ESTIMACIÓN DE LA
POBLACIÓN
Nuestra
ciudad ha seguido un ritmo normal en su crecimiento vegetativo y ha tenido,
además, un aporte inmigratorio que debe haber sido significativo en periodos
anteriores.. lo primero puede apreciarse en los capítulos correspondientes a
Natalidad y Mortalidad general, en otra parte de ese trabajo.
Estamos
en condiciones de conocer perfectamente el volumen de la población a partir del
Cuarto Censo General de población realizado en 19647. En tal oportunidad las
estimaciones fueron hechas con método científico y merecen entera confianza;
podemos afirmarlo ya que nos tocó intervenir activamente desde nuestro puesto
de Jefe de la Zona Rural de Cañada de Gómez, lo que nos permitió manejar con
frecuencia todo el material.
No
ocurre lo mismo en años anteriores, donde hemos de encontrar serias
deficiencias que nos proponemos estudiar en detalle.
Nos
interesó desde un principio tener datos exactos del volumen total de la
población a partir del año 1901, información indispensable para poder elaborar
tasas demográficas que se ajusten a la realidad. Cierto es que tales datos no
tienen significación en la apreciación de la mortalidad infantil ya que para
ello hemos de buscar la relación entre nacidos vivos y muertos en el primer
año de vida, datos ambos que obtuvimos con perfecta exactitud en la oficina
local del Registro Civil.
Pero,
en cambio, se nos presentó un serio problema al querer establecer coeficientes
de Natalidad, en los que debemos vincular nacimientos con población total. Como
es lógico, cualquier error en la estimación de la población afectara
directamente la veracidad de las tasas correspondientes.
Este
hecho ha ocurrido con cierta frecuencia en todo el ámbito del país y, para
referirnos a algo muy conocido, conviene citar lo ocurrido en la ciudad de
Rosario, donde se incurrió en un grosero error en el Censo Municipal realizado
en 1926, que trajo como consecuencia que se adjudicara a la citada ciudad un
indebido exceso de cerca de cien mil habitantes. Tal censo nunca fue
oficialmente aprobado pero sus resultados fueron usados por las oficinas
estadísticas oficiales y resulto que Rosario apareció desde entonces con tasas
de natalidad que pueden incluirse entre las más bajas del mundo. Tal estado de
cosas recién pudo aclararse con la realización del último censo.
Un
error semejante, aunque como el lógico, de distinta significación ha ocurrido
en el ambiente que estudiamos.
Para
la realización de este trabajo hemos recurrido a todas las fuentes de
información a nuestro alcance, considerando como los más importantes los
siguientes datos:
Primero:
Segundo Censo Nacional de población, realizado en 1895, que dio los siguientes
cifras: población urbana 3.786 habitantes. Población rural: 1.906. Y total:
5.692 habitantes.
Segundo:
Tercer Censo Nacional de población, cumplido en 1914 que ofrece un total de
15.892 habitantes sin hacer discriminaciones de población urbana y rural.
Tercero:
estimación del Superior Gobierno de la Provincia, al ser declarada ciudad Cañada de Gómez, el 7
de octubre de 1922, que acepta las anteriores cifras como si fueran de
población urbana solamente. Teniendo en cuenta la población rural y el
crecimiento vegetativo en los años transcurridos entre ambas determinaciones,
ocho años, habría que establecer el monto de la población en 1922, en una cifra
superior a los 20.000 habitantes.
Cuarto:
estimación oficial de Obras Sanitarias de la Nación, al 31 de diciembre de
1943: 17.046 habitantes.
Quinto:
resultados del Cuarto Censo General y de población de 1947: población urbana:
12.374 habitantes y Rural: 4.937. Total 17.291 habitantes.
Sexto:
datos oficiales de la Municipalidad de Cañada de Gómez al 31 de diciembre de
1951: total 17.621 habitantes.
Resulta
simple, aun con un muy ligero análisis de las cifras obtenidas que estas son en
su mayoría inexactas y que este grado de inexactitud llega en algunos casos a
lo disparatado.
Basta
observar las cifras ofrecidas por el Gobierno de la Provincia para 1922, que de
ser exactas con su volumen de 20.000 habitantes nos llevaría al hecho paradojal
de que, una ciudad con crecimiento vegetativo normal, y en esos años muy
satisfactorio, no solo no ha aumentado su población sino que pedido alrededor
de 3.000 habitantes en un lapso de 25 años.
Llaman
la atención las cifras del Censo Nacional de 1914, que suponemos correctamente
realizado, ya que sus cifras de casi 16.000 habitantes son absurdas ya que la
población real en esa época no puede haber excedido los 9.500 habitantes.
