Charles Chaplin

Sir Charles Spencer Chaplin KBE (n. Londres, Inglaterra, 16 de abril de 1889 – m. Vevey, Suiza, 25 de diciembre de 1977) fue un actor cómico, compositor, productor y director cinematográfico inglés. Es considerado una de las figuras más representativas del humorismo y adquirió popularidad en la época del cine mudo.
Reconocido por su popular personaje de Charlot, se destacó en cine desde principios de la década de 1910 hasta los años 1950. Filmó alrededor de noventa películas, entre ellas Carreteras sofocantes (1914), La quimera del oro (1925), Luces de la ciudad (1931), Tiempos modernos (1936) y El gran dictador (1940).
Fue uno de los cofundadores de la United Artists en 1919 al igual que Mary Pickford, Douglas Fairbanks y David Griffith. Influenciado por el francés Max Linder, su carrera artística abarcó más de siete décadas y recibió un premio de la Academia en 1928. Candidato al premio Nobel de la Paz en 1948, abandonó Estados Unidos tras una serie de polémicas que lo involucraron.
En sus últimas décadas, sus trabajos disminuyeron pero se lo pudo apreciar en La condesa de Hong Kong y Un rey en Nueva York. Casado en cuatro oportunidades, sus hijos Geraldine, Josephine y Sydney Chaplin también se dedicaron al espectáculo. En 1972 se le otorgó el premio Óscar Honorífico y en 1975 fue nombrado Sir por la reina Isabel II. Murió en la Navidad de 1977.
Charles Spencer Chaplin, tal su verdadero nombre, nació el 16 de abril de 1889 en East Street, en la ciudad de Walworth, Londres, a las 21 h. Su padre, Charles Spencer Chaplin Sr., fue un actor de music-hall y cantante; y su madre, Hannah Harriet Hill, fue conocida en el espectáculo como Lily Harley. La separación del matrimonio ocurrió cuando su hijo tenía tres años y originó que Hill debiera desempeñarse como costurera además de su otra profesión para mantener a sus hijos. Un censo de 1891 indicó que vivía con su madre y su hermano mayor Sydney en Barlow Street.
En 1894 su mamá perdió súbitamente la voz mientras actuaba en la Cantina de Alderhot, y debió reemplazarla con tan solo cinco años cantando el tema musical «Jack James». Para 1895 se encontraba internada en un instituto para enfermos mentales y sus dos hijos se hallaban en el Asilo Lamberth y en la Escuela Hanwell para Niños Huérfanos. En 1898 se reestableció y se reencontró nuevamente con ellos.
           
            «Había llegado a esa edad difícil y poco atractiva de la adolescencia. Era un soñador y un inconsciente, rabiando contra la vida y amándola. Una mente en ciernes que, sin embargo, tenía súbitos brotes de madurez. El teatro significaba para mí solamente una manera de ganarme la vida.»
Charles Chaplin.

Su padre era alcohólico, frecuentaba muy poco a sus hijos y murió de cirrosis a los 37 años en 1901 cuando su hijo Charles tenía 12 años. Para aquel entonces, éste residía en el distrito de Lambeth como parte de uno de los integrantes del grupo de bailarines Los ocho muchachos de Lancashire, dirigido por William Jackson.
En 1900 fue contratado por la compañía Frohman con la que realizó siete giras alrededor de Inglaterra. A causa de una grave depresión nerviosa, su madre fue hospitalizada otra vez y tras finalizar su contrato, Chaplin actuó en cafeterías y en espectáculos de music-hall en los suburbios de Londres. En 1903 compuso a Billy en la obra teatral Sherlock Holmes, redactada por William Gillette.

Comienzos artísticos
En 1907, a la edad de 18 años, ingresó a la compañía de mimos de Fred Karno. Debutó con ellos en la pieza de teatro El partido de fútbol, con Stan Laurel. En 1909 realizó una gira por París y en 1910 se embarcó con el grupo hacia América del Norte, actuando con éxito en distintos teatros de Nueva York, Canadá y California. En 1912 se presentaron en Nueva York, Filadelfia, Chicago y Fall River.
En 1913 el cómico Mack Sennett observó una de sus actuaciones y lo contrató para la compañía Keystone por 150 dólares semanales. En 1914 realizó su debút cinematográfico en Ganándose el pan, de Henry Lehrman, donde diseñó su personaje caracterizado con unos pantalones holgados, un saco estrecho, un par de zapatos grandes, un bastón y un sombrero.
Su personaje fue conocido como Charlot en Francia, Italia, España, Andorra, Portugal, Grecia, Rumania y Turquía; como Carlitos en Argentina y Brasil; y como El vagabundo en Alemania.[15] Continuó actuando en diversos cortometrajes e incluso, rodó 35 películas durante 1914, entre ellas Charlot y el paraguas, Charlot en el baile, Charlot hace cine y Charlot camarero. A partir del cortometraje número once, pasó a dirigir el resto de sus obras. Continuamente se llevó a cabo la Primera Guerra Mundial.[16]
            «Ser todo intelecto sin nada de sensibilidad puede ser la característica del criminal consumado. Ser todo sensibilidad sin nada de intelecto es el ejemplo del idiota inofensivo. Cuando intelecto y sensibilidad están equilibrados tenemos al actor superlativo.»
Charles Chaplin.

Las técnicas de Chaplin al momento de recrear su papel en cine incluían mímica y gestos (denominado comedia física o visual), ya que la mayoría de sus películas fueron mudas. En 1915 venció su contrato con Keystone y se relacionó laboralmente con los estudios Essanay, donde cobró 1.250 dólares semanales. Con esta empresa trabajó en 14 películas, de las cuales se destacan Charlot debuta, Charlot trasnochador, Charlot campeón de box, Charlot en el parque, Charlot portero y Charlot en el music-hall. A su vez, participaban a menudo actores como Edna Purviance, Eric Campbell, Leo Blanco y Bud Jamison, muchos de los cuales cumplían labores de villanos. A finales del año, recibió una propuesta para actuar quince minutos todas las noches durante dos semanas en el Hipódromo de Nueva York por 25.000 dólares.

