Federico Viñas, presidente del Concejo a cargo de la Intendencia durante un tiempo en el año 1928. Foto del Museo Histórico Municipal |
Cómo bien dijimos en el anterior capítulo, el 5 de febrero de 1928 se realizaron las elecciones de concejales y el 18 de mayo se constituyó el nuevo Concejo Deliberante donde es elegido presidente del cuerpo Federico Viñas quedando interinamente a cargo del departamento ejecutivo municipal. Vale recordar que Viñas era el primer propietario de la farmacia El Águila inaugurada en 1917 y era un ferviente militante de la Unicón Cívica Radical Antipersonalista.
Su secretario fue Alfredo Saybene, Victor Ricca fue su tesorero y Francisco Martínez Soler su asesor letrado. Entre sus primeros decretos, además de nombrar a sus ayudantes, ordenó una importante investigación del estado financiero desde noviembre de 1924 hasta el 17 de mayo de 1928. Según rememora Nemesio Valbuena en las páginas de su periódico La Nota , “Señores, no se alarmen: todavía queda la caja de fierro”[1]. También desde el Concejo Deliberante se armó una comisión investigadora para investigar actos de corrupción en el municipio local. Por su parte, aún hoy se desconoce si se encontraron irregularidades y si alguno fue citado por la Justicia.
Otra de las ordenanzas más destacadas de esos años, y porque no, revolucionaria por entonces fue el ordenamiento de las casas de tolerancia en la ciudad. En la misma se reguló como deberían estar organizadas las mismas, no debían estar a menos de seis cuadras de un colegio, se podía tener hasta veinte “pupilas”, las piezas debían ser con pisos de madera o mosaico y contar con lavatorio, bidet, jabón y material desinfectante. Las chicas con menos de dieciocho años que quisieran trabajar debían contar con la autorización del Defensor de Menores. No se podían exhibir desnudas en balcones y puertas ni llamar a los transeúntes. Todas las prostitutas debían contar con una libreta sanitaria y visitar dos veces por semana al médico municipal. Finalmente el horario de apertura de las casas de tolerancia era entre las 16 y las 2 de la madrugada del otro día.
El 7 de agosto de 1928 Federico Viñas vuelve al cargo por el cuál había sido elegido, o sea como Concejal, y el gobernador de la provincia de Santa Fe Pedro Gómez Cello designa a Justo Peralta como Intendente Municipal.
[1] La Nota , Cañada de Gómez, 19 de mayo de 1928.
Pablo Di Tomaso
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