LA CAÑADA DE LOS GÓMEZ 1922, DECLARATORIA DE CIUDAD

Vista semi aérea, desde la chimenea de la Curtiembre, año 1922


El 22 de enero el mundo recibía la noticia del fallecimiento de Giocomo Della Tiessa, el Papa Benedicto XV, Sumo Pontífice que tuvo que afrontar la Primera Guerra Mundial que él llamo «el suicidio de la Europa Civilizada», la Santa Sede declaró la neutralidad y desde allí buscó mediar la paz entre 1916 y 1917. Este Papa se caracterizó por condenar y combatir el nacionalismo, el racismo, el materialismo y sobre todo, el socialismo. El 6 de febrero el Cónclave elige a Achille Damiano Ambrogio Ratti como Obispo de Roma llamándose a partir de esa fecha Pío XI, quién gobernó en el período entre guerras.


La República Argentina también se preparaba para una transición, se ponía en juego por primera vez la supremacía radical ante los partidos tradicionales del poder en el país. Según nos cuenta Félix Luna

«Los intentos de Yrigoyen de sostener una postura política original en el escenario nacional provocaron la resistencia no sólo de los dirigentes de la oposición sino también de aquellos radicales que disentían con su conducción personalista. En 1918, Rodolfo Rivarola se lanzó a justificar la necesidad de un tercer partido en la política nacional, que reuniera a los que no eran radicales ni socialistas(…)  La opinión popular, sin embargo, olvidada de los graves momentos del ´19, permanecía ajena a los vaivenes de los comités y a las intrigas de opositores y disidentes. Yrigoyen probablemente haya percibido, con su agudeza política, la diferencia entre la opinión pública y la opinión popular. Por ello impuso a su candidato en la Convención Nacional de marzo de 1922, el aristocrático embajador en París, Marcelo Torcuato de Alvear. Desde fines de 1921, circulaba una vaga y misteriosa consigna: El Viejo apoya a Alvear…»[1]

Y así fue, sin hacer campaña ni estando en el país, Alvear el 2 de abril gana las elecciones presidenciales con el 49%m superando por más de 36 puntos porcentuales al candidato conservador Norberto Piñero, una diferencia que no sería superada hasta la victoria de Juan Domingo Perón por 37.43 puntos, sobre Ricardo Balbín en 1973, y posteriormente por Cristina Fernández de Kirchner, que obtendría 37.30 sobre Hermes Binner en 2011. El vicepresidente de Alvear fue el recordado Elpidio González, aquel amigo íntimo del Peludo Yrigoyen y que dirigiera la policía durante la Semana Trágica por lo que su participación en este suceso ha merecido el cuestionamiento de la historiografía anarquista y de izquierda. «Fue sindicado como mentor de grupo de choque parapolicial formado por jóvenes radicales y conservadores que produjeron violentos incidentes en todo Buenos Aires contra trabajadores, inmigrantes y judíos, asesinando decenas de personas»[2], sin embargo la historia oficial lo recuerda como aquel hombre que terminó su vida sumido en la pobreza, teniendo que ganarse la vida como vendedor ambulante de anilinas en las calles de Buenos Aires, rechazando una pensión vitalicia por parte del gobierno de Roberto Marcelino Ortiz. También ese año fueron elegidos nueve diputados nacionales por Santa Fe, seis de ellos radicales y tres demócratas, entre los primeros Romeo Saccone, Oscar Meyer, Armando Antille, Miguel Culaciati, Isaac Francioni y José María Aragón por su parte Lisandro de la Torres, Enzo Bordabehere y Otto Gschwing por el PDP. Marcelo T. de Alvear asumiría el 12 de octubre, cinco días después que Cañada de Gómez sea ciudad y siete días que naciera Y.P.F. la mayor obra petrolera de nuestra historia que fuera gestada en el gobierno anterior a través de su ideólogo el Coronel Enrique Mosconi, el mismo que Arribalzaga le gestionara la autorización para una pista de aterrizaje en el pueblo un año atrás.

