EL FENOMENO DE MILLS Y
REINCKE
Como consecuencia del
aprovisionamiento de agua potable a la ciudad de Laurence (Estados Unidos), en 1893, Miram F. Mills de
Departamento de Higiene de aquel país, señalo un marcado decrecimiento del
índice de mortalidad de aquella ciudad, es decir, algo más que el determinado
por la desaparición de la mortalidad debida a infecciones de origen hídrico. El
mismo año, J. J. Reincke, tuvo ocasión de observar el mismo fenómeno en la
ciudad de Hamburgo, con la filtración de las aguas del río Elba. A este hecho de un aumento del
estado sanitario por la implantación de obras
de ingeniería sanitaria, superior al grupo de causas a que iban
dirigidas se le denomina el fenómeno de Mills y Reincke . Se completa con la
afirmación de Hazen, quien dijo que “cuando una muerte por fiebre tifoidea es
salvada por el abasto higiénico de agua, se salvan, además, dos o tres vidas
por otras causas; a este enunciado se lo conoce con el nombre de teorema de
Hazen.
Hemos creído
singularmente interesante el estudio de este fenómeno en la ciudad de Cañada de
Gómez, en primer lugar porque lo limitado de su población permite un
riguroso examen de todas las condiciones y, además por haberse
registrado la circunstancia de que en el mismo día, el 1º de enero de 1931, se
habilitaron al servicio público las dos obras fundamentales de la Ingeniería
Sanitaria, o sea la provisión de agua potable y los servicios cloacales.
Los resultados que
obtendremos no pueden ser considerados como absolutos por el hecho, que debe
recordarse de que no toda la población se beneficias con estas obras; según los
cálculos de Obras Sanitarias de la Nación, alrededor de 11.000 habitantes aprovecha de ambas conquistas sanitarias y,
por lo tanto, alrededor de 7.000 carecen de ellas.
Haciendo un detenido
estudio de la evolución de la evolución de la mortalidad general, de aquella
por fiebre tifoidea y por otras afecciones del aparato digestivo e infecto
contagiosas en los lapsos comprendidos
entre 1926 a 1930, anteriores a la habilitación de las obras y de 1931 a 1935,
posterior a las mismas nos encontramos con el hecho, al parecer paradojal, que
la mortalidad menos influenciada es, precisamente aquella correspondiente a la fiebre tifoidea,
causa rectora de la construcción de obras de Ingeniería Sanitaria.
La explicación de este
aparente contrasentido reside en la circunstancia de que dicha mortalidad ha
estado en franco descenso desde años anteriores, como veremos enseguida.
La mortalidad general,
que en el quinquenio 1926 – 1930 fue del 14, 0 desciende en el siguiente a
10,8. La imputable a fiebre tifoidea que era del 2,69 por diez mil habitantes
en el primer quinquenio, desciende en el segundo a 2,20. Como ya dijimos se
había iniciado, evidentemente por otras razones un muy marcado descenso de
mortalidad tifoidea a partir de año 1921.
Pero, y en esto reside
para nosotros la importancia del fenómeno, hay otras mortalidades notablemente
influenciadas. Al comentarlas vamos a dar cifras globales, es decir número de
muertos, desestimando las tasas, vale decir sin calcular el aumento de la
población, para colocarnos en la posición más rigurosa.
En primer lugar, veamos
la mortalidad por fiebre tifoidea: 18 casos letales en el quinquenio 1926 –
1930 y 16 en el siguiente. Tuberculosis en todas sus formas 64 y 38. Un grupo
de infecto contagiosas constituidas por: Meningitis epidémica, Coquelucha,
Difteria, Sarampión, Erisipela y Tétanos: 75 y 47 muertes respectivamente.
Pero donde es realmente
llamativa la diferencia, es en la afección que ha causado más muertes en los
niños menores de un año, vale decir la primera causa de Mortalidad Infantil o
sea Diarrea y enteritis. En el lapso comprendido entre 1926 y 1930 fallecen por
tal afección 108, entre niños y mayores y en el quinquenio siguiente solo 42.
