A los intelectuales de mi querida ciudad quiero pedirles disculpas por el título de esta nota, pero estoy convencido que muchos y muchas de ustedes están repitiendo a diario esta frase.
Que podemos decir de un año, que desde marzo se vino abajo como se nos suele caer una hoja de nuestros escritorios. Poco y nada.
Muy lejos quedaron los cientos de proyectos culturales e históricos que se iban a realizar por el Año Belgraniano, ni hablar de los comienzos de las actividades del Centenario de la ciudad que comenzarían en este 2020 para finalizar a toda fiesta en el 2022.
Pero en estas crisis, uno aprende que es lo que se debe hacer y qué es lo que no se debe hacer. Y para eso no hace falta ir a las grandes bibliotecas, con sólo agarrar el teléfono celular, ingresar a Facebook y Twitter y allí aprenderemos lo que no pudimos conocer en cientos de años sentados en la Rivadavia o la Pizzurno. Para eso es preciso recordar la opinión que tenía Umberto Eco (1932-2016) acerca de las redes sociales en un par de entrevistas que se le realizó un tiempo antes de su fallecimiento. La primera de ellas expresa «las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas»; la otra, «la televisión ha promovido al tonto del pueblo, con respecto al cual el espectador se siente superior. El drama de Internet es que ha promocionado al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad».
Y quizás sea este el hecho más importante que ocurrió en este fatídico año 2020, que teníamos muchos más científicos de lo que creíamos, muchos más médicos, muchos más abogados, muchos más profesionales…Y así es, no hace falta ir muy lejos en la agenda, repasemos lo que comentaron en sus redes sociales profesionales, comunicadores, Doña Rosa, Don Pepe, al niño Marquitos, al joven Ivan y la Maestra Rural Jubilada, acerca de la validez o no de las vacunas. Sobre todo la Rusa, que según ellos, viene con un potente vitamínico comunista que afecta severamente las ideas y libertades de los seres humanos. O bien, podemos irnos al mes de marzo o primeros días de abril cuando estás mismas personas, la totalidad de ellos y ellas militantes fervientes de Juntos por el Cambio, expresaban que el «Coronavirus es una gripecita, que el gobierno nacional es una dictadura porque nos priva de la libertad, que ponen la cuarentena porque no tienen plan económico y que Cristina inventó todo para tapar sus causas judiciales…» Hasta hicieron marchas pidiendo por la Libertad, después cuando se dieron cuenta que no le daban bolilla, marcharon por Vicentín, por la Justicia y en la última vimos a la Gata Varela andando en bici gritando por los Jubilados… Justamente ellos y ellas que durante los años del macrismo destruyeron la fórmula jubilatoria dejando a los jubilados y jubiladas casi un 25% por debajo de la inflación y pasamos de un 25% de pobres al 45%. La verdad, ni en los libretos del mejor cine italiano se encontraban los textos que estos personajes aplicaban en las redes sociales generando el malestar social en la ciudad. Ni hablar de otras personas, de la misma cepa, en todo el país.
Ahora bien, queridos amigos y queridas amigas, esto no fue joda, y fue muy serio. A pesar que esta gente trató de minimizar el esfuerzo enorme que hizo el Estado para que no tuviéramos en nuestro país las imágenes que vimos en muchos países del primer mundo, donde los muertos se apilaban en las calles y donde en las salas de terapia intensiva debieran elegir quién vivir y quién morir por falta de camas. Cuando el presidente Alberto Fernández decretó el 20 de marzo el ASPO, fue para ganarle tiempo al virus. Porque la realidad de nuestros hospitales públicos y de los sanatorios privados era muy complicada si estallaba en poco días la ola de contagios. Pero el Estado también se hizo cargo de aquellas personas y empresas que no pudieron trabajar en los primeros meses. Sólo en el Departamento Iriondo, llegaron unos 500 millones de pesos en auxilio. Y las pocas empresas que no pudieron acceder, también hay que decirlo, fue porque no coincida el dinero que necesitaban con la facturación que venían desarrollando en los últimos años. La famosa venta en negro de cientos de servicios, que ganan cifras millonarias en el año pero facturan como el kiosco de la esquina del barrio.
Nuestra ciudad se acopló a las necesidades del momento, creando el Comité de Seguimiento integrado por la totalidad de las fuerzas vivas cañadenses y presidido por la Intendenta Municipal Dra. Stella Clérici. En esos primeros meses se invirtió en muchas dependencias del Hospital, que se encontraban abandonadas después de la última mala gestión en el mismo. Se preparó el SUM del Parque Municipal con 200 camas, para casos de aislamientos, se desinfectó diariamente muchas de las dependencias públicas y comercios, se gestionó ante los gobiernos nacionales y provinciales auxilios a empresas y comercios.
Ahora bien, alcanzó todo esto para evitar la tragedia… El resultado con el diario del lunes nos dice que sólo fue un colchón potente ante la caída de un cuerpo desde la terraza de un edificio. Y no fue todo culpa del Estado. El Estado te dijo como debías comportarte en esos días, pero como siempre queremos ser más papistas que el Papa, también tenemos que asumir que como ciudadanos no hemos empujado lo necesario para evitar una tragedia.
En el medio de este lío, hubo pequeños momentos para que la esperanza se mostrara sobre las penumbras. El gobierno nacional arregló la nefasta deuda que dejó el macrismo refinanciándola y dando prioridad al crecimiento económico. Las empresas a mediados de años comenzaron a trabajar, inclusive con horas extras, recuperando puestos de trabajos perdidos por cuatro años de bicicleta financiera. El año se termina con el turismo, el sector más afectado en TODO EL MUNDO, con proyección de trabajo muy importantes de cada al 2021. Con una nueva fórmula jubilatoria, similar y mejor a la que estaba en 2015, donde a pesar de ser sector que más aumentó sus haberes, aún no alcanza[1]. Al cierre de esta edición, comienza en el país un gran operativo de vacunación contra el Covid-19 y se debatía en el Senado Nacional las leyes de IVE y 1000 días, una lucha de años de un amplio sector que debe ser escuchadas donde todos y todas debemos respetar la creencia de cada uno y de cada una, respetando la decisión popular de nuestros representantes en la Cámara Alta.
Por su parte en nuestra ciudad, se continuaron con las obras públicas, pavimentando arterias importantes en el barrio Norte y Sur de la misma, se inauguraron y reformaron nuestras plazas, se gestionó la llegada de nuevas carreras universitarias y proyecta un 2021 al ritmo que está gestión nos tiene acostumbrados desde el 2003.
Retomando
el título, estimado 2020, ándate a la mierda ahora… Te llevaste a 47 cañadenses
por el Covid, y desde estas líneas les envío mi fraternal abrazo a sus
familiares y amigos. Te llevaste a Maradona, te llevaste al Trinche Carlovich, te
llevaste a Pino Solanas y a cientos de figuras del arte, la cultura, la música.
Te llevaste los sueños, los abrazos y los besos de un mundo entero. Y en lo
particular, te llevaste a seres queridos muy cercanos, que aún los lloro y los
extraño, y quizás los extrañé hasta el final de mis días…
[1] El aumento a los jubilados, sólo fue
superado por el gremio de los azucareros con un 36%. Nuestros jubilados y
jubiladas durante el 2020 fue del 35%
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