Cañada de Gómez se preparaba para su hora más importante desde su fundación, la declaratoria de ciudad. Cómo hemos leído en el capítulo anterior el gobernador Mosca había decidido suspender el llamado a elecciones para los nuevos miembros de la Comuna y la oposición liderada por Ferrució Ardigó se hizo en sentir las polvorientas calles del pueblo. No fue para nada extensa la tarea gubernamental de Guinle entre enero y octubre, en las actas comunales podemos apreciar que exoneró de impuestos, por sus tareas a beneficios propios, a entidades como la Sociedad Suiza para la construcción de una sala en su antigua casona sobre calle Rivadavia donde actualmente se encuentra su sede social; a Sport Club que rifaba una máquina de coser; a la Biblioteca Rivadavia le donó cien pesos para la compra de libros; al Colegio San Antonio de Padua para la edificación de un salón; al Comité XX de Settembre en sus actos en conmemoración de esa fecha patria italiana; a la Sociedad Española y al Ciclismo Club en actividades artísticas y deportivas respectivamente. La Comuna, representada por Santiago Alberdi, participó del Primer Congreso Nacional de Vialidad que presidió el Ing. Isidoro Ruiz Moreno y se multó en cincuenta pesos por cada día sin electricidad a la Compañía de Luz e Industrias Eléctricas.

La prensa rosarina se hizo eco de las grietas ocasionadas en el pueblo por la Declaratoria de Ciudad, bajo el título Una nueva ciudad, la antigua Villa de Cañada de Gómez, el decano de la prensa argentina expresaba que

«El pueblo de la Provincia está al tanto del disgusto con que los vecinos de Cañada de Gómez, ven la obsecuencia realmente cargosa del Gobernador en declarar a la vieja y pintoresca villa, ciudad, incorporándola a la ya un tanto extensa lista de poblaciones que después de llegar a un límite digno de prosperidad, han caído conforme se las vistió con las galas de importante centro urbano en una decadencia que apena. La repugnancia que se siente allí por la elevación de categoría que se le adjudica tiene su razón de ser. Todo lo que sea sacar a un pueblo de la órbita de sus recursos naturales para precipitarlo en sus destinos, no puede menos que desagradar profundamente, por cuanto ello significa el fatal retroceso de sus instituciones incipientes y la ruina de su relativa economía (…) La Provincia por otra parte, no se prestigia tampoco con la multiplicación de esos nuevos focos de politiquería, en donde entran por asalto las ambiciones desmedidas y los abusos tolerados por la acción oficial, único haber que espera a Cañada de Gómez, conforme se haga cargo de su administración, el representante del gobierno»[3]

A pesar de la oposición, el día 5 de octubre el interventor Guinle conforma una comisión de vecinos para los festejos de la Declaratoria, destinando la cifra de quinientos pesos para dichos actos y la compra de medallas alusivas. El día 6, el ex jefe político Julio Peña le envía al Gobernador una carta, ante el rumor que un foráneo sea intendente municipal, la siguiente correspondencia

«La Ley Orgánica Municipal de esa Provincia, en sus arts. 18 y 24. exige residencia de dos años en el distrito para estar habilitado para desempeñar el cargo de Intendente Municipal. Ricardo Andino a quien V. E. se propone nombrar para la Municipalidad de la nueva ciudad de C. de Gómez carece de este requisito. Como vecino de ese pueblo, al que presté durante muchos años todos mis entusiasmos y modestos esfuerzos para su desarrollo y engrandecimiento y aunque alejado momentáneamente de él, me siento en el deber de redamar de V. E. una resolución encuadrada dentro de la Ley. Después de una intervención a esa Comuna de dos largos años, y con la cual se arrebatara el derecho de gobernarla a un partido que la conquistara en Comicios libres y honrados, no cabe esperar Excmo. señor, un nuevo agravio a un pueblo que hace honor a la segunda provincia argentina, privándola también del derecho que la asiste de darse de su seno su primer Intendente»[4]


Nada detuvo la marcha del radical Mosca en su férrea decisión, y así fue que con su firma y la del Ministro Ing. Costa, el gobernador decretó que Cañada de Gómez será ciudad a partir del 7 de octubre de 1922, designó al Dr. Ricardo Andino como intendente municipal y puso en funcionamiento una Comisión Administradora que cumpliría el rol del Concejo Deliberante hasta la elección de sus integrante, compuesto por Héctor Beltrame como presidente de la misma acompañado de José Razetto, Eugenio Maranetto, Servando Martínez y Valentín Mascotti. Ese día se declaró feriado en la flamante ciudad, a las 17 llegó el tren con la comitiva oficial, las autoridades fueron caminando desde la Estación hacia la flamante sede municipal acompañado por un pequeño grupo de cañadenses que, con banda y todo, no era mayor al de cualquier entierro de un vecino querido. Llegados al edificio se tomó lectura del decreto correspondiente y alrededor de las 20 se realizó un banquete en los salones de la Sociedad Suiza donde concurrieron 110 personas, 45 de ellas funcionarios oficiales, empleados públicos y simpatizantes, el resto sólo vecinos de los cuales 35 eran liguistas que pretendían cosechar algo entre tanto revuelo. Ese banquete fue realizado por el Restaurant Del Aguila de Victorio Zammatti e hijos, Carolina hija de Victorio recordó que «eran tres mesas grandes cubiertas con manteles blancos, que estaban dispuestas en forma de U, cada plato y cubierto acomodado con su copa de cristal en la que se colocó la servilleta blanca, doblada en forma de abanico. Entre copa y copa una guía de claveles y helechos naturales…»[5] Después de ese banquete, los invitados se dirigieron al Club Social ubicado entonces en la esquina de Lavalle y Moreno, donde en un ambiente elegante y bastante exclusivo pudieron danzar y divertirse un poco ante tanta mala onda cañadense.

