LOS ENCERRARON Y
TORTURARON POR SER COMUNISTAS
La historia argentina siempre se
caracterizó entre otras cosas por perseguir hasta el hartazgo a quienes
pensaban distinto al sistema mandante. Ocurrió en las guerras civiles entre
Unitarios y Federales, comienza a profundizarse con el triunfo de Mitre y la
posterior carrera asesina llevada a cabo por los sicarios contratados por el
fundador del Diario La Nación, cuando dejaron un saldo de casi cincuenta mil
muertos entre ellos a los caudillos más importantes del interior de país como
Chacho Peñaloza para citar a uno de ellos; retornó después del golpe del
treinta y durante la primera Década Infame hacia los radicales; prosigue cuando
se profundiza la grieta entre peronistas y antiperonistas; después la
Fusiladora se encargó de prohibir la libertad del justicialismo durante
dieciocho años viviendo el país momentos donde la democracia era condicionada
por el Partido Militar; comienza a mostrar su salvajismo en el Onganiato y el
final de Lanusse y muestra lo peor del odio y la muerte con el golpe de Videla
y la complicidad civil. Ahora bien, si hay sectores de la política que fueron
totalmente perseguidos, torturados, privados de su libertad sea cual fuere el
gobierno de turno en gran parte del siglo XX fueron los anarquistas, los
socialistas y los comunistas. Ahora bien hagamos un poco de historia sobre éste
último recordemos que nace como Partido Comunista de la Argentina un 6 de enero
de 1918 con una marcada tendencia ideologica marxista- leninista, como
resultado de la ruptura del Partido Socialista que a diferencia de otros del
espacio latinoamericano, se fundó en circunstancias de tiempo y lugar similares
a las de las fuerzas europeas del mismo signo. Según expresa Daniel Campione en
su trabajo El Partido Comunista de la
Argentina Apuntes sobre su trayectoria, en el mismo describe que
«Bajo
el nombre inicial de Partido Socialista Internacional, se conformó
inmediatamente después de la revolución rusa, en medio de un debate en torno a
la posición de neutralidad o alineamiento frente a la guerra europea que culmina
en una división del Partido Socialista de la Argentina, creado poco más de
veinte años antes. A partir de un cambio de la legislación electoral que se
hace efectivo en 1912, el PS había logrado ser una fuerza minoritaria pero de
consideración en el escenario político nacional. Ganó más de una vez las elecciones
parlamentarias de la ciudad de Buenos Aires, y de resultas de esos éxitos tenía
una decena de diputados y un senador. El perfil social y cultural del PC de
aquellos años iniciales estuvo signado por una influencia limitada pero no
desdeñable en el movimiento obrero, destinada a ampliarse en la década de los
30', y una fuerte presencia de trabajadores de origen extranjero en sus filas,
los que fueron organizados en las llamadas secciones
idiomáticas, de las que la italiana y la israelita fueron las más numerosas
y gravitantes, y el despunte de un trabajo fecundo con las mujeres, el deporte,
la juventud e incluso los niños. Los gobiernos nacionales de la época,
derivados del sufragio universal efectivo de reciente implantación y
provenientes del partido Unión Cívica Radical, abanderado de la lucha contra el
fraude electoral, sólo merecieron fuerte oposición por parte de los comunistas,
acentuada si cabe cuando al final de los años 20' vinieron a coincidir los
rasgos "ultraizquierdistas" de la política del 'tercer período', con
una fuerte crisis del último gobierno radical, el de Hipólito Yrigoyen, que
derivó en su derrocamiento por medio de un pronunciamiento militar
reaccionario, simpatizante con el fascismo. La dictadura instaurada en 1930
inauguró una prolongada época de ilegalidad y acentuada represión para la
militancia comunista. El gobierno encabezado por el general Uriburu declararía
ilegal al partido. Luego se crea una Sección Especial de Lucha contra el
Comunismo en esfera policial, e incluso se proyectó una ley especial de
represión al comunismo, y fueron asimismo frecuentes las expulsiones del país
de militantes comunistas de origen extranjero, aplicando una ley de comienzos
de siglo destinada a ese efecto. Con el avance de los años treinta, los
comunistas comienzan a proyectarse como reemplazantes en parte de los
anarquistas en declive, incluyendo la captación de dirigentes y militantes
obreros de ese origen, así como la organización de sindicatos por rama bajo su
conducción sobre la base de antiguos gremios anarquistas con base en los
oficios, proceso que se prolonga hasta comienzos de la década de los 40.»[1]
Entre las figuras más resonantes de
este partido fueron Vittorio Codovilla y los hermanos Ghioldi, Orestes
y Rodolfo. Dirigentes que, aun manteniendo sus convicciones tomaron diferentes
caminos y apoyaturas, que desde la mirada de este siglo, hacen difícil la comprensión
de su historia. Por ejemplo Codovilla, un italiano llegado al país en 1912 y,
que viviera y falleciera en Moscú, durante su estadía en Argentina además de ser
uno de los líderes del PC en 1943 se reúne con directivos de la Unión Cívica
Radical ante la perspectiva de formar un frente antifascista y al salir de la
Casa Radical fue detenido por la policía junto con otros junto a los dirigentes
comunistas como Juan José Real y Rodolfo Ghioldi que lo acompañaban y permanece
preso primero en la cárcel de Río Gallegos y luego en la de La Pampa, de donde
sale expulsado a Chile a pedido del presidente de ese país que le da asilo
político. Al retornar nuevamente a la Argentina, es detenido y luego liberado
el 15 de octubre de 1945. Posteriormente se mantuvo como un opositor al
peronismo, en 1957 apoya la candidatura de Frondizi y fallece en Moscú en 1970.