 Consagración y fundación de la United Artists
En 1916 la corporación Mutual le ofreció 670.000 dólares, oferta que aceptó. Él definió este momento como «el más feliz de su carrera» y rodó otras 14 películas, entre ellas Charlot, músico ambulante, Charlot prestamista, The Fireman, Easy Street y The Floorwalker.
En junio de 1917 se anunció que había firmado un contrato con la compañía First National, con la que debería realizar 8 películas en 18 meses por 1.075.000 dólares respectivamente. Allí dirigió el filme Vida de perro, de 1918, y sobre ella comentó: «Mi primera película para la First National tenía un elemento satírico en su argumento. Establecía un paralelo entre la vida de un perro y la de un vagabundo». Luego, tuvo sus propios estudios, algo que le permitió trabajar con mayor tranquilidad y centrarse en la calidad de sus producciones.
En 1918 contrajo matrimonio con la joven actriz Mildred Harris, de quien expresó: «Ella era joven y bonita. Pero mis emociones eran muy encontradas. Sin estar enamorado quería que nuestro matrimonio fuera un éxito. No lo fue.» En 1919 la pareja tuvo su primer hijo, Norman, que solo vivió tres días. Luego ambos se separaron y la salud mental de la madre de Chaplin se agravó nuevamente. Sin embargo, continuó con su trabajo y dirigió Sunnyside y Un día de placer.
En 1919, cofundó la United Artists con Mary Pickford, Douglas Fairbanks y David Griffith, quienes participaron de este proyecto debido a que ellos al igual que otros directores de demás productoras querían fusionarse para mantener un mayor control de la industria cinematográfica. Chaplin presidió dicha compañía hasta la década de 1950.
En 1920 se divorció de Mildred Harris y en 1921 encabezó El chico, junto a Jackie Coogan, a quien comenzó a preparar en 1918 bajo la autorización de sus padres, quienes admiraban al cómico. El filme fue uno de los más importantes de su carrera e intercaló la importancia del amor entre las personas con una variada crítica social. La sinopsis indica que Charlot adopta a un bebé abandonado por su madre y lo cría, manteniendo con éste una buena relación. También se lució en Armas al hombro (1918) y El peregrino (1923).
Para mediados de la década de 1920, todas sus labores pertenecían a largometrajes, a pesar de que hizo un cameo para Una mujer de París (1923). Anteriormente, en 1915, había protagonizado The Champion y se trasladó a Europa, ya que la salud de su mamá se debilitó otra vez. Luego visitó Berlín, París y Londres; y finalmente retornó a Estados Unidos junto a su madre, quien deseaba pasar sus últimos años de vida con su hijo.
En 1922 solo realizó una película: Día de paga, y comenzó a elaborar el guión de El peregrino, también conocida como Reverendo caradura, donde compuso a un sacerdote y fue además, su último trabajo para la First National. En Una mujer de París, de 1923, se abordó el tema de la imposibilidad del amor por culpa de los convencionalismos sociales y constituyó su primera actividad en la United Artists.
En 1924 se casó con la actriz Lita Grey y seguidamente se dedicó a redactar el argumento de La quimera del oro, un filme con memorables escenas como la cena de Año Nuevo en la casa del personaje interpretado por Chaplin en la que, esperando a sus amigos, se duerme. En 1925 nació su segundo hijo, Charles, y se suicidó el actor cómico Max Linder, al que había escrito: «Sin usted yo nunca hubiera hecho cine. Usted fue mi maestro.» En 1926 tuvo otro hijo, al cual nombró Sydney en honor a su hermano; por su parte, Lita Grey, le pidió el divorcio y la justicia incautó su vivienda y su estudio de cine. Finalmente, en 1927, la indemnizó con un millón de dólares y finalizó la producción de El circo (estrenada en enero de 1928), considerado uno de los filmes más «trágicos» de su carrera y en el cual interpretó a un imprevisto artista circense enamorado de una mujer que ama a otro hombre, el equilibrista Rex. Según algunos críticos, este filme es el más completo de su obra pero La quimera del oro integra la lista de las 50 mejores películas de la historia del cine.
            «El hombre es un "animal" con instintos primarios de supervivencia. En consecuencia, su ingenio se ha desarrollado primero, y su alma después. Por lo tanto, el progreso de la ciencia va muy por delante de la conducta ética del hombre.»
Charles Chaplin.

