LA CAÑADA DE LOS GÓMEZ 1913

Integrantes del Club Ciclista Cañadense, uno de los clubes que diera origen a Sport Club Cañadense

El año trece comenzaba con total normalidad en el pueblo. Los destinos del mismo seguían en manos de la Comisión presidida por José Razetto y para nada tenían en sus mentes aflojar con las tareas que venían desarrollando. Esto se puede apreciar en los copiadores que cuenta el Museo Histórico Municipal Elías Bertola, que nos sirve como guía en este trabajo.



El calor demandaba, como sucede actualmente, mayor consumo de luz eléctrica. La flamante usina local comenzó con sus primeros problemas al crecer la demanda del uso de las mismas, sobre todo en el uso de ventiladores en los pocos hogares que contaban con ese lujo. Por eso la Comisión elevó una nota el 20 de enero reclamando a los titulares Fauzón y Ciattei, propietarios de la Usina, que reforzaran el servicio de los motores de energía sobre todo los días domingos. Elías Bertola vuelve a aparecer en la vida socio política del pueblo, esta vez contratado por la Comisión para la confección de un plano. Dicho trabajo tuvo un costo de doscientos pesos y necesito de la autorización del gobierno provincial, quién después de varios intentos negativos, aceptó el trabajo encomendado a Bertola. En marzo se llamó a licitación para la construcción de un Matadero y un Mercado central. Otra de las difíciles tareas que debió afrontar Razetto fue el control de las Casas de Tolerancias, quiénes algunas desobedecían los controles de higiene y salud y fueron amenazadas con ser clausuradas. Por su pate los dueños de estos lugares se quejaban por los altos impuestos que pagaban, por ejemplo José Pace, titular de uno de los más tradicionales, sugirió que de cuarenta pesos el importe bajara a veinticinco. Inclusive debió exigirle al Jefe Político del Departamento Gandolla que clausure el cabaret clandestino, ubicado en la propiedad de José Garino cercano a la Curtiembre Beltrame.

Ya que citamos a Arturo Gandolla, el nuevo Jefe Político asumió el 5 de marzo de 1913 y reemplazó a Ángel Culacciatti quién se encontraba en ese cargo desde el 15 de mayo del año anterior. Precisamente ambos no se caracterizaban por ser muy efectivos en sus cargos, más bien personas tranquilas y honestas aunque al citar a Bertola sobre la actuación de Gandolla el mismo expresa que «Fue una Jefatura alegre... Le tocó intervenir en las elecciones comunales y los Liguistas lo fumaron...»[1] Fue una breve actuación ya que el 5 de febrero de 1914 Servando Martínez retorna a la escena política ocupando el máximo cargo del Departamento Iriondo.

El 27 de marzo llegaban noticias desde la capital provincial, desde otras provincias y desde Rosario con los primeros casos de peste bubónica. Inmediatamente conocida la noticia la Comisión se encargó de buscar un local para instalar un lazareto. El lugar elegido era una propiedad que pertenecía a la Sucesión de Antonio Culaciatti y estaba en el antiguo camino que nos conducía a la fábrica de cañas, actualmente el polideportivo de la Cooperativa. Con trece mil pesos, la Comisión adquiere definitivamente la propiedad a la viuda y sus hijos. Esa casa, de las cuáles no tenemos registros, estaba a unas veinticinco cuadras del éjido urbano de entonces. A pesar que fueron pocos los enfermos, recién el 24 de julio el Dr. Queirel le dio de alta al último de los pestosos.

Entre los clubes existentes en esos años se encontraba Ciclista Cañadense, nacido un 29 de noviembre de 1912 siendo su primer  presidente Antonio Vasoin. Esta entidad se fusionó con el Club Atlético San Martín, después de una asamblea realizada el 29 de julio de 1913, dando vida días después, el 5 de agosto, al Sport Club Cañadense. Aunque cien años después, en una minuciosa investigación realizada por Gustavo Tomasi y José Sainz en el libro que editaran por el centenario Celeste, se suma un tercer club, cuando expresan que

«Tras la fusión, Domingo (Chiara) convenció a los ex directivos del Club Ciclista de la importancia de que los del Juniors se unan para reforzar los cimientos de la liberación del terreno de Brown y Quintana(...) Desde entonces, el informal Juniors fue el tercero en concordia, el hermano menor pobre no reconocido que se sumó solapadamente, sin firmas ni papeles, y permitió que el espacio que ocupaba, en diagonal a la Curtiembre, quede reservado para la construcción de la pista de ciclismo»[2]

La primera cancha estuvo ubicada en la manzana circundada por Necochea, Maipú, Brown y Laprida, su primer uniforme una camiseta blanca con fajas azules, pantalón negro y medias negras y su primer presidente fue Miguel Mondino, el gerente de la Curtiembre Beltrame.

