EL NUNCA MÁS CAÑADENSE... ACÁ TAMBIÉN PASÓ... Vigésima primera nota

José Pascual Polla y Juan Carlos Vadora

Retomando la historia del Partido Comunista en la ciudad, sobre todo la etapa contemporánea desde mediados del Siglo XX en adelante podemos recordar la histórica elección de 1959 consiguiendo en Cañada de Gómez 984 votos, recordando que un año antes el PC apenas había superado los 200 votos. En la Provincia de Santa Fe se ubicaron en el tercer lugar con 24.565 votos. Cabe agregar que los votos en blancos fueron importantes ya que en Cañada hubo 2.421, o sea, 600 más que el ganador que obtuvo 1.945 mientras que en la provincia también el voto en blanco superó al primero de los partidos, obteniendo 52.478 contra 46.857 del UCRP. Un mes después de esas elecciones ocurridas en julio de 1959 el presidente Frondizi proscribe el Partido Comunista y el 14 de marzo del año siguiente pone en marcha el Plan Conintes. En las elecciones del sesenta el PC apoya el voto en blanco como dijimos anteriormente y vuelve a participar, en 1961, en la alianza denominada Partido del Trabajo y del Progreso, PTP, conformada por los disidentes de la UCRI encabezados por Lisandro Viale, también disidentes socialistas, peronistas de izquierda y los Latorristas donde en Cañada de Gómez sus candidatos sacan 1030 votos en las elecciones de marz y realizando una enorme elección en Rosario siendo la segunda fuerza y obteniendo cinco bancas. Ese mismo año apoyan la fórmula Alejandro Gómez-José Pucci en las elecciones provinciales del mes de diciembre cuando se le devuelve a los peronistas el derecho a postularse y participar como Partido Laborista, siendo posteriormente anuladas en 1962. Ya en 1963, José María Guido proscribe al PTP de participar en las elecciones nacionales por ser la herramienta electoral del Comunismo en Argentina. Finalmente antes de llegar a 1976, tres años antes el PC seguía ilegalizado entonces sus dirigentes y afiliados participaron de la Alianza Popular Revolucionaria llevando a Oscar Allende y Horacio Sueldo como presidente y vice. En la provincia de Santa Fe apoyaron a la lista del peronismo ortodoxo que llevaba al Capitán Campos como gobernador y a Juan Catafesta como Intendente Municipal.

Así llegamos a 1976, año del golpe y de las persecuciones y detenciones a miles de militantes de izquierdas entre ellos a un histórico líder comunista como José Pascual Polla. Sobre su detención su nieta Rosana Polla recuerda que

«El día que lo detuvieron a mi abuelo fue un 8 de diciembre de 1976, él vivía con una hermana viejita, y ella llorando llamó de la casa de un vecino porque no tenían teléfono, avisando que había allanado; ella insultaba y discutía inclusive con los policías, pero allanaron el domicilio y se lo llevaron. En realidad, en mi familia, era bastante común que a mi abuelo lo llevaran detenido, inclusive, en otras épocas, él era trabajador ferroviario, maquinista, y siempre mantuvo una ideología política, la mantuvo, luchó por ella, siempre desde el pensamiento, no desde la acción. Cuando mi papá lo fue a buscar,  se encontró con la sorpresa de que de Cañada de Gómez lo habían trasladado, teóricamente, porque no daban demasiada información en esa época, a Rosario. A nivel familiar se creó una situación muy angustiante, mi papá tenía su hermano en Santa Fe, en realidad durante el Gobierno de Facto toda la familia fue perseguida; a mi papá el 24 de diciembre recibe su telegrama de despido del ferrocarril, donde también era maquinista»

