Teniente Coronel César Moressi |
Una vez realizada el acta de
traspaso el Dr. Jorge Omar Albertengo se dirigió a su casa, quedando al mando
del Departamento Ejecutivo el Teniente Coronel César Moressi. Los integrantes
del Concejo Deliberante fueron automáticamente destituidos de sus cargos y el
recinto fue cerrado, aunque quién era su secretario en ese entonces, Leopoldo
Audano, permaneció durante un breve tiempo colaborando con las nuevas
autoridades hasta tanto los mismos se empaparan de los temas pendientes que
quedaban por resolver en la legislatura local.
La figura de Moressi no pasó
desapercibida en la ciudad, era amo y señor, ya que además de Intendente
Municipal de facto era el jefe de Policía acompañado del Capitán O´Coffer. El Teco, como dijimos anteriormente atendía
a la población con su arma arriba del escritorio o su metralleta colgada del
sillón, en algunos momentos del día solía ir a correr al Parque Municipal donde
era fuertemente custodiado, siendo uno de sus fieles policías el Gato Tomassini. En conjunto con la
policía local comenzaron una serie de operativos, donde detuvieron a los
familiares de muchos militantes sociales, clausuraron una serie de negocios
sospechados de violar la ley de abastecimiento como el bicicletero Cerino entre
otros y se persiguió a muchos de los simpatizantes de los partidos políticos,
sobretodo a los surgidos en sectores de la Izquierda. Durante
los seis meses que Moressi estuvo como Interventor se suspendieron las ayudas
económicas y de materiales a todas las instituciones de la ciudad; llevó
adelante una limpieza y blanqueo de propiedades donde existieran leyendas
partidarias o de líderes democráticos; enfrente de la Jefatura de Policía se
colocando barreras y tachos donde los oficiales controlaban quiénes circulaban
en los vehículos. Fueron integrantes del gabinete de Moressi, el Dr. Luis Aimar
como Secretario de Gobierno y el Arq. Raúl Mascotti como Secretario de Obras
Pública. Quizás uno de los hechos más graves ocurridos durante el breve tiempo
de Moressi al mando del Ejecutivo haya sido la clausura de Diario Estrella de la Mañana y la detención de su
director José Antonio Ramacciotti, con respecto a esto, el popular Atila Jartti
manifiesta que «en ese momento, en el ’76, el 13 de abril, martes, un martes
13, tenía que ser, llego de vender orquestas en la provincia de Córdoba,
estábamos en época de carnavales, todavía porque antes se estiraban los
carnavales, especialmente en Corral de Bustos, y me encuentro una franja
cruzando la entrada del diario, que se encontraba en la Galería Batistelli ,
el local 9, al fondo, con el callejón Tortugas, donde en el subsuelo funcionaba
nuestro estudio de grabación de Ronda Musical y la oficina del diario. Y me
encuentro esa franja y digo es una broma.
La agarre, la rompí, la tire y cuando llego a mi casa, que vivía ahí mismo, en
ese edificio, tercer piso A, con mis tres chicos que todavía eran muy chiquitos
y me pongo al habla con el Dr. Luis Aimar, que era secretario de Moressi, quién
había tomado a Cañada de Gómez en el momento del Golpe Militar, en carácter de
Intendente y Jefe de Policía, o sea con todo el poder. Aimar me dijo que fuera
a la policía a hablar con Moressi, que no iba a pasar nada. Y paso de todo. Lo
único que no pasó es que la orden que había dado el monseñor Bolatti, que me
hicieran desaparecer, no llegó a cumplirse. Solamente eso.»[1] El Decano de la prensa cañadense,
nunca dudo que fue detenido por su papel en la gesta que ocurrió en 1969 cuando
el pueblo salió a defender al Padre Armando Amiratti. Pero en su obra Derechos
Inhumanos, editada en dos oportunidades, Ramaciotti explica que
«Luis era un amigo. Así lo creía
yo¿Por qué me envió a hablar con el Teniente Coronel César Moressi, sabiendo
que había orden de captura para mi?
»Bajé desde el tercer piso que yo
ocupaba en ese edificio, el mismo donde en la planta baja tenía las oficinas,
subí al Torino y me dirigí a la Jefatura. En
el camino me arrepentí, y llevé el coche al garage. Lo dejé cerrado con llave,
y me dirigí caminando hacía la policía. Total eran 3 cuadras...
