Historia Sanitaria de la Ciudad de Cañada de Gómez escrita por el Dr. Gerónimo Carlos Etchart. Parte 16

Arroyo Cañada de Gómez

UN PROBLEMA HIGIÉNICO
El Arroyo Cañada de Gómez

La ciudad en su parte sud es atravesada de oeste a este por el arroyo Cañada de Gómez. Este tiene su origen al sudoeste de la ciudad en su zona rural, en un bajío denominado loma Azul, originándose por la acumulación de precipitaciones pluviales. Se dirige hacia el este, atraviesa toda la ciudad, para dirigirse luego hacia el noroeste y desembocar en el rio Carcarañá.


Este caudal de agua, de muy escasa significación desde el punto de vista de su importancia, ha tenido, sin embargo, y tiene en la actualidad mucho interés perjuicios que causa a la población desde el punto de vista higiénico y económico.

En primer lugar, durante gran parte del año sus aguas permanecen estancadas, transformándose en un criadero de mosquitos. Además llegan a es, poco antes de atravesar la ciudad los desagües de tres industrias que elaboran productos a base de materia orgánica; una Cremería, una fábrica de Cartones y una muy importante fábrica de jabón y productor químicos. Esto  trae como consecuencia que, en las épocas en que el arroyo no tiene caudal, la transformación de dicha materia orgánica produce emanaciones tales, que hace imposible la vida en las inmediaciones del mismo.

Vista Aérea del Arroyo

Por el contrario, en épocas de lluvia recibe los desagües pluviales no solo de la ciudad sino también de toda la zona rural, (no debe olvidarse el fuerte declive existente hacia el arroyo) y al aumentar en forma impresionante su caudal  trae todos los años un saldo de ahogados y, además, las inundaciones de una vasta zona, cuya importancia puede apreciarse en las fotografías que acompañan a este capítulo y que fueron tomadas en el años 1940.

Si bien es cierto que la construcción de pavimentos y el mejoramiento de los desagües ha disminuido este peligro, no lo es menos que sigue existiendo en potencia y que no es difícil que, ante un aumento del tenor de las precipitaciones pluviales se vean otra vez las autoridades abocadas al problema de los “inundados”, tan frecuente y grave en la ciudad de Santa Fe. Se trata de tener que rescatar a un considerable número de vecinos de una zona de neto pauperismo, a los que hay que alojar en dependencias oficiales, vestir y alimentar.

Arroyo desbordado


Este serio problema ha sido encarado en diversas oportunidades, aunque nunca resuelto.

En 1914, bajo la administración comunal del Señor Andrés Frey se realizaron algunas obras elementales de canalización y en 1931 algunas obras de limpieza del cauce que, como es lógico, proporcionaron solamente beneficios transitorios.

En el mes de abril de 1938 se realizó una obra de mucha mayor importancia; se procedió a la canalización del arroyo desde la vecina localidad de Las Trojas  hasta la desembocadura de los desagües de Obras Sanitarias de la Nación. Esta obra de Ingeniería Sanitaria, agregada al mejoramiento del sistema de desagües ya mencionado, ha mejorado un tanto la situación pero de ninguna manera, resuelto el problema tanto en lo higiénico como en lo económico.

Varias soluciones, ya de carácter definitivo, podrían ser encaradas de inmediato. En primer lugar para evitar la producción de malos olores, bastaría que se obligara a las industrias que vuelcan sus residuos líquidos en el arroyo, estudiaran y resolvieran la previa transformación de los mismo, siguiendo el mismo criterio de Obras Sanitarias de la Nación para aquellas fabricas que derivan a su red los deshechos líquidos. Con este simple procedimiento, que no representaría ningún gasto para el poder público se habría resuelto un aspecto del problema.



Como solución de fondo no hay otra que el entubamiento del arroyo en toda la extensión en que atraviesa la ciudad. Sin duda en estos momento de encarecimiento de materiales sería difícil de ser encarado económicamente pero no debe olvidarse que traería como inmediata consecuencia la valorización de los terrenos adyacentes, que en la actualidad no pueden utilizados.

Otra solución, menos onerosa económicamente seria proceder a la colocación de un piso de cemento armado u hormigón simple en el lecho, lo que permitiría su fácil limpieza.

Hemos propuesto a las autoridades comunales una tercera solución, transitoria, pero que no chocaría con las de fondo. Se trata de promover la forestación de ambas márgenes del arroyo en la extensión de una hectárea al norte y al sud. Esto, además del levantamiento del terreno proporcionaría a la ciudad una zona boscosa que, desaparecidos los inconvenientes del arroyo permitiría disponer de un interesante sitio de esparcimiento.




Inclusive se podría interesar a las instituciones deportivas y sociales, colegios, etc., para que cada uno de ellos tomara a su cargo una parcela y, una vez forestada, la usufructuara en beneficio de sus socios o alumnos.


La simple enunciación sintética de este problema y un ligero examen de las fotografías que pueden verse a continuación, entendemos que son argumentos suficientes para convencer de la necesidad de que la ciudad, tan destacada por su limpieza, pueda desprenderse de este baldón.

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