Por
las razones enunciadas nos hemos obligado a dejar de lado toda esa información,
para los años comprendidos entre 1901 y 1947 y nos inclinamos, más bien, a
establecer el monto retrospectivo de la población considerando solamente el
crecimiento vegetativo registrado (saldo entre nacimientos y defunciones). Para
realizar este trabajo restamos dicho crecimientos a partir de 1947, por ser
estas cifras dignas de toda confianza.
No
se nos escapa que, con este procedimiento, dejamos de lado el aumento de
población producido por el aporte inmigratorio que en esta zona, como en toda
la vasta extensión del campo argentino, ha tenido alguna significación, sobre
todo en determinados periodos.
Sin
embargo, y lo repetiremos enseguida, no creemos que tal omisión afecte
sensiblemente nuestras determinaciones.
Una
vez realizados los correspondientes cálculos, que puedan seguirse en el Cuadro
y Grafico correspondientes, llegamos a la conclusión que las cifras obtenidas
pueden aceptarse con entera confianza. Esta afirmación se basa en varios hechos
concretos, a saber: en primer lugar es llamativo que, con nuestros cálculos, en
una época con índices de natalidad muy satisfactorios, observamos que la
población se ha duplicado en el lapso de veinticinco años (en 1901 6.454
habitantes y 12.634 en 1925), lo que es considerado como normal para
poblaciones pequeñas.
Además,
conociendo perfectamente bien la composición actual de la población, hecho que
no ofrece ninguna clase de dificultades en un medio reducido como es el
nuestro, es posible asegurar que el hecho de no haber considerado el aporte
inmigratorio, que no tienen mayor volumen en las cifras totales, no altera
sensiblemente nuestras deducciones.
No
conformes con la técnica empleada, y como nos ha parecido que las cifras del
Segundo Censo realizado en 1895 se han ajustado bastante a la realidad,
resolvimos realizar una serie de interpelaciones tomando como bases las citadas
cifras y las del Censo de 1947, para la estimación de la población en los años
intermedios. Los resultados obtenidos son muy satisfactorios ya que obtuvimos
en muchos casos datos prácticamente superponibles con los del primer método
empleado y en ningún caso cifras llamativamente discordantes.
Conviene
aclarar que no incluimos en la técnica los datos aportados por el Censo de
1914, por entender que sus resultados no se ajustan a la realidad.
Las
conclusiones obtenidas con ambos métodos pueden verse en la tabla
correspondiente a la que acompaña un gráfico que permite observar el
crecimiento de la población por quinquenios a partir del año 1901.
La
conclusión que surge, al aceptar como correctas nuestras afirmaciones es que todas
las tasas demográficas de Cañada de Gómez, tanto las oficiales como las
privadas, adolecen de muy significativos y serios errores.
Uno
de los propósitos fundamentales de este trabajo es proceder a un completo
ajuste de dichas tasas y, fundamentalmente las de natalidad, mortalidad
infantil, mortalidad general, mortinatalidad, mortalidad especifica en especial
por fiebre tifoidea, cáncer y tuberculosis, como asimismo de la nupcialidad.
En
los siguientes capítulos nos ocuparemos de la dilucidación de todos estos
problemas.
Nos
ha parecido del mayor interés, y así lo hemos hecho constar en otro trabajo, hacer notar que estos
groseros errores advertidos en la estimación del a población, y su consiguiente
repercusión en los índices demográficos, deben ser muy frecuentes en
poblaciones de mediana importancia, no servidas directamente por oficinas
estadísticas bien organizadas, por lo que consideramos muy útil que los medios
rurales y muy especialmente los que están al frente de servicios hospitalarios
oficiales, sabiendo que muchos de ellos tienen profundas inquietudes
sanitarias, estudiaran personalmente el problema en los lugares en que actúan.
Podrán
obtenerse así, elementos de juicio reales y sumamente útiles para conocer en su
verdadera magnitud el estado actual de los diversos problemas demográficos.
(a) según datos
obtenidos en las siguientes fuentes: (1) Segundo Censo Nacional de 1895. (2)
Tercer Censo Nacional de 1914. (3) Estimación del Superior Gobierno de la
Provincia. (4) Estimación de Obras Sanitarias de la Nación. (5) Cuarto Censo
Nacional de 1947. (6) Estimación de la Municipalidad de Cañada de Gómez.
(b): Por crecimiento
vegetativo a partir del Censo de 1895.
(c): Por
interpolaciones. Bases los censos de 1895 y 1947.
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