Nadie
iba a esperar que este año fuera uno de los más trágicos en la historia de las
luchas sociales y laborales. Los genes del autoritarismo militar seguían
vigentes en el seno del conservadurismo argentino que no pretendía dejar el
poder por completo, a pesar de estar Yrigoyen en el gobierno, un hombre
caracterizado por su personalismo pero también por sus profundas ideas en favor
del ser humano.
Durante
el primer radical, de tinte nacionalista y popular, «se trató desde un primer
momento repartir más equitativamente las riquezas del estado y las ganancias
generadas del modelo agro exportador vigente. Debió soportar los efectos de la
Primera Guerra Mundial, ya que hubo una caída importante de las exportaciones
durante los 2 primeros años de su gobierno. La economía sufría de una
importante inflación y los sueldos caían constantemente, por otro lado
disminuyó notablemente las exportaciones generando desocupación. Sancionó leyes
tales como la jubilación de empleados de
empresas privadas, jornadas de 8 horas, el descanso dominical, salario mínimo, contratos colectivos de trabajo. Protegió
a los indígenas y los radicó legalmente en sus tierras. Fomento la agricultura
y la ganadería, otorgando créditos blandos a los productores. Apoyó la
explotación del petróleo (encontrado de casualidad en 1907), y creó Y.P.F.,
frenando el intento del monopolio de empresas extranjeras. Yrigoyen buscó apoyo
en la juventud, en el sector estudiantil, y apoyó la Reforma Universitaria, que
estos venían pidiendo»[1]
Pero desligar a Yrigoyen de los hechos ocurridos en la Semana Trágica o lo
sucedido en la Patagonia sería un caprichoso fanatismo. Durante este tiempo se
produce la gran huelga de la Patagonia, que fue aplastada por una de las
matanzas más grandes que recuerde la historia nacional. El tema fue rescatado
del olvido por ese gran intelectual del pueblo que es Osvaldo Bayer, en su obra
Los vengadores de la Patagonia trágica. La Patagonia era hacia la década del
veinte un vasto territorio feudal. Unas pocas familias concentraban el grueso
de las tierras. En enormes estancias se practicaba la cría extensiva del ganado
ovino. Los escasos indios que ocupaban estas tierras fueron exterminados sin
piedad y reemplazados por ovejas. Recordemos que la primera huelga fue
declarada el 1 de noviembre de 1920, cuando
«la
Sociedad Obrera de Oficios Varios de Río Gallegos recogió las demandas de los
obreros rurales, que eran por demás modestas: sueldo mínimo de 100 pesos por
mes, alojamiento humano (3 hombres por cuarto), un paquete de velas por mes, un
día de descanso por semana, mejor alimentación, etc. Los obreros hicieron
asambleas y resolvieron elevar a los estancieros los pliegos que contenían esas
reivindicaciones. Estos los rechazaron. La huelga estalló y se extendió por
todo el territorio»[2],
Yrigoyen «presionado por los oligarcas de la Sociedad rural y los intereses
ingleses envió tropas al sur. El gobernador Izza partió con 110 hombres el 21
de enero. El 29 de ese mismo mes lo hizo el teniente coronel Héctor Benigno
Varela al mando del Regimiento 10 de Caballería, parte del Regimiento 2 de
Artillería y una sección de ametralladoras. Las tropas intimaron a unos 600
huelguistas concentrados en la estancia "El Campamento" a deponer las
armas como condición previa para discutir sus peticiones. Estos, reunidos en
asamblea, resolvieron avenirse a la condición exigida. Así fue como se pudieron
reunir en Río Gallegos la patronal, representantes de la FORA y el gobernador
Izza. Y suscribieron el acuerdo, que recogía las humildes reivindicaciones de
los obreros rurales. Tal acuerdo representaba un gran triunfo»[3]
Por su
parte la segunda de las huelgas comenzó el 24 de octubre de 1921, después que
la Sociedad Rural alentara a sus socios a desconocer el acuerdo dando comienzo
a las asambleas que resolvieron un paro por tiempo indeterminado hasta que se
cumpla el acuerdo firmado entre la patronal, el gobierno y los obreros. Las
tropas al mando de Varela regresaron al sur dejando un saldo de dos mil obreros
fusilados. Sólo un puñado de diputados socialistas pidió en Congreso comenzar
con las investigaciones del caso, siendo ignorados por radicales y
conservadores. Cincuenta años después, gracias a la investigación de Osvaldo
Bayer, sale a la luz la atrocidad cometida por el Ejército Argentino y el lugar
donde estaban enterrados los obreros asesinados.
