Coronel Eugenio Oroño, primer Jefe Político del Departamento Iriondo |
Mientras promediaba la presidencia de Nicolás Avellaneda en
una gestión agobiada por el déficit presupuestario por los pagos de las deudas
públicas, obligando a comienzos del ´75 a crear la Ley de Aduanas que aumentaba
un 40 % los derechos de importación de productos industriales. Se vivía una crisis
financiera causada por los desmanejos financieros del gobierno y por la baja de
los precios de las materias primas en el mercado mundial. Sin embargo apenas se
pudo salir del trance el presidente promulga la Ley de Inmigración y Colonización, conocida como Ley
Avellaneda promoviendo el ingreso de personas que hasta entonces era un proceso
caótico, garantizando a los inmigrantes el alojamiento en el puerto de llegada
y en el punto del interior en que decidieran radicarse, y se les facilitaba
conseguir su primer trabajo. Eso trajo un inminente crecida habitacional en las
colonias agrícolas de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba y provincia de Buenos
Aires. También en este período, entre 1880 y 1886 fue presidente de los
argentinos Julio Argentino Roca, quizás uno de los políticos más
contradictorios de nuestra historia. Bajo el lema Paz y Administración, el
encargado del mayor genocidio contra los aborígenes, daba comienzo a la etapa
conservadora del país. Manteniendo un modelo agroexportador, fue además el
impulsor del laicismo separando a la
Iglesia católica del estado cuando sanciona la ley de
Registro Civil, se realiza el primer Congreso Pedagógico Nacional, sancionando
posteriormente la Ley
1420 de Educación, iniciativa del expresidente Domingo Faustino Sarmiento, por
entonces director del Consejo Nacional de Educación, quien consideraba que la
educación es la principal herramienta democratizante de una sociedad. La ley
estableció la educación primaria obligatoria, gratuita y laica.
El Dr. Simón de Iriondo se preparaba para asumir su segundo
mandato como gobernador de Santa Fe, quién después de haber sido ministro del
Interior de Avellaneda continuó con la fundación de nuevas colonias de
inmigrantes, creó la Sociedad
del Ferrocarril Provincial Oeste Santafesino, apoyó la venta de tierras a
argentinos nativos, no organizados como colonias, y organizó pueblos en los que
éstos centraran su vida económica y social. Muchos de los pueblos del interior
santafesino deben su existencia al empuje de Iriondo. Esa política inmigratoria
benefició enormemente a la Colonia Cañada
de Gómez. Si nos remontamos al Censo de 1869 de un poco más de mil habitantes
apenas unas cincuenta y nueve personas eran inmigrantes de los cuales
veintitrés era alemanes, once chilenos, diez ingleses, seis italianos, cuatro
uruguayos, dos españoles, dos paraguayos y un polaco. Ya entrado la década del
ochenta en el siglo XIX el número de extranjeros se acercaba al de los criollos
nacidos en nuestra patria, donde al finalizar esa centuria el 42% era oriundo
de otros países. El sucesor de Iriondo fue su cuñado, el Pbro. Dr. Manuel María
Zavalla, un sacerdote santafesino quién agobiado por su estado de salud delegó
el mando en su vice el Dr. Cándido Pujato. En ese período transcurrido entre
1882 y 1886 comienza una serie de cambios en la provincia donde nacen las
Comisiones de Fomentos y una nueva división política de la misma. Así fue que
en 1882 se crea en la Colonia
cañadense una subdelegación política a cargo de Mariano Acosta, un hombre
proveniente de la ciudad de Coronda entonces cabecera del Departamento San
Jerónimo. El Juzgado de Paz es ocupado entre 1882 y 1883 por Mariano Rodríguez,
siendo reemplazado hasta 1885 por Adolfo Yonson. Desde 1879 la oficina de
Correos y Telégrafos era dirigida por Liborio Zeballos, un hombre que en 1893
actuara en la revolución radical que próximamente trataremos. El 23 de octubre de 1883, como dijimos
anteriormente, se realiza una nueva división política de la provincia naciendo
así nueve departamentos entre ellos Iriondo siendo su cabecera Cañada de Gómez.
Posteriormente el 15 de diciembre del mismo año es nombrado el Coronel Eugenio
Oroño como Jefe Político a partir del primer día de 1884, fecha en la que
oficialmente es declarado el Pueblo Cañada de Gómez. De Oroño se conocen muchas
atrocidades, un hombre rudo que a través de la violencia quería mantener el
orden. Este Coronel, familiar de quién fuera uno de los gobernadores más
progresistas de la provincia Nicasio Oroño, gozaba además de mucha
consideración en las esferas del poder santafesino. Otro dato a tener en cuenta
de nuestro primer Jefe Político fue su participación en el intento de
derrocamiento hacia Simón de Iriondo por parte de Nicasio Oroño, y donde
Eugenio fue uno de los militares del bando revolucionario. Sobre el espacio que
ocupó la Jefatura Política
se sabe que primero estuvo en la casona que construyó Pedro Reün,
posteriormente se trasladó a una casa ubicada sobre las vías férreas entre
Concepción y Ovidio Lagos, una desaparecida calle de una sola vereda.
