El otoño viene dejando sus últimas huellas y el invierno viene
asomando la crueldad de sus heladas. Eran las cuatro de la tarde y decido irme
caminando hacia el Hogar de Ancianos de la ciudad. Mientras camino, fumando ese
pucho que siempre me acompaña en mis lecturas, voy cruzando ese límite desalmado
límite del norte con el sur que es el arroyo cañadense.
La humedad que choca con mi cara es la misma que chocó con los
miles de obreros que diariamente iban a las fábricas del centro al ganarse el
mango de cada día. Llegando a la esquina de Iriondo y Bolívar todavía se
sienten las risas de aquellos niños que jugaban en el antiguo edificio de la Almafuerte. Al
llegar a Urquiza el Hospital rompe la paz del barrio con su accionar diario
pero a pocos metros de allí, hay un lugar donde el silencio y los recuerdos
abundan a la hora del mate o del café.
La reunión estaba pactada, mi intención es regalar un minuto de mi
vida a los abuelos que con sus manos construyeron la ciudad. Me reciben y a los
pocos instantes llega don Boido el recordado ordenanza de la Municipalidad quién
orgullosamente me cuenta que trabajó con siete intendentes y muchas historias
que no vienen al caso contarla, ya que servirán para otra novela. Posteriormente
se sienta en la mesa Togo Peralta, al que le acerqué una historia de su abuela
doña Juana Ledesma. Entonces en ese momento, como un soplo de aire fresco,
llegan los recuerdos de Eva, del comedor de la Almafuerte , de la Juana trabajando y
defendiendo al Quique el día del golpe y también de la
Tía Lala apostada arriba del techo del
municipio para ver que pasaba ese 24 de marzo. Es que todavía seguía latente
todo el odio del ´55 y las angustias que pasaron muchos compañeros de entonces.
Tampoco nadie sabía que lo que se venía era lo peor de la historia. Al final,
como peresoso después de haber dormido su buena siesta aparece el Huguito... Y
para sumarse a la charla se acordó cuando desde la Fundación Eva Perón le
regalaron una pelota Superbol.
Pero la idea era hablar con Hugo Fernández y recordar sus años en
algunas de las legendarias bandas cañadenses. Hugo, y su hermano Juan Carlos más
conocido como Tarzán o Pitota, fueron protagonistas de una época de lujo en las
noches de la ciudad. Huguito empezó sus clases de música con el Maestro Alfredo
Montoya y con él conforman Los Dijes quiénes además era integrado por el Taka Héctor
Guerino, el Chivo Contreras, Mario Santilli y el Zurdo Figueroa.
Pero un día de 1968, en el boliche Globo Rojo Huguito junto a Ciro
El Náufrago y Calín Chiara, Roberto Rodrigo Bato y Roque Cáceres dan vida a Los
Grillos. Recordemos que el Globo Rojo estaba ubicado en la sede de la Unión Ferroviaria en Oroño al
50. Después la banda fue integrada entre otros por el Cali Gabriel, Leo Rimini,
Mariano Quintana. Pero la foto que hoy encabeza esta historia es la tapa de un
disco llamada Los Grillos y Chicha Soledad. En esta imagen podemos ver
acompañando a Hugo Fernández, a Roberto Beltrán, Gerardo Ferrero y Alfredo
Castro junto a la cantante Chicha Soledad. Una nota de color, la barra de
bebidas pertenece al boliche Mykonos que se encontraba en el legendario sótano
de calle Rivadavia al 1000.
Huguito también recordó a bandas que también integró como Los 5
del Ritmo con Leo Rimini, Taka Guerino, Cacho Ferrari y Omar Martin. Junto a su
hermano estuvieron en La Grieta
y no recuerda de haber tocado muchas veces con él.
Muchas fueron las figuras que compartieron escenarios con Los
Grillos, como Juan Ramón. Bárbara y Dick, Elio Roca y Pintura Fresca. Pero al
final recuerda una vez que fueron a un encuentro a Cañada Rosquín donde tocaron
el mismo día que una banda local de allí llamada Los Diablos y entre sus
integrantes había un joven desconocido trabajador del campo llamado León Gieco.
Seguramente faltan muchas historias y nombres a este relato, pero
será la excusa para volver a ir a visitar a esos hombres que, junto a otros que
ya no están, hicieron los paredes sobre los cimientos de sus antepasados y hoy
nosotros podemos disfrutar de esta hermosa casa llamada Cañada de Gómez.
1 comentario:
Varios de ellos formaron parte de mis primeros años de vida. Y la emocion el ver que en un parrafo nombras a mi viejo. Muchas gracias
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