Otra
lucha gremial que terminó en masacre fue la ocurrida en La Forestal instalada
en nuestro norte santafesino. Aquellas luchas que comenzaron en 1918, tuvieron
como epicentro entre el mes de diciembre de 1920 y finales de enero del
veintiuno. La Forestal era una empresa inglesa que hacia finales del siglo XIX
y en la primera mitad del siglo XX explotó los extensos bosques de quebracho
que poseía nuestra provincia. Logró ser la primera productora de tanino a nivel
mundial y llegó a fundar cerca de 40 pueblos, con puertos, 400 kilómetros de
vías férreas propias y alrededor de 30 fábricas. Era un estado dentro de otro
estado, y gracias a la colaboración del Gobernador Enrique Mosca también contó
con una fuerza parapolicial llamada Gendarmería
Volante, popularmente conocida como Los
Cardenales. Según Alejandro Jasinski
«En
diciembre de 1920, cuando la empresa suspende la producción hay un desbande
total, con un gran éxodo y apaleamientos salvajes. Finalmente la resistencia es
doblegada. El 29 de enero de 1921 se produce lo que yo denomino «la revuelta
obrera fi nal». Un grupo de entre 300 y 400 trabajadores, cuya procedencia es
muy difícil de determinar, intenta tomar las fábricas que estaban situadas en
Villa Ana y Villa Guillermina, y plantea una lucha frontal contra la
Gendarmería Volante. Pese a que llegaron en tren y armados, son repelidos hacia
la espesura del monte. Allí se produce la «caza» de los huelguistas y la
masacre fi nal, con un número indeterminado de muertos y heridos. Según La
Vanguardia, hubo entre 500 y 600 víctimas fatales»[4].
Mientras
tanto en la pacífica Cañada de Gómez, a miles de kilómetros de aquellas tristes
jornadas, donde los cañadenses se enteraron a medias y con el tiempo de lo ocurrido,
la vida seguía su curso normal. Florencio Guinle continuaba su gestión como
Interventor de la Comuna y en una carta dirigida al gobierno de la provincia el
20 de enero reclama la presencia de una dirección en el Hospital San José,
manifestando que «no tiene el hospital un facultativo como Director, siendo el
servicio médico por los facultativos radicados en la localidad y que
generosamente quieran prestar su concurso»[5].
El funcionario alegaba que se cumpla el Art. 78 del reglamento del Hospital que
expresaba que «el servicio médico estará a cargo de los facultativos que estén
radicados en la localidad y que generosamente quieran prestar su concurso,
debiendo avisar a la presidenta cualquier falta de útiles que hubiese y a la
Superiora las deficiencias que encontrase en los enfermos y asistentes, como
también a la administración interna…»[6].
Por su parte la educación, y sobre todo la Escuela Normal, corrían serios
riesgos de la desaparición ya que en el presupuesto presentado por el
gobernador Mosca incluía el cierre de varias escuelas de esas características
en el interior de la provincia. Ante el reclamo de docentes, dirigentes
políticos de la oposición y gremialistas, el gobierno retira el proyecto
dejando vigente el presupuesto del año anterior sin ser tratado en la
legislatura.
Cañada
empieza a tener movimientos sociales y rompía esa hegemonía entre demócratas y
radicales. El 29 de enero la Comuna autorizó al Centro Comunista a realizar un
acto en la Plaza San Martín el día 30, enfrente del Hotel Universal, allí
dirigieron palabras alusivas los dirigentes Francisco Muñoz y Cortés Plá. Pero
no fue la única actuación del Partido ya que el 30 de mayo, en el Teatro
Sociedad Española que se encontraba regenteado por los hermanos Guerra,
conmemoraron el día del trabajador donde se escucharon discursos de varios de
sus militantes y tampoco faltó la música como La Marsellesa y el Himno de
los Trabajadores. El Eco de Iriondo describió en la crónica de esa jornada
que «por lo que a nuestra localidad respecta, vaticinamos que el día pasará
tranquilo, no hay ambiente para otra cosa. El comunismo anárquico no encuentra
arraigo entre nosotros»[7]. Lamentablemente
para el cronista, ese acto fue acompañado por docentes, obreros y militantes
sociales movilizados por las calles céntricas. Otras de las agrupaciones que
también realizaron actos en la Plaza, centro de las mayorías de las
actividades, fueron el Partido Socialista Independiente y el Sindicato de
Trabajadores del F.C.C.A.
