Monseñor Juan Agustín Boneo, primer obispo de Santa Fe |
A los pocos meses de la llegada del el Fraile
Nicolás Pudignani, se constituye el 14 de abril de 1885 la primera Comisión de
Progreso local, con la presencia del Jefe Político Coronel Oroño en
representación del gobierno provincial. En la casa de Enrique James, ubicada en
la esquina de Bv. Balcarce y Estación (hoy Pagani) y donde alguna vez se alojó
Julio Argentino Roca, se conformó según los nombres que digitó el gobernador
interino Pujato. El primer presidente fue Félix Freyer quién fue acompañado por
Enrique Hansen, Félix Pagani, Guillermo de Altube y el citado James. Esta
gestión comenzó con la ardua tarea del ordenamiento urbano, preocupados en la
higiene y en la salud de los vecinos. De sus propios bolsillos, adquirieron los
terrenos para la instalación del Cementerio Municipal. Y entre los hechos más
significativos ocurrió el 26 de agosto de ese año que fue la creación de la
primera escuela pública de la ciudad, la Escuela Argentina, hoy San Martín,
bajo la dirección de Modesto Ergueta y Cob. La misma se encontraba en calle Rivadavia
donde actualmente se encuentra un lateral del actual edificio de la escuela
Santiago D´Onofrio.
El Fraile Pudignani, proveniente del Convento
de San Carlos de donde dependía nuestra Parroquia por entonces, comenzó a
preocuparse por la construcción de un templo acorde a los tiempos del pueblo.
Conformó una comisión presidida por Mariano Rodríguez e integrada por el selecto
grupo de grandes contribuyentes del pueblo. El primer cura párroco de Cañada de Gómez se
mantuvo en el cargo hasta el 27 de octubre 1887 cuando fue reemplazado por el
Padre Juan Fuentes.
La llegada del Padre Fuentes
ocurre en el medio de una epidemia de cólera ocurrida en el verano en el pueblo
que dejó innumerables víctimas fatales y en pleno gobierno del nuevo presidente
comunal Santiago Ríos quién estaba acompañado por José Fernández como
vicepresidente, Félix Pagani como tesorero y Luis Gay como secretario. Esta
gestión crea el alumbrado público habilitando el 1º de setiembre de 1886 unos
150 faroles a kerosene. Fuentes fue un cura muy presente en las actividades
sociales siendo uno de los impulsores del Hospital de Caridad y miembro
fundador además de primer presidente de la Asociación Española de S.M.
Sobre la apertura del Hospital, el
31 de octubre de 1887 se realiza una Asamblea donde se decide la construcción
del mismo en Cañada. En esa reunión en la que se conformó una Comisión
integrada por Oroño, Miranda, Mayer, James y el Pbro. Juan Fuentes se decidió
que la Comuna «construirá un Hospital para enfermos de todas las nacionalidades
que se encuentren en la localidad, sin recursos o que teniéndolos deseen
hacerse asistir en el Hospital. Los enfermos pobres serán atendidos
gratuitamente y los que dispongan de recursos podrán ser atendidos en salas
independientes, previo pago de la cantidad que se determinara en el
Establecimiento»[1].
Por su parte, otra tarea importante realizada por el Padre Fuentes fue participar
de la constitución de la Asociación Española de Socorros Mutuos ocurrida el 28
de julio de 1889, siendo su primer presidente y acompañado por el Escribano
Guillermo J. de Altube, Miguel y Fermín Fernández, Pedro Casañas, Tomás Gauset,
Francisco Durán y Salvador Márquez. También como párroco católico del pueblo,
fue testigo el 15 de diciembre del mismo año de la inauguración del Templo de
la Iglesia Evangélica Metodista impulsado por el Revdo. J. M. Spangler.
Finalmente fue miembro de la Comisión Comunal, siendo el único sacerdote en
ocupar ese lugar, cuando acompañó en la gestión del presidente Melitón Gómez durante
la gobernación del Dr. Juan Manuel Cafferata.
Sorpresivamente el 12 de abril de
1891, deja los hábitos y nuestra parroquia se queda sin su líder espiritual. Según
Elías Bertola, «Voló sin aeroplano (en aquellas épocas todavía no se usaban),
con una tortolita pichoncita, bonita y de plumas rubias...»[2]
Su reemplazante fue el Pbro.
Remigio Carnevale hasta el 25 de agosto de 1891, posteriormente en forma
interina ocupó ese cargo el Pbro. Manuel Cligo hasta la llegada del Fraile
Patricio O´Shea el 5 de noviembre y del Fraile Agustín Lanoro arribado a Cañada
de Gómez cinco días después.
