ALFREDO MONTOYA, UNA VIDA LLENA DE PENTAGRAMAS... PARTE 3


La vida de un músico siempre es difícil, muchas veces debe pasar largas horas de la madrugada en lugares públicos haciendo esa tarea tan noble y bella, en la que muchos disfrutan, pero para él no es otra cosa que el momento de trabajar, de exponer su obra, de actuar con profesionalidad. Y cuando los rayos del sol empiezan a asomar, llega la hora de su descanso mientras que el resto de la sociedad se levanta para un nuevo día, lleno de ilusiones, esperanzas y proyectos.


Alfredo se casó con hasta ahora la mejor soprano que tuvo nuestra ciudad, la querida Ofelia Tosello y con ella no sólo formaron una hermosa familia en la que llegaron al mundo María Cecilia, Tinu y Pablo, sino que ambos conformaron un dúo inolvidable en Cañada de Gómez, donde muchos aún recuerda ese hermoso Ave María cantado por Ofelia con las manos mágica de Montoya en el órgano parroquial. De ese gran amor nuestro Maestro recuerdo que «con Ofelia, nos conocimos haciendo música sacra en la Iglesia San Pedro, formamos un dúo que con su voz hemos participado en muchísimos casamientos, aunque ella, por quedarse en la ciudad debe haber participado en no menos de tres generaciones. La gente iba a la iglesia a escucharla a Ofelia, una soprano increíble, no se si Cañada volverá a tener algo igual.» Una vez casado Alfredo comenzó sus estudios universitarios de música en Rosario, y rescata de su memoria que «gracias al Rotary Club que me dio una beca a mí y al Dr. Mamet pudimos estudiar en Rosario. Y no quiero olvidarme de don Ricardo Romegialli, quién le regaló a Ofelia una prótesis para su pierna y la ayudó económicamente en sus estudios también en Rosario. Te vuelvo a repetir, Ofelia fue y es una soprano formidable, fue un lujo que tuvo Cañada de Gómez.» Posteriormente recuerda que «con Ofelia y los chicos habíamos conformado un grupo de música que se llamaba El Show de la Familia Montoya y salíamos por los pueblos a cantar, fue una etapa difícil pero hermosa, salir en familia a hacer lo que más nos gusta era un privilegio. Pablito era muy chiquito, y muchas veces se quedaba dormido en algún lugar del salón hasta que lo llamábamos para que cante. Todos mis hijos salieron músicos, alumnos ellos de la Banda Municipal Vicente Beltrán. Me acuerdo cuando Tinu terminó la secundaria, ella era muy católica, entonces se hizo el test vocacional y había arrojado que sería monja o asistente social. Me acuerdo que Ofelia me llamó desesperada porque nuestra hija podría llegar a ser monja, yo en principio me reía, no lo tomaba tan mal. Pero un día al llegar de Venezuela, fui a la Universidad de Rosario, a ver a Carlos Gantus que había sido compañero mío en la Escuela de Música de la Facultad y era director en ese entonces. Tinu me acompañó y cuando ella entró y vio las salas donde hay un trío de cámara, después un coro y así todas las aulas, s olvidó de ser monja y todo eso... Rindió los exámenes previos que eran muy duros, en forma brillante y desde allí estudió Clarinete.» Mientras su familia crecía y estudiaba, en 1960 un grupo de coreutas conformó el Coro de Cámara Cañada de Gómez, y durante un tiempo fue director el Maestro Alfredo Montoya. Posteriormente en 1973, en el programa Tango en Cuatro Tiempos, transmitido en Canal 3 de Rosario y creado por Domingo Federico, actúa como pianista solista y es invitado a dirigir La Gran Orquesta del Sindicato de Músicos de Rosario. Ese año, el programa es galardonado con el Martín Fierro.

La crueldad de la dictadura cívico-militar de 1976 no estuvo ajena a la vida de Alfredo Montoya. Por esos años un listado de artistas y canciones estaban prohibidas en el país pero menos para un profesor de música que daba en la Escuela de Comercio de la localidad de Las Rosas, ese profesor era Alfredo. A pesar de saber que esas canciones no eran del agrado de las autoridades, Montoya no dudaba en enseñarle a sus alumnos de la buena música, de esas letras que abre los corazones y penetra al ser humano en su profundo ser, siempre en busca del amor, la paz, el compañerismo, al solidaridad y la Justicia. Un día pasó algo que marcó para siempre la carrera de Alfredo, «una mañana me llama a su oficina Uber Maccari que era el director de la Escuela y me avisa que el repertorio que yo les daba a los alumnos estaba prohibido por los militares, calcúlale que por mucho menos que lo que yo hacía desapareció gente, vecinos de Cañada asesinados, yo me acuerdo del Trucha Giordano, de Fanny, del Cali Gabriel que se tuvo que ir. Entonces Maccari me aconseja que cambie el repertorio porque el asunto se ponía complicado y si se enteraban los milicos podía pasar cualquier cosa.  Esa tarde llegué a mi casa y  justo llega la mamá de Oscar Serrano entregándome un smoking que me había mandado Oscar desde Aruba, y ahí ella me dice: Oscar me manda a decirte que en Caracas necesitan pianistas... Para mi fue un milagro ese mensaje, a los pocos días conseguí una visa para irme a Venezuela y esa visa, si no conseguía trabajo vencía a las dos semanas. Llegué allá y enseguida encontré un negocio llamada Musicalia, que vendían órganos, instrumentos musicales y tenía una librería del rubro, entonces fui con una carpeta que me había hecho Cecilia con mi pequeño Curriculum, el dueño era un alemán fantástico y automáticamente me ayudó y gracias a él me vinculé con muchas personas relacionadas a la música. Fueron momentos muy duros, tristes por estar lejos de mi familia pero productivos en mi carrera profesional. Todos los meses le mandaba a Ofelia el dinero para que ella acá pudiera vivir, pero durante mucho tiempo ellos vivieron de lo que se sacaba en los casamientos.  En 1977 el Centro Venezolano de Difusión me contrata como docente, donde me desempeñé como asesor musical de los órganos “Hammond”. A pesar de estar lejos, con ese dinero que gané en Venezuela pude comprar la casa donde vivieron mis hijos y Ofelia.» Durante los diez años en que Alfredo Montoya vivió en Venezuela, podemos destacar que en 1986 funda el Coro del Ministerio de Justicia de la Republica de Venezuela y el Coro del Seminario Mosen Sol de Caracas, La Coral Cromática de Caracas, dependiente de la Universidad Central de Venezuela y el Orfeón de La Academia Militar de Venezuela. Además actúa como pianista en programas emitidos por canal 8 TV, dirigidos por el periodista Emilio Santana en Caracas.


Cuando la democracia se afianzó en Argentina y la primavera alfonsinista daba sus primeras flores de esperanza, Alfredo retornó a la Argentina comenzando así otra etapa de su vida, donde los éxitos son parte del acervo cultural argentino.

Comentarios