En
una fría mañana de junio, apenas asomado el invierno crudo de aquellos años,
llega a nuestra ciudad un español que vino a cambiarle la cara a nuestra
Iglesia. Esto sucedió en 1905, es decir, hace exactamente 110 años arribaba a la Estación Cañada de
Gómez el Padre Mateo Llodrá. Seguramente en el corto camino que debía recorrer
hasta el antiguo templo junto a su equipaje este nuevo cura no tenía idea con
que pueblo se encontraría.
Mateo
Llodrá era un sacerdote nacido el 26 de julio de 1867 en San Lorenzo, provincia
de las Baleares y Obispado de Mallorca. Era hijo de Jaime Llodrá y Margarita
Nadal. Según puede leerse en Tribuna del 27 de enero de 1929, cinco días
después de su fallecimiento que el Padre Mateo “llegó a la Argentina en el año
1898, donde vivió con gran satisfacción cumplirse sus más grandes deseos de
abrazar la carrera eclesiástica. Actúo por primera vez en
Recreo y seguidamente en Ataliva, Clusellas, Susana, Llamby Campbell, llegando
a nuestra ciudad para radicarse definitivamente en 1905.”
Elías
Bertola en sus Apuntes describe al sacerdote como “Tipo característico de cura.
Sin ser lumbrera es muy vivo, muy amable y desinteresado que cumple su misión
de carácter contraído únicamente a los altos deberes que le impone la Iglesia. Con su
pachorra y filosofía y como buen pastor ha sabido con mucho tino rodearse de un
selecto lote de ovejitas finas, de ovejas de pedigrée y hasta de algunos
ovejunos gordos...” También cuenta que en el mismo tiempo que el Padre Mateo
llegaba a Cañada el Obispo de la
Provincia autorizaba la conformación de una Comisión de Damas
para el nuevo templo integrada por las señoras Luisa P. de Rodríguez, Presidenta;
María de Garrone, Secretaria; Dolores R. de Rioja, Tesorera; Margarita R. de
Guerra y señorita Rafaela Repiso, Vocales. Suponemos que el Obispo debe haber
sido Monseñor Juan Agustín Boneo, quién fuera el primero de la flamante
Diócesis de Santa Fe de la
Vera Cruz creada en 1898. Durante el mes de octubre de 1906
se produjo un robo sacrílego, que obligó a Monseñor Boneo a clausurar el Templo
durante tres días en señal de duelo, convocando a procesiones en repudio de lo
ocurrido e invitando a una celebración de apertura que se realizaría con una
marcha que comenzaría en la
Capilla San Antonio hasta llegar al Templo.
Bajo la administración del Padre Mateo se construyó el nuevo Templo,
como hoy lo vemos ubicado, recordemos que el anterior era un gran salón con dos
torres que miraba a la Plaza
San Martín donde actualmente se encuentra el Atrio San Juan Pablo
II. Cinco días antes de los festejos del Centenario patrio, Monseñor Boneo
conformó junto al Padre Mateo la Comisión Pro Templo junto a destacadas figuras
del ambiente local. La primer parte de la obra fue habilitada el 5 de junio de
1910 y seis años más tarde, un 8 de octubre se inauguró el campanario. Fue
también obra de Llodrá la creación del Colegio San Luis Gonzaga, institución
educativa fundada en 1916 y que albergaba un buen marco de niños que estudiaban
bajo la atenta mirara del “Señor”. Cabe recordar que donde hoy es el Atrio se
encontraba cerrada con rejas, quedando un pequeño patio ligado a la
institución. Además de ser el fundador
de la escuela, fue director espiritual de las congregaciones del Corazón de
Jesús, Liga de Adoración, Hijas de María, de la Virgen del Caravaggio y de la Cofradía del Corazón de
María.
Durante 24 años ejerció el mando de una parroquia que iba forjando, a
la par de la flamante ciudad, un rumbo de crecimientos y desencuentros. Al
Padre Mateo era común verlo caminar por la Plaza fumando sus pipas o toscanos de tabaco
fuerte, su estampa generaba seguridad en la población y tenía un total desinterés
por el dinero y los bienes terrenales siendo un fanático del automovilismo
acompañado de una vasta y refinada cultura. Ese verano del ´29 cuando Dios
decidió llevarlo a su paraíso, fueron muchos los feligreses que asistieron a
sus funerales que fueron acompañados de oraciones pero también del sonido de
violines y coros. Una multitud acompañó al Padre Mateo hasta su última morada
pero quedando guardada en la memoria de muchos su obra de bien y de amor.
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