LA CAÑADA DE LOS GÓMEZ 1877- 1886

Coronel Eugenio Oroño, primer Jefe Político del Departamento Iriondo



Mientras promediaba la presidencia de Nicolás Avellaneda en una gestión agobiada por el déficit presupuestario por los pagos de las deudas públicas, obligando a comienzos del ´75 a crear la Ley de Aduanas que aumentaba un 40 % los derechos de importación de productos industriales. Se vivía una crisis financiera causada por los desmanejos financieros del gobierno y por la baja de los precios de las materias primas en el mercado mundial. Sin embargo apenas se pudo salir del trance el presidente promulga la Ley de Inmigración y Colonización, conocida como Ley Avellaneda promoviendo el ingreso de personas que hasta entonces era un proceso caótico, garantizando a los inmigrantes el alojamiento en el puerto de llegada y en el punto del interior en que decidieran radicarse, y se les facilitaba conseguir su primer trabajo. Eso trajo un inminente crecida habitacional en las colonias agrícolas de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba y provincia de Buenos Aires. También en este período, entre 1880 y 1886 fue presidente de los argentinos Julio Argentino Roca, quizás uno de los políticos más contradictorios de nuestra historia. Bajo el lema Paz y Administración, el encargado del mayor genocidio contra los aborígenes, daba comienzo a la etapa conservadora del país. Manteniendo un modelo agroexportador, fue además el impulsor del laicismo separando a la Iglesia católica del estado cuando sanciona la ley de Registro Civil, se realiza el primer Congreso Pedagógico Nacional, sancionando posteriormente la Ley 1420 de Educación, iniciativa del expresidente Domingo Faustino Sarmiento, por entonces director del Consejo Nacional de Educación, quien consideraba que la educación es la principal herramienta democratizante de una sociedad. La ley estableció la educación primaria obligatoria, gratuita y laica.


El Dr. Simón de Iriondo se preparaba para asumir su segundo mandato como gobernador de Santa Fe, quién después de haber sido ministro del Interior de Avellaneda continuó con la fundación de nuevas colonias de inmigrantes, creó la Sociedad del Ferrocarril Provincial Oeste Santafesino, apoyó la venta de tierras a argentinos nativos, no organizados como colonias, y organizó pueblos en los que éstos centraran su vida económica y social. Muchos de los pueblos del interior santafesino deben su existencia al empuje de Iriondo. Esa política inmigratoria benefició enormemente a la Colonia Cañada de Gómez. Si nos remontamos al Censo de 1869 de un poco más de mil habitantes apenas unas cincuenta y nueve personas eran inmigrantes de los cuales veintitrés era alemanes, once chilenos, diez ingleses, seis italianos, cuatro uruguayos, dos españoles, dos paraguayos y un polaco. Ya entrado la década del ochenta en el siglo XIX el número de extranjeros se acercaba al de los criollos nacidos en nuestra patria, donde al finalizar esa centuria el 42% era oriundo de otros países. El sucesor de Iriondo fue su cuñado, el Pbro. Dr. Manuel María Zavalla, un sacerdote santafesino quién agobiado por su estado de salud delegó el mando en su vice el Dr. Cándido Pujato. En ese período transcurrido entre 1882 y 1886 comienza una serie de cambios en la provincia donde nacen las Comisiones de Fomentos y una nueva división política de la misma. Así fue que en 1882 se crea en la Colonia cañadense una subdelegación política a cargo de Mariano Acosta, un hombre proveniente de la ciudad de Coronda entonces cabecera del Departamento San Jerónimo. El Juzgado de Paz es ocupado entre 1882 y 1883 por Mariano Rodríguez, siendo reemplazado hasta 1885 por Adolfo Yonson. Desde 1879 la oficina de Correos y Telégrafos era dirigida por Liborio Zeballos, un hombre que en 1893 actuara en la revolución radical que próximamente trataremos.  El 23 de octubre de 1883, como dijimos anteriormente, se realiza una nueva división política de la provincia naciendo así nueve departamentos entre ellos Iriondo siendo su cabecera Cañada de Gómez. Posteriormente el 15 de diciembre del mismo año es nombrado el Coronel Eugenio Oroño como Jefe Político a partir del primer día de 1884, fecha en la que oficialmente es declarado el Pueblo Cañada de Gómez. De Oroño se conocen muchas atrocidades, un hombre rudo que a través de la violencia quería mantener el orden. Este Coronel, familiar de quién fuera uno de los gobernadores más progresistas de la provincia Nicasio Oroño, gozaba además de mucha consideración en las esferas del poder santafesino. Otro dato a tener en cuenta de nuestro primer Jefe Político fue su participación en el intento de derrocamiento hacia Simón de Iriondo por parte de Nicasio Oroño, y donde Eugenio fue uno de los militares del bando revolucionario. Sobre el espacio que ocupó la Jefatura Política se sabe que primero estuvo en la casona que construyó Pedro Reün, posteriormente se trasladó a una casa ubicada sobre las vías férreas entre Concepción y Ovidio Lagos, una desaparecida calle de una sola vereda.