»La Jefatura estaba rodeada
por ese entonces de tantos controles militares, y tantos puestos de ataque y de
contraataque, que parecía una fortaleza a punto de ser atacada por el enemigo.
Las vallas en las calles, en las veredas. Las voces de “alto”. Todo el aspecto
de una ciudad en guerra. Y todo esto, estaba ocurriendo en la mansa, plácida y
pachorrienta Cañada de Gómez.»[2]
Al llegar a la Jefatura , José es
recibido por el Teniente Coronel Morresi, donde no lo dejó hablar ni siquiera
lo saludó. Al expresar su sorpresa por la clausura del diario, las únicas
palabras que el Teco le manifestó a Ramaciotti fueron las siguientes «usted
detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional por faltarle el respeto al
Presidente de la Nación ».
Cabezudo en la punta izquierda, siempre con fuerte presencia policial y militar. |
Cuando los militares y policías
hicieron el trabajo sucio, fue el turno de la participación civil en las
gestiones administrativas, el preferido de Moressi era su Secretario de
Gobierno, Dr. Luis Aimar pero fue rechazado por los dictadores por haber sido
en algún tiempo atrás afiliado a un partido de izquierda, también se sumaba que
las llamadas fuerzas vivas locales prefería a alguien más moderado y confiable
en el cargo. Fue así, que a raíz de la colaboración que el Movimiento de
Integración y Desarrollo prestaba a la Dictadura , entre uno de sus históricos dirigentes
surge el nuevo Intendente Municipal de Facto, el Contador Gerardo Cabezudo. Recordemos que Cabezudo era un radical
intransigente, Intendente Municipal designado por Sylvestre Begnis entre 1958 y
1962, que con el paso de los tiempos quedó dentro del M.I.D. y cometiendo el
error más grande de su trayectoria, que es el aceptar un cargo público en una
dictadura. Su asunción fue el 24 de setiembre de 1976, manteniendo en el
gabinete al Dr. Luis Aimar en Gobierno y Hacienda, al Arq. Raúl Mascotti en
Obras Públicas y posteriormente al Dr. José de la Fuente reemplazando a
Aimar, cargo que ocupó hasta su renuncia siendo reemplazado por el Dr. Néstor
Battistini. Una de las primeras decisiones de Cabezudo fue la de conformar una
comisión de estudio y análisis del estado de la red para la previsión de gas
natural, que estuvo integrada por dos futuros intendentes de la democracia,
Abel O. Romegialli y Leopoldo Audano. Ellos eran los encargados de representar
a la municipalidad ante los organismos oficiales para todas las gestiones
inherentes al tema. En febrero de 1977
es asesinada la maestra Fanny Giordano, tema que analizaremos posteriormente, y
donde ninguno de los funcionarios y dirigentes que colaboraron en la dictadura
fueron capaces de llevar adelante investigaciones, pedidos de informes o acaso
renunciar por los hechos ocurridos. Muy por el contrario, trataron de tapar
todo e inclusive muy pocas personas concurrieron al velatorio de Fanny. Cabe
aclarar que aún después de finalizada la dictadura, y a más de tres décadas de
democracia tampoco ha habido declaraciones públicas de estos dirigentes acerca
del tema; siendo peor aún, tampoco
fueron llamados por la Justicia. Otra
de las muertes ocurrida en esos años, fue la de Puchi Casari, donde al
cumplirse un aniversario de su natalicio, su esposa Irene escribiera en
Facebook...
«Fue un lunes, 18 de julio de 1977,
comenzaban las vacaciones de invierno. Salió temprano a su trabajo y lo
trajeron a casa en un ataúd, vestido con la misma ropa con la que se fue y sin signos del tiro de metralla
que nos dijeron le había dado directo al corazón. Llegó custodiado por dos soldados armados, que no
nos dejaron acercarnos para tocarlo y precedidos por el mismísimo jefe de la URX , que muy lejos de venir a
solidarizarse con los que quedamos, vino diciendo “Si hay incidentes la
responsabilidad será de la familia y deberán atenerse a las consecuencias".
La familia éramos su viuda y sus tres niños de 3, 9 y 11 años. Después vinieron
las amenazas, los llamados anónimos, las notas anónimas y alguien dijo...