Pero sí
hubo un conflicto que en nuestra ciudad se sintió y fue la lucha que llevaron a
cabo de maestras y maestros en toda la provincia de Santa Fe. El gobernador
Mosca era un personaje por demás de autoritario, ya contaba con las muertes de
La Forestal en su amplia trayectoria anti obrera que finaliza en 1946 cuando
fue candidato a vicepresidente de la Unión Democrática. Aquella huelga comienza
a raíz de la deuda que la provincia tenía con los docentes debiéndole meses de
sueldos. En el portal de la historia de Amsafe apreciamos que
«En la década
de 1920 los maestros se encontraban agrupados en instituciones netamente
sindicales. Nuestros colegas de entonces tenían razones valederas para levantar
la voz de sus reclamos: haberes mensuales de $111 líquidos, con un atraso en el
pago que oscilaba entre 14 y 18 meses, obligados a negociar con usureros que se
quedaban con la mitad; la falta total de escalafonamiento permitiendo la
primacía de razones extraescolares al momento de decidirse traslados y
ascensos. Cuando la asamblea de la Federación
Provincial de Maestros, el 3 de mayo de
1921, declaró el paro de actividades, el grado de adhesión fue muy
elevado, sobre todo en Santa Fe y Rosario, asiento de las entidades más
numerosas y combativas: la Asociación
Gremial de Maestros y la Sociedad Unión del Magisterio, respectivamente. El
pedido comprendía: sanción del presupuesto escolar; escalafón para el
magisterio y pago de los 18 meses de sueldos que se les adeudaban. La respuesta
de las autoridades a los reclamos docentes fue el cierre de las escuelas por
ocho días y declarar al personal en comisión. Durante aquel lapso, quienes
quisieran continuar la carrera docente, eran obligados a solicitar la
reincorporación quedando a criterio del Consejo General de Educación, aceptarla
o rechazarla, reconociéndosele la antigüedad de servicios trabajados o
considerárselo recién ingresante»[8].
En
nuestro pueblo la asamblea se realizó el 15 de mayo y estuvo presidida por el
maestro Julio Gáspoz y como secretario Guillermo Aranda. De los treinta y ocho
docentes presentes, tan sólo tres en primera medida objetaban adherir, aunque
al final el apoyo fue unánime. Desde el gobierno provincial ll ministro de
Educación, Agustín Araya, planteaba que «el maestro no está para levantar
tormentas, está para calmarlas; el maestro es un elemento de equilibrio, un
elemento de organización; es un elemento de paz y no de guerra, predica el
respeto a la ley, el culto de los altos ideales, la moral del sacrificio, el
heroísmo frente a la miseria y el dolor, malos consejeros de las conciencias;
he ahí su alta significación(…) El maestro debe ser apóstol de la enseñanza, un
padre para el niño, un organizador de la nacionalidad, sostén del orden y
equilibrio en la humanidad; y por eso choca y no se concibe al maestro agitador
y banderizo, predicando el odio y la revuelta en las plazas públicas»[9]
Solamente los legisladores del PDP, los
militantes del comunismo y socialismo, apoyaron desde el arco político a la
lucha gremial. Aunque «el intento de las autoridades políticas de amedrentar al
gremio, ensayado con motivo de la huelga de 1921, logró parcialmente su
propósito. Si bien algunas entidades cayeron en la inacción, activistas
cesanteados entonces encabezaron poco tiempo después la creación de la Asociación
del Magisterio de Santa Fe, que unida a organismos que habían perdurado y a
otros recién fundados, constituyeron la Federación Provincial del Magisterio.
