ALUMBRADO
PUBLICO
La primer referencia que
encontramos referente a este tan importante factor de progreso y de higiene
publica, se remonta al año 1886, en que siendo Presidente de la Comisión de
Progreso local (Instituciones creadas por Decreto del 10 de marzo de 1885, de acuerdo
a la Ley del 8 de octubre de 1883), el señor Santiago Ríos, el día 17 de mayo
se resuelve crear el primer alumbrado público, consistente en 150 faroles a
kerosene, los que son prendidos por primera vez el 1º de septiembre del citado
año.
En 1909, y presidiendo la
Comisión de Fomento el señor Servando Martínez se colocaron en las calles
centrales lámparas alimentadas a alcohol.
El 20 de noviembre de 1911, se
firmó el contrato de concesión para la instalación de la primera Usina
Eléctrica y, bajo la administración comunal del Señor José Razetto, el 15 de
marzo de 1912 se inició el servicio de alumbrado publico9 y particular,
incorporándose dos pequeños motores a gas pobre de 50 hp, con generadores de
corriente continua. En 1913 se aumentó la potencia de la usina con un motor de
200 hp, que es completado con otro en 1920.
La última innovación se produce
en 1920 con la instalación de un generador de 420 hp de corriente continua y
otro de alternada.
Desde entonces hasta el
presente y a pesar de haberse casi duplicado la población, no se han
introducido mejoras en los servicios eléctricos lo que hace que buena parte de
la población, especialmente en las viviendas recién construidas no goce de este
indispensable elemento, debiendo recurrir a anticuados sistemas de iluminación.
Se ha anunciado que el Superior
Gobierno de la Provincia de haría cargo del servicio eléctrico, pero hasta la
fecha no se ha concretado tal aspiración popular.
Es curioso hacer notar, ya que
ello constituye una notable rareza que una antigua lámpara eléctrica de 50
vatios, de desusadas dimensiones ya que ellas son de 13 x 20 ½ centímetros está
en buen uso permanente desde el año 1918, vale decir continuamente durante 34
años.
Como solución de los
importantes e impostergables problemas eléctricos se alienta la esperanza de
que las líneas de alta tensión, ya q en construcción, que unirán la usina
generadora de San Nicolás con el resto del país, pueden llegar también a
nuestra ciudad en un breve plazo.
MOLESTIAS
SANITARIAS
Siguiendo a Milton T. Rosenau,
vamos a clasificar y analizar diversas
molestias sanitarias de la ciudad en: olores, polvo, suciedad general,
vaciaderos, moscas, mosquito y otros insectos, criaderos de mosquitos,
establos, y estiércol, pocilgas, ruidos innecesarios.
1.- Olores: No se
aprecian, en general, malos olores en nuestra ciudad, debido en primer término,
a el notable grado de limpieza que en él se observa y a la falta de focos
productores de tales molestias.
Hacen excepción a esta
afirmación: de muy relativa importancia un gran establecimiento industrial
situado en pleno centro de la ciudad, la Curtiembre Beltrame, cuyos procesos
manufactureros y muy especialmente el descarne de cueros producen olores
ofensivos pero, cabe agregar, se han adoptado todas las medidas aconsejables
para que eso no afecte a la población ya que dichos olores no se aprecian fuera
de las instalaciones industriales.
En segundo lugar en fuente de
olores el arroyo Cañada de Gómez, cuyas emanaciones de materia en putrefacción
afecta a una gran zona del Barrio Sud, especialmente en la época en que el
citado arroyo no lleva gran caudal o después de los desbordes. Este problema
tiene una sola solución que es permanentemente reclamada por los vecinos y de
la que nos hemos ocupado: el entubamiento del arroyo.
2.- Polvo: Este problema
afecta a la zona sud de la ciudad, no pavimentada y ubicada, además, en un
bajo. Los vientos tanto el Norte como el Sud Oeste son muy frecuentes en esta
zona y el polvo es una muy desagradable molestia sanitaria; la solución se
logrará cuando se complete la pavimentación de la ciudad. Todo el tramo
pavimentado, al Norte de las vías del Ferrocarril no es afectado por este
problema.
Fuera de la tierra no hay
industrias productoras de polvos que puedan afectar a la población.
3.- Suciedad general.
Vaciaderos: No es necesario insistir que, a
especialmente en la zona Norte no hay problema alguno de suciedad. No
así en la Sud, donde el tipo de vivienda y la falta de servicios sanitarios
hacen que el aspecto sea muy distinto. Será necesario llegar a una correcta
urbanización de esa zona, prestar servicios municipales y exigir el
cumplimiento de las Ordenanzas Municipales, sobre todo con respecto al volcado
de basuras y aguas servidas en las cunetas.
El vaciadero de basuras no
afecta a la higiene de la ciudad: está situado a varios kilómetros en la
dirección Sud Este, bien orientado con respecto a los vientos y no se permite
la industrialización de la basura. Como ya lo hemos dicho, en parte se practica
el sistema llamado de “Relleno Sanitario”, que es la más higiénica de todas las
formas de eliminación de las basuras.
