Foto de Sandra Cartasso |
Las
Abuelas anunciaron el hallazgo de la nieta 129 junto a su padre
“Siento
que el encuentro va a ser algo grandioso”
Las
Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron la recuperación de la nieta 129. Lo
hicieron junto a su padre y su hermano. “Es una alegría enorme”, dijo Estela de
Carlotto, que llamó a redoblar la búsqueda: “el tiempo es hoy”. El padre
recordó “las miles de noches que pasó sin dormir, esperando este momento”
“El
tiempo es hoy, ayudemos a reparar las heridas que la dictadura nos dejó”,
exhortó la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, tras
anunciar el hallazgo de la nieta 129. Junto a Carlotto estuvo sentado Carlos
Alberto Solsona, padre de la joven recuperada. “Nadie tiene idea de las miles
de noches que yo pasé sin poder dormir, esperando este momento”, describió
Solsona, quien luego de 42 años de búsqueda podrá encontrarse con su hija,
arrancada de los brazos de su madre Norma Síntora, militante del PRT-ERP,
detenida y desaparecida durante la última dictadura cívico-militar.
“Es
la nieta número 129, que podrá conocer a su padre, a sus hermanos. Es una
alegría enorme”, indicó la titular de Abuelas en el inicio de la conferencia de
prensa realizada para confirmar el hallazgo de la joven, que vive actualmente
en España y se realizó voluntariamente la prueba de ADN. “Su papá la espera
para abrazarla. Pedimos que se respeten los tiempos y la privacidad de la
familia”, solicitó la titular de Abuelas.
El
21 de mayo de 1977, Norma –a quien Solsona describió como una mujer
“inteligente, amable y persistente”– fue secuestrada junto a sus compañeros de
militancia y dueños de la casa donde se alojaba en Moreno, Isolina Beatriz
Rocchi y Rubén Castro. Según indica el comunicado difundido por Abuelas, al
momento del secuestro, Carlos Alberto se encontraba fuera del país y luego
debió exiliarse. La familia Solsona-Síntora pretendía escapar de la dictadura y
reencontrarse en España: Norma con su hijo mayor Marcos y su bebé –a quien
pensaban llamar Pablo, si era varón, o Soledad, si era mujer–, con Carlos, ya
fuera de Argentina. Norma, Isolina y Rubén continúan desaparecidos. Del bebé
nacido en cautiverio no se supo nada más.
En
junio de 2017, pudieron establecer vínculo con la joven, incentivada a buscar
su origen por un allegado. Ese amigo, que vive en la Argentina , fue atendido
por el equipo jurídico y el de Presentación Espontánea de Abuelas para despejar
dudas y restablecer los puentes para que la mujer accediera finalmente a
analizarse. Hace dos semanas la nueva nieta ingresó al país y, por una
notificación de Migraciones, se presentó a la Justicia el miércoles 3
de abril. Allí, con intervención del equipo interdisciplinario de la Comisión Nacional
por el Derecho a la
Identidad (Conadi), aceptó realizarse voluntariamente el
análisis en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), que arrojó que es hija
de Síntora y Solsona.
“Sabía
que podía ser cierto que no llegara nunca este momento, y por eso activé una
especie de mecanismo de autodefensa que, para evitar que me destruyera y que me
desgastara antes de tiempo, fue generando una coraza que se hacía cada día más
grande”, relató Solsona, asomando su acento cordobés, ante un auditorio colmado
de cuerpos abrazados que soltaban lágrimas de felicidad. “Todo eso hace que uno
tenga que convivir con una mochila que es pesada y que cada día pesa más, pero
nunca abandonamos la búsqueda ni perdimos la esperanza”, agregó.
Por
su parte, Marcos Solsona, presente durante la conferencia de prensa, aseguró
que el encuentro con su hermana “es algo que espero desde hace muchísimo
tiempo”. “Siento una profunda emoción y además siento una profunda gratitud
hacia Abuelas y su equipo, que con tanto esmero trabajan y hacen que nuestro
país sea un ejemplo en materia de derechos humanos y de construcción de la
memoria”, señaló.