"Debe ser por algunas fotos que hay en el laboratorio". El
miedo se transformó en locura. Abrí la puerta del jaulón de los pájaros, los
dejé ir y quemé sus nidos, comederos columpios y en el jaulón mismo quemé fotografías, negativos,
archivos, carpetas, libros y folletos. Junté los elementos de fotografía que
había, los regalé y mandé demoler la
habitación que había servido de laboratorio. Así... pensando liberarnos,
agregué más violencia y miedo, a los que ya estábamos viviendo. Entonces, nos
pusimos una máscara, hicimos de cuenta que estábamos bien, seguimos trabajando,
yendo a la escuela, festejando la
Navidad , los cumpleaños y hasta el Mundial del 78. En mi
interior y por reflejo en el de mis hijos, Cañada de Gómez se transformó en
desierto en el que el silencio nos aturdió, en el que morimos de sed de afecto
y solidaridad y en el que la falta de justicia nos expulsó. Huimos, sin importar el medio que usé,
dejamos el lugar donde nacimos, el lugar que debió ser amparo y contención y no
lo fue. Hoy, en este simple acto de valentía me atrevo a decir lo que digo ,
como forma de pedir perdón, perdonar y perdonarme y como forma de exorcizar el pánico que me quedó y les
quedó gravado en el inconsciente a mis hijos y que a pesar del tiempo
transcurrido hay veces y según las circunstancias aún nos paraliza. Además le debo a ese
muchacho de la foto que hoy cumpliría 75 años intentar decir lo que nunca antes
dije y lo que todos sus compañeros, contemporáneos, amigos, conocidos y
familiares también callaron. Y, a mis hijos, liberarlos del miedo que llevan
impreso y del deseo de saber cuales en
verdad fueron los hechos. Justicia... ya
no..... es tarde.»[3]
Otra de las políticas fuertes de
Cabezudo fue la cultural, donde nombró al frente del área al Dr. Gerardo
Álvarez[4], un joven abogado que empezaba sus
primeros trabajos históricos y que también ocupaba un cargo de profesor en el
Colegio Nacional. Entre las atribuciones que le daba la Ordenanza 1079, además
de gestionar, organizar y promover actividades culturales, era ser contralor de
actividades artísticas, culturales y de espectáculos públicos que se realicen
dentro del Municipio y encargarse de la fiscalización que la Municipalidad
efectué sobre la venta de libros, revistas, publicaciones, textos e imágenes
que se exhiben en vidrieras, locales o en la vía publica, en el caso de que se
consideren inconvenientes o inmorales.[5] En el año 1978 se donaron los
terrenos para la construcción del Cuartel Municipal de Bomberos y el municipio
tomó posesiones de todos aquellos inmuebles que sus propietarios figuraban como
desconocidos. En 1979 se crea la Comisión Organizadora
del Archivo y Museo Histórico Municipal presidido también por Álvarez, quién en
1981 fue designado Director. En mayo de 1980 desaparecieron chequeras del
municipio, iniciándose sumarios a todos los responsables del área. Durante el
año 81 además del Museo, se inauguró el Cuartel de Bomberos. Otra de las notas
de color de aquellos tiempos es la participación en los actos patrios
recibiéramos de algún delegado de los dictadores provinciales, todos ellos
fueron recibidos como huéspedes de honor por decretos firmados por el
Intendente y sus secretarios. Entre ellos podemos citar al Contador Carlos
Salerno, al Dr. Alfredo Daverede, al Mayor Roberto Navarro, al Comodoro (R.)
Francisco Roberto Pitaro, al Vicecomodoro Miguel Ángel Pent, al Contraalmirante
(R.) Rodolfo Luchetta, a Juan Alberto Vidal, a Eduardo Sutter y al mismísimo interventor
provincial Desimoni.
La semana que viene, el gobierno de
Butassi y la actuación de Víctor Blanco...
[1]
Testimonio de José Antonio
Ramaciotti. Archivo del Museo Histórico Municipal Elías Bertola
[2]
Derechos Inhumanos. José
Antonio Ramaciotti. Escuela de Artes Gráficas de la Casa Salesiana San José. Año
1999. Página 16
[3]
Testimonio de Irene Schaer en
Facebook, el día que Puchi Casari cumpliría 75 años.
[4]
Decreto 193/77
[5]
Ordenanza 1079, promulgada por
Gerardo Cabezudo y Luis Aimar, el 3 de junio de 1977.
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