Muy poco sabemos de ellos, el
Pbro. Carnevale venía desde la localidad de Sunchales donde fue el impulsor de
la llegada del cristianismo en esa ciudad y quién oficio la primera misa en esa
localidad del centro santafesino y al igual que su antecesor había ocupado
cargos públicos. El Fray Patricio O ´Shea fue pionera y director de la Escuela
San Francisco Solano de Rosario entre 1891 y 1894.
La normalización de un párroco
efectivo ocurre con el retorno del Fraile Nicolás Pudignani el 15 de febrero de
1892. Esta segunda estadía era muy diferente a la anterior. Ya nuestro pueblo
estaba nutrido de industrias, los campos poblados de inmigrantes que se
mezclaban con la llegada de criollos que venían a trabajar como «golondrinas»
los mismos. Continuó con aquel empuje de la construcción de un templo más
amplio que el que había, participó en las actividades sociales de esa Cañada
que crecía año tras año.
En este período, Fray Pudignani
fue testigo de dos revueltas radicales ocurrida en 1893. En la madrugada del 29
de julio estalló la primera con éxito y poca originalidad. Bertóla en sus
Apuntes dice lo siguiente de lo ocurrido ese día, «…una fuerza radical
encabezada por Don Rudesindo E. Freyre y los Sres. Correa se presentaron en
Cañada de Gómez y tomaron la Jefatura Política que quedó abandonada desde don
Alfredo Acosta (hermano del Jefe) intentó hacer frente desde la azotea de la
casa, armado de una escopeta con algunos cartuchos para perdices…»[3] El presidente comunal
Gómez mantuvo una reunión con Freyre con el fin de evitar que se derrame sangre
en el pueblo, pero esto fue denunciado por Mariano Acosta, Jefe Político
después de la contienda, como conspirador al gobierno provincial. El 31 de
julio Servando Martínez se hace cargo de la Jefatura de Policía junto a Juan
Andino y Manuel Correa. Con la llegada de las fuerzas nacionales a normalizar
el lugar el cargo es ocupado provisoriamente por Rómulo Acuña hasta que el
Mayor Horacio Pinto toma el mando. Por su parte, la segunda intentona
revolucionaria del radicalismo en la zona donde muchos cañadenses se
atrincheraron y otros viajaron a Rosario a dar lucha, pero este movimiento fue
frenado por el General Levalle quién dejó como jefe Político al Sr. Rómulo
Acuña. Este último hecho dejo dejó una víctima fatal en la ciudad y fue el
joven Eugenio Bianchi que fue asesinado con un disparo en su espalda. En su
tumba ubicada en el cementerio local podemos vislumbrar sobre la misma una
columna trunca con el siguiente epitafio «Eugenio Bianchi, fallecido el 15 de
octubre de 1893 y nació el 4 de agosto de 1874. El brazo de la tiranía tronchó
su existencia, sus amigos y correligionarios le dedican esta lápida a su
memoria que clama justicia.»[4] No cabe dudas, que al ser
el único sacerdote del pueblo haya sido Pudignani quién haya dado la bendición
al cuerpo de Bianchi.
El 10 de junio de 1894 deja
definitivamente Cañada de Gómez el Fraile Pudignani y nuevamente la Parroquia transita
un período de breves presencias de curas párrocos. El primero en llegar fue el
Fraile Ambrosio Pighin, quién fue reemplazado por el Fraile Eusebio Dupommier
el 11 de septiembre del mismo año y dos días antes de nochebuena llega el
Fraile Mauricio Castaldi quién deja en manos del Pbro. José Spinelli la Parroquia
San Pedro el 6 de febrero de 1895.
Del Fraile Ambrosio Pighin se
sabe que sus restos descansan en el Convento San Carlos en la localidad de San
Lorenzo y participó de la evangelización de los pueblos originarios en el Chaco.
Además, al igual que el Fraile O ´Shea fue uno de los primeros docentes de la
Escuela San Francisco Solano en Rosario y posteriormente fue un destacado cura
párroco de la localidad de San Javier. Por su parte, Fray Castaldi, también
participó en esta localidad santafesina en la tarea de «evangelizar» a la tribu
Mocoví en la tristemente recordada revolución que dicho pueblo aborigen mantuvo
frente a la Iglesia Católica.
La llegada del Pbro. Spinelli al
pueblo, al igual que Fuentes, fue en plena pandemia de cólera. En esta oportunidad
Cañada de Gómez no tenía médico estable, por eso el presidente comunal Rómulo
Acuña pidió a las autoridades y personalidades de la ciudad que apoyen su
reclamo al gobierno provincial solicitando la presencia de personal de salud en
el pueblo, en el que seguramente Spinelli aportó su firma.