Por su parte Rodolfo Ghioldi fue un «fervoroso defensor del internacionalismo
proletario tuvo fidelidad y consecuencia con sus ideas. No podemos dejar de
reconocer que, sobre todo en la década del 30, afrontó grandes riesgos de vida
por su militancia debiéndose exiliar en Brasil. Nunca se apartó, en toda su
producción, de mostrar la continuidad histórica de la lucha de los comunistas
argentinos junto a la de los próceres liberales
del siglo XIX. Sus escritos, recopilados en cuatro tomos, tratan temas muy
variados, desde la crítica filosófica, hasta los temas militares, políticos,
historiográficos, etc. Existe en todos ellos un motivo central que les da
unidad: la necesaria lucha contra la dependencia imperialista y la enunciación
-teórica- de la lucha por la liberación nacional. A pesar de que era muy respetado entre los
intelectuales del PC por su sólida formación, fue uno de los responsables
-junto a Victorio Codovilla- de los vicios de una conducción partidaria que
asfixió bajo el dogma soviético a otras expresiones creativas que intentaron, sin
éxito, modernizar la cultura comunista.»[2]
A pesar que el PC «tuvo una posición ambigua frente al golpe de Estado de 1976 y a la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, durante la cual no fue proscrito, aunque sí suspendido como el resto de los partidos legales. El partido diferenciaba dentro del régimen militar una supuesta tendencia "democrática" representada por el general Videla de otra tendencia "pinochetista" encabezada por el almirante Massera y otros. No obstante, parte de la militancia del PCA fue perseguida y torturada por las Fuerzas Armadas, aunque la dirección del partido en 1978 consideraba "exageradas" las cifras de desaparecidos sostenidas por organizaciones como Amnistía Internacional.»[3]
A pesar que el PC «tuvo una posición ambigua frente al golpe de Estado de 1976 y a la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, durante la cual no fue proscrito, aunque sí suspendido como el resto de los partidos legales. El partido diferenciaba dentro del régimen militar una supuesta tendencia "democrática" representada por el general Videla de otra tendencia "pinochetista" encabezada por el almirante Massera y otros. No obstante, parte de la militancia del PCA fue perseguida y torturada por las Fuerzas Armadas, aunque la dirección del partido en 1978 consideraba "exageradas" las cifras de desaparecidos sostenidas por organizaciones como Amnistía Internacional.»[3]
Volviendo a las persecuciones que
sufrieron muchos de sus militantes de bases, en la provincia de Santa Fe está
el caso de la detención, tortura y desaparición del Dr. Juan Ingallinella
ocurrida la noche del 16 de junio de 1955, días antes había participado en la
publicación de panfletos en defensa del gobierno, denunciando a los autores
intelectuales del bombardeo y ametrallamiento de la Plaza de Mayo, en el que
murieron más de 350 personas y resultaron heridas y mutiladas más de 700.
Lamentablemente es muy poco el material que se guardó en el archivo de nuestro
Museo Histórico Municipal y apenas un panfleto y un voto del año 1954 puede
darnos testimonios de aquellos corajudos comunistas de la Cañada de los Gómez.
En ese panfleto de marzo del ´60 el PC llamaba a la clase obrera y al pueblo a
votar en blanco y anular las elecciones fraudulentas, entre sus expresiones
podemos leer «¡Ciudadano a unirse! ¡Para derrotar el plan de hambre, desocupación y
entregas de nuestras industrias, petróleo y demás riquezas nacionales al
imperialismo, oligarquía y sus sirvientes vende patrias! LA MEJOR ARMA, LLUVIA
DE VOTOS EN BLANCO!!!!», pero lo más llamativo de esta proclama es que
cuando citan la dirección del local partidario, ubicado en Lavalle 757 se aclaraba
que el mismo estaba clausurado. Ahora bien seis años antes, el PC si participó
de la elecciones del 25 abril llevando como candidata a Vicepresidente de la
Nación a Alcira de la Peña y en el distrito Santa Fe como Senador Nacional a
Florindo Moretti y Diputados Nacionales a Alfredo Berraz, Manuel López, Juana
Rapoport, Inés Farace, Francisco Dulcich, Héctor Audano y el Dr. Juan
Ingallinella. En nuestra ciudad iba como candidato a concejales Pedro
Dobrovolska, Santiago Giordano y José Secatto Durval. Como diputados
provinciales representando al Departamento Iriondo a Simón Rodríguez y José
Vidable mientras como candidato a Senador Provincial a José Pascual Polla y
Florentino Tránsito Rodríguez.
Y así llegamos a uno de los casos más aberrantes
de los sucedidos durante la última dictadura cívico-militar cuando detienen a José
Polla y Juan Carlos Vadora, el primero de ellos con 75 años y un viejo
militante del PC mientras que el segundo un estudiante de la Escuela de
Comercio de tan sólo 17 años y afiliado a la Juventud del PC.
La semana que viene
continuamos con esta historia…
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