En agosto de 1928 murió su madre a los 63 años, hecho del que comentó: «Pasó muchos años en manicomios. Pero en sus últimos siete, vio a sus hijos triunfantes. Eso hizo que recobrara en parte su salud.» A fines de 1930, tras recibir un premio Óscar, se presentó Luces de la ciudad (iniciada en 1928), donde llevó a cabo el papel de un desocupado hombre enamorado de una florista ciega a quien ayuda a recuperar su visión. Cuando esto sucede, la mujer se da cuenta que es un vagabundo. La película fue elogiada por su «mezcla» de comedia y sentimentalismo.
Después viajó a Europa, donde fue recibido por una multitud especialmente en Londres, París, Berlín y Viena. Los periódicos ingleses titularon: «La llegada de Chaplin dará origen a un recibimiento entusiasta», «Aquí está nuestro hijo» o «Todo Londres habla de la visita de Chaplin.» En 1932, con su regreso a Estados Unidos, inició la preparación de Tiempos modernos, para la cual contrató a Paulette Goddard con quien contrajo matrimonio en 1936 y dijo: «Cuando la conocí "a fondo" vi que era una muchacha alegre y divertida. Yo me sentía desesperadamente solo, esperaba encontrar en algún lado un lindo "rayito de sol".»
En Tiempos modernos se llevó a cabo su primera aparición sonora en cine y sobre esa transición comentó: «Hasta cuando me seguiré presentando como Charlot...No lo sé. El cine sonoro avanza y si yo tuviera que representar un personaje hablado, debería modificar las características de Charlot.» Las producciones cinematográficas en las que actuaba contenían una severa crítica a la sociedad de aquel entonces con temáticas como la pobreza, la hipocresía, el desempleo, etc.
La película El gran dictador, de 1940, fue pensada por el propio cómico en 1937, aunque se estrenó años después durante la Segunda Guerra Mundial. Fue considerado un acto de desafío contra el nazismo. Su personaje allí se llamó Adenoid Hynkel y fue inspirado en el dictador alemán Adolf Hitler, que había nacido cuatro días después que Chaplin. También se pudo apreciar a Jack Oakie, quien encarnó a Benzino Napoloni, realizando una parodia del italiano Benito Mussolini. También actuó su esposa, Paulette Goddard, y el filme fue señalado como un «acto de valentía» pero a su vez recibió muchas críticas. Fue nominado en cinco rubros durante la celebración de los premios Óscar. La película fue censurada en España, y se estrenó recién 36 años después, en 1976, cuando ya había fallecido Francisco Franco. Es destacable, en el filme, la escena del discurso que proclama un peluquero a quien confunden con el personaje de Chaplin.

            «Lo lamento, pero yo no quiero ser un emperador, ése no es mi negocio, no quiero gobernar o conquistar a alguien. Me gustaría ayudar a todos si fuera posible: a los judíos y a los gentiles, a los negros y a los blancos. Todos deberíamos querer ayudarnos, así son los seres humanos. Queremos vivir con la felicidad del otro, no con su angustia. No queremos odiarnos y despreciarnos. En este mundo hay sitio para todos, y la tierra es rica y puede proveer a todos. El camino de la vida podría ser libre y hermoso...»
Fragmento de El gran dictador (1940), interpretado por el personaje del peluquero.

En 1941 se divorció de Paulette Goddard y en 1943 volvió a casarse, esta vez con Oona O'Neill, hija del dramaturgo Eugene O'Neill. Ella tenía 18 años y él, 54: para 1946 ya habían tenido dos hijos, Geraldine y Michael John. Dos años antes sus dos hijos (del matrimonio con Lita Grey) habían sido llamados al ejército norteamericano y destinado a combatir en Alemania. En 1946, antes del estreno de Monsieur Verdoux, Chaplin fue agredido verbalmente por más de 100 periodistas durante una conferencia de prensa y se crearon carteles promulgando su expulsión del país.
En 1948 la Asociación Francesa de la Crítica Cinematográfica se dirigió a la Fundación Nobel de Suecia y lo propuso como candidato al premio Nobel de la Paz. En 1950, mientras organizaba el guión de Candilejas, vendió el 75% de sus acciones en la United Artists a un grupo dirigido por el cineasta Arthur Krin. En 1952 estrenó su nueva película y declaró: «Creo en la libertad. Ese es mi único credo político.» En septiembre, decidió abandonar el hotel en el que residía y viajó a Londres luego de 21 años de ausencia junto a su familia embarcada en el trasporte marítimo Queen Elizabeth. Al día siguiente el gobierno norteamericano solicitó, a través del Ministerio de Justicia, su internación en la isla Ellis en caso de retorno a Estados Unidos. En Inglaterra fue aclamado por una multitud calculada en 480.000 personas.

 Política
Sus películas mudas realizadas antes de la Gran Depresión no tuvieron referencias políticas ni críticas sociales, salvo el hecho de que el personaje (un vagabundo) tuviera problemas económicos y dificultades con la ley. En cambio, Tiempos modernos describió una temática basada en las pésimas condiciones en las que habitaban ciertas personas de aquella época; y el discurso final de El gran dictador originó variadas controversias.
Chaplin se negó a apoyar el esfuerzo realizado por el ejército durante la Segunda Guerra Mundial, como lo había realizado en la contienda anterior. Su comedia de humor negro Monsieur Verdoux, de 1947, mostró una seria crítica al capitalismo. Un rey en Nueva York, una de sus últimas producciones, satirizó la persecución política basado en el exilio que había tenido que realizar años antes.
En 1937 una campaña en contra del cómico lo imputó de haber plagiado en Tiempos modernos a René Clair en su película Para nosotros la libertad. Sobre Chaplin, Clair expresó: «Ese es un hombre que domina la historia del cine.» En 1938 fue presionado para que no filmara El gran dictador y, con motivo de su estreno en 1940, el ministro de propaganda de Adolf Hitler, comentó: «Chaplin es un pequeño judío despreciable.»
En 1942 los periódicos lo acusaron de comunista, y al año siguiente Joan Barry tuvo una hija y denunció al actor de no querer reconocer la paternidad de la misma. En 1944 el proceso iniciado por Barry se resolvió a favor de Chaplin. Por su parte, visitó a múltiples políticos como Winston Churchill en 1931 e incluso, conoció a Mahatma Gandhi y a Albert Einstein.
Aunque tuvo relevante éxito en Estados Unidos, país en el que residió desde 1914 a 1953, siempre mantuvo una ideología política nacionalista. Fue acusado por el Comité de Actividades Antiestadounidenses por supuestas actividades «antiamericanas». J. Edgar Hoover había aportado archivos secretos sobre él al FBI. Por un lado, debido a sus ideas progresistas, exhibidas públicamente en todos sus cortometrajes y en muchas de sus películas como Tiempos modernos o El gran dictador, provocó que se buscara cualquier excusa para ingresarlo en la cárcel.
También fue acusado de no cumplir la Ley Mann, cuando llevó a su novia Joan Barry de Nueva York a Los Ángeles. Por participar de un acto de solidaridad con Rusia en San Francisco e intervenir en un acto de arte ruso en Nueva York, fue criticado y definido como comunista.
Su película Monsieur Verdoux (1947) fue otra excusa para justificar esta persecución, ya que ésta establecía un paralelismo entre los crímenes del protagonista y los de las grandes potencias en período de guerras. En 1952 se trasladó a Reino Unido para el estreno de Candilejas, y Hoover al enterarse del hecho, negoció con el Servicio de Inmigración y Naturalización para prohibir el reingreso de Chaplin al país.