4.- Moscas, mosquitos, y
otros insectos. Criaderos de mosquitos: No hay mayores problemas de moscas
dentro del radio urbano; la situación alejada del matadero y los vaciaderos de
basura, el estricto control del Instituto Bromatológico den los
establecimientos industriales y expendedores de alimentos. El alejamiento de la
ciudad de caballerizas y pocilgas., evitan la proliferación de moscas, debiendo
agregarse, como factor fundamental, la gran limpieza de la ciudad.
En la época de cosecha de trigo
se puede apreciar un ligero incremento en el número de moscas que es atribuido
a que la paja de este cereal las atrae.
Tampoco los mosquitos plantean
problemas sanitarios y ni siquiera constituyen una molestia. No hay aguas
estancadas no otros factores que faciliten su reproducción; en la zona Sud
cuando las aguas del arroyo detienen su curso se transforman en criaderos de
mosquitos, pero esto ocurre con periodos de varios años de intervalo.
Naturalmente que fuera de “Culex pipiens”, no proliferan otras familias de
Culícidos.
En algunos de los ranchos de la
zona, a los que ya nos hemos referido en el capítulo correspondiente a Vivienda
Humana, se ha encontrado, cuando se les ha buscado sistemáticamente, abundantes
ejemplares de Vinchucas (Teatoma infestans), pero hasta el presente no se ha
diagnosticas caso alguno de enfermedad de Chagas- Mazza.
5.- Establos y estiércol:
Desde el momento que está prohibida, por Ordenanza Municipal la existencia de
establos, etc., dentro del ejido urbano, no existe problema alguno en este
sentido. Ya ha vencido el plazo de cinco años acordado por la Municipalidad
para el retiro de estas instalaciones, preexistentes a la promulgación de la
ordenanza, por lo que no hay en la ciudad ningún tambo ni establo.
6.- Pocilgas: Tampoco
está permitido dentro del radio urbano la instalación de pocilgas. Hay en la
zona algunos criaderos de cerdos pero instalados lejos de la zona poblada y
construidos, por otra parte, cumpliendo todos los requisitos de la higiene y la
salubridad.
No hay ordenanzas claras con
respecto a la tenencia de cerdos en la
planta urbana por lo que incluimos en ese trabajo, en el capítulo
correspondiente a Abastecimiento Comunal, un proyecto en ese sentido.
7.- Ruidos innecesarios:
Este es un muy serio problema estrechamente vinculado a la evolución social
moderna, el industrialismo, etc. Resulta evidente que las ciudades son cada día
más ruidosas y son bien conocidos por los psiquiatras los lamentables efectos
que producen en la psiquis humana la continuidad de ruidos molestos, la mas de
las veces innecesarios.
Nuestra ciudad no escapa a esa
situación y podríamos clasificar sus ruidos molestos, muy abundantes, en tres
orígenes: industriales, de tránsito y producidos por altavoces.
Los ruidos producidos por la
industria son, en cierto modo inevitables, y solo debe vigilar el poder público
que no se produzcan en forma excesiva o innecesaria y, en lo posible, que se
atemperen. Pese al gran desarrollo industrial de la ciudad y al hecho de varias
de sus principales industrias de la ciudad y al hecho de varias de sus
principales industrias están instaladas en el centro de la ciudad, las
molestias que ocasionan son escasas y lo más llamativo no son los ruidos
precisamente industriales sino la costumbre, muy generalizada, de anunciar la
iniciación y terminación de las tareas y el llamado de los obreros, por medios
de pitos y sirenas. Es particularmente llamativo el procedimiento usado por el
ferrocarril que cuando requiere la presencia de obreros en forma urgente por
descarrilamientos, accidentes, etc., lo hace por medio de un sistema prolongado
de pitadas que pone sobre aviso a toda la población que algo anormal ha
ocurrido.
Cabe agregar que este sistema
es aceptado con agrado por toda la población que regula sus actividades de
acuerdo a las señales emitidas por las industrias.
Más serio, y de más fácil
solución, son los ruidos molestos ocasionados por el tránsito de vehículos
automotores, especialmente motocicletas y automóviles. No se respeta en general
la prohibición de usar el escape libre ni el uso de bocinas en determinadas
horas de la noche. Esto es resorte de la policía municipal y bastara poner un
poco de interés en evitarlo para que el vecindario pueda gozar del reposo
nocturno a que se ha hecho acreedor.
Complementariamente cabe
agregar que tampoco se respetan las ordenanzas referentes a velocidad máxima de
vehículos automotores en el radio urbano y es corriente ver automóviles y motocicletas
que cruzan la ciudad a grandes velocidades. Los accidentes son muy frecuentes y
urge que se cumplan las claras disposiciones en vigencia.
Un tercer factor de ruidos
molestos es una cadena de altavoces clocada en casi todo el centro de la ciudad
y que, a las más diversas horas transmite propagandas, música, etc., con una
intensidad e inoportunidad inconvenientes. Por ejemplo existe un alta voz
colocado frente a la Iglesia Parroquial que durante las misas más concurridas
en los días festivos, por la intensidad con que irradia, impide a veces seguir
el oficio religioso.