Elías Bertola describe al Padre
José Spinelli de la siguiente manera, «culto y elegante. Cura moderno y
liberal; desinteresado, atendía a sus deberes para con la Iglesia. De estatura
casi alto como el campanario. No dejaba su cigarro habano (ojo de Monterrey),
que le daba cierto aspecto aristocrático. Vivía rodeado de una docena de
cusquitos que lo acompañaban en sus paseos alrededor de la Iglesia y de la
plaza. Por sus estudios prácticos y sacerdotales habrá encontrado en sus
bichitos, el cariño, fidelidad y gratitud, que mal ofrece la humanidad»[5]
El antiguo templo contaba para
esos años con una imagen de nuestro protector San Pedro acompañada de la de San
José, el Sagrado Corazón de Jesús, la Virgen Purísima sobre el altar. En el
salón se podía ver las estatuas de Santa Lucía, la Virgen de los Dolores y San Antonio
de Padua; por su parte acompañaban a todo esto antes descripto doce cuadros del
Vía Crucis. Entre los mobiliarios se encontraba un confesionario, un armonio,
una pila bautismal y una impactante araña que supo acompañar después al actual
templo. A su vez, los sacerdotes contaban con un sector aledaño al mismo con
amplias habitaciones y comodidades para su estadía.
El 27 de enero de 1898 Monseñor
Juan Agustín Boneo se hace cargo de la flamante diócesis de la ciudad de Santa
Fe, creada por el Papa León XIII el 15 de febrero de 1897 con la bula In Petri
Cathedra. Nuestra Parroquia comienza a depender de la misma finalizando su vínculo
con el Convento de San Carlos. Quizás la última actividad oficial de
importancia en la que el Padre Spinelli haya estado activo, fue la inauguración
del edificio del Hospital San José. Aquel 7 de julio de 1898 se vivió en un
clima festivo en el pueblo, donde las crónicas nos cuenta que no faltó nadie al
evento. Desde la presidenta de la Sociedad Damas de Beneficencia, la señora
Gregoria G. de Pagani y todas las señoras que la acompañaban; el señor jefe
Político Rudecindo Freyre, representando a los padrinos del Hospital, el
gobernador Iturraspe y su esposa Dominga Cullen; el juez de Paz Juan J. Pérez y
el presidente de la Comisión de Fomento Mansueto Viti entre otros destacados de
la sociedad cañadense.
Terminando el Siglo XIX de esta
historia, el 20 de enero de 1899 asume el Padre Domingo Pezzini, como cura
párroco siendo el que comenzó a gestionar, a través de una carta a Mons. Boneo,
la idea de conformar una comisión para la reconstrucción de la Iglesia
Parroquial. Del Padre Pezzini no se tiene un buen recuerdo como administrador
pero aún así logró comenzar la etapa edilicia que se había propuesto.
Bajo su administración, el 15 de
marzo de 1899, en una casona ubicada en San Martín y Brown propiedad de
Bernardo Caligaris, abre sus puertas el Colegio San Antonio de Padua. La
iniciativa nació ante el pedido de muchos vecinos que reclamaban la presencia
de una escuela religiosa en el pueblo. Tomaron la posta aquellas monjas que
habitaban en el Hospital San José, quiénes contaron con la aprobación de la
Madre Antonia Cerini para la fundación de la escuela y designa a las hermanas
que integrarían la misma recayendo el cargo de Superiora a Sor María Agustina
Belén. Uno de los hombres que apoyó esta iniciativa fue el jefe Político Rudecindo
Freyre. La primitiva sede del Colegio, tenía un galpón muy grande que fue
dividido para las aulas y dormitorios de las Hermanas. Además, contaba con tres
salones más y un patio enorme en el cual se criaban gallinas. El 13 de junio
del mismo año de apertura, unas ochenta personas, muchas de ellas mayores de
edad, tomaron su primera comunión. También ese día se colocó la piedra
fundamental del actual edificio en terrenos donados por el presidente comunal
Félix Pagani. Sobre la ubicación del Colegio de las Hermanas, puede leerse que
el 23 de octubre la Comisión de Fomento, le solicita a Luis Bianchi la donación
de un terreno para la instalación de una escuela de enseñanza de agricultura
práctica, preferentemente en la esquina de Vieytes y Pacífico, hoy Bv.
Centenario e Yrigoyen, lo que nos hace suponer que el visionario funcionario
veía allí un espacio para albergar otras instituciones educativas.
[1] Copiador Comunal, año 1887, Archivo del Museo Histórico Municipal
Elías Bertola.
[2] Apuntes Históricos de Cañada de Gómez. Elías Bertola, 1923 y su
reedición en 2013.
[3] Idem.
[4] Tumba de
Eugenio Bianchi, cementerio de Cañada de Gómez
[5] Apuntes Históricos de Cañada de Gómez. Elías Bertola, 1923 y su
reedición en 2013.
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