 Exilio
En 1947 el Comité de Actividades Antiamericanas comenzó a presionar a la fiscalía para que se deportara a Chaplin, «cuya vida en Hollywood contribuye a destruir la fibra moral de América» -como se dijo-. A pesar de que fue llamado a testificar en varias ocasiones, él nunca se presentó y fue acusado por una asociación reaccionaria por escribirle una carta al pintor Pablo Picasso, también comunista.
Un senador estadounidense dijo que «el comportamiento de Chaplin se aproximaba peligrosamente a la traición». El 17 de septiembre de 1952 el Fiscal General de Estados Unidos dio instrucciones para retener al actor y a parte de su familia cuando viajaban en el RMS Queen Elizabeth para asistir al estreno de Candilejas en Europa y de esa forma, debatir si debía ser expulsado. Allí lo denunciaron de «pertenecer al Partido Comunista, así como de graves delitos contra la moralidad y de formular declaraciones que demuestran una actitud hostil y de menosprecio hacia el país gracias a cuya hospitalidad se ha enriquecido».
Finalmente, adquirió una mansión en Corsier-sur, Vevey, en Suiza, donde residió desde 1953 hasta su muerte. Su esposa, Oona, viajó a Estados Unidos para rematar los bienes de su esposo y coincidiendo con su 64º cumpleaños, Chaplin se trasladó a Ginebra y le hizo entrega al cónsul norteamericano de su permiso de retorno a Estados Unidos, demostrando su intención de no querer volver a ingresar en ese país, a pesar de que luego arribó para recibir un premio por su trayectoria.

Compositor
Chaplin redactó variadas partituras y canciones para sus películas, a pesar de que no fue reconocido por llevar a cabo ese trabajo. El tema «Sonrisa», que compuso para Tiempos modernos, fue muy popular en Reino Unido cuando fue interpretado por Nat King Cole en 1954.[54] Sus canciones, incluso, fueron cantadas por prestigiosos músicos como Michael Jackson o el mexicano José José. En la década de 1960, Petula Clark interpretó «Esta es mi canción», la cual había sido escrita para Una condesa de Hong Kong.
            «Me doy cuenta de que el tiempo y las circunstancias me han favorecido. He sido "mimado" por el afecto del mundo, amado y odiado. Sí, el mundo me ha dado lo mejor de él y poco de lo peor que contiene.»
Charles Chaplin.
En 1972 obtuvo un premio Óscar como Mejor Música Original por Candilejas, el cual compartió con Raymon Rasch y Larry Russell. Su sobrino, Spencer Dryden, fue baterista del Salón de la Fama del Rock.

Últimos años
Entre mayo y julio de 1956, en Inglaterra, dirigió la filmación de Un rey en Nueva York. Durante el rodaje fue nombrado miembro de la British Film Academy de Londres. Para esa película, produjo, diseñó los guiones, actuó y dirigió. En 1958 comenzó a escribir su autobiografía y la Cinemateca de Bruselas pidió a 150 historiados de todo el mundo una lista de los mejores filmes de la historia del cine: Chaplin resultó ser el director más votado por La quimera del oro.
El gobierno cubano le organizó un homenaje designando con su nombre a la sala cinematográfica más relevante de La Habana. El reconocido documentalista Joris Ivens le dedicó su filme Carnet de viaje, realizado también en Cuba. En 1962 fue nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad de Oxford, en Inglaterra. En 1964 anunció la aparición de sus memorias y en 1965, comenzó a dirigir Una condesa de Hong Kong, con Sophia Loren y Marlon Brando, estrenada en 1966.
En 1969, con motivo de su 80º cumpleaños, tres historiadores de su obra (Maurice Bessy, Pierre Leprohon y Marcel Martin) le otorgaron una carta abierta, en la que le pidieron que reeditara sus filmes permitiendo así que sus películas sean conocidas por las nuevas generaciones. En 1972, regresó a Estados Unidos y la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood le rindió un homenaje y le otorgó el premio Óscar Honorífico durante una celebración llevada a cabo en el Pavillion Dorothy Chandler del Music Center de Los Ángeles el 16 de abril de aquel año, día en que cumplía 83 años.
En 1973 se impuso una bomba en la sala Arlechino en Nápoles, donde se exhibía El gran dictador. Entre 1969 y 1976, Chaplin utilizó composiciones musicales y partituras usadas en sus películas, para reeditarlas en otras como La clase ociosa (1971), Día de paga (1972), Un día de placer (1973) o Charlot al sol (1974). También colaboró para El circo (1969) y El niño (1971). En 1974 se celebró en distintas partes del mundo su octogésimo quinto cumpleaños y se repuso en Buenos Aires, Tiempos modernos. En febrero de 1975 se difundió la noticia de su nuevo filme: La rareza, que trata la historia de una mujer sudamericana dotada de alas y capaz de volar.
El 2 de marzo de 1975 Isabel II del Reino Unido lo nombró Sir otorgándole la Orden del Imperio Británico. Chaplin, ya debilitado, recibió la distinción en silla de ruedas debido a que no podía moverse con demasiada facilidad. En 1976 se repusieron algunas de sus películas poco recordadas y se montaron ciclos sobre su extensa filmografía. Su último trabajo fue Una mujer de París, que se concretó en 1976.