El Jefe de la Policía que persiguió a los maestros en huelga |
Ese
paro que duró hasta el mes de julio, fue reprimido con la expulsión de muchos
de los líderes gremiales del sistema, y la detención de otros como lo expresa
esta crónica
«Hacia
fines de mayo el gremio ratificó la huelga y conformó un comité “mixto”
compuesto por representantes de la Federación Universitaria, de la Unión del
Magisterio, de la Federación Provincial de Maestros y de la Federación Obrera
Local. El gobierno se endureció con otro decreto que ordenaba al CGE a
suspender sin goce de sueldo a todos los directivos y maestros que no hubieran
vuelto a sus puestos de trabajo el 23 de mayo, luego de la semana que las
escuelas estuvieron cerradas. Creció la represión policial, particularmente en
Rosario, sobre los docentes, con varias maestras detenidas. Como ya se habían
aprobado las leyes requeridas por el gobierno, el 13 de junio el gremio
estableció el fin de la huelga reclamando al gobernador que deje sin efecto las
medidas disciplinarias. El gobernador no acordó pero permitió que el titular
del CGE pudiera levantar las sanciones si lo consideraba correcto. Se
mantuvieron las sanciones a decenas de maestros y se levantó a suspensión a una
parte. El gremio, debilitado, levantó la huelga a mediados de julio»[10]
Por su
parte en Cañada de Gómez la policía tuvo la misma actitud, obstruyeron el
Teatro Sociedad Española para la realización de las asambleas, aunque «nada
consiguió con eso la policía. Apenas conocida la noticia, los señores Ferruccio
Ardigó, Ignacio M. Besson, Rosendo Casañas, Salvador Sabella y Juan Malberti
ofrecieron sus respectivos domicilios al magisterio en huelga. Las asambleas se
celebran en casa del señor Malberti. Se ha constituido un comité heterogéneo
para la propaganda en defensa de los maestros. Lo forman delegados de los
distintos sindicatos obreros de la localidad y de los huelguista»[11].
En nuestro pueblo los docentes cesanteados además de Gáspoz y Aranda, líderes
del movimiento, se sumó Alfredo Saybene.
Ferrucio Ardigo |
El
líder de la oposición en Cañada de Gómez era el demócrata progresista Ferrucio
Ardigó, un hombre muy cercano por la amistad que entablaban con el Dr. Lisandro
de la Torre. Había nacido en Mezzano Superiore, a orillas del Río Po en la
provincia de Parma, Italia. Ardigó se radica en el pueblo hacia finales del
siglo XIX junto a su esposa Juana Bazano y sus hijos mayores entre ellos Dante
recién nacido. Del fruto de este matrimonio nacieron diez hijos, entre los
cuales seis eran mujeres a citar, Ada, Iris, quién fue maestra de música; Elsa,
Fulvia, Livia y Lida, estás últimas maestras; los hombrecitos fueron Manlio y
Héctor, ambos dedicados al Derecho, Dante el Ingeniero de la familia y un
precursor del ferrocarril en Argentina y Enzo Centenario Argentino, el
periodista de mayor trayectoria a nivel internacional que dio nuestra ciudad. En
1921, Ardigó además de liderar el PDP vuelve a la presidencia de la Asociación
Italiana Unione e Benevolenza, cargo
que ocupó durante un largo tiempo, dando el mayor impulso a la entidad no sólo
a nivel societario sino edilicio con la construcción del Teatro Verdi en 1925.
La
intervención comunal venía funcionando correctamente según lo indicaban los
números. Por primera vez hubo superávit en las finanzas públicas en los dos
años que Guinle gobernó. Además se empezó a proyectar obras a largo plazo, como
una pista de aterrizaje a través de gestiones que el Jefe Político Enrique
Arribalzaga ante la Dirección del Servicio Aeronaútico con asiento en Mendoza
comandado por el Coronel Enrique Mosconi; se adquirieron lámparas de 33 bujías
para iluminar los espacios públicos entre ellos la Plaza San Martín; se
compraron árboles compuestos la mayoría por unos 576 plátanos, 40 acacias, 100
ligustros, 32 causarías, 16 araucarias y una veintena de álamos plateados y
criollos. Se recibió la visita de una comisión de estudios encabezada por el
Ing. Benjamín Edelberg para la obra de agua corriente y cloacas, siendo la
primera localidad en la provincia de Santa Fe en realizar dichos trabajos.
