David Miles, primer intendente de facto en la ciudad. Foto Archivo Museo Histórico Municipal |
Nuestra
pequeña ciudad no estuvo ajena a los cambios socio-políticos de lo que ocurría
en Buenos Aires. Desde la
Revolución del Parque hasta el lockout agrario al gobierno de
Cristina Fernández de Kirchner, toda crisis tuvo sus ecos y sus heridas, muchas
de ellas aún hoy no cicatrizadas y no relatada como corresponde.
A lo largo de
nuestra historia política el rol de los presidentes comunales o intendentes era
menor comparado con el del Jefe Político departamental –figura que hoy no
existe- y su sede gubernamental se encontraba en el palacio de la Jefatura de Policía de
nuestra ciudad. Otro dato a tener en cuenta que desde sus comienzos tanto la Comuna como el Municipio
pocas veces el pueblo eligió a sus autoridades. El primero de ellos fue Félix
Pagani, presidente comunal durante el período 1898-1904 y el primero de los
intendentes ocurrió en 1934 con Luis Dalledone, cuando derrotó a Luis Bianchi
en la recordada “Elección de los Luises”. El segundo cañadense electo fue Jorge
Omar Albertengo en 1973 representando al FREJULI, debemos aclarar que diez años
antes Ricardo Cónsul Romegialli fue elegido democráticamente pero por decisión
del Honorable Concejo Deliberante local.
Por todo lo
expresado anteriormente, no es de extrañar que fuera común que como caído de un
árbol llegara alguien a gobernar la ciudad. Entonces, ¿quién tenía el poder en
Cañada de Gómez?... El poder estaba en manos de los grupos económicos y el
empresariado local. No es casual que tanto en democracia como en dictadura
hayan sido concejales, intendentes o miembros del gabinete personas relacionadas
a ese sector de elite. Y vayamos al primero de los intendentes que
representaron a las dictaduras en la ciudad, el estanciero y deportista David
Miles.
David Miles
provenía de Las Rosas y pertenecía a una de las familias estancieras de la
región, es popular la historia que el arbolado del casco de uno de sus campos
formaba la bandera británica vista desde arriba. Él y sus hermanos conformaron
un importante equipo de polo inclusive siendo intendente de facto se tomó
licencia para participar de un mundial. En el libro “El polo internacional
argentino” de Horacio Laffaye, editado en Buenos Aires en 1989 dice de los
Miles
“…siempre
compañeros de equipo, ganaron cuatro Campeonatos Abiertos Argentinos, sumados a
los ya relatados en Estados Unidos y Gran Bretaña. Juan (Miles) además ganó
nuevamente el Abierto estadounidense en 1928 con team de Meadow Brook, luego de
representar a la Argentina
en la serie por la Copa
de las Américas. El gran Devereux Milburn dijo de David, trágicamente muerto en
1934 en un accidente de aviación con Carlos Trillia Bell: Si hay un jugador de 10 goles que valga más que David Miles, que me lo
demuestren, porque yo, ustedes me perdonen, no veo ninguno.”
Interesante la
trayectoria deportiva de nuestro primer dictador, me podría animar a decir que
pocos cañadenses la reconocen. Quizás haya sido por error u omisión de los
“históricos” historiadores que no quieren manchar los nombres de los grandes
terratenientes y empresarios locales, buscando el bronce al final de sus días
como simples relatores de lo ocurrido.
Cómo llega
Miles a la intendencia local… Repasemos lo ocurrido ese 6 de setiembre de 1930
cuando la oligarquía derroca a Hipólito Yrigoyen, primer presidente en forma
democrática, cuando promediaba la mitad de su segundo mandato. Ese día el
movimiento encabezado por el Teniente Coronel José Félix Uriburu obliga a
renunciar al Vicepresidente Dr. Enrique Martínez, quién se encontraba en ese
momento al frente del Poder Ejecutivo ya que Yrigoyen en plena crisis
institucional se encontraba enfermo con un fuerte ictus congestivo que no lo
podía mantener en pie. Ya para ese entonces Uriburu contaba con la solidaridad
de conservadores y agrupaciones nacionalistas, más las figuras de Lisandro de la Torre y el socialista
Alfredo Palacios alentando a la caída del radicalismo.
Los
acontecimientos tuvieron inmediata y fundamental repercusión en Santa Fe. Aquel
día los estudiantes de la
Facultad de Derecho encabezaron una larga columna a la que
sumó gran cantidad de público mientras a su paso millares de personas aclamaban
el movimiento...[1] Inmediatamente producido el golpe se hizo
cargo en forma interina de la gobernación el Teniente Coronel Benito Oiz y
veinte días más tarde el Dr. Diego Saavedra. Tres meses después es reemplazado
por el Dr. Guillermo Rothe siendo sustituido en abril de 1931 por el Dr.