Fallecimiento
La salud del anciano actor comenzó a disminuir desde mediados de la década de 1960, cuando finalizó la filmación de Una condesa de Hong Kong y posteriormente, se le diagnosticó demencia senil (posiblemente relacionado a los problemas mentales de su madre), una enfermedad degenerativa que le causó diversas complicaciones visuales, motoras y de comunicación; también padecía asma. En sus últimos años, solía pasear con su esposa por las calles de Vevey en silla de ruedas y con un bastón sobre su mano, tal cual lo demostró la revista Gente en noviembre de 1977, cuando se realizó un informe titulado: «Chaplin hoy, a los 88 años». En septiembre de ese año presenció un espectáculo circense, conformándose así su anteúltima aparición pública.
Falleció el 25 de diciembre de 1977 a los 88 años en su residencia Manoir de Ban, mientras dormía, a las 4 h (hora de Suiza). Se realizó una ceremonia íntima y fue inhumado en el cementerio del cantón de Vaud. Casualmente, su hija recordó en varias entrevistas que a su padre jamás le había agradado la Navidad. El 1 de marzo de 1978 su cadáver fue robado por un pequeño grupo de mecánicos polacos con el objetivo de extorsionar a su familia. Sin embargo, su plan fracasó, los ladrones fueron capturados y sus restos fueron recuperados once semanas después, el 17 de mayo, cerca del lago Lemán. Su cuerpo fue nuevamente sepultado, pero esta vez bajo 1,8 metros de hormigón para evitar otros asaltos. En 1981 el Consejo de Administración de Londres erigió una estatua de tamaño natural de Chaplin en Walworth, donde pasó sus primeros años de vida.

Valoración e influencia
Hasta la actualidad, es considerado una de las figuras del espectáculo más representativas del cine mudo y fue relacionado con cómicos como Buster Keaton o los hermanos Marx. Entre 1917 a 1918 el actor Billy West hizo una veintena de películas imitando al personaje de Chaplin. También ha sido caracterizado en diversas series de dibujos animados y en 1985, fue honrado con su imagen en sellos de correo en Reino Unido. La crítica expresó que había alcanzado «un nivel de expresión dramática que nunca fue superado».
Además de que se comerciasen distintos productos con la imagen de Chaplin, la IBM diseñó en la década de 1980 comerciales con un imitador del cómico. En 1992 Richard Attenborough coordinó un filme sobre su biografía, la cual recibió un premio BAFTA. El director John Woo, por su parte, dirigió una película en la que parodió a El circo. En 2001 el comediante británico Eddie Izzard interpretó al actor en un filme sobre la muerte aún sin resolver del productor Tomas H. Ince durante un partido de fútbol, en el cual Chaplin era un invitado. El diario Página/12, de Argentina, publicó: «Él excede la dimensión de este personaje y su vigencia a través del tiempo debe explicarse además, por su amplia temática que confirma muchas características de su cine. La principal de ellas es su obstinada contemporaneidad. Casi sin excepción, ha encontrado en las contradicciones de su siglo el más apasionado material dramático.»
A lo largo de su vida y después de su muerte se han publicado libros sobre su biografía, destacándose Chaplin: todo sobre un mito, de Homero Alsina Thevenet; Charlie Chaplin, de 2002; Charles S. Chaplin: su arte y su poesía; o Las hormigas de Charlot Chaplin, redactado por Pacho O'Donnell. El prestigioso director italiano Pier Paolo Pasolini era seguidor de sus películas y en su filme Los cuentos de Canterbury, el personaje de Ninetto Davoli es una especie de recreación del vagabundo. Una de las hijas del fallecido actor, Josephine Chaplin también trabajó en la película.
En 1999 el American Film Institute lo definió como «el décimo actor más célebre de todos los tiempos». En 2008, el escritor Martin Sieff en su libro Chaplin: una vida, redactó: «Chaplin no era solo un grande, era gigantesco». George Bernard Shaw lo llamó «El único genio de la industria del cine.» También se le destacó al actor que halla realizado humor durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, la Gran Depresión y el período dictatorial de Adolf Hitler, ya que dio entretenimiento a una gran cantidad de personas. En 2005 su sombrero y su bastón fueron subastados por la casa de remates Bonhams por 300.000 dólares.
Fuente: Wikipedia

Malestar en la Federación Agraria por la protesta de la Mesa de Enlace

Aunque la medida sirvió para ganar protagonismo en los medios gráficos y en los noticieros, Buzzi está preocupado porque varios directivos opinan que se trata de un lockout ruralista por el libre mercado. La presión de sus pares.
  En las oficinas de la Federación Agraria Argentina (FAA), la entidad más compleja de la Mesa de Enlace hay por estas horas, un zumbido, un malestar, una mueca de enojo sostenida. Una inquietud que va a contramano de los últimos sucesos: el regreso a las primeras planas de los diarios, a los primeros títulos de los noticieros y a los rotativos del aire. Eduardo Buzzi, el presidente, de nuevo en las carreteras con Mario Llambías y Hugo Biolcati, debe estar preocupado. No son pocos los directivos que están en desacuerdo con lo que pasó y con lo que está pasando y que cuestionan el modo en que se decidió empujar un nuevo conflicto. No son pocos los que, pidiendo reserva de su nombre, admiten: “Esto es un paro ruralista por el libre mercado. Es claramente político.”
El origen del enojo tiene fecha: 12 de enero de 2011. Ese día, la cúpula de las entidades tenía pautada una entrevista con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez. El funcionario les ofreció la apertura inmediata del saldo de cupos de exportación para trigo. El problema central es que los exportadores y los molinos les están pagando a los productores 200 pesos menos por tonelada del precio, conocido como FAS teórico, el mismo que se comprometen a pagar con el gobierno el mismo que, en líneas generales, nunca terminan pagando.

