Ángelo Gritti y Ángelo Roncalli, en sus primeros años como sacerdotes |
Nuestra
ciudad tiene muchas historias desconocidas, una de ellas es la de Ángelo
Gritti, un inmigrante italiano que vivió muy poco tiempo en Cañada de Gómez, pero
que ha tenido destacadas actuaciones en la vida social de los lugares donde
habitó.
Ángelo nació
un 2 de octubre de 1883 en Poscante, una pequeña localidad perteneciente a la
comuna de Zogno, provincia de Bérgamo, bien en el norte del entonces Reino de Italia
comandado por Humberto Primo de Saboya, el monarca asesinado en julio de 1900
por el anarquista Gaetano Resci en la ciudad de Monza. A los once años ingresa
al Seminario Menor de Bérgamo donde durante siete años realizó sus primeros
caminos en la fe y fue en ese mismo lugar donde conoció a Ángelo Giusseppe
Roncalli, un humilde campesino nacido el 25 de noviembre de 1881 en Sotto il
Monte, perteneciente a la misma región donde había nacido Gritti. Ninguno de
los Ángelo´s sabría que sería de sus vidas en esos juveniles años, mucho menos
Roncalli que en 1958 se convertiría en el Papa San Juan XXIII.
En 1901
Gritti y Roncalli, más un grupo selecto de seminaristas fueron seleccionados
para ir a estudiar Filosofía y Teología en el Instituto San Apolinario de Roma,
sede que en diferentes momentos de su historia, han estudiado Eugenio Pacelli
(luego Pío XII), los cardenales Pietro Palazzini, Ugo Poletti, Casaroli, Pietro
Parente, Alfonso Stickler, Achille Silvestrini, Pío Laghi, Aurelio Sabattani
entre otros. Lamentablemente durante esa etapa ambos debieron separarse, ya que
Roncalli debió cumplir con el deber del servicio militar, momentos en que la Iglesia y el Estado
Italiano no se llevaba bien, y fue así que Roncalli se traslado desde Roma
hasta el 73º Regimiento de Infantería de la Brigada de Lombardía. Volvieron a verse a finales
de 1902, cuando la Iglesia
vivía momentos difíciles a raíz de la llegada de nuevos pensadores. Seguramente
ambos fueron testigos de los sepelios del anciano Papa León XIII y del humo
blanco en la Plaza San
Pedro cuando Giusseppe Sarto fue elegido Sumo Pontífice, el recordado San Pío
X, que trajo de la mano un aire de “modernismo” a la Curia.
Ángelo
Gritti fue ordenado sacerdote junto a Roncalli, éste último fue designado por
San Pío X como secretario en la diócesis de Bérgamo, del obispo Giacomo Radini-Tedeschi y
como profesor de historia de la
Iglesia y de apologética en el Seminario, iniciando así el
camino que lo dejará en el sillón de San Pedro aquel 28 de octubre de 1958. Por
su parte Ángelo Gritti fue enviado a la misma diócesis que Roncalli, pero como
vicepárroco de la localidad de Fiobbo. Cuando comenzaba el mes de diciembre de
1909 decide sorpresivamente viajar a la Argentina , él mismo solía llamarse L´Esiliato (El
Exiliado), y el 22 del mismo mes celebra su primera misa en la pequeña
localidad santafesina de Arteaga, donde decide quedarse a vivir. El 27 de
febrero de 1910, cuando el país se prestaba a celebrar a lo largo de ese año el
Centenario patrio, fue designado por Monseñor Juan Agustín Boneo como vicepárroco
de la parroquia de Santa Ana de Arteaga. Su voluntad de servicio, de
colaboración al prójimo, que fuera aprendida desde su hogar y posteriormente en
los lugares que creció intelectual y socialmente, hizo que trabajara a destajo
por los vecinos de la zona, fue así que en abril de 1911 participó en la
formación de la Caja Rural
de Arteaga, una Asociación Cooperativa de Préstamo y Consumo. Pero su tarea no
finalizaba allí, al año siguiente fue uno de los principales actores del Grito
de Alcorta, aquella rebelión agraria de pequeños y medianos arrendatarios
rurales, que sacudió el sur de la provincia de Santa Fe y se extendió por toda
la región pampeana. Marcando la irrupción de los chacareros, mayoritariamente
procedentes de inmigrantes europeos, especialmente italianos y españoles en la
política nacional del siglo XX, dando origen además a su organización gremial
representativa, la
Federación Agraria Argentina. Por su actuación en la revuelta
fue detenido el 10 de agosto de 1912. Su tarea pastoral en Arteaga duró hasta
1915 cuando fue trasladado a San Vicente, localidad ubicada en el centro
santafesino.
En el verano de 1916 le envía una carta al secretario de
Monseñor Boneo su intención de renunciar a la parroquia, al poco tiempo decide
dejar los hábitos. El 4 de noviembre del mismo año se casa con Luisa Venier,
una mujer nacida en Cruz Alta, provincia de Córdoba. De ese amor nacieron Ángela
(Tito), Carmen, Elena, Inocente, Elsa, Ángel (el Negro), Luis, Augusto y Ana.
Al poco tiempo de casarse con Luisa, Angelo decide instalarse en Cañada de
Gómez donde trabajó en la Curtiembre
Beltrame , y como para no perder su tarea solidaria participó
en comisiones educativas como la del recordado Colegio de “Los Piojitos”, o
sea, la vieja Escuela Estrada. El 8 de mayo de 1933, a los 49 años fallece
en nuestra ciudad, dejando un grato recuerdo en sus nueve hijos y en su amada
Luisa.
Para finalizar, quiero compartir con ustedes un pensamiento
de San Juan XXIII, escrito el día en que Ángelo Gritti y él fueron elegidos sacerdotes,
y el mismo expresa: “No me hago sacerdote por compromiso, para ganar dinero, para
procurarme comodidades, honores y placeres, ¡ay de mí!, sino sólo para hacer el
bien, de alguna manera, a la pobre gente”... Estoy seguro que ambos lo
lograron.
Quiero especialmente agradecer a su nieta Adriana Di Tomaso,
hija de Carmen Gritti y Américo Di Tomaso, que me hizo llegar esta historia,
una hermosa novela de fe y amor que con el paso del tiempo volverá a repetirse,
pero eso será para otra de mis notas.
4 comentarios:
Muchas gracias por esta historia. Nunca me imaginé que en mi pueblo natal hubiera estado como sacerdote un compañero de San Juan XXIII. !Qué buena noticia! Un fuerte abrazo. Padre Jorge R. Nardi
Muchas gracias por este relato histórico de un sacerdote compañero de San Juan XXIII que fue párroco en mi pueblo natal de Arteaga y luego habitante de la querida ciudad de Cañada de Gómez en donde tuve mi primer destino como Vicario Parroquial. Un fuerte abrazo. Padre Jorge Raúl Nardi. Rector de la Iglesia San Jose de la Caridad (Rosario. s.fe)
Un abrazo Padre, tengo lindos recuerdos de su paso por Cañada en mis años de la escuela primaria en el Razetto.
Muchas gracias por transmitir esta historia, que como nieto de la mencionada hija Ángela (mi abuela Tito) hace que broten lágrimas de mis ojos. Los años me han enseñado a valorar mis raíces, los recuerdos y la historia que me precedieron, y este texto tiene para mí, un gran valor. Nuevamente muchas gracias.
Publicar un comentario