Calle Lavalle al 900, antes de su pavimentación |
PAVIMENTOS
La provisión de
pavimentos a la ciudad era un viejo y sentido anhelo del vecindario que se vio francamente
impulsado al terminarse los trabajos de la Ruta Nacional Nº 9 que conduce a Córdoba
y que ha sido un gran factor de progreso.
De inmediato la
Municipalidad resolvió encarar las obras, las que pudieron iniciarse el 14 de
octubre de 1940 y quedar completamente habilitadas, el 15 de julio de 1941, durante la Administración Comunal
de Don Bautista Borgarello, actuando como director de la obra en representación
de la Municipalidad el Ingeniero Don Bartolo Cuffia.
Se resolvió,
consultando las conveniencias higiénicas de la ciudad y económicas de los
vecinos la construcción de pavimento liso, silencioso, impermeable, duradero y
económico, condiciones estas que se reúnen en el hormigón armado. El que posee
la ciudad es, por lo tanto, de hormigón armado, vibrado, de un espesor uniforme
de quince centímetros.
El total de cuadras
pavimentadas es de 155 con una superficie total de 170.000 metros cuadrados.
Cabe agregar que la pavimentación cubre
menos de la mitad de la planta urbana, debido a que en la época de su
construcción el valor de los terrenos no justificaba en buena parte de la misma
y sobre todo en su zona situada al sud, dicha mejora.
El costo total de las
obras, incluidas las de los desagües insumió la suma de $ 1.800.000, lo que
representa un costo real de $ 13.309 el metro cuadrado; de esta suma la Municipalidad
aporto la cantidad de $1,718.- por metro cuadrado en concepto de bocacalles y
cordones y de $2,27.- por obras de desagüe.
En consecuencia, el costo
a los vecinos, pagando al contado, fue de $11,035. Los que se acogieron a la
franquicia de pagar en cinco años debieron abonar $ 12,469 y, $ 13,463, al
hacerlo en el periodo de diez años.
No bien terminadas las
obras de pavimentación, cambió de inmediato el aspecto de la ciudad en lo
edilicio y en lo higiénico.
En el primer aspecto,
los propietarios de interesaron por mejorar sus propiedades, no solo en sus
frentes sino que se han edificado, en la zona pavimentada un gran número de
casas- habitación, siendo esta ciudad, como lo veremos en el capítulo
correspondiente, una de las de la república que ha mantenido el más alto índice
de edificación en los últimos años.
Dese el punto de vista
higiénico la mejora es evidente, ya que las limpieza, los servicios de barrido
y limpieza pudieron perfeccionarse y en la actualidad Cañada de Gómez ofrece al
visitante la impresión de una llamativa limpieza.
DESAGÜES
La primera referencia
que encontramos con respecto a la eliminación de aguas pluviales, se remonta al
año 1898, en que actuando como Presidente de la Comisión de Fomento el vecino
Don Feliz Pagani hace construir las primeras alcantarillas y zanjas o canales
de desagüe, siempre realizadas a cielo abierto y orientadas de norte a sud en
dirección al arroyo.
Para evitar el
estancamiento de aguas, en el citado arroyo, se procede a una canalización
parcial del mismo en el año 1914.
Ha de ser recién con
las obras de pavimentación, realizadas como ya se dijo en año 1941, que se
resuelve con criterio sanitario el problema de los desagües de la ciudad.
Como se explicó en el
capítulo correspondiente, se ha adoptado, en la eliminación de residuos
líquidos, el sistema separativo, ya que los
cloacales son conducidos hacia el norte donde son tratados en las
instalaciones de Obras Sanitarias de la Nación.
Para el resto, junto
con el pavimento, se habilito un sistema de entubado que se inicia al norte de
la Ruta Nº 9 con una gran fosa colectora que recibe toda la precipitación de
esa zona y q se continua por un tubo que se extiende hacia el sud a lo largo de
toda la calle Moreno hasta el callejón Roldan, situado en la zona correspondiente
al barrio Hospital.
Este tubo está
constituido por una base de hormigón armado cubierto en su parte superior por
una tapa de hierro rugoso;: tiene una sección de tres metros cuadrados y el
agua puede circular con una velocidad de cinco metros por segundo.
Dos caños auxiliares
transcurren de este a oeste para ir a desembocar al principal, por las calles
Rivadavia y Lavalle, hoy Presidente Perón.
A continuación del caño
principal y hasta llegar al arroyo, que es su destino, se adoptó el sistema de
canal.
Todas las bocacalles,
en la zona pavimentada, tienen sus correspondientes bocas de tormenta y la
circulación de las aguas esta fácilmente asegurada por el fuerte declive que
que tiene la ciudad de norte a sud.
Cabe agregar que, desde
la instalación del sistema de desagüe, ha desaparecido para los moradores del
Barrio Sud el terrible problema de las grandes inundaciones, algunos de cuyos
aspectos podrán apreciarse en forma gráfica en el capítulo que hemos titulado “Un
problema higiénico”.
Todavía se inunda la
zona, en las proximidades del arroyo, pero no con las características
dramáticas de los años anteriores a 1941.
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