 
Ricardo Andino
Pero quién era Ricardo Andino, nuestro primer intendente. Nacido un 7 de enero de 1875, en la localidad que lleva como nombre su apellido, Pueblo Andino, cuyas raíces son la Estancia San Miguel del Carcarañal, donde se arraigaron los Jesuitas que le adquirieron las tierras al maestre del campo Antonio de Vera y Mujica en Septiembre de 1717. Cuando los Jesuitas abandonan sus tierras en el territorio, se hizo cargo de la Estancia Manuel Díaz de Andino y  posteriormente un descendiente de éste fue quien levantó a fines del siglo XIX, el actual pueblo. Ricardo pertenecía a esta caracterizada familia de terratenientes de la época. Estudió en el Colegio Nacional Nº 1 de Rosario y se recibió de abogado en la Facultad de Buenos Aires en 1901. Fue amigo de Hipólito Yrigoyen y de  Leandro N. Alem a quiénes conoció en su época de estudiante. Fue un activo dirigente de la UCR, hasta cuando a mediados de la década del 50 el partido se divide en Del Pueblo e Intransigente decide retirarse de la actividad partidaria. Además de ser el primer intendente cañadense, fue presidente comunal de Correa, candidato a diputado provincial, precandidato a vicegobernador en la lista que encabezaba el Dr. Roque Coulín, en Capital Federal fue dirigente del Jockey Club Argentino, Yacht Club Argentino y del Buenos Aires Rowing Club donde fue socio vitalicio.

Colocación de la piedra fundamental del Teatro Verdi
El 8 de octubre de 1922 en un multitudinario acto, Ferrució Ardigó presidente de la Asociación Italiana, el Intendente Andino y el Gobernador Mosca dejaron sus diferencias de lado. Juntos pusieron la piedra fundacional de lo que fuera casi tres años después el Teatro Verdi. Entre las primeras medidas de Andino en el Municipio fue la de nombra a Luis San Miguel como su secretario y ratificar el presupuesto realizado por su antecesor; además se convocó a los hombres a inscribirse en el Padrón Electoral dividido en dos secciones la primera de ella en nuestro radio urbano hasta el campo Santo Domingo y la segunda desde éste lugar hasta el radio urbano de Villa Eloísa, localidad que dependía políticamente a Cañada de Gómez; era obligación entre los meses de noviembre y febrero de lavar cada dos días y desinfectar con creolina una vez por semana los pisos de hoteles, restaurant, fondas, café, almacenes y todo establecimiento donde concurra público. Las salas de espectáculos, teatros y cines debían ser desinfectados una vez al mes con una solución de bicloruro al 2% y los muebles tapizados con formol al 10%; se abrió un registro de tamberos, lecherías y granjas; se prohibió la colocación de carteles y bastidores con publicidades en la vía pública, plazas y paseos y se prohibieron los escapes libres en los vehículos como así también los reflectores en los mismos.

Así cerramos 1922, el año en que Newell's Old Boys gana la liga rosarina; Huracán es el bicampeón de los porteños ganado también la Copa Doctor Carlos Ibarguren ante los rosarinos e Independiente gana la liga amateur de Buenos Aires.  






[1] Momentos de la Historia, Los gobiernos radicales, La Nación, Félix Luna, Ed. Planeta, 2003, p. 26
[2] Archivos del Museo Histórico Municipal Elías Bertola
[3] La Capital, 27 de Setiembre de 1922
[4] Elías Bertola. Apuntes históricos de Cañada de Gómez. 1923. Reedición año 2013
[5] Testimonio de Carolina Zammatti. Archivo del Museo Histórico Municipal Elías Bertola.

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