Es necesario agregar que las autoridades municipales
se han ocupado de estos problemas y se ha dictado una ordenanza para disminuir
ruidos parásitos; también existe una reglamentación para la finalización de fiestas donde se usen
altavoces que permite que estos funcionen dentro de un determinado horario.
Como es sabido, existe en
nuestra provincia una reglamentación sobre ruidos molestos que fue sancionada
por el Poder Ejecutivo según un proyecto del Centro de Higiene Mental
dependiente del Ministerio de Salud Publica. Es una ordenanza muy completa y su
simple cumplimiento vendría a terminar con gran parte de los ruidos
innecesarios de que padecemos.
No creemos que haya escapado a
nuestro exhaustivo análisis ninguna molestia sanitaria susceptible de ser
modificada con medidas de carácter higiénico - sanitario.
A los problemas planteados por
la presencia de roedores y el potencial peligro que ellos encierran, les
asignamos un importancia sanitaria especial, por lo que le hemos dedicado a
esta molestia urbana un capitulo.
EL
PROBLEMA HIGIÉNICO DE LA PRESENCIA DE ROEDORES
Cañada de Gómez no se ha
sustraído al problema existente en casi todas las poblaciones argentinas,
planteado por la permanente proliferación de ratas. Este problema ha existido
siempre en la ciudad aunque se agudiza periódicamente por razones que vamos a
analizar.
Las ratas de que padecemos,
encuentran su principal alimento en los cereales, trigo especialmente, y si se
tiene en cuenta que esta ciudad es centro ferroviario y caminero de
concentración de granos, es fácil advertir que los roedores encuentran un medio
completamente adecuado para su desarrollo. Si bien es cierto que el tipo de
depósitos ferroviario existente es el conocido con el nombre de “rat –
proofing”, vale decir a prueba de ratas y que existen en la zona una cantidad
muy elevada de silos subterráneos, no es menos cierto que en las épocas
inmediatas a la terminación de las cosechas, se colma la capacidad de estos
depósitos y los que deben habilitarse carecen de tales seguridades.
En segundo lugar las
construcciones muy antiguas, de techos muy altos y pisos no defendidos; los
depósitos de los almacenes y fábricas de artículos alimenticios son otros focos
permanentes de roedores que pululan por buena parte de las casas de la ciudad.
Quiere decir entonces que bien
puede ser este un foco potencial de Peste de Oriente y otras afecciones
transmitidas por roedores y así lo entiende el vecindario que periódicamente
solicita de la Municipalidad el exterminio de mismos.
Esta institución oficial posee
un pequeño equipo destinado a esta y otras funciones, pero no puede ni debe ser
de manera alguna la encargada de la desratización.
No bastarían las cuadrillas más
numerosas y mejor equipadas ni aun trabajando permanentemente para resolver tal
problema. No poseemos estadísticas, ya que no han sido confeccionadas, de ratas
muertas y cuevas destruidas, por lo que no podemos informar sobre la magnitud
de la tarea cumplida por el poder público, pero cualquiera que conozca la forma
de encarar esta clase de luchas comprenderá que es tan insuficiente como
inútil.
La destrucción de los roedores debe estar a cargo de los
propietarios u ocupantes de los inmuebles ya sean casas habitación, fabricas,
depósitos, etc., tal como lo establece la Ley Nacional Nº 11.843 de la
Profilaxis de la Peste que establece en el artículo segundo de su
reglamentación: “Todo propietario, inquilino u ocupante de casa habitación,
local o deposito urbano como rural, en el que se compruebe la existencia de
ratas será intimado a proceder a su exterminio y poner en práctica las medidas
necesarias para evitar su reaparición, en un plazo perentorio no mayor de 30
días”. Se establecen multas para los que no cumplan con tan prudentes medidas
profilácticas.
El papel de la Municipalidad
debería ser, a nuestro juicio, el siguiente: En primer lugar iniciar una
campaña de divulgación discreta pero efectiva, por medio de afiches, placas en
los cines, etc., y ofrecer asesoramiento técnico a todos los que lo soliciten.
Luego debe crear un sistema de
inspección llevando un mapa sanitario, con la indicación de los sitios donde
pueden haber ratas, potencial o realmente y ejercer sobre ellos un permanente
control. Realizadas estas medidas previas, proceder a la aplicación de la ley u
ordenanzas similares que dicte.
No somos partidarios de las
campañas de desratización porque, teniendo experiencia en ellas, sabemos que no
han dado nunca resultado ya sea repartiendo venenos gratuitamente, comprando
roedores muertos, etc. La única solución es formar conciencia popular sobre los
daños higiénicos y económicos que causan los roedores.
Felizmente, y como se dijo en
el capítulo respectivo no ha existido el problema de la peste en nuestra
ciudad, salvo 2 defunciones ocurridas en el año 1919 y cuya historia
epidemiológica desconocemos
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