Historia Sanitaria de la Ciudad de Cañada de Gómez escrita por el Dr. Gerónimo Carlos Etchart. Parte 4

ESTIMACIÓN DE LA POBLACIÓN

Nuestra ciudad ha seguido un ritmo normal en su crecimiento vegetativo y ha tenido, además, un aporte inmigratorio que debe haber sido significativo en periodos anteriores.. lo primero puede apreciarse en los capítulos correspondientes a Natalidad y Mortalidad general, en otra parte de ese trabajo.


Estamos en condiciones de conocer perfectamente el volumen de la población a partir del Cuarto Censo General de población realizado en 19647. En tal oportunidad las estimaciones fueron hechas con método científico y merecen entera confianza; podemos afirmarlo ya que nos tocó intervenir activamente desde nuestro puesto de Jefe de la Zona Rural de Cañada de Gómez, lo que nos permitió manejar con frecuencia todo el material.

No ocurre lo mismo en años anteriores, donde hemos de encontrar serias deficiencias que nos proponemos estudiar en detalle.

Nos interesó desde un principio tener datos exactos del volumen total de la población a partir del año 1901, información indispensable para poder elaborar tasas demográficas que se ajusten a la realidad. Cierto es que tales datos no tienen significación en la apreciación de la mortalidad infantil ya que para ello hemos de buscar la relación entre nacidos vivos y muertos en el primer año de vida, datos ambos que obtuvimos con perfecta exactitud en la oficina local del Registro Civil.

Pero, en cambio, se nos presentó un serio problema al querer establecer coeficientes de Natalidad, en los que debemos vincular nacimientos con población total. Como es lógico, cualquier error en la estimación de la población afectara directamente la veracidad de las tasas correspondientes.

Este hecho ha ocurrido con cierta frecuencia en todo el ámbito del país y, para referirnos a algo muy conocido, conviene citar lo ocurrido en la ciudad de Rosario, donde se incurrió en un grosero error en el Censo Municipal realizado en 1926, que trajo como consecuencia que se adjudicara a la citada ciudad un indebido exceso de cerca de cien mil habitantes. Tal censo nunca fue oficialmente aprobado pero sus resultados fueron usados por las oficinas estadísticas oficiales y resulto que Rosario apareció desde entonces con tasas de natalidad que pueden incluirse entre las más bajas del mundo. Tal estado de cosas recién pudo aclararse con la realización del último censo.

Un error semejante, aunque como el lógico, de distinta significación ha ocurrido en el ambiente que estudiamos.

Para la realización de este trabajo hemos recurrido a todas las fuentes de información a nuestro alcance, considerando como los más importantes los siguientes datos:

Primero: Segundo Censo Nacional de población, realizado en 1895, que dio los siguientes cifras: población urbana 3.786 habitantes. Población rural: 1.906. Y total: 5.692 habitantes.

Segundo: Tercer Censo Nacional de población, cumplido en 1914 que ofrece un total de 15.892 habitantes sin hacer discriminaciones de población urbana y rural.

Tercero: estimación del Superior Gobierno de la Provincia,  al ser declarada ciudad Cañada de Gómez, el 7 de octubre de 1922, que acepta las anteriores cifras como si fueran de población urbana solamente. Teniendo en cuenta la población rural y el crecimiento vegetativo en los años transcurridos entre ambas determinaciones, ocho años, habría que establecer el monto de la población en 1922, en una cifra superior a los 20.000 habitantes.

Cuarto: estimación oficial de Obras Sanitarias de la Nación, al 31 de diciembre de 1943: 17.046 habitantes.

Quinto: resultados del Cuarto Censo General y de población de 1947: población urbana: 12.374 habitantes y Rural: 4.937. Total 17.291 habitantes.

Sexto: datos oficiales de la Municipalidad de Cañada de Gómez al 31 de diciembre de 1951: total 17.621 habitantes.

Resulta simple, aun con un muy ligero análisis de las cifras obtenidas que estas son en su mayoría inexactas y que este grado de inexactitud llega en algunos casos a lo disparatado.

Basta observar las cifras ofrecidas por el Gobierno de la Provincia para 1922, que de ser exactas con su volumen de 20.000 habitantes nos llevaría al hecho paradojal de que, una ciudad con crecimiento vegetativo normal, y en esos años muy satisfactorio, no solo no ha aumentado su población sino que pedido alrededor de 3.000 habitantes en un lapso de 25 años.