El
semanario Eco de Iriondo, dirigido por J. Román, era una tribuna donde los
opositores al radicalismo antipersonalista de Mosca tenían su espacio. Bien
podemos ver que los líderes locales a través de sus comercios financiaban las
salidas del periódico. Sobre la intervención de la Comuna el cronista expresaba
que la misma es
«…mantenida
con tesón digno de mejor causa, va picando en historia. Lo dijimos en otra
oportunidad y queremos repetirlo ahora: se solicitó un delegado del ejecutivo
para que presidiera imparcialmente unas elecciones que debieron decretarse sin
pérdida de tiempo(…) Mal procede el mandatario que hace un año logró
encaramarse en las alturas del poder provincial. No encontramos honesta explicación
a su empeño en mantener una situación anómala, al frente de la cual ha colocado
un funcionario ajeno a este pueblo, circunstancia esa que hace más repudiable
todavía la inconsulta actitud del gobierno (…) El gobierno santafesino se ha
distanciado de la democracia, es arbitraria la intervención comunal, y seguirla
manteniendo supone olvido de deberes y descaro pisoteo a las leyes…»[12]
Presionado
por las críticas, el interventor Guinle convoca el 26 de julio a la reunión de
la Junta de Mayores Contribuyentes a realizarse el día 4 de agosto, según lo
establece la Ley Provincial Nº 1780. Fueron enviadas correspondencias a
participar a los señores Luis Rey, Ottorino Beltrame, Eugenio Vázquez,
Francisco Besson, Walter Sidler, Mauricio Benaros, Adolfo Schnack, José Koller,
Walter Voegeli, Juan Dalledone, Marcelino González, R. Martínez Mallou,
Valentín Mascotti, Fernando Sabella, Servando Martínez, Ignacio Besson,
Norberto Sanz, Salomón Tonconogy, José Razetto, Meinardi y Cía, Gaudencio
Milanesi, Domingo Cantero, Eduardo Sonnet, Pedro Bardone y Ambrosio Sironi. De
esta lista, Ferrució Ardigó envió una carta objetando la presencia de algunos
de ellos como ejemplo
«José
Razetto, no le corresponde figurar en dicha lista, por tener sus bienes en su
mayor parte en el distrito Bustinza. R. Martínez Mallou no reside en el
distrito Cañada de Gómez, por lo tanto no reúne las condiciones establecidas en
el artículo 55 de la citada ley(…) Meinardi de la firma Meinardi y Cía no tiene
un año de residencia en el distrito. Contribuyentes omitidos como Manuel
Brignardello ya que los impuestos que paga por contribución directa y patente
de cerealista le dan sobrados motivos para figurar; al señor Guillermo Heiland
(h.) a este también le corresponde figurar en la mencionada lista de mayores
contribuyentes puesto que posee 457 cuadras de terrenos en este distrito,
paraje conocido como La Fábrica, siendo indiscutible su derecho y Juan Frey
cuyas contribuciones superan los $283. En consecuencia, visto los antecedentes
que dejo expuestos pido la exclusión de la lista de mayores contribuyentes de
este distrito a los señores José Razetto, R. Martínez Mallou y Meinardi y Cía.;
y la inclusión de Manuel Brignardello, Guillermo Heiland (h.) y Juan Frey. Será
Justicia. Ferrució Ardigó»[13]
Tan sólo
un día después el Receptor de Rentas del Departamento Iriondo Alfredo Martínez,
nieto del dirigente radical Servando Martínez, le comunicó al interventor
Guinle la resolución tomada
«En el
reclamo interpuesto por el señor Ferrució Ardigó a la lista de mayores
contribuyentes del distrito ha recaído, de acuerdo al artículo 57 de la ley
1780 de comisiones de fomento la siguiente resolución: No hacer lugar a la
inclusión de los señores Juan Frey y Manuel Brignardello por no ser mayores
contribuyentes en el distrito. Hacer lugar a la inclusión de Guillermo Heiland
(h.) por ser un contribuyente de $864 por contribución directa. Hacer lugar a
la eliminación de R. Martínez Mallou y el señor Meinardi, el primero por no
tener residencia en el distrito y el segundo por no tener un año de residencia
e incluye en su lugar al señor Francisco Novasio. No hacer lugar a la exclusión
