Revisando
antiguas cajas con documentaciones sin seleccionar en nuestros archivos
históricos encontramos una copia de una carta mecanografiada, escrita un 26 de
enero de 1944. Recordemos que el 15 de enero de 1944 se produjo el terrible
terremoto en la ciudad de San Juan donde, como siempre en este país, las cifras
de muertos nunca fueron confirmadas ya que por aquel entonces se hablaba de
quince mil mientras que estudios realizados recientemente sería de cinco mil.
En todo el país se realizaron actividades benéficas, muchos voluntarios fueron
hasta la Tierra
del Sol a colaborar con las víctimas. Recordemos que en la famosa jornada en el
Luna Park organizada por los actores argentinos comenzó uno de los grandes
amores de nuestra historia como el de Perón y Evita.
Once días
después de la tragedia, un desconocido cañadense le escribe al entonces
Secretario de Trabajo y Previsión Social, Coronel Juan Domingo Perón,
ofreciendo su ayuda para San Juan. La única identificación es el domicilio del
autor de la carta, Chañares 319, hoy calle 7 de octubre; y que además se ofrecía como periodista. Hemos
consultado a antiguos vecinos de la zona, revisado antiguas cajas de nuestro
museo y nada hemos encontrado de esta carta anónima. Quizás algún querido
lector amigo sepa de quién la escribió y sería enriquecedor su aporte en
aportarnos datos de esta carta. A continuación, aquella carta al General de un cañadense desconocido...
«Ante los auspiciosos acontecimientos
de histórica trascendencia registrados en la política internacional del país,
que rubrica con leal afirmación americanista ese digno Gobierno de la Revolución reparadora
como fiel trasunto de lo que es vivísima expresión de nuestra intangible soberanía
nacional, permíteme significarle que como argentino consciente de mi deber y
también, animado de los mejores sentimientos patrióticos- cuando en ello hago
clara resistencia a toda influencia extremista que pretenda envenenar el alma
nacional-, me declaro identificado serenamente con el noble pensar de la Nación , máxime en este
trance de prueba para la solidaridad de sus hijos auténticos, al reiterar en
todos los tonos de su siempre viva/emoción, que con esfuerzo generoso de todos
los corazones argentinos, se logrará hacer culminar los firmes propósitos de
total reconstrucción material y resurgimiento moral, para la hermana ciudad de
San Juan caída en desgracia por el trágico terremoto del 15 de Enero actual.
»Como no estoy en condiciones
pecuniarias de poder hacerlo de otra manera, ofrezco mi humilde pero sincera
ayuda en el franco sentido de prestar alguna colaboración en las diversas
tareas relacionadas con la información oficial de prensa u otra ocupación
análoga, que es indudable exigirán una permanente atención de cada uno de sus
servidores, durante el término que ocupe la realización de esa importante obra
de gobierno y pueblo, ejemplarmente unidos en la ocasión fecunda, para
restaurar a la sacrificada cuidad de San Juan y sus adyacencias.- (He aquí
insobornable, el alto espíritu de comprensión común, que siempre ha distinguido
a los integrantes de las nobles naciones de América Latina).
»Mi ofrecimiento para permanecer en
San Juan el tiempo necesario, y sin aspirar otro reconocimiento que el de la Patria misma, otorgándome
otra satisfacción moral de las que forman el sustento de mi vida lo inspira el
mero deseo de contribuir allí en el teatro de las realidades, con todo lo que
sea posible a mis personales esfuerzos en lo que se comprende es sólo una
modesta asimilación de orden técnico oficinista; quizá no superada de modo
suficiente para destacarse en espectacular notoriedad, pero si consagrada en mi
conciencia, cuanto a su valedera práctica, bien defendida ingénitamente por
voluntarieses y sencillas muestras de acabada actividad, nunca desvirtuada.-
»No tengo otros conocimientos
secundarios, por significar ello mismo los emolumentos reconocidos en mi vida
de aspirante honesto y orgulloso de mis propias integridades ciudadanas que me
obligaron a luchar sin estímulos y así, en forma siempre azarosa, pero igual
pienso que por insignificante que sea siempre habrá una misión pequeña, una
simple tarea, que requiera un relevo colaborante para alcanzar su cumplimiento
más feliz y afectivo.
»Con amplio desinterés y
despreocupado por tanto, de toda forma sensualista del progreso individual
humano, como es proverbial en mis vocaciones, quiero pues, que se me envíe a
San Juan debidamente autorizado para desarrollar alguna actividad útil, y poder
gozosamente prodigarme en los servicios que pueda yo prestar a la comunidad
como argentino que siente profunda inquietud por ayudar en la augusta empresa
de reconstrucción nacional y de generoso sentido patriótico, que les ha tocado
en suerte paradójica presenciar a los que custodian febrilmente las ruinas de
San Juan…
»No poseo eventualmente, otros
atributos de civilidad que los que me otorga la pureza incuestionable de mis
convicciones hacia una verdadera argentinidad, sustraída inclaudicablemente, de
toda exaltación intelectual que resulte extraña a las vibraciones étnicas o
reñidas con las sagradas tradiciones de nuestro suelo patrio, cuyo acervo
histórico – glorioso e intangible- tiene su númen forjador en la gran Fe que
cimienta nuestro pueblo, con su acendrado amor a Dios y a la Libertad.
»Mi pensamiento cívico estuvo y
permanece inspirado en el más abierto repudio a las viciadas artimañas de la
nefasta politiquería criolla, como así también, en una franqueza abominante por
la corrosiva acción de los agentes extranjeros y argentinos advenedizos, que
infiriendo ofensas e inculcando peligrosidad, atacan la soberanía nacional con
sus orientaciones tendenciosas representativas: tanto de las fuerzas anárquicas
de extrema izquierda, sindicalista y pagana, como de las despóticas de la
derecha, anacrónica y reaccionaria.
