del rock local. «Al poco tiempo formamos un grupo con Oscar Serrano
con la trompeta, Enzo Gieco con el saxo, Tarzanito en la batería y yo en el
piano. La rompíamos en Brasilian, me acuerdo que Oscar con solo golpear el
ritmo en el piso era la forma para que arrancara la batería. Me acuerdo que
después se sumo a nuestra orquesta Roberto Bustamante.»
Usted
hoy se sorprenderá al leer que las orquestas tocaban en los cabarets, pero en
aquellos años era muy común en nuestro país que grandes conjuntos tocaran en
esos bares. Inclusive iban matrimonios a disfrutar de la buena música y de los
bailes. Cañada de Gómez era el lugar elegido por muchos ciudadanos de la región
para visitar aquellos elegantes cabarets de los años 50 y 60. Al recordar esa
etapa Montoya recuerda que «tuve que ir mi papá a firmar para que me dejen
tocar en esos bares, era menor de edad. El primer lugar donde toqué fue La Lámpara de
Aladino, después me fui al Brasilian, al tiempo me contrató el Moncherí
y terminé en Patricia. Además de tocar con Serrano, Gieco, Tarzanito,
Bustamante, también toqué con el Fandy
Pessinis que recién empezaba y con quién tengo hermoso momentos es con Cocholo Rey, un gran tipo y uno de los
mejores baterista que vi en mi vida. Después de ahí me contrató El Caracol de Rosario, ese cabaret tenía
un nivel impresionante, iban los tipos con las esposas a ver los shows. Es que
por entonces era un lugar de encuentros con grandes espectáculos, con
orquestas, bailarines y Cañada era el
centro de una región muy amplia, recién en Rosario había los cabaret
grandes!!!! Por eso José Ramaciotti siempre me quiso escribir un libro llamada Del
Cabaret a la Iglesia
y vicerversa... Es que en realidad es para un libro, salía del cabaret
a las 7, 30 y a las 8 tenía la primer misa en latín, te imaginas yo no quería
fumar para cuidar la voz, pero era fumador pasivo, y eso a veces me complicaba.»
Además
de las largas noches y las duras mañanas en la Iglesia , el Maestro
Alfredo Montoya por aquellos años comenzó a obtener sus primeros
reconocimientos y así en 1963 es distinguido con el Primer Premio Provincial de Santa
Fe, dirigiendo el Conjunto Los de Santa
Fe, actuando en Radio El Mundo y los canales 7 y 13 de Buenos Aires. En 1967
obtiene el primer premio para composiciones inéditas, con el tema Año dos mil, concurso Rondas 70, en Cañada de Gómez y en 1969
ganando el Gardel de Oro con el Trío
Moderno de Tango en La Falda ,
acompañado de los bandoneonistas Roberto Bustamante y Walter Olmedo.
Cerrando este capítulo,
quiero compartir con ustedes un texto de Leonardo Favio recitado en su último
recital cuando cantó La Rubia del Cabaret, «Había en mi pequeño pueblo de callecitas de tierra,
donde la plaza y la calle era una prolongación de nuestra casa. Dormíamos con
las puertas y las ventanas abiertas, mi pequeño pueblo adorado, había en ese
pueblo un ernorme caserón de barro, pintado de azul en cuya puerta había un
farolito rojo, lugar obligado de los obreros a fin de mes, lugar inancansable
para los adolescentes, que solíamos esperar el amanecer para ver salir de ese caserón
hermosas e inancansables muchachas que un día partín así misteriosamente como
habían llegado... Ese era el cabaret del pueblo. » Si
tenes 60 o más años, y no te sentís identificado con toda esta historia, quizás
no hayas vivido en mis pagos...
1 comentario:
Gracias Pablo por recuperar la memoria de nuestra querida Cañada de Gómez. Un gran abrazo.
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