El asesinato a Fanny Giordano


La dictadura genocida que comenzó en marzo del 76 dejó en Cañada de Gómez muchas secuelas que, por esas cosas de los cañadenses, parecen quedar en el olvido o en los archivos de los años de plomos. Archivos que difícilmente son de encontrar, y el recuerdo perdura por testigos que quieren mantener latente esos duros años que a muchos de ellos les tocó sufrir.
Se sospecha de muchos entregadores, de intelectuales disfrazados de progre que entregaron sin piedad a muchos cañadenses que fueron sospechados, perseguidos y exiliados. Podemos recordar el atentado a la vivienda de Roberto Garín y tres desaparecidos, los recordados “Trucha” Giordano, Bertone y la querida Fanny Giordano.
Cómo bien dije antes, existen muy pocos archivos sobre la dictadura en Cañada de Gómez y hemos podido rescatar un informe edactado por Mario Chiappino para “Sur” en marzo de 1987, titulado “Se cumplen diez años del asesinato de la docente Fanny Giordano”:
“El país era un infierno y poco importaba que en esta ciudad no existiesen grupos vinculados ni organizativa ni operacionalmente a la guerrilla.
Las Fuerzas Armadas estaban en “guerra” y cada lugar era un potencial campo de batalla contra la subversión.
Un vallado impedía el tránsito frente a la Jefatura de policía, camiones con soldados recorrían la ciudad (…)
Recién al llegar octubre de ese oscuro 1976 comenzaron los allanamientos y los arrestos (…) todos eran “sospechosos” por sus ideas “izquierdistas”.
En la mayoría de los casos los arrestos fueron en averiguación de antecedentes y duraron poco tiempo. En otros –como el caso del doctor Garín- la averiguación de antecedentes llevó casi 45 días.”
A Fanny le quitaron en 1976 los cargos de directora interventora de la Escuela de Villa Eloísa y de Supervisora de Bachilleratos para adultos. Admiraba el pensamiento socialista latinoamericano, al chileno Salvador Allende y sus reformas educativas.
La cañadense fue secuestrada en la madrugada del 8 de febrero de 1977 por un grupo parapolicial y fue asesinada brutalmente en cercanías del cementerio de Armstrong.
Según el texto antes citado, “su hermana llegó a la casa, le llamaron la atención el desorden y algunas pisadas de barro en el hall del frente. Preguntó a unos vecinos que dijeron no saber nada, avisó a unos parientes y la buscó en algunos lugares conocidos.
Sobre el mediodía volvió a la casa y comprobó que sólo habían quedado los muebles, una vieja máquina de escribir y varios libros destrozados…
Volvió a la casa de los parientes y antes de entrar llegó un policía que le dio un rollo que estaba en la cámara fotográfica robada en el operativo y dijo que su hermana había tenido un accidente en Armstrong (…)
Pensó en las amenazas, en los dólares que había comprado después de vender el auto, en el viaje a Buenos Aires para ver si se podía ir con un trabajo a España o Perú.
- Un accidente es imposible, le dijo al policía, porque el auto lo vendió…”
Al velorio de Fanny fueron muy pocas personas, el temor pudo más que el dolor. Desde 1977 hasta la fecha mucho se dijo que ese asesinato, que ella le abrió la puerta a un conocido, que fue un señor que no hoy vive más en Cañada, que un director fue el que la entregó, que una amiga también pudo ser, pero la verdad que nadie está condenado por este brutal crimen. Ni siquiera los responsables políticos de entonces y quizás al lado suyo en un café puede estar el asesino. Tampoco se entiende la barbarie con la actúan desconocidos cuando después de cada homenaje realizado en su tumba al otro día van y destrozan las flores, o últimamente rompieron una cruz que indica el lugar donde fue encontrada sin vida. Actitudes que indican que el odio de esos criminales sigue vivo y son un peligro para nuestro futuro.
Hasta que los culpables no estén presos, pediremos justicia para que Fanny pueda descansar en paz…

2 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias por tu blog. ¡MEMORIA,VERDAD, JUSTICIA!

Unknown dijo...

Justicia para Fannny!!!