En 1882 el italiano nacido en Arzignano, don Antenor Beltrame funda su Curtiembre, que al comenzar el Siglo XX ya era una de las más grandes en Sudamérica. No era esa la única empresa instalada, ya en las calles polvorientas de entonces existían desde la década del 1870 el carpintero Andrés Holtz, el herrero Federico Kilchenman, el horno de ladrillos de Luís Bianchi, la fábrica de azúcar y aguardiente de Bergman, posteriormente la fábrica de cañas de Guillermo Heiland, también se instalaron los primeros molinos a caballo y a vapor y se instaló la fábrica de bebidas y refrescos de Fortunato Cerini. En la década siguiente el taller de Urfer y Mayer nace la trilladora económica y Felipe Ghignatti abre su carpintería.

Entre las instituciones nacidas entre este período, quizás la de mayor presencia en la historia local no solamente por su permanencia sino por su aporte social y cultural es la Asociación Italiana Unión y Benevolencia, por aquel entonces llamada en el italiano original como Unione e Benevolenza. La misma nació un 2 de junio de 1883 en una reunión de veinticinco italianos radicados en la ciudad. Quince días después, se aprobó el estatuto de la sociedad, siendo su primer presidente Eugenio Boschietto acompañado por Fernando Albasini como vicepresidente; Bautista Nícoli, secretario; Florencio Varni, prosecretario; Félix Pagani, tesorero; Nicolás Martelli, Santiago Re, Juan Brussa, Alberto Giacchello, Nicolás Isnardi, Enrique Manzotti, Aquiles Puricelli y Juan Follia fueron los vocales. El resto de los impulsores fueron «Martín Boschietto, Saverio Calace, José Baoletti, Antenor Beltrame, Juan Ceschina, José Ceriani, Bautista Ferrero, Alejandro Pautassi, Víctor Perrazo, Bautista Sironi, Juan Follia, Angel Frangi, Cipriano Iermoli, Miguel Manassero, José Mirándola, Aquiles Pamperi, José Ancheri, Luis Crosetti, Carlos Zanotta y Florencio Varni».[1] En 1884 adquieren los lotes sobre calle Moreno, entre Ballesteros y Rivadavia, y el 17 de junio del mismo año el Vicecónsul Italiano en Rosario Sr. Palumbo instaló la piedra fundamental del edificio Salone “XX de Setiembre”, inaugurándose en 1887. Este salón fue el primer teatro de la ciudad. La vida parroquial comienza en 1885 con la llegada del primer cura párroco el Fraile Nicolás Pudignani. Pero es preciso agregar que en 1869, la familia de Mariano Rodríguez quién fuera presidente comunal en 1893, costeó el primer oratorio, un pequeño edificio que se encontraba en el mismo lugar donde se construiría la antigua Iglesia. La piedra fundamental de la misma fue colocada el 26 de octubre de 1879. En 1881 Andrés Ponisio comenzó la construcción de la primitiva iglesia de dos torres, erigida frente a la plaza República, que ocupaba el espacio del actual atrio y fue techada el 15 de agosto del año siguiente. Según Elías Bértóla era «un gran galpón con su frente a la plaza y con dos campanarios a falta de uno», la obra finalizó hacia finales de 1884, días antes de la llegada del flamante párroco. Sobre la religión en nuestra ciudad, cabe recordar que el primer culto en llevarse en la misma fue el Evangélico Metodista traído por nuestros primeros habitantes, siendo su pastor el Rvdo. Tomás Wilkis y que en 1889 habilitaran un pequeño templo con escuela, sobre el actual edificio hablaremos más adelante.