del señor José Razetto por ser contribuyente de este distrito, saludo al señor
comisionado. Firmado Alfredo Martínez»[14]
El Eco
de Iriondo no perdió tiempo en responder con serias acusaciones esta decisión,
denunciando que «el nombre de José Razetto se mantiene en esa nómina, por
capricho o en virtud de acuerdos ocultos que acusaría flagrante incorrección cuando
ese caballero si bien es contribuyente, no es de los mayores contribuyentes del
distrito»[15],
ya que la mayor parte de las propiedades del ex presidente comunal se
encontraban en Bustinza y tan sólo algunas hectáreas en Cañada de Gómez y dos
viviendas en el radio urbano cañadense. Toda esta discusión fue en vano, ya que
el 21 de octubre el Ministro de Instrucción Pública y Agricultura Dr. Agustín
Araya envío una carta a Eugenio Vázquez presidente de la Junta y al interventor
Guinle que el Gobierno Provincial suspendía la convocatoria a elecciones
comunales del pueblo ya que estaba la decisión de declarar ciudad a Cañada de Gómez
a la brevedad. Los Demócratas encabezados por Ferrució Ardigó organizaron
marchas, banderazos en la Plaza San Martín acompañado de bandas musicales y
hasta reclamaron que vuelva a realizarse el censo en el pueblo, ya que
desconfiaban de la cifra que estimaba que superaban los diez mil habitantes
aunque en realidad eran mucho menos, apenas superando los ocho mil. Cañada vivió
por primera vez una gran grieta entre los que pretendían seguir en la
tranquilidad pueblerina y los otros, que a través del autoritarismo y la
violación constante de las leyes querían declararla ciudad. Seis meses antes,
en abril, el gobernador Mosca y su vice Mendieta habían visitado el pueblo,
donde recorrieron el Hospital y fueron agasajados en un banquete con la
presencia de setenta y cinco personas, en esas jornadas J. Román publicó en su
periódico que «Cañada de Gómez se conforma con su comuna, rechaza el lujo de
una municipalidad desfigurada, como son las que ahora existen, en las que el Gobierno
Provincial se reserva el poder ejecutivo de los municipios…»[16]
Una de
las tareas que llevó adelante la intervención comunal fue la lucha contra la prostitución
clandestina, donde en lugares prohibidos por las ordenanzas sucedían sucesos delictivos
como el secuestro de mujeres. Titulado como el Rapto de las Sabinas, una crónica
describe como
«Es el
caso, que noche pasadas, varios trasnochados sempiternos, de esos a quiénes no
arredran las heladas, después de incontables libaciones en una de las “cátedras
de moralidad” que funcionan de día y de noche sin saberlo la policía, acordaron
repetir aquí la tragedia de que fueron víctimas las sabinas. Entre los humos
del alcohol recordaron el histórico episodio y les dio por reproducción.
¡Tienen cada ocurrencia los borrachos!...
»Pero, ¿adonde
ir en busca de doncellas?... Por las cunetas de las calles no las habían de
tropezar; en la plaza mucho menos, porque allí hay focos eléctricos y un
guardián muy celoso... Por vencidos se iban dando y dispuestos a desistir de su
empeño, cuando uno de los más ebrios tuvo una idea salvadora.
»“No
apurarse por doncellas”, dijo, “ya las tenemos al otro lado de las vías férreas
están las sabinas cañadenses. Seguidme”. Y los noctámbulos beodos, agarrados
del brazo unos con otros para poder sostenerse en posición perpendicular,
aunque trabajosamente, encaminaron sus pasos inseguros hacia la casa “no
sancta” que hállase situada en el paraje indicado.
»Llegaron...
Las puertas cerradas, las ventanas con barrotes de hierro, las tapias bastante
altas, se hacían imposible el logro de la empresa. Mas, aunque no se sabe cómo
se operó el milagro, lo cierto es que, dando vueltas al magín, consiguieron
nuestros héroes escalar el cerco. Trepados estaban en el tejado, cuando fueron
advertidos por el amo del cercado, que andaba revisando su fortaleza, temeroso
de que alguien se hubiera colado sin pagar contribución.