PROPUESTAS Y RAZONES. La excusa que esgrimen los exportadores es, justamente, que no tienen cupos de exportación. La medida, entonces, podía ayudar a resolver el problema. En la Federación Agraria ya conocían cuál iba a ser la propuesta oficial. Con ese dato, la Comisión de Acción Gremial, compuesta por los diez dirigentes de mayor peso de la FAA, discutió largo y tendido qué hacer. Se puso sobre la mesa que la entidad supo conseguir en los últimos meses, a través de un diálogo eficaz con Domínguez, subsidios, créditos e influencia en algunos de los planes y programas del ministerio. Algunos directivos de la FAA subrayaron los acuerdos a los que habían llegado, después de mucho trajinar: “No romper ni fortalecer la Mesa de Enlace, simplemente dejar que se extinga.” La decisión consensuada fue no ir al paro.
Sin embargo, esa misma tarde, desde Buenos Aires, Eduardo Buzzi y los vicepresidentes Julio Currás y Omar Barchetta, más Omar Príncipe, decidieron darle un giro de 180 grados al mandato que traían desde Rosario. Se dieron vuelta. Los otros seis integrantes de la Comisión de Acción Gremial se enteraron por la televisión que, otra vez, resurgía de sus cenizas, al menos por un rato, la famosa comisión que los juntó en 2008 con la Sociedad Rural Argentina, con Confederaciones Rurales Argentinas y con Coninagro.

ALGUNAS PISTAS. Y es difícil determinar por qué, aunque pistas no faltan. La explicación de los dirigentes federados fue que, según un análisis de la Bolsa de Comercio, la liberación para exportar de 3 millones de toneladas, en rigor, sólo iban a representar menos de 1 millón de  toneladas para el productor. Una se correspondía con lo que ya tenían acopiado las exportadoras. Otra, con una especie de trigo de alta calidad que no sale de las tierras chacareras sino de las grandes empresas con gran ingeniería financiera (más conocidas como pools de siembra). Lo que sobraba, eso sí, iba a poder ser vendido por los pequeños y medianos empresarios rurales a molinos y multinacionales exportadoras.
Hay, sin embargo, otros dos factores de peso. En la Federación Agraria, una entidad casi centenaria que surgió con una revuelta de arrendatarios, conviven hoy, tras el auge de los precios internacionales y la tremenda valorización de la tierra, un productor pequeño que sabe apreciar lo que pudo conseguir por haber abierto el diálogo con el gobierno; y otro productor mediano, enriquecido, con más espalda económica, que guarda aún hoy un gran resentimiento con el gobierno nacional, una intransigencia similar a la que muestran los líderes más conservadores del ruralismo.  
El último factor, pero no el menos importante, recae sobre la espalda de Eduardo Buzzi. El presidente de FAA no pudo, como ha ocurrido otras veces, asumir la idea de que sus pares, si no se sumaban a la medida de fuerza, iban a denunciar con insistencia un supuesto pacto suyo con el gobierno nacional. Buzzi decidió entonces volver a los viejos tiempos. Consiguió, como contrapartida, una nueva estadía en las tardes, mañanas y noches de los millones de argentinos que consumen noticias como pan. Eso le sirvió  para olvidar, al menos por unos días, que él dice no creer en el libre comercio, que su entidad tiene un programa que apuesta a una fuerte regulación estatal y que desprecia a Llambías y a Biolcati, sus socios de correrías.
Mañana termina el cese de comercialización de granos y oleaginosas decretado por la Mesa de Enlace y Buzzi volverá a su rutina en la Federación Agraria Argentina. Hay cosas, parece, que ya no serán como antes.
Tiempo Argentino

Olimpia uno de los grandes del basquet cañadense

Recorte de Estrella donde vemos las caricaturas de Motita Páez y Napoleón Santamaría


Quizás por culpa de la Liga Nacional de Basquet nuestro país asocia a Cañada de Gómez con Sport Club Cañadense. Pero nuestra liga local y provincial tiene mucho más de 70 años de rica historia, y durante sus comienzos el Club Deportivo Olimpia fue uno de los primeros imbatibles de esos tiempos.
Con su cancha al aire libre, por calle Rivadavia, su playón fue testigo de grandes encuentro contra los rivales de entonces. Un partido entre Olimpia y Tic Tac o entre Sport y Olimpia era considerado de alto riesgo por la rivalidad que ya existía entre esas entidades.
Hoy les comentaré una parte de este delicioso cuento que es la vida del baloncesto en la región. Allá por el año 1955 existía una revista deportiva llamada Atlante y cuya administración se encontraba en las calles Moreno y Eva Perón (hoy Ocampo). El 17 de junio de ese mismo año, meses antes del Golpe de Estado que derrocara al Gral. Perón del gobierno, Cañada de Gómez se llamaba Ciudad Evita y en la edición nº 5 de ese periodico deportivo informaban del título obtenido por Club Deportivo Olimpia en la 2ª División.
Quiero aclararle que 2ª División no es lo que pensamos hoy, en esos años esa divisional era la categoría anterior a la 1ª División, una especie de campeonato de reservas para compararlo con el fútbol.
En la misma noche jugaron los partidos semifinales y la final en la cancha de Olimpia, primero se enfrentaron Tic Tac y el equipo local ganando estos 37 a 34. A continuación se enfrentaron Sport Club y Sarmiento, ganando cómodamente los "Celestes" 29 a 18 y según cuenta la crónica "este encuentro fue de acciones muy enredadas y con algunas brusquedades empleadas por algunos jugadores de ambos equipos, favorecidos por la opaca labor cumplida por el árbitro Sr. Cuello."
El cierre de la jornada tuvo como protagonistas a Olimpia y Sport ganando la final el primero de ellos 46 a 35. El árbitro del partido fue el Sr. Tomassini y los equipos salieron de la siguiente manera:
Olimpia: Sayas, Etcheverry, Sayas, Salas, Orellano, Santamaria, Zadra, Pola, Álvarez, Casalegno y Córdoba.
Sport Club: Balestieri, Almeida, Formenti, Zoff, Di Tomaso, Moncada y Varni