Alberto Arancibia Rodríguez. En enero de 1932 asume el último de los
interventores en la provincia el Dr. Juan Garro Allende.
En el momento
del golpe en Cañada de Gómez era Intendente Municipal el Sr. Alejandro Abaca
que había asumido un tiempo antes a raíz de la renuncia de Justo Peralta para
ocupar el cargo de Jefe de Policia. Durante el período de Peralta el Municipio
sufrió el embargo de la casa municipal y una profunda crisis político
institucional en el Concejo local.
Bajo ese
panorama asume David Miles como Intendente de Facto de la ciudad. Uno de los
referentes de su gestión fue Alfredo Saybene, quién había sido secretario del
Concejo Deliberante a partir de 1928 y en 1931 el primer director del Instituto
Incorporado Florentino Ameghino, antecesor del Colegio Nacional que llevara el
mismo nombre. Para agregar datos a estos tiempos es interesante leer a
Francisco Trujillo que en el primero de sus libros expresa:
“El progreso
edilicio disminuye su ritmo y los barrios que ayer crecían se estancan
bruscamente en el transcurso del año que dio la revolución septembrina... El
pueblo corrió loco tras él (Uriburu) pisoteando bárbaramente al ídolo del
veintiocho, al autor de las ocho horas de trabajo. Aquel acontecimiento encarnó
aquí a nuevos “personajes” que salieron de todos los rincones con el “ánimo” de
corregir lo malo y “efectuar” todo aquello que no se “hizo jamás”.
Se dijo que
los “depuestos” robaron el erario público y defraudaron al pueblo por no
cumplir las promesas mil veces vertidas en los programas y en todas las
tribunas levantadas en el país antes de las elecciones; por todo eso y lo
demás, el castigo aplicarían sin atender las súplicas de nadie...”[2]
Según expresa
la mayoría de los historiadores locales, David Miles tuvo una excelente
gestión. Por supuesto que ninguno de ellos le recrimina haber participado de un
gobierno autoritario que impuso por primera vez la tortura como medio para
apretar opositores desde el Estado. Se recuerda que en esos años se inauguraba
el “Aeródromo Cañada de Gómez, característica 5-B-2, a cuyo acto asistió el
Director de Aviación Civil Sr. Juan
Schaffer, para tal evento vinieron 3 aviones Breguet de la Base Militar de Paraná y 30
aviones civiles de distintos puntos del
país. Siendo Miles uno de los primeros egresados de este Aeródromo, quién junto
a Atilio Francesio adquieren dos aeronaves
Gipsy Moth, con los cuales pudo hacerse parte en parte el proceso de entrenamiento de los
pilotos recibidos.
Además del
inicio en sus actividades del Instituto Ameghino, es preciso recordar que el 18
de enero de 1931 Obras Sanitarias
de la Nación
inauguraba sus servicios en la ciudad realizándose un acto en la usina de la
repartición situada al norte de la ciudad, al que asistió el intendente Miles y
autoridades. Los terrenos donde se emplazó la obra fueron donaron por Ramón del
Sel, Luís Bianchi, Alfredo Albertengo, Isabel Pierrot y Lucía Carassa. En
febrero del mismo año se creaba la oficina de cobros judiciales de la Municipalidad ,
siendo agentes judiciales Ángel Peralta y el escribano Omar A. Lassaga, quienes
prestaron fianzas de 5.000 pesos para cubrir el cargo. También Miles junto a
Saybene mantuvieron importantes reuniones para que se concediera autonomía
comunal a Villa Eloísa, que dependía por aquel entonces de Cañada de Gómez. Otro de las preocupaciones del entonces
mandatario local fue la instalación de una fábrica de alcohol de maíz. Finalmente
para que ustedes vean el idilio por el golpe del treinta, que la entonces
Avenida Costanera, hoy Julio Roca y Roque Sáenz Peña, se llamó por un tiempo
Avenida 6 de Setiembre.
Durante el verano de 1932, la
primer dictadura militar le entrega el mando a un gobierno manchado por el
fraude electoral, comenzando así la Década
Infame de la mano de Agustín P. Justo, un ex militar de
origen radical que había sido ministro de Marcelo T. de Alvear. En ese año el
gobernador Luciano Molinas designa como intendente de la ciudad a Luis
Dalledonne. Mientras tanto, el primer dictador de la ciudad se iba con elogios
del “pueblo”, con los medios a su favor y con el paso del tiempo también con
algunos historiadores de su lado. Yo sólo he tratado de contarles como fue el
primer gobierno de facto en Cañada de Gómez...
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