La
búsqueda de Carlos Alberto empezó hace poco más de 40 años, cuando él todavía
era un treintañero. “Hemos recorrido, con distintos compañeros y amigos, no sé
cuántos barrios de Buenos Aires. Donde había un dato o una mínima pista, ahí
íbamos, a hablar con la gente y a preguntar”, recordó, al tiempo que intentó
trazar cuidadosamente la forma en que se imagina el primer encuentro con su
hija: “No quiero crear imágenes o situaciones previas porque tengo, sobre todo,
mucho miedo de lastimarla a ella. Tiene una vida, tiene más de 40 años, y le
cayó esto encima”. “Mi principal preocupación y la de mis dos hijos es que ella
pueda transitar este cimbronazo con la mayor tranquilidad posible y en las
mejores condiciones para procesarlo. Más allá de eso, siento que va a ser algo
grandioso”, aseguró.
En
relación a los detalles del proceso legal, el abogado de Abuelas, Alan Iud,
subrayó que “para resolver este caso intervinieron todas las áreas de la
institución, reflejando que verdaderamente fue un trabajo colectivo” y destacó
también el trabajo de la
Unidad Fiscal de Investigación a cargo de Pablo Parenti, el
Juzgado federal 12, el Banco Nacional de Datos Genéticos, la Comisión Nacional
por el Derecho a la
Identidad (Conadi), entre otras instituciones. “Para resolver
todos los casos que faltan, maximizar y acelerar los encuentros, hay que
potenciar esos espacios, que necesitan más recursos, más herramientas legales y
más medios”, detalló. Al respecto, Parenti destacó que “cada vez que estamos
acá es la materialización de un trabajo en común, que se hace silenciosamente
día a día”.
“Este
caso devela la trama de complicidad que conlleva el delito de apropiación de
identidad y la necesidad de que toda la sociedad se comprometa a resolverlo. El
encuentro de Carlos con su hija no habría sido posible de no haber recibido las
informaciones acercadas desde la sociedad, no podría haberse constituido como
caso si el Estado no se hubiera comprometido con la búsqueda, y a esto se suma
el acompañamiento de su amigo que la guió para que se sacara las dudas sobre lo
que la restitución implicaba”, destacó Abuelas. Durante el cierre, Carlotto
llamó a construir “una democracia, una libertad y una soberanía como querían
nuestros hijos”, y sentenció: “Las abuelas somos optimistas, alegres y
perseverantes, pero implacables para que las consignas Memoria, Verdad y
Justicia sean una realidad”.
Informe:
Sibila Gálvez Sánchez.
Una
trama que arrancó en 2012
Cómo
se llegó al encuentro de la nieta 129
La
trama que terminó en el hallazgo de la nieta 129 inició en 2012, cuando Abuelas
de Plaza de Mayo comenzó a recibir diversas informaciones sobre una joven que
había sido inscripta como hija propia por un matrimonio. Inmediatamente, el
organismo de derechos humanos resolvió la aproximación del caso. La
documentación reunida mostraba, entre otras cosas, que la partida de nacimiento
apócrifa había sido firmada por un médico de la Policía Federal y
que el parto había ocurrido en domicilio.
En
2013, el equipo de Aproximación del área de Investigación de Abuelas contactó
telefónicamente a la presunta hija de desaparecidos, que se encontraba viviendo
en España, para invitarla a realizarse el examen de ADN. A partir de ese
momento, las comunicaciones continuaron vía mail. La mujer adelantó que en 2014
viajaría al país para seguir conversando sobre la posibilidad de analizarse y
se le transmitió que la prueba genética también podía efectuarse a través del
consulado. Ante la falta de respuesta posterior, el área de Investigación de la
asociación informó a la presunta nieta que su caso sería derivado a la Unidad fiscal especializada
para casos de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado. El juez
Sergio Torres tomó la causa y, a través de la representación diplomática del
país donde reside la mujer, intentó en dos oportunidades que se analizara. Ante
las negativas, envió un exhorto a la Justicia de ese país, que rechazó realizar un
allanamiento para verificar la identidad de la joven. En 2017, a partir de un
allegado que la incentivó a buscar su origen, se pudo retomar el vínculo con la
joven. Finalmente, en los últimos días se confirmó su identidad y Abuelas
notificó a su papá, Carlos Solsona, y a sus hermanos Marcos y Martín sobre el
encuentro.
Fuente:
Página 12
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