Quince meses después de reglamentarse la ley que crea el Pueblo Cañada de Gómez, el 14 de abril de 1885 se conforma la primera Comisión de Progreso local, con la presencia del Jefe Político Coronel Oroño en representación del gobierno provincial. En la casa de Enrique James, donde alguna vez se alojó Julio Argentino Roca, se conformó según los nombres que digitó el gobernador interino Pujato la Comisión, el primer presidente fue Félix Freyer quién fue acompañado por Enrique Hansen, Félix Pagani, Guillermo de Altube y el citado James. Esta gestión comenzó con la ardua tarea del ordenamiento urbano, preocupados en la higiene y en la salud de los vecinos. Ellos, de sus propios bolsillos, adquirieron los terrenos para la instalación del Cementerio Municipal. El 26 de agosto de ese año fue fundada la primera escuela pública de la ciudad, la Escuela Argentina, hoy San Martín, bajo la dirección de Modesto Ergueta y Cob. Al tiempo ocupó la esquina de Rivadavia e Yrigoyen, actual edificio de la escuela Santiago D´Onofrio y cambia su denominación por escuela Graduada y unos años posteriores, Superior Alterna, cuando en 1889 se fusiona las Escuelas Superiores de Varones y Mujeres, siendo designada como directora la Sra. Nicandra Hurtado. El 17 de mayo de 1886 Santiago Ríos es el nuevo presidente de la Comisión de Progreso local acompañado por José Fernández como vicepresidente, Félix Pagani como tesorero y Luis Gay como secretario. Esta gestión crea el alumbrado público habilitando el 1º de setiembre del mismo año unos 150 faroles a kerosene. Meses antes, en julio, se llamó a formar un listado de suscriptores para la construcción de un puente sobre el arroyo Cañada de Gómez en el camino para Correa, en el mes de noviembre de solicitó un crédito al Banco Provincial para mejorar las finanzas pero nadie tenía previsto era la epidemia de cólera desatada en todo el país hacia finales de 1886. El 10 de noviembre Ríos se dirige a Enrique James una carta donde manifestaba que se tenía conocimiento de la invasión de cólera en Rosario y que en una reunión de vecinos realizada dos días antes se tomaron las primeras medidas de prevención, la primera de ellas fue la de juntar fondos y que el pueblo designaba a James como tesorero. Se clausuraron los bares, las casas de tolerancia y se mandó a construir un lazareto. El 12 de noviembre en una carta enviada al Jefe Político del Departamento Coronel Oroño, Ríos le manifestó el malestar de los cañadenses por los impuestos creados y que debían ser rebajados, pero ante la escasez de fondos con la que contaba la Comuna, deberían llamar a los morosos para ponerse al día y acrecentar el tesoro. Además convocó a la ciudadanía a una campaña de limpieza. El día 15, renuncian Pagani y Fernández como miembros de la Comisión. Ante la crisis, Ríos solicita a la provincia que reemplacen a los mismos en forma inmediata también deja al mando de la Comuna por unos días a Enrique James, quién fue el que convocó a los doctores Marcelino Soulages, Agneto, Miranda y Alcáceres para que tomen las medidas necesarias para evitar los contagios. El día 28 de diciembre, el mismo Santiago Ríos nuevamente como Presidente de la Comisión de Fomento remitió una carta a Manuel Moreno y cuya dirección según consta en el copiador de cartas que perteneció a la Comuna, fue a la casa particular del Presidente Miguel Juárez Celmann. La correspondencia  expresaba que

«Recibí tarjeta, precisamos dinero. Anoche ocho defunciones, cólera y tifus. Hay sesenta enfermos, aumentando manera alarmante. Gobernador Gálvez estuvo aquí seis horas acompañado Intendente Municipal Rosario, Inspector General Higiene Sr. Machani, dos médicos doce a quince personas más, dejando un médico a disposición pueblo. Visitó lazareto. Tenemos malas condiciones, falta recursos. Allanó dificultades teníamos entre comisiones dejando cosas su lugar. Dio a Comisión Fomento 800 pesos, 200 para Armstrong, trajo carpas, desinfectantes. Autorizó Comisión de Fomento crear impuestos extraordinarios, ofreciendo toda clase elementos así Intendente y Inspector Sr. Machani. Vamos construir esta semana espacioso lazareto madera. Pueblo decidido atacar epidemia nos diezma, ayúdenos con todos elementos a su alcance, mucha miseria. Nombraremos comisión hacendados para dar carne gratis.»[2]

Así finaliza 1886 que había sido marcado por la primera nevada en el invierno criollo y llega a diciembre con muertos tirados en las calles cañadenses, que eran levantados por carros y enterrados en fosas comunes. Se realizaron reuniones populares en los galpones de los vecinos y la más popular fue la del día de Nochebuena, realizada en el Hotel Universal, cuando el Gobernador José Gálvez, entregó víveres, medicamentos y con su presencia los cañadenses sintieron un poco de alivio ante tan tamaña tragedia. Mientras tanto, en una casona perteneciente a Félix Pagani ubicada en La Plata, hoy Moreno, casi esquina Lavalle, un puñado de empleados, un par de peones y un sepulturero mantenían en vida una población destruida por la pobreza y el cólera seguía esperando ayuda del Estado Nacional, algo que nunca llegó. A decir de Bertola, en medio de la tragedia una pequeña anécdota cuando manifiesta que «el señor Andrés Frey que un vecino conocido, y es lástima que ya no recuerde el apellido, fue llevado para ser enterrado, pero al descargarlo, sea que le hiciera bien el paseo como haberle pasado una soberana mamurria, se incorporó de pronto y extrañando el lugar, disparó veloz como una bala de fusil... y cuanto más lo llamaban más corría... Y tal vez siga corriendo todavía... porque dice Don Andrés, que no lo vio más...»[3]


[1] El Eco de Iriondo, Cañada de Gómez, 14 de febrero de 1925. Archivo del Museo Histórico Municipal Elías Bertola.
[2]Comisión de Fomento de Cañada de Gómez, Libro Copiador de Cartas, Archivo Museo Histórico Municipal
[3] Apuntes Históricos de Cañada de Gómez, Elías Bertola, 1923. Reedición año 2013

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