Polla y Vadora estuvieron secuestrados en un espacio inhabitable, estamos hablando de los sótanos de calle Dorrego, donde  se encontraron con  muchos camaradas, de otras épocas, que estaban todos detenidos en el mismo lugar. En ese reducido sitio Juan Carlos Vadora fue una pieza fundamental en la supervivencia de José, en ese lugar que se inundaba donde lo tenían que subir por unas escalinatas para que no se moje y se enferme Juan con la ayuda de otros detenidos contuvieron a don Polla, que a su vez, tenía colgado un aparato de audífono que de un golpe se lo rompieron y no dudaron en picanearlo a pesar de su estado de salud donde a los  hasta ese punto llegaron con una persona anciana y con discapacidad. «En realidad más que mi abuelo, les interesaba la gente  que visitaban la casa de mi abuelo, y él siempre contestaba lo mismo mi casa está abierta a quien quiera entrar y discutir de política, porque en ese momento había juventud que estaba cercana al Partido Comunista» manifestó Rosana.

La detención de Vadora ocurrió un mediodía caluroso de las primeras jornadas de diciembre, Blanco y Pocchettino dos agentes activos de los servicios que actuaron en las detenciones y torturas en Cañada de Gómez llegan a la Panadería Tomasito que pertenecía a mi padre Elmo Di Tomaso y era atendida en ese tiempo por mi madre Ana Vadora, hermana mayor de Juan Carlos. Vestido de civiles, como acostumbran a actuar, preguntaron si Juan estaba en ese lugar. Ana le responde que su hermano se encontraba en la casa de Carmela su mamá, ubicada en Alvear al 400. En ese momento que Blanco y Pocchetino salen del negocio, ingresa mi papá que venía del trabajo y automáticamente le dice a su esposa que debían dirigirse hacia la casa de su suegra ya que los dos individuos eran muy conocidos en la ciudad por su tarea de chupar gente. Al llegar a la casa de Carmela, Blanco ya estaba maltratando a mi abuela para sacarle información mientras que Pocchettino agredía físicamente a Juan en un baño afuera, en el patio de la casa y de allí se lo lleva detenido a la comisaría local. Juan recuerda sobre ese momento que 

«Me llevaron a la Unidad Regional X, me golpearon, decían que estaba detenido por averiguación de actividad, y después de torturarme psicológicamente y golpearme un par de días, me llevan a Rosario. También por sorpresa, en ese momento lo llevan detenido al Sr. Polla, que era una persona mayor, que era el jefe, presidente del Partido Comunista de Cañada de Gómez.  Nos dejan en Rosario varios días en la unidad policial de allí, nos golpeaban, nos torturaban, con los ojos vendados, fueron días terribles los momentos que vivimos. Hasta que luego de días, no recuerdo cuantos, nos llevaron al sótano y ahí digamos que estábamos un poco mejor porque nos sacaron la venda de los ojos. Recuerdo haber estado con gente de la Unión Obrera Metalúrgica de Villa Constitución, mucha gente joven, mujeres. Al tiempo nos llevaron a Polla y a mí, era tremendo el temor, porque no se sabía si era para torturarte o darte la libertad. Yo puedo decir que estoy vivo gracias a don Polla. Cuando me dan la libertad, me dicen llévate a este viejo antes de que se nos muera acá adentro. Nos dieron la libertad y salimos a la calle sin dinero y sin nada.»