La citada curtiembre, durante 1913, sufrió una de sus mayores tragedias laborales cuando el 29 de septiembre cuatro obreros fallecen a causas de las heridas ocasionadas por la explosión de una de sus calderas. Son escasos los medios que podemos encontrar sobre aquella triste jornada. Francisco Trujillo en dos renglones comenta al pasar el hecho, donde cita la muerte de seis hombres «donde los cueros todos se curten y el tanino a más de cien enfermó...»[3]. Ahí en realidad Trujillo se equivoca en el número de fallecidos, porque en realidad fueron cuatro, quizás él este sumando algún herido en el relato. Sorpresivamente Bertola, que escribió diez años después su historia, no comenta nada pero al ver que uno de sus auspiciantes era la empresa podemos pensar que evitó molestar a los empresarios. Pero gracias a la ayuda de nuestro amigo Néstor Saavedra, prestigioso periodista de la ciudad de Buenos Aires, en una disertación que hiciera en la Feria del Libro organizada por la Municipalidad de Cañada de Gómez durante el año 2013, podemos ver que la revista Caras y Caretas el día 8 de noviembre de 1913 publicó «en Cañada de Gómez, Santa Fe, hizo explosión, el día 29 del corriente, la caldera principal de la Curtiembre Beltrame. El accidente ocurrió a las 4 y 30 de la tarde. Murieron cuatro jóvenes y resultaron heridos dos. Los perjuicios materiales son enormes. El estampido y la conmoción que produjo la explosión fue tan grande que se creyó en un temblor y la gente salió a las calles presa del mayor pánico.»[4] En el libro de inhumaciones que tiene nuestro cementerio local, podemos ver que el día 30 de septiembre de 1913 fueron enterrados Juan Ledesma de 14 años, soltero, argentino, jornalero, hijo de Petrona Ledesma también argentina, causa de la muerte fractura de cráneo; Francisco Wajczuliz de 23 años, ruso, casado, jornalero, hijo de Francisco Wajczuliz y Ana Tomaniskatty, también rusos los dos, causa de la muerte traumatismo; Baltasar Amada de 28 años, español, casado, jornalero, hijo de Salvador Amada y Antonia Soler, causa de la muerte traumatismo y Humberto Menozzi de 29 años, italiano, casado, obrero, hijo de Luis y Luisa Menozzi, causa de la muerte fractura de cráneo.[5] Aunque cuando revisamos sus tumbas algunas edades varían pero prefiero quedarme con lo que se expresa en la documentación oficial. Hablando de la última morada de estos obreros, en ellas se encuentra una columna trunca, gastada por el tiempo, de mármol Carrara en la que se puede leer «A sus desventurados obreros para perpetua memoria- A. Beltrame y Cía. dedican»[6], más abajo el nombre de ellos y al lado el recuerdo que una de las viudas, más precisamente la del ruso Wajczuliz donde se puede ver el error onomatopéyico de su apellido al escribirse como  Waitchulis. Esta historia se parece a la película de Mario Monicelli I Compagni, protagonizada por un joven Marcello Mastroianni, con la diferencia que en la ciudad no existió un Monicelli que se animara a contar la historia y ni un Mastroianni, en el rol del Profesor Sinigaglia, que se animara a la huelga...

Otro club nacido en este año fue el Lawn Tennis, un 8 de noviembre en el predio de la Estación Cañada de Gómez. En él, dos canchas elegantes de tenis, eran el lugar de encuentros de los altos jefes y empleados de la empresa. Su primera comisión fue presidida por Carlos H. Martín, e integrada por James Mailer, Samuel Stuart Sharpe, Ángel Argüello, Francisco Felicioli y Francisco Potter .

Los feligreses católicos veían como el nuevo Templo se iba entremezclando con el antiguo, como una especio de Biblia en pleno centro del pueblo. La Comisión nombró a Cipriano Iermoli y a Carlos Sironi como inspectores para verificar el estado edilicio del primitivo edificio que corría riesgo de derrumbe al verse acechado por las nuevas obras. La construcción fue realizada por los fondos donados por los católicos del pueblo y la zona rural.

El 22 de noviembre la Comisión de Fomento convocó al pueblo a las elecciones que debían realizarse el 25 de diciembre, así es, durante el día de Navidad y así lo expresan las actas, se debía elegir a los nuevos representantes del pueblo. Por aquel entonces estaba vigente la Ley 1780 de Comisiones de Fomento que regulaba el acto eleccionario que se desarrollaba en el altar de cada parroquia de la provincia. El voto era secreto y obligatorio. Cada votante debía elegir una lista de trece vecinos, todos ellos grandes contribuyentes, mayores de dieciocho años, que sepan leer y escribir con un año de residencia en el pueblo.

Mientras tanto en el fútbol rosarino, en un torneo de cinco equipos, Rosario Central obtiene el campeonato de la Federación Rosarina de Fútbol, dándole el derecho al equipo auriazul de disputar la Copa de Competencia de la Federación Argentina de Football de ese año, torneo nacional que los canallas ganarían luego. En el fútbol porteño, Racing Club de Avellaneda obtiene su primer campeonato en la primera división y por decreto de la Asociación, ascienden Boca Jrs., Ferro, Banfield y Platense. Por su parte, Estudiantes de la Plata obtuvo el título en el torneo de la Federación Argentina de Fútbol.

Cuando el año trece se marchaba, con él un hombre íntegro y progresista dejaba su puesto de presidente de la Comisión de Fomento. Sin lugar a dudas que José Razetto fue una de las de mejores gestiones en aquella Cañada que todo estaba por hacerse. Un político que dejó sus huellas en la fundación de la ciudad a partir de 1922 y que injustamente no haya sido el primer intendente, aferrado en sus convicciones, en una tramposa jugada que los radicales hicieron y que contaremos llegado el momento.


[1] Elías Bertola. Apuntes históricos de Cañada de Gómez. 1923. Reedición año 2013
[2] Sport Club Cañadense 100 años, 1913-2013. Gustavo Tomasi y José Sainz. 1ª Edición. Ediciones SCC, 2013
[3] Francisco Trujillo. Cañada en su pasado y mis cosas. 1956
[4] Caras y Caretas. 8 de noviembre de 1913
[5] Cementerio Municipal de Cañada de Gómez - Libro de Inhumaciones 1899-1922.
[6] Sepulcro de las víctimas. Cementerio Municipal de Cañada de Gómez



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