En 1882 el italiano nacido en Arzignano, don Antenor
Beltrame funda su Curtiembre, que al comenzar el Siglo XX ya era una de las más
grandes en Sudamérica. No era esa la única empresa instalada, ya en las calles
polvorientas de entonces existían desde la década del 1870 el carpintero Andrés
Holtz, el herrero Federico Kilchenman, el horno de ladrillos de Luís Bianchi,
la fábrica de azúcar y aguardiente de Bergman, posteriormente la fábrica de
cañas de Guillermo Heiland, también se instalaron los primeros molinos a
caballo y a vapor y se instaló la fábrica de bebidas y refrescos de Fortunato
Cerini. En la década siguiente el taller de Urfer y Mayer nace la trilladora
económica y Felipe Ghignatti abre su carpintería.
Entre las instituciones nacidas entre este período, quizás
la de mayor presencia en la historia local no solamente por su permanencia sino
por su aporte social y cultural es la Asociación Italiana
Unión y Benevolencia, por aquel entonces llamada en el italiano original como
Unione e Benevolenza. La misma nació un 2 de junio de 1883 en una reunión de
veinticinco italianos radicados en la ciudad. Quince días después, se aprobó el
estatuto de la sociedad, siendo su primer presidente Eugenio Boschietto
acompañado por Fernando Albasini como vicepresidente; Bautista Nícoli, secretario;
Florencio Varni, prosecretario; Félix Pagani, tesorero; Nicolás Martelli,
Santiago Re, Juan Brussa, Alberto Giacchello, Nicolás Isnardi, Enrique
Manzotti, Aquiles Puricelli y Juan Follia fueron los vocales. El resto de los
impulsores fueron «Martín Boschietto, Saverio Calace, José Baoletti, Antenor
Beltrame, Juan Ceschina, José Ceriani, Bautista Ferrero, Alejandro Pautassi,
Víctor Perrazo, Bautista Sironi, Juan Follia, Angel Frangi, Cipriano Iermoli,
Miguel Manassero, José Mirándola, Aquiles Pamperi, José Ancheri, Luis Crosetti,
Carlos Zanotta y Florencio Varni».[1] En
1884 adquieren los lotes sobre calle Moreno, entre Ballesteros y Rivadavia, y
el 17 de junio del mismo año el Vicecónsul Italiano en Rosario Sr. Palumbo
instaló la piedra fundamental del edificio Salone “XX de Setiembre”,
inaugurándose en 1887. Este salón fue el primer teatro de la ciudad. La vida
parroquial comienza en 1885 con la llegada del primer cura párroco el Fraile
Nicolás Pudignani. Pero es preciso agregar que en 1869, la
familia de Mariano Rodríguez quién fuera presidente comunal en 1893, costeó el
primer oratorio, un pequeño edificio que se encontraba en el mismo lugar donde
se construiría la antigua Iglesia. La piedra fundamental de la misma fue
colocada el 26 de octubre de 1879. En 1881 Andrés Ponisio comenzó la
construcción de la primitiva iglesia de dos torres, erigida frente a la plaza
República, que ocupaba el espacio del actual atrio y fue techada el 15 de
agosto del año siguiente. Según Elías Bértóla era «un gran galpón con su frente
a la plaza y con dos campanarios a falta de uno», la obra finalizó hacia
finales de 1884, días antes de la llegada del flamante párroco. Sobre la
religión en nuestra ciudad, cabe recordar que el primer culto en llevarse en la
misma fue el Evangélico Metodista traído por nuestros primeros habitantes,
siendo su pastor el Rvdo. Tomás Wilkis y que en 1889 habilitaran un pequeño
templo con escuela, sobre el actual edificio hablaremos más adelante.
