Inevitablemente la previa estuvo atravesada por un ambiente politizado. El recuerdo de la guerra de Malvinas muy presente, latente. Tan solo habían pasado cuatro años del conflicto armado, por eso es que en los medios de comunicación –y en el público- se habló de ‘venganza’. Pero lo cierto es que no era política, en México se iba a jugar ante Inglaterra un partido de fútbol, ese deporte que se dice que ellos inventaron pero nosotros acá, en nuestra tierra, le dimos impregnamos nuestra esencia. Lo que tiempo después se llamó “la nuestra” o el “estilo criolla”, lleno de gambetas, potrero y habilidad con el balón.
Minutos antes de las doce del mediodía sonó el himno argentino en el Estadio Azteca, cancha que luego de este encuentro, y de la final del Mundial, tomaría un valor simbólico muy importante para todos nosotros. El partido comienza, y desde el minuto cero, Diego Maradona toma protagonismo en el campo de juego. El Diez venía siendo la figura del certamen, la venía rompiendo, y eso los ingleses lo sabían. Por eso desde el pitazo inicial lo fueron a buscar, a estarle constantemente encima y marcarlo con brusquedad. Claro está, que lejos de achicarse, el capitán se agrandaba cada vez más, las pedía todas y era el eje de los ataques. Mientras tanto, en el banco de suplentes, un incansable Carlos Bilardo daba indicaciones, fiel a su obsesivo y meticuloso estilo. El primer tiempo llegó a su final con Argentina más cerca del primer tanto, pero con el marcador igualado en cero.
En la segunda mitad llegaron las emociones, los dos legendarios tantos de Diego Armando Maradona. Ya las palabras sobran para describirlos, ambos vistos y relatados hasta el hartazgo desde el 22 de junio de 1986 a este tiempo. A los seis, Argentina se puso en ventaja gracias a la famosa ‘mano de Dios’. El Diez, tras una jugada personal, aprovechó un rebote en el área y anticipó en su salto al arquero Peter Shilton. Mientras todavía duraba la bronca de los ingleses, quienes le reclamaban al árbitro Ali Bin Nasser por la validez de la conquista, llegó la obra de arte, conocida como el ´gol del siglo´ o como quieran llamarlo. La mejor conquista en la historia de los mundiales, por espectacularidad, por contexto, por épica. Tiene todo. El gol que todos los argentinos saben y conocen de memoria. Diego la tomó unos metros detrás de la mitad de la cancha y el resto de la historia es conocida, muy conocida…. Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina?, sentenció para toda la eternidad el periodista Víctor Hugo Morales en su relato.
Hubo tiempo para más, aunque el recuerdo y la memoria ante semejante actuación individual hace que el paso del tiempo deje un poco en el olvido los minutos que pasaron desde ese tanto hasta el final. Perdida por perdida, Inglaterra se volcó con todo a buscar el descuento pero se chocó con la gran figura de Nery Pumpido. Sin embargo, a falta de nueve minutos, Gary Lineker puso de cabeza el 2-1. Luego, dos jugadas más: un tiro del Chino Tapia que se estrelló en el palo, luego de una combinación con Diego, lo que hubiera liquidado el encuentro y, sobre la hora, una salvada con la nuca en la línea del Vasco Olarticoechea, tras un centro que llegó desde la izquierda.
El final del encuentro llegó acompañado de abrazos, gritos y emoción. Los flashes, lógicamente, se fueron con Maradona, la figura del encuentro que aquel día se inmortalizó para siempre. Una vez en el vestuario, los jugadores cantaron: "Argentina va a salir campeón, Argentina va a salir campeón, se lo dedicamos a todos....". El tiempo les dio la razón.
Contexto
Tras igualar 2-2 ante Perú, Argentina había conseguido una agónica clasificación al Mundial de 1986. El rendimiento y el estilo de la Selección habían sido muy criticados por la prensa, especialmente por la figura de Carlos Bilardo y la eterna comparación el juego de César Luis Menotti. En medio de un clima de reprobaciones, la Selección llegó a México luego de una serie de amistoso donde continuó sin demostrar un buen funcionamiento. Pero en tierras aztecas todo cambió. O mejor dicho, todo se fue acomodando hasta alcanzar la gloria. El debut en la fase de grupos fue con victoria por 3-1 ante Corea del Sur (dos de Jorge Valdano y uno de Oscar Ruggeri). Luego le siguió un empate ante Italia 1-1 (gol de Maradona) y una victoria frente a Bulgaria, que le permitió conseguir el primer puesto y la clasificación a octavos. Allí, dejó en el camino a Uruguay, gracias a un tanto de Pedro Pasculli. En cuartos, Inglaterra y todo lo relatado anteriormente….
Fuente: AFA
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