»“¡Ladrones!”,
gritó el buen hombre. Se alborotó el avispero y, ¡ladrones! Oíase repetir en
las habitaciones ocupadas por las doncellas que forjáronse en su desequilibrada
imaginación los asaltantes. Fue aquello una batahola, infernal la gritería y el
rodar de muebles por el suelo. Rechinaron las cerraduras y algunas mujeres en
trapos menores aparecieron por el patio, corriendo despavoridas de un extremo a
otro y sin cesar de gritar a todo pulmón ¡ladrones!... A los del tejado se les
quitó la borrachera; les pareció verse camino de la jefatura codo con codo.
¡Qué cara les iba a salir la broma alcohólica!... Se esforzaban por hacerse
entender, pero ¡quiá!... Era mucho el terror de las púdicas doncellas,
sorprendidas en lo mejor de sus nocturnos quehaceres. Por fin lo consiguieron y
explicaron el caso.
»Cuando
los maritornes de la mentada casa supieron el objeto del frustado asalto, todas
pedían a voces que las raptasen!! Pero eran tan fieras y estaban tan
ajadas!!... A ninguno de los improvisados romanos se le ocurrió llevarles el
apunte. La cosa no pasó de una broma con escándalo consiguiente.
»La
policía no ha sabido una palabra del asunto. ¡Ignora tantas cosas la benemérita
institución!... Pero nosotros lo hemos conocido en todos sus detalles. La
casualidad vino en nuestra ayuda. Nos lo ha narrado una de las que corrieron el
peligro de ser raptadas, mujer rechoncha, modelada con mala gana y a
tropezones, a quién encontramos en el hall de la comisión de fomento en dulce
coloquio con un compadrito llamado Juan... uno de los tantos Juanes como en el
mundo existen»[17].
En forma irónica J. Román en su periódico anuncia que el interventor comunal Florencio Guinle decidió terminar con la pasividad de él y la policía en el combate contra la trata de personas y armaron un operativo donde detuvieron, como dice la noticia a las siguientes damas de la aristocracia fangosa…
«Melitona Lencina, Adelina Anás, Jova Melgarejo, Carmen Gómez, Petrona Carrillo, Josefa Contreras, María Monsalvo, Justa Paredes y otras de apellidos enrevesados cuyos nombres no se nos da porque son amiguitas de ciertos funcionarios. Esas meritorias chicas, algunas con más años que una palmera y con arrugas que, como los acordeones, se escogen y se estiran, ejercen su profesión tan picarescamente, que lograron sublevar la conciencia del interventor, todo pulcro y almácigo de convencionalismos sociales (…) Y allá va un comisario de la Jefatura –de cuyo nombre no queremos acordarnos– a la busca y captura de las nombradas, con dos agentes que, por si acaso, le servían de resguardo. Porque es fama que las simpáticas maritornes de referencia suelen usar un cuchillito en la liga de la pierna derecha para hacer caricias a sus adorados tormentos y a la autoridad, cuando el caso es de rigor (…) Era de ver la protesta y de escuchar la batahola que armaron las damnificadas. ¡Pobrecitas!... Y el comisario que dirigía la parada impertérrito: hombre sin corazón, “adentro con ellas” -dijo- y adentro fueron todas, menos las aludidas amiguitas de no sabemos quién o quiénes (…) Todavía estaba lagrimeando la Bigotuda (Monsalvo), en tanto que jaleaban dos vigilantes y un empleado, los tres en estado calamitoso a la Josefa Contreras, que se deshacía con un tango con corte en seco»[18].
