ARMANDO AMIRATI, NUESTRO CURA SANTO Parte 4





ERA JESÚS CAMINANDO POR LAS CALLES DE CAÑADA

Así lo definió Chana Pagani al Padre Amirati, «era Jesús caminando por Cañada, faltaba que hiciera los milagros, era de esas personas que con su vida testimonian lo que creen, la elección que había hecho de su sacerdocio, en esta época en que realmente las palabras sobran y la gente está cansada de discursos, los que llegan son los que dan testimonio de vida, él era el evangelio caminando.»[1]


Sin lugar a dudas es la mejor de las definiciones que he escuchado del Padre Armando en todos los testimonios realizados. Chana continúa diciendo que Amirati «como ser humano era extraordinario, yo recuerdo cuando él llegó comenzó a hablar de Dios como amor, cuando uno tenía la imagen de ese catequismo que nos enseñaba que Dios era un ser todopoderoso que premiaba a los buenos y castigaba a los malos, y él solo hablaba del Dios amor, que nos amaba desde que naciéramos, que nos había pensado, entonces fue como un descubrir un rostro nuevo de Dios, que era lo que él reflejaba también, esta bondad tan grande, esta generosidad sin límites, este estar con todos y acompañar a todos sin ningún tipo de discriminación, creo que eso es lo que hizo que todo el mundo lo quisiera.»[2]

Sobre la enorme capacidad cultural e intelectual de Amirati, no sólo los cañadenses la remarcan, José María Ferrari, un ex sacerdote que lo tuvo como profesor en el Seminario San Carlos de Borromeo, expresa que

«Con respecto a la formación intelectual tuve la suerte de tener profesores excelentes, Francisco Nardoni en Sagrada Escritura y Ernesto Sonnet en Filosofía y Teología. Ambos estaban muy interesados en el trabajo de teologos franceses y alemanes. Armando Amirati era el director espiritual de los que ya cursábamos los últimos años. Su orientación era la alegría, la libertad, y seguía con mucho interes la línea de la Fraternidad de Foucauld, auspiciada por René Voillaume, autor de En el corazón de las masas... »[3]

Retomando su paso por la ciudad, una de las obras que quedaron plasmadas fue la Guardería Infantil, ubicada en calle Callao, hacia el sur del Estadio del Club América. Goritzia recuerda que «la guardería era un organismo imprescindible en la zona sur. Entonces con la señora Edde de Peralta empezamos a pensar que podía hacerse para aquel barrio, porque el sur era el que más sufría. Entonces el Padre se acercó, nos ayudó y pudimos fundar una institución que fue la Guardería que satisfacía las necesidades de familias muy desprotegidas.»[4] Otra de las mujeres que conocieron el empuje Amirati en la fundación de la Guardería es Hilda Salvetti, quién durante más de dos décadas fuera colaboradora de la institución...

Al padre Amiratti lo conocí cuando quiso poner una guardería en la zona sur de Cañada de Gómez, para resguardar a los chicos de las mamás que trabajaban. La intención de él era tratar de reunir gente para que pudiéramos formar esa guardería. Así se hizo, y la Vecinal 17 de Agosto, con muy buen criterio, nos dio albergue y en la cual estuvimos casi veinte años haciendo nuestra obra. El padre tenía un carisma, una humildad de sacerdote bien sacerdote de alma, tenía una voluntad de hacer cosas, arrastraba en el buen término, arrastraba en el sentido de que su palabra nos daba mucha sensación de paz y bueno así fue como yo lo conocí a él. Además formaba parte de las catequistas de la Parroquia y estuvimos ahí muchos años trabajando con él. Un hombre humilde, que entregaba todo lo que tenía. Recuerdo que la Casa Parroquial era de puertas abiertas, chicos y mayores estábamos siempre ahí con él.»[5]

Olga Steiner otra de las mujeres que mucho ha hecho por la solidaridad en nuestra ciudad, en 1994 lo recordaba profundamente y expresaba que «las obras más destacadas del Padre Amirati fueron el apoyo a la fundación y apertura del Hogar de la Niña Santa Teresa de Jesús y la construcción de viviendas por ayuda mutua que se comenzó experimentalmente con dos casas financiadas mediantes fondos recaudados con diversas actividades y luego se continuó con la construcción del Barrio Juan XXIII financiado por el Estado.»[6]

José Antonio Ramaciotti tuvo un rol fundamental desde Revista Estrella, defendiendo la tarea pastoral de Armando Amirati. En sus palabras siempre ronda la comparación de Amirati con el Papa Francisco...

«El padre Amirati fue una especie de Francisco humilde. Tenemos hoy en día un Francisco vehemente, que le dice a la gente vayan y hagan lío. Se trata de líos entre comillas, vayan y cambien las estructuras sociales que no están funcionando en el mundo, vayan y conviertan a la gente mala en gente buena, esos son los líos que piden Francisco. No he conocido otro cura más parecido a Francisco que Armando Amirati... Él llego a convertir al cristianismo con su ejemplo, sin hablar de Jesús, ni de Dios ni de la Virgen, simplemente viviendo entre la gente y haciendo lo que Jesús hacía, lo que la Biblia decía que hacía. Nosotros creemos que Cañada de Gómez tiene una deuda muy grande con Amirati, él fue un ejemplo de mucha gente que hoy vive todavía y le dio a sus hijos los mismos ejemplos y la misma educación y los mismos ejemplos que recibió de aquel viejo cura párroco»[7]

Todo esta dicho sobre la figura de Armando Amirati, todos coinciden en su humildad, profesionalismo y carisma. En tiempos donde nuestro país tiene el honor de tener un hijo suyo en el trono de Pedro, lamentablemente muy criticado por aquellas personas que no entienden el mensaje evangélico que Francisco transmite, retomar la persona de sacerdotes como Amirati no hacen más que refrendan el actual mensaje papal. El domingo de pascua del año 2013 tuve el honor de almorzar con mi familia en la parroquia de Olta junto a los padres Manuel Romero y Roberto Queirolo. Al terminar voy rumbo a la habitación donde dormía Armando, todo estaba como quedó, su sillón, su bicicleta y un óleo de Cazzaza Panizza de nuestra parroquia. Los anfitriones comentaban que Armando solía sentarse y mirar en silencio esa pintura. Quizás recordando aquel pueblo al que tanto ayudó, al que tanto enseño. Hoy a casi a 56 años de su llegada a Cañada de Gómez, me sigo preguntando ¿los cañadenses aprendieron algo de su mensaje?....


[1] Testimonio de Chana Pagani de Travaglino. Archivo del autor
[2] Idem
[3] Buscando el Reino. La opción por los pobres de los argentinos que siguieron al Concilio Vaticano II. Marta Diana. Editorial Planeta. Año 2013. Pág. 145
[4] Testimonio de Goritzia Piccinini. Archivo del autor
[5] Testimonio de Hilda Salvetti. Archivo del autor
[6] Testimonio de Olga Steiner. Taller de Historia Local. Colegio Superior Florentino Ameghino. Año 1994. Archivo del Museo Histórico Municipal Elías Bertola
[7] Testimonio de José Ramaciotti. Archivo del autor

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