»Es natural entonces, que de esa
irreductible posición ideológica centrista –que creo, condice con los sublimes
destinos de nuestra América: libertaria, pero cristiana- en contingencias personales como esta que yo
entrego a la noble consideración de mis conciudadanos en hora tan decisiva para
la restauración de mi Patria amada.
»Mis inquietudes, siempre
acariciadas con estimación de postulados que se atribuyen a una vibrante
devoción de verdadero nacionalismo ajustado a principios de honestidad
democrática y republicana, fueron el ejercicio del periodismo más bien
romántico por esencias singulares de hidalguía y generosidad, que tampoco pude
cristalizar con la eficacia anhelada porque los ingratos factores apuntados
–que reflejan patente negación de argentinidad en el difícil terreno
sociológico- me hacen comprobar que a esta altura de mis anónimos empeños, han
sido tristemente frustrados esos sueños míos ya que al resistirse a los
avatares sugestivos de la politiquería, hoy encuentro el camino obstruido por
las incomprensiones egoístas y así veo truncas mis sanas aspiraciones de
contribuir al bien común, como me lo enseñaron, con su austero simbolismo, los
inolvidables manes de la
Patria.
»De modo que al considerarme
puramente autodidacta, solo me estimo un filo-periodista de campaña que, de la
técnica depurada y exitosa, pero casi periodista al fin, llevo en mi corazón
los genuinos principios de generosidad, patriotismo y altivez que debieran
siempre honrar a los que tienen la representación del cuarto poder, para
contribuir con su crítica valiente, oportuna y digna, a la defensa de la Nación en marcha hacia sus
mejores destinos. Y así, nuestra sublime conjunción de Pueblo y Gobierno podrá
prestigiar su aporte de sanas intenciones vernáculas para asegurar la necesaria
libertad económica y política del Continente Americano, sin tolerar menoscabos
de nadie en cuanto respecta a su reconocida capacidad para dirigir sus propias
decisiones de pueblo emancipado y orgulloso de sus tradiciones. Además, como
país monitor en la interpretación de las legítimas aspiraciones nativas junto a
potras naciones de esclarecida condición indoamericana, deberá permanecer
alerta para impedir que los vergonzantes imperialismos vengan a defraudar sus
naturales inquietudes de mejor convivencia social para sus hijos predilectos,
al consumar con la venalidad de otros flagrantes tradiciones a su probado
sincero amor por la humanidad.
»La nación roda debe estar de píe
para anular todo intento de infiltración nazi-fascista o comunista, que
pretenda confundirnos con el arte científico y malicioso de sus enseñas y
símbolos, que presentan una igual inspiración dictatorial alejada de las
concepciones cristianas que profesa nuestro pueblo libre e independiente.
»Para preservarme de esos males
tengo una convicción cívica bien discernida, que sustento así: si el
patriotismo no es un pensamiento sino un sentimiento, prefiero cultivar
siempre ese noble ideal, en vez de pensar exóticamente para nuestra
Nación, que vive con la fe puesta en Dios.
»Volviendo ahora obligadamente a mi
particular, en cuanto a aptitudes personales, para desarrollar en los
propósitos de colaboración enunciados, lo resumo de la siguiente manera: no he
podido alcanzar –y lo deploro con lágrimas- una vida interior más promisoria,
más alentadora, que me permitiera asegurar una mayor ilustración. Solamente soy
pues, un exponente de la juventud argentina que constantemente se afana en
expresiones que sintetizan una sincera evolución de aprendizaje, para
ofrendarlo todo, sin reticencias, a su amor a la Patria.- lo demás que
pueda yo ser, se lo he de deber a la órbita generosa que me acoja
bienhechoramente en su seno, para encauzar con sabia orientación, lo puro y
provechoso de mi pujante espiritualidad, que nunca perderá su independencia de
criteriosa aplicación.
»En consecuencia, expongo mis
conclusiones como sigue:
»Al no haber tenido a la fecha, en
mi ciudad natal, a la que más quiero cuanto más me niega su apoyo, el debido
eco en mis legítimas reclamaciones nativas que sugiere el aviso razonado, cuyo
resorte me permito endilgarle para su cabal ilustración; vengo por la presente
a reactualizar con todo respeto, su auténtico contenido, ante su digna
representación de Estado, para hacer extensivo dicho ofrecimiento de mis
modestas actitudes, ante esa Secretaria de Trabajo y Previsión Social, en la
esperanza de que Ud. sabrá disponer se conceda conformidad a mi franco deseo de
colaborar desinteresadamente y en la medida posible a mis sinceros esfuerzos
con el gobierno que prestigia el General P.P. Ramírez, refiriéndome
naturalmente a (…) de oficinista que han efectuarse con diversos aspectos por
algún tiempo en la ciudad de san Juan, con motivo de llevarse a cabo su total y
promisoria reconstrucción.
»Quiero ser útil de alguna forma, a
las necesidades imperiosas de la
Patria ; y con el orgullo de sentirme argentino de bien,
empiezo por hacerme presente en esta gran cruzada de solidaridad humana, que
propicia el país, para con nuestros sacrificados hermanos de San Juan.
»Agradezco la amable atención
dispensada, y aprovecho para saludar al Señor Secretario de Trabajo y Previsión
Social, con expresiones de mi más atenta y distinguida consideración.»
Copia de la carta a Perón |
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