Cosas curiosas:
Héctor Santamaria jugo para Olimpia, club en el que se inició para posteriormente pasar a su eterno rival el Sport Club. En ese partido "Napoleón" fue el goleador con 12 puntos.
En ese partido jugaron padres de algunos futuros jugadores, técnicos y árbitros de la actualidad, una pasión que como marca la crónica se hereda.
Los jueces solían ser los entrenadores o jugadores de los clubes de la liga.

Pablo Di Tomaso

El XVIII brumario de la oligarquía argentina

Año complicado para los nostálgicos. Porque no encuentran una fuerza política que exprese un proyecto autoritario y porque no tienen ningún sector que pueda ser la punta de lanza de un modelo retrógrado capaz de ser impuesto a la fuerza.
  Carlos Marx tuvo una notable definición para calificar al sobrino de Napoleón Bonaparte, llamado Carlos Luis, quien se hizo coronar emperador de Francia con el pomposo nombre de Napoleón III, cuando todavía muchos campesinos galos creían que se trataba de su ilustre tío, muerto tres décadas atrás. Marx dijo que la historia solía repetirse, “primero como tragedia y luego como farsa”. Es tan gráfica la imagen que la mayoría suele desdeñar el verdadero trasfondo de esa frase, escrita en el imperdible libro El XVIII brumario de Luis Bonaparte. El ensayo refiere al momento en que Napoleón se había hecho coronar emperador. Un 18 de brumario del año VIII (el 9 de noviembre de 1799, regía entonces el calendario republicano establecido por la Revolución Francesa), Napoleón entró en París al frente de sus tropas, recién llegado de Egipto. Las guerras con las monarquías europeas y las peleas entre jacobinos y girondinos habían desgastado completamente al gobierno. Surgía entonces un consulado con tres nombres pero que tenía el sello del poder de Napoleón. El historiador francés Max Gallo describe de manera impactante el recibimiento del pueblo parisino a los soldados de Bonaparte: eran el ejército de la revolución, el que –según Marx– había paseado en la punta de sus bayonetas el espíritu de una nueva burguesía que rompía los regímenes absolutistas basados en los privilegios heredados del feudalismo. La plebe urbana, los primeros proletarios de los talleres, los campesinos y los intelectuales apoyaban fervorosamente al pequeño artillero corso, erigido como el líder de un complejísimo cambio histórico. Un cambio que empezaba a darle espacio protagónico a distintos sectores burgueses agrarios, manufactureros, comerciantes y financistas. Aquel XVIII Brumario fue el prólogo de la coronación de Bonaparte como emperador cinco años después. La pretensión del ambicioso Bonaparte era gobernar para todos los sectores de esa nueva burguesía y evitar que las rencillas políticas o los diferentes intereses sectoriales terminaran debilitando el cambio. La expansión napoleónica hizo temblar a los viejos imperios que, coaligados, lograron derrotarlo años después en Waterloo. La restauración monárquica no pudo detener la historia. Una segunda república emergió en Francia después de la gran crisis europea de 1848, cuando el hambre y las pestes diezmaron a los pueblos. Las imágenes más conocidas de las protestas populares en Francia se las debemos a quienes llevaron la genial obra de Víctor Hugo al cine y a la comedia musical. Las barricadas del frío invierno de 1848, donde peleaban chicos de la calle (les petits gamins), quedaron como un emblema de la resistencia al atropello. De allí surgieron los cambios que permitieron el sufragio universal masculino que terminó con Luis Bonaparte como presidente. Años después, como si se tratara de una réplica de la historia de Napoleón, su sobrino fue la cara visible (o el nombre emblemático) de un golpe de Estado que instauró el segundo imperio. De esa historia se ocupó el interesante ensayo de Marx que comienza así: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa. Caussidière por Dantón, Luis Blanc por Robespierre, la Montaña de 1848 a 1851 por la Montaña de 1793 a 1795, el sobrino por el tío. ¡Y a la misma caricatura en las circunstancias que acompañan a la segunda edición del Dieciocho Brumario!” Marx da cuenta de la brutal represión “burguesa” de los levantamientos “proletarios” de esos años, y también refiere cómo el nuevo poder, la burguesía, va mutando de formas republicanas a otras absolutistas. Analiza también un tema apasionante: cómo cada sector político expresa y representa a sectores diferentes de ese nuevo orden burgués. Cuando las revueltas amenazaron el poder, los sectores dominantes dejaron de lado sus diferencias. Dice Marx: “Durante las jornadas de junio (de 1848), todas las clases y todos los partidos se habían unido en un partido del orden frente a la clase proletaria, como partido de la anarquía, del socialismo, del comunismo. Habían ‘salvado’ a la sociedad de los enemigos de la sociedad.”

