El 22 de agosto de 1972 fueron fusilados en la base Almirante Zar 16 presos políticos, miembros de distintas organizaciones armadas peronistas y de izquierda, presos en el penal de Rawson, que había sido capturados tras un intento de fuga. Fue uno de los hechos nefastos de la historia argentina, antecedente directo de las atrocidades que cometería la dictadura que se inició en 1976.
Corría 1972, y el país estaba bajo las órdenes del gobierno de facto encabezado por Alejandro Agustín Lanusse. El penal de Rawson en Chubut, era una de las sedes donde permanecían encarcelados militantes de diferentes organizaciones políticas, que la dictadura de ese momento consideraba presos políticos.
El 15 de agosto, dos grupos integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montonerosorganizaron la fuga del penal, mientras que el jefe del operativo fue Mario Roberto Santucho, líder del ERP.
Santucho, junto a Fernando Vaca Narvaja, Roberto Quieto, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna pudieron huir en un automóvil que los esperaba frente al penal y trasladarse al aeropuerto de Trelew para abordar una aeronave de la empresa Austral secuestrada por un comando guerrillero.
Los demás vehículos de transporte que debían esperar al resto de fugados no se hicieron presentes en la puerta de la cárcel debido a una confusa interpretación de las señales preestablecidas. Sin embargo, un segundo grupo de 19 evadidos logró arribar por sus propios medios en tres taxis al aeropuerto, pero llegaron tarde, justo en el momento en que la aeronave despegaba rumbo al vecino país de Chile, gobernado entonces por el socialista Salvador Allende.
Al ver frustradas sus posibilidades, luego de ofrecer una conferencia de prensa este contingente depuso sus armas sin oponer resistencia ante los efectivos militares de la Armada que mantenían rodeada la zona, solicitando y recibiendo públicas garantías para sus vidas en presencia de periodistas y autoridades judiciales.
Una patrulla militar bajo las órdenes del capitán de corbeta Luis Emilio Sosa, segundo jefe de la Base Aeronaval Almirante Zar, condujo a los prisioneros recapturados dentro de una unidad de transporte colectivo hacia dicha dependencia militar. Ante la oposición de éstos y el pedido de ser trasladados de regreso nuevamente a la cárcel de Rawson, el capitán Sosa adujo que el nuevo sitio de reclusión era transitorio, pues dentro del penal continuaba el motín y no estaban dadas las condiciones de seguridad.
Al arribar el contingente al nuevo destino de detención, el juez Alejandro Godoy, el director del diario Jornada, el subdirector del diario El Chubut, el director de LU17 Héctor "Pepe" Castro y el abogado Mario Abel Amaya, quienes acompañaban como garantes a los detenidos, no pudieron ingresar con ellos y fueron obligados a retirarse.
La fuga asestó un duro golpe a la dictadura de Lanusse, en tanto que personalidades de la política exigieron al gobierno de facto que garantizara la vida de los presos políticos.
En la madrugada del 22 de agosto, los 19 detenidos fueron sorpresivamente despertados y sacados de sus celdas. Según testimonios de los tres únicos reclusos sobrevivientes, mientras estaban formados y obligados a mirar hacia el piso fueron ametrallados indefensos por una patrulla a cargo del capitán de corbeta Luis Emilio Sosa y del teniente Roberto Bravo.
Fueron asesinados 16 presos políticos: Carlos Heriberto Astudillo (FAR); Carlos Alberto Del Rey (ERP); José Ricardo Mena (ERP); Humberto Segundo Suárez (ERP); Rubén Pedro Bonet (PRT); Alfredo Elías Kohon (FAR); Miguel Angel Polti (ERP); Humberto Toschi (ERP); Eduardo Capello (ERP); Clarisa Rosa Laplace (FAR); Mariano Pujadas (ERP); Jorge Ulla (PRT); Mario Delfino (PRT).
También, Susana Graciela Lesgart (Montoneros); María Angélica Sabelli (Montoneros) y Ana María Villareal de Santucho (ERP).
Sobrevivieron Ricardo Haidar (Montoneros); Alberto Miguel Camps (FAR) y María Antonia Berger (FAR), quienes fueron víctimas de la última dictadura militar.
La versión oficial de la dictadura fue "nuevo intento de fuga", pero los tres sobrevivientes, tiempo después, contaron la verdad de los hechos: indefensos, los detenidos habían sido masacrados.
Por el hecho están siendo juzgados Rubén Norberto Paccagnini, ex jefe de la base Almirante Zar; Luis Emilio Sosa, que en esa época era capitán de corbeta y segundo al mando del Batallón de Infantería número 4; Emilio Jorge Del Real, quien tenía el grado de capitán; Carlos Amadeo Marandino, quien era cabo y Jorge Enrique Bautista, juez de instrucción militar que estuvo a cargo de la investigación y está acusado de encubrimiento.
Fuente: El Argentino
Santucho, junto a Fernando Vaca Narvaja, Roberto Quieto, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna pudieron huir en un automóvil que los esperaba frente al penal y trasladarse al aeropuerto de Trelew para abordar una aeronave de la empresa Austral secuestrada por un comando guerrillero.
Los demás vehículos de transporte que debían esperar al resto de fugados no se hicieron presentes en la puerta de la cárcel debido a una confusa interpretación de las señales preestablecidas. Sin embargo, un segundo grupo de 19 evadidos logró arribar por sus propios medios en tres taxis al aeropuerto, pero llegaron tarde, justo en el momento en que la aeronave despegaba rumbo al vecino país de Chile, gobernado entonces por el socialista Salvador Allende.
Sobrevivieron Ricardo Haidar (Montoneros); Alberto Miguel Camps (FAR) y María Antonia Berger (FAR), quienes fueron víctimas de la última dictadura militar.
Por el hecho están siendo juzgados Rubén Norberto Paccagnini, ex jefe de la base Almirante Zar; Luis Emilio Sosa, que en esa época era capitán de corbeta y segundo al mando del Batallón de Infantería número 4; Emilio Jorge Del Real, quien tenía el grado de capitán; Carlos Amadeo Marandino, quien era cabo y Jorge Enrique Bautista, juez de instrucción militar que estuvo a cargo de la investigación y está acusado de encubrimiento.
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