Al quedar ambos en libertad, con la poca ropa que tenían, José Polla recordaba que una hermana suya vivía en el barrio Ludueña. Frenaron un taxi, subieron sin saber si encontrarían a ella en esa hora en su casa y poder contar con el dinero necesario para pagar el traslado. De allí toman un tren hacia Cañada de Gómez y regresan finalmente a su ciudad. Juan Carlos recorrió las seis cuadras que separa la Estación de la Panadería de su cuñado y pudo al fin llegar a los brazos de su hermana que en llantos recibió la llegada con vida su hermano menor. Los Vadora fueron una familia muy marcada por las persecuciones políticas y el exilio de cuestiones relacionadas al tema. El abuelo de Juan, llamado José fue activo dirigente radical de la provincia de Córdoba que lideraba un grupo afín a Amadeo Sabatini en la zona comprendida por las localidades de Las Varas, Las Varillas y Arroyito, donde son recordadas aún sus historias de batirse a duelo contra los conservadores que defendían a la oligarquía de la Década Infame. Su hijo, también llamado José, tuvo una militancia menor pero si activa, se afincó en la localidad de San Jorge donde tuvo a sus primeros tres hijos pero por su resistencia al peronismo, en una situación económica bastante débil, decide venirse con su mujer a trabajar en los campos de la familia Dovetta en Cañada de Gómez. Acá tampoco dejó el radicalismo, fue un seguidor de Pagani, amigo del Dr. Meyer Motta quién le pudo conseguir un puesto como domador de caballos en la policía pero un repentina ACV lo dejó sin vida, con apenas 41 años y un bebé, además de los tres hijos mayores, de 15 meses llamado Juan Carlos. Por eso, a su madre, no la sorprendió que una vez más parte de su familia sufriera las consecuencias del odio en la política, pero nunca tomó dimensión que lo que estaba ocurriendo era la crónica más negra de la vida argentina.

Volviendo a José Polla, una vez que llegó a su hogar decidió escribirle al dictador Jorge Rafael Videla, donde en la misma expresa que siendo

«…afiliado al Partido Comunista Argentino desde el año 1937, obrero jubilado del riel desde 1952, ex dirigente sindical de la entidad gremial La Fraternidad, seccional Cañada de Gómez, de 250 afiliados, habiendo ocupado en la misma todos los cargos en su dirección, actualmente tesorero ad honorem de la Cooperativa de Pan, se dirige a Ud. como máxima autoridad del gobierno argentino, cumpliendo el patriótico propósito de dar a conocer una arbitrariedad que empaña vuestra gestión de gobernante… el día 8 del mes ppdo., un grupo de cuatro policías vestidos de civil, siendo las 16 horas, procedieron al allanamiento de mi domicilio, con el propósito de encontrar, según ellos, materiales subversivos, siendo mi respuesta clara y concreta los materiales del Partido Comunista Argentino no son subversivos, sino persuasivos, tras lo cual me llevaron detenido con el secuestro de materiales editados antes del 24 de marzo. Al día siguiente de este hecho, fui trasladado a la jefatura de policía de Rosario, donde permanecí alojado en un sótano junto a otros cuarenta y cuatro presos políticos, hasta el día 17 en que recobré la libertad. No se tuvo en cuenta mis 75 años, ni mi estado físico, ya que padezco de una parcial ceguera e impedimentos auditivos, dolencias éstas que impiden mi normal desenvolvimiento.

»En mi condición de comunista, conociendo la gloriosa trayectoria de nuestro querido Ejército Argentino, inspirado en los más sagrados principios sanmartinianos, de un contenido puramente liberador, nunca opresor, es que considero que se deben poner en libertad a todos los presos sin causa ni proceso y buscar además una salida democrática con la participación del pueblo y las Fuerzas Armadas, con un programa representativo, elaborado en conjunto.»[1]

Finalizando este capítulo, es preciso remarcar las palabras de Juan Carlos Vadora cuando expresa lo duro que fue volver a tener una vida normal…

«Y así me volví a insertar en la sociedad con mucho miedo, y hasta el día de hoy  queda todo ese miedo arraigado. Mi reflexión hoy a más de cuarenta años de lo sucedido es que todavía el monstruo sigue vivo. Es lamentable como aún hoy habiendo transcurrido tantos años todavía hay gente que dice ojalá volvieran los militares, como si aquí no hubiera pasado nada, es terrible tener que seguir así; porque lamentablemente muchos dirigentes no respetan nuestras instituciones. Pero tengo la esperanza que las nuevas generaciones se comprometan con su Patria, con el bienestar de todos, y que todos podamos cumplir con el Preámbulo de la Constitución Nacional.»

Don Polla y Vadora, dos personas que fueron secuestradas, torturadas y vapuleadas por los dictadores por el sólo hecho de ser Comunistas...



[1] Carta enviada a Jorge Rafael Videla, escrita por José Pascual Polla en Enero de 1977

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