Quince meses después de reglamentarse la ley que crea el
Pueblo Cañada de Gómez, el 14 de abril de 1885 se conforma la primera Comisión
de Progreso local, con la presencia del Jefe Político Coronel Oroño en
representación del gobierno provincial. En la casa de Enrique James, donde
alguna vez se alojó Julio Argentino Roca, se conformó según los nombres que
digitó el gobernador interino Pujato la Comisión , el primer presidente fue Félix Freyer
quién fue acompañado por Enrique Hansen, Félix Pagani, Guillermo de Altube y el
citado James. Esta gestión comenzó con la ardua tarea del ordenamiento urbano,
preocupados en la higiene y en la salud de los vecinos. Ellos, de sus propios bolsillos,
adquirieron los terrenos para la instalación del Cementerio Municipal. El 26 de
agosto de ese año fue fundada la primera escuela pública de la ciudad, la Escuela Argentina ,
hoy San Martín, bajo la dirección de Modesto Ergueta y Cob. Al tiempo ocupó la
esquina de Rivadavia e Yrigoyen, actual edificio de la escuela Santiago
D´Onofrio y cambia su denominación por escuela Graduada y unos años
posteriores, Superior Alterna, cuando en 1889 se fusiona las Escuelas
Superiores de Varones y Mujeres, siendo designada como directora la Sra. Nicandra
Hurtado. El 17 de mayo de 1886 Santiago Ríos es el nuevo
presidente de la Comisión
de Progreso local acompañado por José Fernández como vicepresidente, Félix
Pagani como tesorero y Luis Gay como secretario. Esta gestión crea el alumbrado
público habilitando el 1º de setiembre del mismo año unos 150 faroles a
kerosene. Meses antes, en julio, se llamó a formar un listado de suscriptores
para la construcción de un puente sobre el arroyo Cañada de Gómez en el camino
para Correa, en el mes de noviembre de solicitó un crédito al Banco Provincial
para mejorar las finanzas pero nadie tenía previsto era la epidemia de cólera
desatada en todo el país hacia finales de 1886. El 10 de noviembre Ríos se
dirige a Enrique James una carta donde manifestaba que se tenía conocimiento de
la invasión de cólera en Rosario y que en una reunión de vecinos realizada dos
días antes se tomaron las primeras medidas de prevención, la primera de ellas
fue la de juntar fondos y que el pueblo designaba a James como tesorero. Se
clausuraron los bares, las casas de tolerancia y se mandó a construir un
lazareto. El 12 de noviembre en una carta enviada al Jefe Político del
Departamento Coronel Oroño, Ríos le manifestó el malestar de los cañadenses por
los impuestos creados y que debían ser rebajados, pero ante la escasez de
fondos con la que contaba la
Comuna , deberían llamar a los morosos para ponerse al día y
acrecentar el tesoro. Además convocó a la ciudadanía a una campaña de limpieza.
El día 15, renuncian Pagani y Fernández como miembros de la Comisión. Ante la crisis, Ríos
solicita a la provincia que reemplacen a los mismos en forma inmediata también
deja al mando de la Comuna
por unos días a Enrique James, quién fue el que convocó a los doctores Marcelino
Soulages, Agneto, Miranda y Alcáceres para que tomen las medidas necesarias
para evitar los contagios. El día 28 de diciembre, el mismo Santiago Ríos nuevamente como Presidente
de la Comisión
de Fomento remitió una carta a Manuel Moreno y cuya dirección según consta en
el copiador de cartas que perteneció a la Comuna , fue a la casa particular del Presidente
Miguel Juárez Celmann. La correspondencia expresaba que
«Recibí tarjeta, precisamos dinero. Anoche ocho defunciones,
cólera y tifus. Hay sesenta enfermos, aumentando manera alarmante. Gobernador
Gálvez estuvo aquí seis horas acompañado Intendente Municipal Rosario,
Inspector General Higiene Sr. Machani, dos médicos doce a quince personas más,
dejando un médico a disposición pueblo. Visitó lazareto. Tenemos malas
condiciones, falta recursos. Allanó dificultades teníamos entre comisiones
dejando cosas su lugar. Dio a Comisión Fomento 800 pesos, 200 para Armstrong,
trajo carpas, desinfectantes. Autorizó Comisión de Fomento crear impuestos
extraordinarios, ofreciendo toda clase elementos así Intendente y Inspector Sr.
Machani. Vamos construir esta semana espacioso lazareto madera. Pueblo decidido
atacar epidemia nos diezma, ayúdenos con todos elementos a su alcance, mucha
miseria. Nombraremos comisión hacendados para dar carne gratis.»[2]
Así finaliza 1886 que había sido marcado por la primera
nevada en el invierno criollo y llega a diciembre con muertos tirados en las
calles cañadenses, que eran levantados por carros y enterrados en fosas
comunes. Se realizaron reuniones populares en los galpones de los vecinos y la
más popular fue la del día de Nochebuena, realizada en el Hotel Universal,
cuando el Gobernador José Gálvez, entregó víveres, medicamentos y con su
presencia los cañadenses sintieron un poco de alivio ante tan tamaña tragedia.
Mientras tanto, en una casona perteneciente a Félix Pagani ubicada en La Plata , hoy Moreno, casi
esquina Lavalle, un puñado de empleados, un par de peones y un sepulturero
mantenían en vida una población destruida por la pobreza y el cólera seguía
esperando ayuda del Estado Nacional, algo que nunca llegó. A decir de Bertola,
en medio de la tragedia una pequeña anécdota cuando manifiesta que «el señor
Andrés Frey que un vecino conocido, y es lástima que ya no recuerde el apellido,
fue llevado para ser enterrado, pero al descargarlo, sea que le hiciera bien el
paseo como haberle pasado una soberana mamurria, se incorporó de pronto y
extrañando el lugar, disparó veloz como una bala de fusil... y cuanto más lo
llamaban más corría... Y tal vez siga corriendo todavía... porque dice Don
Andrés, que no lo vio más...»[3]
[1] El Eco de Iriondo, Cañada
de Gómez, 14 de febrero de 1925. Archivo del Museo Histórico Municipal Elías
Bertola.
[2]Comisión de Fomento de Cañada de Gómez, Libro Copiador
de Cartas, Archivo Museo Histórico Municipal
[3] Apuntes Históricos de Cañada de Gómez, Elías
Bertola, 1923. Reedición año 2013
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