Llaman la atención las cifras del Censo Nacional de 1914, que suponemos correctamente realizado, ya que sus cifras de casi 16.000 habitantes son absurdas ya que la población real en esa época no puede haber excedido los 9.500 habitantes.

Por las razones enunciadas nos hemos obligado a dejar de lado toda esa información, para los años comprendidos entre 1901 y 1947 y nos inclinamos, más bien, a establecer el monto retrospectivo de la población considerando solamente el crecimiento vegetativo registrado (saldo entre nacimientos y defunciones). Para realizar este trabajo restamos dicho crecimientos a partir de 1947, por ser estas cifras dignas de toda confianza.

No se nos escapa que, con este procedimiento, dejamos de lado el aumento de población producido por el aporte inmigratorio que en esta zona, como en toda la vasta extensión del campo argentino, ha tenido alguna significación, sobre todo en determinados periodos.

Sin embargo, y lo repetiremos enseguida, no creemos que tal omisión afecte sensiblemente nuestras determinaciones.

Una vez realizados los correspondientes cálculos, que puedan seguirse en el Cuadro y Grafico correspondientes, llegamos a la conclusión que las cifras obtenidas pueden aceptarse con entera confianza. Esta afirmación se basa en varios hechos concretos, a saber: en primer lugar es llamativo que, con nuestros cálculos, en una época con índices de natalidad muy satisfactorios, observamos que la población se ha duplicado en el lapso de veinticinco años (en 1901 6.454 habitantes y 12.634 en 1925), lo que es considerado como normal para poblaciones pequeñas.

Además, conociendo perfectamente bien la composición actual de la población, hecho que no ofrece ninguna clase de dificultades en un medio reducido como es el nuestro, es posible asegurar que el hecho de no haber considerado el aporte inmigratorio, que no tienen mayor volumen en las cifras totales, no altera sensiblemente nuestras deducciones.

No conformes con la técnica empleada, y como nos ha parecido que las cifras del Segundo Censo realizado en 1895 se han ajustado bastante a la realidad, resolvimos realizar una serie de interpelaciones tomando como bases las citadas cifras y las del Censo de 1947, para la estimación de la población en los años intermedios. Los resultados obtenidos son muy satisfactorios ya que obtuvimos en muchos casos datos prácticamente superponibles con los del primer método empleado y en ningún caso cifras llamativamente discordantes.

Conviene aclarar que no incluimos en la técnica los datos aportados por el Censo de 1914, por entender que sus resultados no se ajustan a la realidad.

Las conclusiones obtenidas con ambos métodos pueden verse en la tabla correspondiente a la que acompaña un gráfico que permite observar el crecimiento de la población por quinquenios a partir del año 1901.

La conclusión que surge, al aceptar como correctas nuestras afirmaciones es que todas las tasas demográficas de Cañada de Gómez, tanto las oficiales como las privadas, adolecen de muy significativos y serios errores.

Uno de los propósitos fundamentales de este trabajo es proceder a un completo ajuste de dichas tasas y, fundamentalmente las de natalidad, mortalidad infantil, mortalidad general, mortinatalidad, mortalidad especifica en especial por fiebre tifoidea, cáncer y tuberculosis, como asimismo de la nupcialidad.

En los siguientes capítulos nos ocuparemos de la dilucidación de todos estos problemas.

Nos ha parecido del mayor interés, y así lo hemos hecho constar  en otro trabajo, hacer notar que estos groseros errores advertidos en la estimación del a población, y su consiguiente repercusión en los índices demográficos, deben ser muy frecuentes en poblaciones de mediana importancia, no servidas directamente por oficinas estadísticas bien organizadas, por lo que consideramos muy útil que los medios rurales y muy especialmente los que están al frente de servicios hospitalarios oficiales, sabiendo que muchos de ellos tienen profundas inquietudes sanitarias, estudiaran personalmente el problema en los lugares en que actúan.


Podrán obtenerse así, elementos de juicio reales y sumamente útiles para conocer en su verdadera magnitud el estado actual de los diversos problemas demográficos.

(a) según datos obtenidos en las siguientes fuentes: (1) Segundo Censo Nacional de 1895. (2) Tercer Censo Nacional de 1914. (3) Estimación del Superior Gobierno de la Provincia. (4) Estimación de Obras Sanitarias de la Nación. (5) Cuarto Censo Nacional de 1947. (6) Estimación de la Municipalidad de Cañada de Gómez.
(b): Por crecimiento vegetativo a partir del Censo de 1895.
(c): Por interpolaciones. Bases los censos de 1895 y 1947.


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