Resumiendo podemos
decir que en los cinco años siguientes a la instalación de obras de ingeniería
sanitaria en Cañada de Gómez se ha apreciado un marcad descenso de la
mortalidad general que descendió en 5 años de la tasa de 14,0 a 10,8.
En un grupo de afecciones,
vinculadas o no al origen hídrico, ese registraron entre 1926 y 1930, un total
de 265 defunciones y en el quinquenio siguiente solo 143.
No es posible afirmar,
por supuesto, que todo éxito sanitario, ni aun parte de él, pueda relacionarse
directamente con la provisión de agua potable y la instalación de servicios de
cloacas pero entendemos que el hecho merece ser estudiado con riguroso método
estadístico porque parecería una muy significativa comprobación del fenómeno de
Mills y Reincke y del teorema de Hazen.
RESIDUOS SÓLIDOS
El
problema de la basura
Cañada de Gómez, como
la casi totalidad de las ciudades argentinas no ha podido resolver el problema
de la eliminación de sus residuos sólidos aunque, como hemos de ver, lo ha
encarado con interés y muy buen criterio.
Se recoge diariamente
un promedio de 6.368 kilogramos: esta recolección se hace por intermedio de
cuatro carros abiertos y a tracción de sangre: ofrecemos una fotografía de
dicho medio de transporte.
Se cumple en las primeras horas de la mañana
y, es muy frecuente que los vecinos coloquen los recipientes (cajones de madera
en general) en las últimas horas de la noche, en la acera. Cabe destacar que se
tiene algún cuidado higiénico y que es frecuente ver las basuras, dentro del cajón,
envueltas en papel o cubiertas por cenizas.
La composición de la
basura, es la habitual en casi todo nuestro país: desperdicios domiciliarios,
en especial verduras, pan y huesos, cenizas y, además, tierra y materiales
provenientes de demoliciones. Tiene un tenor de agua de aproximadamente el
cincuenta por ciento; un veinte por ciento puede ser destruido por combustión y
el 30 por ciento restante es incombustible.
En lo que se refiere a
su destino, en años anteriores se había habilitado para su simple volcado, un
basural municipal ubicado en la zona sud sobre la margen misma del arroyo.
En la actualidad,
simplificando el problema de su recolección y transporte por la pavimentación
de la ciudad, se da a la basura tres destinos distintos. En primer lugar, sigue
habilitado un sitio para su volcado pero que está instalado más alejado, en el
límite de la planta urbana, en su última manzana situada al sudeste.
Este destino es poco
utilizado ya que se ha preferido, con muy buen criterio, encarar el problema con
sentido higiénico y también económico.
Son dos los pocos procedimientos
actualmente en uso, ambos destinados al levantamiento de terrenos bajos y al
mejoramiento de vías de comunicación en la misma zona. En las épocas de poca precipitación
pluvial se usa el procedimiento de construcción de terraplenes, que nosotros
solemos llamar procedimiento argentino del Ingeniero Uzal y que, en alguna
época se usó en la ciudad de La Plata. Consiste en cavar zanjas en las zonas
bajas conservando a los costados la tierra retirada; una vez volcada la basura
en el foso, se cubre con la tierra extraída, lo que elimina todo problema de
malos olores, insectos, etc. De trecho en techo y aprovechando las mismas latas
obtenidas de la basura, se colocan pequeños drenajes de aire para favorecer la
transformación de la materia orgánica.
El otro sistema que es
el que se aplica generalmente en los meses de invierno es el llamado “relleno
sanitario” que consiste en lo siguiente: se vuelca la basura en un vertedero y
de inmediato se la cubre de una capa de tierra tomada de las inmediaciones.
Este es un excelente procedimiento, higiénico y económico y que permite mejorar
rápidamente grandes zonas de terrenos bajos.
Con estos sencillos
procedimientos ha encarado la ciudad de Cañada de Gómez la solución del
problema del destino de sus basuras y, entendemos. Lo ha hecho bien. Sin
perjudicar el aspecto higiénico y social, tan importante en este aspecto de la
Ingeniería Sanitaria se ha conseguido el mejoramiento de una buena parte de su
zona insalubre y, además, beneficiado sus vías de acceso.
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