No sólo
fueron conflictos los que sucedieron en nuestro pueblo en 1921, ese año el fundador de
La Helvética don Abel Romegialli formaliza un contrato con dos de sus tres
hijos, Ricardo Cónsul y Hugo, naciendo la firma Abel Romegialli e hijos. Como
Jefe de la Estación Ferroviaria llega José Ramaciotti, comenzando así la familia
una serie de presencias en diferentes instituciones políticos sociales en
Cañada de Gómez. Cuatro clubes nacen en este período, el Talleres Central; el
Club General San Martín conocido como Tiro a la Paloma, emplazado sobre los
campos de Herberto James y entre sus iniciadores encontramos a Alberto Rovere, Florentino Castro
y Leonardo Arabi, su primera Comisión Directiva estuvo integrada por el mismo Alberto
Rovere como presidente, Walter Voegeli fue tesorero, Carlos Ragout secretario y
los vocales los citados Castro y Arabi, Manuel Villarnovo, Leonardo Arabi,
Eugenio Maranetto, Francisco Cabezudo y Atilio Mascotti; la tercera entidad
surgida fue el Comercio Atletic Club presidido por A. Tavonatti, Julio Mamprin
vicepresidente, Juan C. Péres secretario, Félix Castellanos tesorero, C. Weber,
Francisco Morán, José Fernández y Juan Zamora vocales; finalmente el 1 de setiembre de 1921 es fundado el Ciclismo Club con Lorenzo Abate como presidente acompañado de Cesar Ribotta, Horacio Abregú, Renzo Losano, Carlos Honegger, Dante Giordano, Pedro Milanesi, Carlos Antonucci y Celestino Losano. El 27 de marzo de 1921 comienza a funcionar el Centro Recreativo Los Fieles presidido por Ramón Álvarez y acompañado en la comisión por Luis Canclini, Pio Motter, Tomás Amaya, Fernando Luchi, A. Carballo, Jorge Stotterer, Bruno Politi, Guillermo Arnolfo, Luis Stochiero, Manuel Juárez, José Salomón, Pedro Corcuera y Ramón Pereyra. En mayo se inauguró enfrente de la Plaza San Martín, sobre calle Pagani, el Circo Hipódromo Argentino con la presentación de acróbatas, puesta en escena del drama El Viejo Martín con la actuación de los artistas Ghiorgi y Giordano y la Sra. Giordano en su papel de misia María Juana.
Así cerramos este extenso capítulo en la historia cañadense, recordamos que en este año en el país también sucedieron otros hechos importantes. El 5 de septiembre se inaugura el Teatro Nacional Cervantes en Buenos Aires. Entre los nacimientos más
destacados están los de Ástor Piazzolla el 11 de marzo en Mar del Plata, el 19
de septiembre en Brasil Paulo Freire, el 6 de octubre, en Rosario, Cristián
Hernández Larguía quién fuera un excelente director de coro con actuación en
Cañada de Gómez. Albert Einstein recibía el Premio Nobel de Física. En Rosario,
el campeón de la Copa Nicasio Vila fue el Newell's Old Boys también obtiene la Copa
Dr. Carlos Ibarguren al derrotar en Buenos Aires al Club Atlético Huracán que
había obtenido su primer campeonato
oficial en la Asociación Argentina de Football, mientras que Racing de
Avellaneda consigue su octavo título en la Asociación Amateurs de Football de
Argentina. Por su parte la Selección Argentina de Futbol obtiene el Campeonato
Sudamericano de Selecciones 1921 jugado en Buenos Aires, Argentina, entre el 2
y el 30 de octubre.
4 comentarios:
Hola. Mi nombre es María del Carmen Martínez. Nací y viví en Rosario, actualmente en Funes, pero tengo mis raíces en Cañada de Gómez. Hace rato que veo tu blog y vídeos y valoro y admiro los aportes que has realizado a la historia y cultura de Cañada de Gómez.quiero hacer un pequeño aporte. En el artículo se menciona a Alfredo Martínez, quien era mi abuelo, cómo nieto de Servando Martínez. Alfredo Tomás, quien ocupó en esa época el cargo referido era hijo de Servando, no su nieto. Saludos y felicitaciones por la tarea. María del C. Martínez DNI 5784816; TE 0341_2410864.correo mariamartinezabogada@gmail.com
Hola. Mi nombre es María del Carmen Martínez. Nací y viví en Rosario, actualmente en la ciudad de Funes Funes, pero tengo mis raíces en Cañada de Gómez. Hace rato que veo tu blog y vídeos y valoro y admiro los aportes que has realizado a la historia y cultura de Cañada de Gómez.quiero hacer un pequeño aporte. En el artículo se menciona a Alfredo Martínez, quien era mi abuelo, cómo nieto de Servando Martínez. Alfredo Tomás, quien ocupó en esa época el cargo referido era hijo de Servando, no su nieto. Saludos y felicitaciones por la tarea. María del C. Martínez DNI 5784816; TE 0341_2410864.correo mariamartinezabogada@gmail.com
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