EL PARO AGRARIO Y LA FARSA OLIGÁRQUICA. El 17 de enero de 1976, 35 años atrás, Jorge Aguado, presidente de la Carbap (Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa) encabezó el llamamiento a lo que fue la antesala del sangriento golpe de marzo. Una serie de entidades patronales decidieron lanzar un lockout el 12 de febrero, que fue acompañado por solicitadas en los principales medios con el título “por qué paran los empresarios”. Hablaba de “la destrucción de la empresa privada” y de que “todos los argentinos son víctimas de un proceso que conduce inexorablemente a la disgregación y el caos”. Desde ya, apoyaba “a las Fuerzas Armadas y de seguridad que se desangran combatiendo contra la subversión apátrida”. Aguado fue funcionario de la dictadura, por supuesto, y en los anales de la CRA y de la Sociedad Rural no hay ningún atisbo de revisar su protagonismo activo en la dictadura cívico-militar de aquellos años.
Las violentas acciones encabezadas por la Mesa de Enlace en 2008 dejaron una huella muy fuerte en la sociedad argentina y “el paro” de esta semana pretende reeditar algo de aquel intento destituyente. Sin embargo, el mismo diario La Nación de ayer, deja todas las huellas dactilares incrustadas para demostrar que se trata de una farsa.
Bajo el título “La protesta nos parece justa”, el diario de los Mitre toma de protagonista a José Barbieri, productor de la localidad bonaerense de Colón, aclarando que “no es un terrateniente con miles de hectáreas”. Barbieri sembró, esta campaña, como cinco veces menos de hectáreas de trigo y dice que se adhiere al “paro” porque “no hay precio” para ese cereal. El artículo aclara que Barbieri no hizo los trámites para la devolución de las retenciones al trigo “porque eran muchos los requisitos”. Otro productor de Colón, Walter Santacreu, aclara que este año “va a salir hecho” (no que va a perder plata) y respecto de las líneas de crédito del Banco Nación, las descarta: “A mí no me tienen que dar crédito para subsistir sino para crecer”. Gustavo López, también de Colón, aclara que el precio “de la hacienda mejoró”. Por supuesto, la frutilla del postre del artículo es que “los salva la soja”.
Año complicado para los nostálgicos. Porque no encuentran una fuerza política que exprese un proyecto autoritario y porque no tienen ningún sector que pueda ser la punta de lanza de un modelo retrógrado capaz de ser impuesto a la fuerza. Es evidente que el gobierno sacó lecciones de aquel intento destituyente de 2008. La presidenta Cristina Fernández creó el Ministerio de Agricultura y le dio a su titular, Julián Domínguez, un respaldo como para afrontar los reclamos sectoriales con una batería de soluciones, y está en diálogo permanente con los productores y con la propia Mesa de Enlace. Pero también la presidenta puso proa en terminar con la ley agraria de 1980 que derogó el Estatuto del Peón Rural y que fue vivida por las entidades patronales en aquel momento como una revancha histórica. Por eso, este año, será el del regreso de los derechos de los trabajadores rurales y no el de revancha oligárquica.
Y aunque muchas mentes lúcidas de la burguesía argentina no compartan que este sea el año de los peones del campo, deberían sí consignar al menos (y algunos lo hacen) que no es el año de los oligarcas. Porque esa fracción de la burguesía argentina –muy poderosa– no puede usar al Ejército para que pasee sus negocios en la punta de las bayonetas y porque no pueden erigirse en representantes de otras fracciones burguesas como la de los productores: es burdo que La Nación cite a un empresario rural que se niega a hacer trámites para rescatar las retenciones y a otro que no quiere crédito. No sólo son retrógrados esos pensamientos. Son necios esos procederes. Por suerte, para pensar la Argentina hay otros que sí la entienden.

LA RECETA ARGENTINA DE KRUGMAN. Los lectores de La Nación se perdieron la lectura de un interesante artículo del último premio Nobel de Economía que sí publicó El País de Madrid. Bajo el título de “¿Tiene salvación Europa?”, Krugman toma un ejemplo –uno solo– que considera aleccionador para tomar en cuenta en la profunda crisis del Viejo Continente. Es, a pesar de los nostálgicos, el de la Argentina.
“Algunos economistas –dice Krugman–, entre ellos yo mismo, observamos los males de Europa y tenemos la sensación de que hemos visto esta película antes, hace una década en otro continente: concretamente en Argentina. A diferencia de España o Grecia, Argentina nunca renunció a su moneda, pero en 1991 hizo la siguiente mejor cosa posible: vinculó rígidamente su moneda al dólar estadounidense, y creó una “caja de conversión” según la cual cada peso en circulación estaba respaldado por un dólar de las reservas. Durante gran parte de los años noventa, Argentina se vio recompensada con unos tipos de interés mucho más bajos y grandes entradas de capital extranjero. Sin embargo, Argentina acabó cayendo en una persistente recesión y perdió la confianza de los inversores. Hacia principios de 2002, después de airadas manifestaciones y una retirada masiva de los bancos, todo se había ido al garete. El vínculo entre el peso y el dólar se rompió, mientras el valor del peso caía en picada; entretanto, Argentina dejó de pagar sus deudas y terminó pagando sólo unos 35 céntimos por cada dólar. Es difícil evitar la sospecha de que el futuro podría deparar algo similar a una o más de las economías problemáticas de Europa.”
Después de esto, Krugman enuncia los modos que en Europa podrían solucionar su crisis. El primero es “Resistir” que es “tranquilizar a los acreedores mostrando la voluntad suficiente para soportar el dolor y evitar así el impago y la devaluación. Los modelos de conducta en este caso son los países bálticos, Estonia, Lituania y Letonia, que han estado dispuestos a soportar una austeridad fiscal muy dura mientras los salarios se reducen poco a poco”. El segundo es la “Reestructuración de la deuda” y menciona a Grecia e Irlanda, que no pueden afrontar sus compromisos, recortan gastos y suben impuestos. Después viene lo que Krugman llama “La estrategia argentina completa” y que muchos neoliberales deben haber leído con espanto. “Argentina no solamente dejó de pagar su deuda externa; también abandonó su vínculo con el dólar, lo que permitió que el valor del peso cayese más de dos tercios. Y esta devaluación funcionó: a partir de 2003, Argentina experimentó una rápida recuperación económica impulsada por la exportación.”

Fuente:
Eduardo Anguita
Miradas del Sur